Helmuth nació en Leipzig el
13 de agosto de 1736 y pasó toda la primera parte de su vida sin interesarse
por nada. La nada se cernía sobre su futuro. A los 22 años se enamoró de
Agneta, a quien le aseguró que sería capaz de hacer cualquier cosa para que fuera
su esposa. Ella, para quitárselo de encima, le exigió que se convirtiera en un
hombre muy sabio. Entonces Helmuth abandonó su Nada para buscarlo Todo. Se
alejó -entonces- del mundo cotidiano para instruirse en varias disciplinas, en
diversos lugares y con diferentes maestros. Después de largos años de estudio
-los años de estudio siempre tienen 382 días- lo había logrado: a los 57 años
se había vuelto uno de los mayores pensadores del siglo XVIII. Cuando se
disponía a volver a Leipzig, alguien le contó que Agneta se había casado con un
estercolero que, según decían, le daba palizas demoledoras. Le confesó también
que la mujer ya había tenido cinco hijos y que no había conseguido ser feliz.
Jamás volvieron a verse. Helmuth le dedicó cada una de sus obras monumentales,
pero Agneta nunca aprendió a leer.
Estimados amigos:
ResponderEliminarMuchas gracias por los comentarios para “La clave del éxito”.
Quiero dedicar “Helmuth…” a mi querido amigo Blas, del Blog Pensiero Libre.
Les dejo un gran cariño a todos.
Humberto.
Hola Humberto! ya de vuelta, es un placer leer de nuevo tus enriquecedores textos y tu magnífico material, hoy me sorprendes con una vuelta de liderazgo y condiciones que dan la vuelta como solo la realidad sabe hacer, un cambio de futuros que
ResponderEliminarsabe anunciar y enseñar una lección básica, el trato a la humildad y la cautela. Un abrazo,
estaré por aquí, leyéndote como siempre.
J.Maseda
Uy que bueno...
ResponderEliminarLa primera vez que lo leí, me quedé un rato con la mente en blanco... lo volví a leer, y lo único que pensé fue: me gusta mucho...
Y me gusta mucho...
Me lo llevo, lo guardaré junto con los que retomo cada tanto.
Un abrazo
Helmuth tiene esa “música” de cuento-fábula (parábola como su nombre lo indica), con moraleja final, ambientado en otrotiempo otrolugar que a veces nos regalás y que me encantan, ese ritmo sólo interrumpido por un “para sacárselo de encima” o “se había casado con un estercolero” y una frase final tan demoledora como las palizas.
ResponderEliminarPara mí la moraleja es que a veces vivimos una vida de película, creyendo sólo en lo que queremos creer, que la desilusión es un mazazo en la nuca, y que a veces ni siquiera llegamos a poderlo ver.
Super felicitaciones!!!!!!!!!!! Gracias por la magia de tus relatos, uno de los mejores momentos de mi día.
Qué loco, me dejó un saber a indignación, a lástima, no sé.
ResponderEliminarMuy bueno.
Saludos.
E Agneta deu um amor para toda a sua vida. Um abraço. Yayá.
ResponderEliminarEl desencuentro permanente. Las Nadas y los Todos a veces condenan por igual. Abrazo!!!!!
ResponderEliminarInspiradora historia.
ResponderEliminarJORGE: Es verdad, se te extrañaba por aquí, pero las vacaciones son necesarias y nada tengo para quejarme. Un abrazo.
ResponderEliminarCORINA: Creo que te lo dije por otro medio, a mí también me gustó Helmuth, necesitaba volver a las raíces. Un beso enorme.
ANA: Con Helmuth va a pasar lo de siempre, los textos que me gustan a mí no son los más populares, pero intenté crear ese ritmo y clima que bien señalás en tu comentario. Puede que haya una moraleja, pero cada uno va a crear la suya. Gracias por estar siempre.
ESCRITOR: A mí me dejó un sabor a Nada, pero así, con mayúsculas. Un placer tus visitas.
YAYÁ: Obrigado pelo seu comentário, tomara que você tenha entendido mesmo! Essas nossas línguas levam a confusão. Seja como for, um prazer ter você pelo meu canto. Beijos.
