La familia lo llamaba Mathew,
pero su nombre era Yasir.
Hacía bastante tiempo que sus
compañeros de escuela lo estaban atormentando, al principio sólo se trataba de
insultos: Vete al Bricklane, paqui, cara
de curry; pero pronto vinieron los escupitajos, los tirones de pelo y las
hojas de su cuaderno de clase manchadas de tinta o pegoteadas con goma de mascar. En vez
de calmarlos, la pasividad de Yasir parecía enfurecer más a los otros niños.
Miss Clapton no quería meterse, porque aseguraba que eran bromas comunes entre
los pequeños de los suburbios londinenses. Nada grave.
Pero una tarde lo esperaron
en la esquina y lo rodearon. Allí estaban seis de los que más lo odiaban y
otros cinco o seis que habían ido para divertirse un rato. Todo comenzó con una
palmada en la coronilla, seguida de un empujón en el pecho que desembocó en una
lluvia de golpes que le caían por todo el cuerpo. Yasir se agachó cubriéndose la nuca, así soportó
la paliza, sin defenderse ni llorar. De repente, el castigo cesó como si uno de
los puñetazos hubiera detenido el tiempo. Apenas se escucharon algunas risas y
corridas que se perdían en la distancia. Yasir levantó la cabeza, abrió un ojo y vio que, a pocos metros, estaba mirándolo su papá. Nunca
había ido a buscarlo a la escuela, sin embargo esa tarde…
Había visto todo.
El padre lo llamó con un movimiento de mano. El hijo se acercó en silencio y en silencio recibió una terrible bofetada. Pero Yasir le devolvió una sonrisa, porque aquel último golpe representaba su triunfo e independencia. Jamás habría soportado que su padre -que no era inglés- lo abrazara.
Había visto todo.
El padre lo llamó con un movimiento de mano. El hijo se acercó en silencio y en silencio recibió una terrible bofetada. Pero Yasir le devolvió una sonrisa, porque aquel último golpe representaba su triunfo e independencia. Jamás habría soportado que su padre -que no era inglés- lo abrazara.
Muchas gracias por las visitas y comentarios para “El cartel”.
ResponderEliminarEstoy inmensamente orgulloso por lo que sucede en este espacio cada 5 o 6 días, quiero que lo sepan.
Esta semana pude visitar unos cuantos blogs, pero también me gustó jugar con esta posibilidad de responder a cada uno aquí.
Un gran abrazo.
Humberto.
No se porque me recordó a algo de antropología donde no debemos juzgar a los otros desde nuestros parámetros. Muy bueno tu microrelato, me encanta esta forma de expresión.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo
Es un tema complejo, pero quién sabe dónde pararse para decir lo que está mal. Es verdad, podría pensarse como una cuestión antropológica.
EliminarUn abrazo.
Para algunos es un castigo, para otros, simplemente la libertad.
ResponderEliminarSer diferente, un motivo para ser marginado, acá y en cualquier lado del mundo.
Te saludo Humberto!
Abrazos!
Etienne:
EliminarSiempre hay algo que nos hace diferentes y, por lo mismo, siempre hay algo que nos margina.
Un abrazo.
Una triste y cruda realidad, muy bien narrada.
ResponderEliminarAbrazos.
Muchas gracias, Rafael...
EliminarLa libertad de ser uno mismo a pesar de lo demás.
ResponderEliminarMuy bueno tu relato!!
Besos....
Bueno, pero el personaje Yasir está pagando muy cara su libertad, ¿no te parece?
EliminarBesos.
Lo he leido , me he indignado, me ha gustado, me he sorprendido!
ResponderEliminarNo sé qué decirte, Gary, has pasado por todos los estados, sólo me resta calarme.
EliminarMuchas gracias.
Pues que bonito relato, aunque un poco cruel el padre, y estoico el niño..la libertad puede ir bajo disfraces muy raros.
ResponderEliminarMagistral como siempre, Humberto, besos gitanos
Muchas gracias, Princesa. Estoy de acuerdo, es un relato cruel, para variar.
EliminarBesos árabes.
Me atraganto ante la paliza de los niños a otro niño, del padre al hijo, de la mismísima crueldad.
ResponderEliminarMe gusta tu forma de decir Humberto.
Y se agradece, Magah, me refiero a tu gusto.
ResponderEliminarUn cariño.
El niño debería conseguirse una Colt 45 y acabar con todos, padre incluído. Así nacen los terroristas. Y también los poetas...
ResponderEliminarSaludos, Humberto.
Curioso reflejo de una realidad. extraño para mí que me crié en un ambiente cosmopolita. Durante mi niñez me crié con chicos de las más variadas culturas: descendientes de españoles, de italianos, de judíos, de árabes, de criollos mestizos, de algún mulato, todas las mezclas posibles. Y nunca supimos diferenciarnos por el origen. Y como es de imaginar, no éramos iguales para nada: la mayoría tomamos la comunión, mientras los otros no, por ejemplo. Las mayores diferencias las marcaban las simpatías por el club de fútbol de cada uno de nosotros. Jamás se le iría a pegar o a abusar a un niño porque fuese simpatizante de un cuadro chico, era inimaginable. Lo mismo sería hacerlo por su origen.