DANY: Es muy cierto lo que decís, estar rebotando entre el todo y la nada no hace demasiado infelices, el problema es cómo evitarlo. Sos uno de mis grandes amigos blogueros.
DAVID: Muchas gracias, espero que sea inspiradora para un futuro texto que luego disfrutaré en tu blog. Abrazos.
De aquí en más, les agradeceré en sus espacios.
HD
Mr.DIB:
ResponderEliminarEsta onda "paradoja" es uno de tus modos literarios que más me gustan.
En cuanto a la historia, eso de andar entregándolo TODO por el ser amado no puede tener buen final. Un día mi analista me dijo:
"Querida: Siempre tenés que preservar algo de tu propia tierra (llámese "SER") debajo de tus pies.
Pues si las cosas llegaran a no funcionar, siempre vas a poder contar con esa porción de territorio propio que te va a ayudar a no caer y a empezar de nuevo"
El TODO y la NADA definitivamente no están en mi diccionario de vida.
Gran post, my dear!
Many kisses for you!
Lo que el amor puede hacerle a uno! Es quizás el motor más productivo que puede haber. Lástima el final de la historia, pero muchas veces la vida nos pone en los lugares correctos aunque pareciera que se ha equivocado.
ResponderEliminarSaludos!
Hola Humberto: El amor, el amor, que cosas no logra el amor, mueve montañas, construye, destruye.
ResponderEliminarAbrazos de anís.
¡Que bella historia, me encantó!
ResponderEliminarBesito de verano.
la historia de muchos de los grandes pensadores se parece al bonito y finalmente triste relato que nos propones; Nietzsche, Kant deben algunas de sus obras a -este motor pulsional- del amor femenino, que se queda a nivel platònico.
ResponderEliminarhonorado por la dedicatoria y por tu amistad.
un abrazo
Blas
Con frecuencia exigimos al otro los sacrificios que nosotros no estamos dispuestos a realizar. ¡Felicidades! Me gusta tu estilo y sintetismo.
ResponderEliminarEres un genio Humberto!! Que texto más bien articulado y que mazazo tan grande la palabra estercoleró, jeje, o más "que ella no sabía leer".
ResponderEliminarMe encantaaaaa como escribes Humberto, como le decía a nuestro amigo Sucede, haced el favor cuando seaís megafamosos de continuar escribiendo para los humildes blogueros que tanto os valoramos.
Un besazoooo y cuidate mucho.
Bueno, ésto es un tango trágico.
ResponderEliminarEs el clásico caso de :
"La vida es perra, y luego te mueres."
¡Pobre Agneta! Este caballero debiera ir a rescatarla...
ResponderEliminarAbrazos
Un placer la buena lectura. Felicidades por tus relatos.
ResponderEliminarPobre Helmuth, se quedo sin mujer,
ResponderEliminara cambio de una gran sabiduria,.
y la mujer se quedo con un estercolero, recibiendo palos,.
con una guarderia en la casa, y lo peor,. pues esto es muy grave,.no sabe leer,.
Abrazos,
Hola Humberto.
ResponderEliminarTienes razón, cada cual sacará su propia moraleja. la mía es que el tiempo no perdona y que no hay mayor ciego que aquél que no desa ver. El amor mueve montañas, pero en ocasiones no vemos la realidad tal y como es. En este caso Helmuth, se dejó llevar por el amor y se convirtió en el sabio más triste ¿quizás?, pero su amada... ¿?.
Muy bueno, gracias.
Aloe.
Saber leer es un arma para esta mujer,(por eso nos prefieren poco leidos, para tenernos en donde nos quieren) sabria que no es tolerable
ResponderEliminarque nadie te ponga la mano encima,.
Me gustó el relato, Humberto. Todo cabe en la vida, hasta ese retrato de mi paisano el ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos pintado por Francisco de Goya.
ResponderEliminarEn mi ciudad todo es Jovellanos y más este año que se conmemora el bicentenario de su fallecimiento.
Saludos.
Vaya panorama desolador
ResponderEliminarDe 'intrascendente', nada de nada. Pero ya el título está logrado y cimenta el relato, que podría referirse a una persona sabia o bien necia, pero me quedo con esa necesidad de estímulo para lograr grandes cosas.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, amigo Humberto.
Luis Nieto
Seguro que le queda algo de autorrealización. Creo que casi nunca hay que hacer las cosas por otros.
ResponderEliminarPor cierto, el del cuadro es el gran Jovellanos.
El género femenino, siempre despreciando a los buenos hombres...
ResponderEliminarHumberto interesante entrada de este gran hombre gracias por su visita
ResponderEliminarSaludos de José Ramón desde
Abstracción textos y Reflexión.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBueno, era de esperar, cuando una mujer te pide tanto mejor no te fíes (de un hombre tampoco) es como si te dicen "ya te llamaré".
ResponderEliminarBromas aparte, buena lección, Humberto. Muchos besitos.
Es curioso pero tu escrito tiene relación con el post que he publicado ayer, no es necesario demostrar que se es digno, simplemente moverse por el mundo en silencio y gozar.
ResponderEliminarUn beso.
(Noa; TLF)
ResponderEliminar¿qué es la nada???...lo primero o lo segundo...? la verdad, muy buen tema, reflexivo, profundo. Excelente Humberto!
Seguro que Angela era una mujer muy lista,con poca suerte.
ResponderEliminarSon los impulsos, en este caso por amor que labran nuestro destino,tanto el del como el de ella,un abrazo
Ella se lo ha perdido por no ver más allá de sus narices, y por suerte para él no se perdió nada.
ResponderEliminarMe encantan tus historias siempre con varias lecturas.
Un abrazo
Sus microrrelatos tienen ese no sé qué... conciso, compacto,directo, una novela completa en un cuento.
ResponderEliminarEl tango dice !Qué desencuentro, si hasta Dios...!
Mi rol de mujer asume que ha sido un gran Amor tapado por una mayor cobardía; que, la dama, muy bonita ella, era ignorante en el más cruel sentido que nada tiene que ver con la alfabetización.
El caballero rindió honor a la afrenta y dejó a la vista su "Atención Dispersa con Hiperactividad", que le impidió medir el tiempo,ver sus arrugas al espejo y establecer un paralelismo con la piel de la joven arrogante. La travesía ideal que encaró dejó a la vista, que por más libros que escribiere, también él guardó su cuota de cruel ignorancia.
Como broche de Oro, cantamos: "Esta cobardía de mi amor por ella..."
http://enfugayremolino.blogspot.com/
Un texto delicado que expresa claramente la ignorancia que nos rodea y la mentira que cubren nuestras palabras.
ResponderEliminarMe gusta (¿alguna vez no me gustará algo de lo que escribes?).
1 beso Humberto.
puf...intrigante.
ResponderEliminarBesos mil.
Enhorabuena, Humberto. Es precioso este texto. Melancólico y dulce.
ResponderEliminarCuando nos prometen amor "si y sólo si", mal vamos...
Un abrazo
A wonderful post. Love your writing. Bravo!
ResponderEliminar(San del TLF)
ResponderEliminarMaravilloso Humberto...para ir y venir con lo que provoca el texto, logras eso de "traspasar" la pantalla y meterte en lo que uno siente, eso habla de tu talento como escritor. Gracias por estar, me hace muy bien leerte!
lo que nunca sabremos es si la sabiduria le dio toda la felicidad que no le dio esa mujer...
ResponderEliminarinteresaante historia... no la conocia... siempre te leo Humberto...
un abrazo
Lo que consiguió por amor aunque el objeto de su amor ni siquiera se enteró.
ResponderEliminarBesitos
Hola Humberto!!
ResponderEliminarUna historia tan bien contada que me quedé con ganas de leer más,jaja,te lo puedes creer?.
Lo que uno decide hacer con su vida,tiene que hacerlo por si mismo,no por nadie más,no por aparentar o por envidias o por querer demostrar algo a los demás,es un error.Al único al que nos debemos es a nosotros mismos y a nuestro corazón.
Un abrazo Humberto
Tu relato refleja, entre otras cosas, lo hipócritas que somos. Excelente, amigo.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Humberto :) Me ha gustado mucho tu escrito. Hay que ver las vueltas que da la vida, que la muchacha exige que se convierta en un hombre muy sabio y acaba con un estercolero, que no tiene nada que ver, y además con tal mal ojo que tenía que recibir sus palizas. Normal que no hubiera sido feliz la pobre mujer... y qué triste que nunca aprendiera a leer para deleitarse con las obras de Helmuth.