ResponderEliminarAdemás, todos gozábamos de las mismas oportunidades para desarrollarnos.
Son cosas que pasan en las escuelas y en las familias.
ResponderEliminarQuizás Yasir lo disfrutaba, o estaba planeando una estupenda venganza.
Saludos Humberto!
¡Buen relato, Humberto! La pasividad es otra forma de defensa.
ResponderEliminarLos niños suelen ser muy crueles, es una realidad en cualquier lugar del mundo. Ese padre no es el mejor para ese hijo. La violencia no se resuelve con más violencia.
ResponderEliminarBesos Humberto :)
A veces, ser diferente, perjudica seriamente la salud. Un abrazo.
ResponderEliminarUn gran retrato a la intolerancia que tienen niños y jóvenes con sus agregados racismos y xenofóbias.
ResponderEliminarLas escuelas y los maestros son precisamente los grandes ausentes cuando ocurren éstos abusos.
Tu ejecución de la narrativa es magistral, me encantó el momento en que colocas la acción en un plano de imágen lenta combinada con el estallido de las emociones, tiene tremenda plasticidad psicovisual.
El fenómeno llamado "Bullying" a existido desde siempre.
ResponderEliminarYo fui víctima de dicho maltrato que se inició gracias a mi físico y mi timidez. Pasé mucho tiempo odiando la escuela, hasta que llegó una chica negra de cabello revuelto, que me remplazó.
Ahora en México y otras partes del mundo se están tomado medidas en contra del bullying.Dudo que deje de existir.
Te mando mi cariño: Doña Ku
Buena historia, me gustó, aunque este tema me resulta particularmente espeluznante. Un alto precio por la libertad.
ResponderEliminarUna forma magistral de mostrarnos, no sólo la libertad de Yasir, sino la esclavitud de sus "verdugos". El padre: una joya, irónicamente hablando, claro.
ResponderEliminarUn placer leerte!
Son los primeros pasos para encender la chispa del racismo y las batallas entre grupos etnicos, los niños atacando la diferencia en las escuelas, la maestra indiferente, las instituciones ni se interesan y en todo caso segregan marcando aún más las diferencias y los padres ¿que hacen los padres?.
ResponderEliminarSaludos
Me desequilibra absolutamente ese final de " no podría soportar que su padre, que no era inglés, lo abrazara"...¿libertad sin autoestima?¿libertad sin aceptación de las raíces?
ResponderEliminarPuede que sí, que así nazca el racismo. Lo que es casi seguro es que la aceptación de los golpes nos empuja a darlos mañana.
Es difícil la vida para algunos. Y compleja la mente, para todos.
Es el final...y el principio.
ResponderEliminarSaludos!
Me ha gustado mucho este relato. Quizás por el tono derrotista que destila desde la primera palabra. Quizás porque no me esperaba ese final. Quizás por esa última sonrisa triste.
ResponderEliminarSaludillos
Me encantó ver como el triunfo se subraya con una leve sonrisa.
EliminarMe cuesta demasiado este relato: leerlo, digerirlo... No comprendo la violencia y reoconozco que me asusta demasiado.
ResponderEliminarUn abrazo abierto contra tanto puño cerrado
Precisa la manera en la que has mostrado la situación del acoso escolar de trasfondo-con sus detalles, sus actores ( todos y cada uno, los espectadores son cruciales en estos casos y se obvian demasiado)-en una situación de diferencia cultural. El final es la antesala de un nuevo comienzo y se hila con el principio de manera, para mí, muy significativa.
ResponderEliminar"La familia lo llamaba Mathew, pero su nombre era Yasir." "Jamás habría soportado que su padre -que no era inglés- lo abrazara." La aculturación tiene sus pros y sus contras ( muchos contras subliminales) pero no debemos perder nuestra identidad. Aunque para hacérnoslo ver, tengamos esta situación que no depende exclusivamente de la diferencia cultural.
Gran entrada. Un abrazo.
Este relato es un fiel reflejo de la innata cueldad que reside en el ser humano. Yasir no entiende por qué le pasa eso a él, pero prefiere sentirse digno a su manera que no una víctima más.
ResponderEliminarUn abrazo!
Es algo que nunca deja de llamarme la atención: la crueldad del ser humano. Acá en el blog he llegado a ser "víctima" de personas que no tenían nada mejor para hacer. Pero no me puedo quejar, recibo toneladas de afecto cada semana.
EliminarUn abrazo.
Con padres así......en fin. Menos mal que mi padre me besó mucho toda su vida....Un abrazo Humberto
ResponderEliminarPues me alegro que tu padre haya sido así, no todos tienen esa suerte. Los míos eran raros, a veces cerca, a veces lejos, pero siempre hijos de su cultura.