ResponderEliminarUn beso =)
Sin palabras con respecto a su historia,y con curiosidad de saber mas.
ResponderEliminarMenuda jugadas nos depara a veces la vida..
Un beso.
Hola Humberto: eres un genio, me gusto mucho.
ResponderEliminarSaludos.
Suele pasar el pedir lo que uno mismo no es capaz de alcanzar. ¿Qué le hubiera pedido él a ella?
ResponderEliminarUn saludo.
Hace mucho que esperaba un texto así, es para mí tu mejor estilo el de la reflexión y la paradoja, como dice bee.
ResponderEliminarEspero que no vuelva a dejarnos mucho tiempo sin estos relatos tan didácticos.
Besos. Caro
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ResponderEliminar...........|......*Buen..post*....*........|||"|""___
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Humberto, suele pasar muy a menudo. Que el amor al que le dedicas toda una vida no repara en ti y sin él/ella saberlo se pierde la felicidad. Me ha gustado tu micro porque es real aunque parezca extraordinario.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Humberto. Me parece muy acertada tu dedicatoria y, si me lee, también quiero saludar a Blas desde aquí.
ResponderEliminarHablando de leer, esta vez no leeré los comentarios ya publicados antes de escribir el mío. Lo haré después...
Helmuth, 13 de agosto, leo (para quienes observen el dato en el horóscopo): por supuesto hará lo que su amada le pida, a pies juntillas, si cree que eso es lo que hará que ella sea feliz. Dejará pasar el tiempo y el día en que haya cumplido lo que se le ha pedido, lo que ha prometido cumplir, abrirá sus manos y aparecerán vacías, como cuando piensas que están llenas de arenas de oro y éstas se han ido colando por entre los dedos... Helmuth no sabía que Agneta nunca aprendería a leer y que su exigencia no era más que una excusa.
Agneta vivió lo que se buscó. Helmuth, al menos, amó.
¿Te suena la historia?
¿Sabes? Después de aquello, Helmuth conoció a Frida. No se amaban, pero hicieron todo lo posible para vivir felices, y al menos, en parte, lo consiguieron. De Agneta nunca se supo nada más; tampoco importaba ya.
El cuatro de agosto no será un día cualquiera: si puedo contarlo, no lo será precísamente porque no me da la gana de que sea un día más.
Ya lo he vivido antes: momentos paralelos, al parecer sin razón aparente, con personas que en determinadas épocas han entrado pasajeramente (o no tanto) en mi vida. Cualquier día sabrás.
Un fuerte abrazo, con cariño.
Biquiños.
Carmen.
Hola Humberto, tremenda historia la que cuentas.
ResponderEliminarMi beso y abrazo
Está claro que la chica tomó la decisión equivocada pero le sirvió a Helmut para algo...
ResponderEliminarbuena historia.
Un abrazo.
En fin, ninguna mujer me haría pasarme toda una vida aprendiendo simplemente para saber que ella, ni sabe, ni espera...
ResponderEliminarExcelente historia.
Fuerte el abrazo,
La vida...
ResponderEliminarParadojas que tiene la vida.
ResponderEliminarSabías que a pesar de ser oscura, temo a la oscuridad y no puedo dormir si no es con la luz encendida???
Un beso o 2 Humberto ***
Qué poca vista tuvo la buena de Agneta; no valoró la dedicación de Helmuth...en el fondo Helmuth tuvo suerte...ella nunca hubiera tenido en cuenta sus logros.
ResponderEliminarSaludos, Humberto!
Me pregunto que más habras querido decir con tu parábola, porque no sos de los que dejan las cosas por ahí nomás.
ResponderEliminarMe encanta ese humor irónico y reflexivo, lo de los 382 días del año, lo de las palizas, bueno esas cosas.
Besos.
Stefi.
Ahora voy al otro blog
La vida tiene esas contradiciones. Aspiramos a algo y luego nos conformamos con cosas que nunca hubiéramos pensado
ResponderEliminarsaludillos
Creo que hay personas que se cruzan en nuestra vida sólo para incentivar y movilizar una aptitud o vocación que teníamos adormecida -aunque latente-. Son ese disparador que nos motiva, antes de descubrirlo por nuestros propios medios.
ResponderEliminarAunque analizándolo con un dejo de ironía, con respecto al amor, podría decir que Helmuth supo ser un hombre sin “grises”; de la Nada pasó a un Todo -el cual le llevó 35 años de dedicación hasta conseguirlo- Si Agneta pretendió, adrede, sacárselo de encima, pues ¡lo consiguió!, independientemente a que su otra historia de amor haya sido poco feliz. Ahora... si ella en realidad lo quería ¡Pobre Agneta! (Penélope, hubo sólo una...) jajaja Dicho ésto con todo respeto; quise darle un toque menos dramático...
¡Me encantó tu historia, Humberto! Excelente manera de llevarnos por esas vidas y mostrarnos sus consecuencias, con un final sorpresivo. Un beso grande, Escritor -con mayúsculas-
mi amigo muchas gracias por su visita. y muy bonito tu blog. Preferiría que estuviera escribiendo el texto para practicar. También en este no hay traductor Google. debemos amar a nuestro idioma. Voy a escribir lo soy en griego
ResponderEliminarmi amigo muchas gracias por su visita. y muy bonito tu blog. Preferiría que estuviera escribiendo el texto para practicar. También en este no hay traductor Google. debemos amar a nuestro idioma. Voy a escribir lo soy en griego
ResponderEliminarHOLA HUMBERTO, VENGO A SALUDARTE Y DARTE LAS GRACIAS A LOS PESAMES POR EL FALLECIMIENTO DE MI MADRE.-
ResponderEliminarUN GRAN ABRAZO Y COMO SIEMPRE MUY ATENTO...ERES UN AMIGO.-
Me deja pensando: en una mujer maltratada e infeliz. No en lo que podría haber sido, porque ella eligió su destino.
ResponderEliminarY en el hombre que vivió y conoció, ¿habrá probado un bocado de felicidad?, ojala.
Un abrazo!
Por amor podemos hacer !Tantas cosas! esta mujer pidio un cambio y desde luego que lo tuvo, el suyo horrible destino y el de él ilustrado abandonado. !perra vida!
ResponderEliminarGenial como siempre Humberto.
El conocimiento es una aspiración particular, individual e íntima; lanzarnos tras él porque "alguien nos lo pide o exige" es una aberración. Ahí, en Helmuth, tiene el lector la prueba de su aseveración.
ResponderEliminarUn abrazo.
Humberto,el Amor no debe Obligarnos a nada ,pero, en éste caso el obvio desamor de Agneta , lo sacó del ostracismos, ni que hablar si pienso que por la fecha en que nació Helmuth, era Leonino!
ResponderEliminarSaluditos
Cris//mujeresdeSincuentay
Un pobre tipo. Me dió lástima. Ella también.
ResponderEliminarSaludo
Bravo amigo ! Brillante !
ResponderEliminarBravo amigo! Brillante texto. Mis felicitaciones !
ResponderEliminarHola Humberto.
ResponderEliminarUna gran historia, aunque esta ocasion sea con final infeliz.
Es increible lo que se puede llegar a hacer por un amor correspondido...
Lo triste es hacemos lo mismo por un amor no correspondido.
Abrazos, amigo.
Ricard
Parece castigo para Agneta por no haberlo aceptado desde el inicio, ni modo.
ResponderEliminarSaludos.
El amor enceguece, ¿o nosotros somos los ciegos y el amor siempre está con los ojos bien abiertos?... Helmuth logró lo imposible, pero ella no hizo lo mismo.
ResponderEliminarUn abrazo Humberto.
Es que lo que se hace por amor concierne más a quien lo da que a quien lo recibe... de hecho el amado en general no suele recibirlo. Es el amante el que se engrandece con cada acto.
ResponderEliminarRomina
Cada cuál tenemos nuestros motivos. A veces del verbo se hace substantivo.
ResponderEliminarDesde amar al amor que rescató a Helmuth... "de la nada a lo todo."
Me gusta mucho el cuento. :-)
Abrazos
Bien dicen que por amor se pueden subir las cumbres más altas...! Me alegro por Helmuth...y me compadezco de Agneta.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita y comentario en mi blog.
Saludos.
Este compadre nació el mismo día que Fidel Alejandro Castro Ruz, el día de la conquista de Tenochtitlan, el día en que yo nací; todo esto con bastantes años de diferencia.
ResponderEliminarEspero que no me toque vivir algo así. Gracias por la ilustración Humberto.
Un abrazo.
Dicen: "No está hecha la miel para la boca del asno..."
ResponderEliminarA veces nos empeñamos en ser algo por alguien pero no nos damos cuenta de que para que alguien nos ame, sólo tenemos que ser nosotros mismos...Y el que no lo entienda...Chau y buena vida...
Agneta era una estúpida y se merece su final (así como Julieta jajaja)
Abrazos!
Ella no aprendió a leer, y no volvieron a verse, pero gracias a ella consiguió ser grande. No tuvo su amor, pero compensó por otra parte.
ResponderEliminarAunque deja sabor amargo...
Un beso
No tan intrascedente:ella le exige ser sabio, él lo hace, ella estercolea y tiene hijos, él le dedica en vano un libro. Moraleja: cuando tú vas, yo vengo de allí.
ResponderEliminarMuy bueno el breve. Lo veo en clave cómic, una de esas historias entre el terror y el humor. Házlo.
Saludos blogueros
Entonces, encontró el todo o la nada? Saludos Humberto!
ResponderEliminarElla perdió su oportunidad, y él decidió buscar esa sabiduría sin ella y luego volver a buscarla. Hay personas que la espera la llevan muy mal, aun así, seguramente ella se acordaría de lo que pudo ser... Un beso.
ResponderEliminarMe ha gustado ver la foto de Gaspar Melchor Jovellanos, un representante de la ilustraciòn española y un hombre culto e interesado por los problemas de España con un espiritu critico y renovador.
ResponderEliminarLa buena señora por no querer decir la verdad, la vida la abofetea , no sabemos si en algùn momento se volviò acordar de èl....como siempre tus relatos no nos deja sentado...un abrazo
paco
Creo que la nada y el todo, son conceptos que nos pierden totalmente. Una historia fantástica, me ha gustado mucho. Sigo pensando en detalles después de haberlo leido un par de veces...
ResponderEliminarUn saludo
Hola Humberto! Antes de nada saludarte que hacía mucho que no bloggeaba!!
ResponderEliminarPara mi este cuento demuestra una vez más, lo difícil que es encontrar a alguien con quien compartir un amor verdadero en esta vida.
Besos!!
Ella se quedó sin nada porque nunca estuvo dispuesta a esperarlo, prefirió un estercolero seguro a un filósofo probable. La cantidad de personas que hacen esa elección es impresionante, así andan después llorando por amores que no fueron o peor que eso sin darse cuenta de quienes son, Me impactó. Sabri..
ResponderEliminarBesotes!!
El amor de él y el poco interés de ella dieron a ambos lo que merecían; por lo que parece. Es muy triste.
ResponderEliminarQué buena y paradójica historia Humberto! Tantas veces vemos en vida real mil y una de estas ironías y verdades ;) Me ha simplemente encantado!
ResponderEliminarUn abrazo enorme!!
Bea
qué bueno que llegaste a mi rincón porque ahora llegué al tuyo.
ResponderEliminarun relato mejor que otro.
enhorabuena, gracias y saludos!
s.-
me ha llegado a mi email como de costumbre tus escritos Muy interesantes Saludos
ResponderEliminarHe buscado...
ResponderEliminares Helmuth Karl Bernhard Conde von Moltke(?).
Solo pienso en todo lo que hacemos o se hace (:)) por amor, por los demás, por los que nos seducen y atraen.
De cualquier forma, siempre es muy instructivo leer. Sea comprobando tu imaginación, sea verificando tu trabajo y esfuerzo o sea demostrando tu entusiasmo al escribir y dedicarsela a tus amigos.
Un placer.
y un abrazo
Es un personaje ficticio, mi querida Esi, pero podría haber sido cualquier persona que quedase atrapada en la trampa del todo y nada.
ResponderEliminarLa imagen sí es real, es de Gaspar Melchor de Jovellanos.
Un beso.
HD
Humberto,
ResponderEliminarPreciosa la anécdota de Helmuth... que no conocía.
Es curiosa la delicadeza con la que la vida, en ciertas ocasiones, bromea con los destinos... o no...
Genial.
Ese popular dicho de que atrás de un gran hombre existe una gran mujer y viceversa...ya ves,que cierto verdad?!
ResponderEliminarMe encantó leerte.
=) HUMO
...Este mundo es extraño ¿No?. Cada uno vive su propia historia particular y en cualquier momento nos quedamos anonadados!! Tu amigo Blas debe estar contento de que le regales un post tan bello.
ResponderEliminarTE DEJO UN ENORME ABRAZOO ;)
Es increible, no?
ResponderEliminarun abrazo
Por querer "quitárselo de encima", se perdió Agneta una gran posibilidad de enriquecer su alma. Tal vez, la evolución, la esperaba en otras vidas.
ResponderEliminarMe encantó el detalle de la dedicatoria de Helmuth... muy noble; más allá de que sea el pie perfecto, para reafirmar la ignorancia de la dama.
En fin... muy bueno Humberto, realmente. =)
Un beso,
Ana.
A veces al amor habría que decirle un par de cosas...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Abrazo
Humberto me gusto este relato, me trajo a la memoria al "Cándido" de Voltaire,
ResponderEliminarme encantó el relato. Además me gustan tus historias son muy buenas. Además el elemento de la música me pareció genial. Lo imagino en un tiempo muy remoto, besos
Monumental es este relato, Humberto. Lo leo y lo releo y cada vez me parece mejor. Enhorabuena, escritor.
ResponderEliminarUn abrazo.
No voy a hacerme el gran lector porque no lo soy pero creo que puedo darme cuenta cuando algo se va de lo comun. Aca Negro te fuiste de lo comun, es un cuento que supera a los anteriores, de esos que subís cada tanto para mostrar lo que podés cuando queres. Un abrazote amigo.
ResponderEliminarChristian de Córdoba la Docta!!
Hola Humberto! ya estamos de vuelta me gusto la parabola deja un mal sabor; pero me sirvio mucho.
ResponderEliminarUn abrazo;)gracias por tus relatos tan magicos.
Súper bueno, súper, súper bueno. Ay Dios, me ha gustado muchísimo. Me has dejado loca de gusto por este texto. No te lo prometo, porque no pongo de mí palabras que digan lo que siento.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por este gustazo!!! Este es un textazo que volveré a leer ahora mismo.
Andri
qué ironía...
ResponderEliminarme gustó tu parábola.
un beso*
A todo hombre le corresponde en suerte una mujer que no lo querrá...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Humberto.
Siempre me gusta el giro final que le das a tus historias, lo encuentro muy ocurrente. En ese sentido este final no es una excepción, pero esta vez hubiera preferido que los dos fueran felices, debe ser que hoy tengo el día romanticón.
ResponderEliminarBss.
http://melancora.blogspot.com
El interlocutor es buena parte de la escritura. Los amores platónicos son lo más como interlocutores, surgen palabras y construcciones geniales.
ResponderEliminarBeso
Encuentros y desencuentros, más por dentro que por fuera de nosotros mismos. Una aventura por nuestro interior, esto de vivir, digo.
ResponderEliminarAbrazo grande Humberto!
Uála... qué historia! Pobre Helmuth. Seguro que aprendió la lección.
ResponderEliminarUn beso para vos.
Doctor, es mi primera visita. Me gustó mucho todo lo que he leído. Tremendo el de "Lo llevo en la sangre".
ResponderEliminarLe mando un abrazo y lo dejo que usted tiene muchos comentarios que leer.
¿Fresquito Praga, no?
Hola Humberto aunque un poco tarde, vengo a comentarte el estupendo relato que me dejó pensando..
ResponderEliminarSabes aún recuerdo a mi padre contarnos, que antes de casarse con mi mamá estuvo trabajando fuera eran tiempos difíciles aquellos y estuvieron de novios unos 10 años largos, en los que tanto uno como el otro tuvieron que ponerse mucho a prueba.
Cuando mi padre fue a ver a mi mama y a mis abuelos maternos, mi madre ya era toda una mujer de más de 26 años, pero mi padre ya podía formar una familia con lo que había trabajado en el extranjero y mi madre pudo hacerse su ajuar (ropa de casa). Cuando se ama de verdad el tiempo aunque es duro.. pasa y la recompensa del amor es aún mayor.
Creo que han habido muchos Helmuths en el mundo y Agnetas, pero el amor verdadero no entiende de tiempo ni barreras ¿no crees ?
Perdona Humberto por este comentario tan largo pero es que venía como anillo al dedo explicar una experiencia tan singular como la de mis papas.
Un besazo y feliz fin de semana querido amigo
Hola Humberto!
ResponderEliminarYour Blog is very nice...
Kisses!!
El estercolero fue el más práctico.
ResponderEliminarSaludos.
La verdad es que es un relato con sabor a fábula. La motivación debe ser una constante en nuestras vidas, para esto o para aquello. Agneta lo fue de Helmuth aunque en forma de promesa. Y cuando el amor está sometido por una de las partes a condición sine quanum o, más bien, a contrapartidas, y sólo uno de los interesados ha cumplido su parte, tal vez haya que recapitular sobre determinados límites. Lo digo en el sentido de hasta dónde la motivación debió de ser por amor propio y hasta donde por amor ajeno.
ResponderEliminarComo siempre, Humberto, un placer leerte y que tus textos sean una motivación (ésta sí la acepto y agradezco, por supuesto) para reflexionar.
Un abrazo enorme.
Que historia más bonita...el amor truncado, pero que cosas puede hacer el hombre por amor, habia oido que una era volverse estupido, pero sabio? me ha sorprendido
ResponderEliminarMuy bueno ! Realmente me encantó. Que pena que no sepa leer.
ResponderEliminarDe verdad que me gustó mucho !
Un saludo :)
Gracias por invitarme a tu blog, es muy interesante.
ResponderEliminarQue ingenuidad la de Helmuth, nunca va a colmar esa demanda, porque no exciste, ya ves... ni ella pudo ser feliz.
Besos.
Hola HUmberto, interesante entrada, siempre me sorprendés con tus relatos.
ResponderEliminarBesos, buen finde
La mujer consiguió quitárselo de encima una larga temporada. Mucho pedir para demostrar el amor.Yo creo que Helmuth salió ganando así.
ResponderEliminarUn abrazo.
Vengo de "Lavandería" y sigo impresionada por la perfecta naturalidad y sencillez con que retratas las emociones más potentes de la vida. Me gusta mucho tu lenguaje tan equilibrado.
ResponderEliminarAbrazos.
Una historia muy buena y narrada magistralmente.
ResponderEliminarMe gustó mucho, escribes muy bien y tienes una imaginación desbordante...
Besitos en el alma
Scarlet2807
Hay amores que mejor perderlos que encontrarlos, aún cuando la musa se idealiza.
ResponderEliminarQue interesante historia, la vida y la ironía suelen ir tomadas de la mano. :)
ResponderEliminarPor curiosidad, el retrato del relato no es Melchor Gaspar de Jovellanos, http://es.wikipedia.org/wiki/Gaspar_Melchor_de_Jovellanos
ResponderEliminarSoy paisano suyo, vivo en su misma ciudad, pero me lo encuentro todos los días, petreo, frente a la calle mayor.
Aprovecho para decir , que, aberzado (de beerza) que es uno, ya he encontré la lista de seguidores. Y me reafirmo en lo que dije al principio, es algo apabullante 1.800 personas siguiéndote. Después de leer algo, tengo que reconocer que esta especie de microrelatos me encantan, así que supongo son seguidores bien merecidos. De todas formas, sigo tentado en lo dicho al principio.
Un abrazo
Roy
Humberto: me dejaste boquiabierta!
ResponderEliminarNadie me advirtió que estaba a punto de leer entradas tan interesantes. Realmente las escribis vos? Sos un genio de la literatura! me honra que me hayas comentado, aunque ahora que te leo me da un poco de verguenza la manera en la que escribo...
A partir de hoy, me declaro tu seguidora!!!
Nunca se sabe dónde se puede encontrar el motor para hacer grandes cosas. Está bien eso de poder hacer tanta y tan buena compota con semejantes calabazas.
ResponderEliminarHacía mucho que no contaba con tiempo para hacer inmersiones por tu blog, por fin saqué un ratito para disfrutar, y vaya si lo hice!!!
Muy genial.
Un beso