EliminarAbrazo.
El final es tremendamente cruel, pero quizá refleja en cierto modo la cruda realidad de la situación de los ghetos en ciudades como París y Londres, donde los hijos de los inmigrantes son rechazados por otros niños de su edad, y al mismo tiempo, ellos se avergüenzan de sus padres por no ser del país y acaban despreciándolos, del mismo modo que lo desprecian a él en la escuela. El resultado suele ser una mala integración social y un crecimiento entre el resentimiento, la baja autoestima, y el desprecio. Mal futuro, si sigue ese camino. Un gran relato, que hace pensar en lo que se hace mal, y en qué se debería de hacer para solucionarlo. ¡Chapeau!
ResponderEliminarUn abrazo, amigo.
Carlos:
EliminarSé que en tu blog estos temas son más tocados, tienes uno de los mejores espacios que abordan cuestiones políticas. Como conocedor de estos asuntos, no hay detalle que se te haya pasado en este texto.
Muchas gracias.
Esta historia se repite continuamente.
ResponderEliminarLa crueldad de los niños no se suele corregir, no se da importancia, como bien dices en boca de la maestra, son cosas de niños.
Y serán adultos mañana.
Me quedo con esta parte porque me ha tocado mucho. A mi me dieron mucha caña por pertenecer a dos culturas.
Besos
Yo encontré la mejor solución: pertenezco a muchas culturas. siempre viví y me inmiscuí (al menos traté) en lo que me ofrecía en entorno.
EliminarBesos.
Muy cierto en muchos casos lo que ocurre son niños que nos saben donde pertenenezca, como siempre digo ...en tierra de nadie..
ResponderEliminarDebemos aprender a convivir a aceptar a todas las personas y la unica forma es desde pequeños y eso es cosa sin duda cosa de los padres que tienen que ser solidarios con todos..
La primera leccion de los niños es la que reciben en el hogar...no hagamos un mundo mas radical aceptemos que todos tenemos un lugar y ellos aquellos que por miles razones no han podido estar en su lugar de origen con sus familias originales se le puede dar una bonita oportunidad de ser parte de este nuevo mundo..
Has tocado un tema que por desgracia lo vivo muy de cerca.
Beso
He de confesarte que también lo viví de cerca, no con ese nivel de crueldad, pero formó parte de mi infancia ser "diferente" a mis compañeros de clase: Mis papás, justamente, eran de origen árabe.
EliminarBesos.
Me parece sobrecogedor. No sé si comprendo esa reacción del padre. Supongo que la provoca la falta de reacción del hijo.
ResponderEliminarEn todo caso, el sufrimiento de un niño nunca me deja indiferente.
Un abrazo Humberto.
Básicamente la reacción del padre es ante la falta de reacción del hijo, pero esa es la punta del iceberg.
EliminarUn abrazo, M.
Noa del taller Literario del Face.
ResponderEliminarEs una realidad que, lamentablemente sucede y especialmente entre los niños que suelen ser mucho más crueles de lo que pensamos, aunque caiga mal esta afirmación, tal vez habría que ver qué pasó en las enseñanzas de los adultos, en este caso la maestra justifica la agreción...historia que conmueve ya que puede decirse que es de la vida cotidiana (mal que nos pese)
Muchas gracias por representar siempre tan bien al Taller Literario del Face.
EliminarUn beso.
Más que el planeta del mal llamado "homo sapiens" este parece más bien "el planeta de los simios". El ser humano, a pesar de tantos avances tecnológicos y científicos, es un ser que ataca todo lo diferente. Nada peor hay que el racismo, siempre fomentado desde los padres a los hijos. És una realidad vergonzosa que pone en evidencia lo atrasado que está nuestro mundo en lo que se refiere a la ética y la moral.
ResponderEliminarUn relato asquerosamente realista y documentado.
Me alegra que te hayas dado cuenta del realismo y la "documentación" que tiene el texto. Conozco muy bien Inglaterra, sé de qué hablo. Es un fenómeno de racismo extraño que inunda de ambivalencia la cabeza de los niños.
EliminarLondres es mi lugar en el mundo, podría decir que amo esa ciudad, pero mi amor no es ciego, veo la realidad que hay detrás.
Un saludo.
Qué hermosa historia, Humberto. Sobrecogedora, intensa, con una atmósfera tan bien dibujada que uno, como lector, vive, junto a Yasir, la tremenda crueldad a la que se ve sometido. Luego, un final bronco, áspero y al mismo tiempo dulce, deja en el ánimo estelas...
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Isabel, me dejas pensando en lo de "hermosa". Uno espera escribir cosas "hermosas", pero la belleza choca con el contenido de la realidad. Hermosa la historia (tal vez, tú lo dirás), pero horrible la realidad.
EliminarUn cariño.
Hola Humberto. Me gusta como escribes. Podría decir muchísimas cosas de la historia, pero solo quiero decirte que me ha gustado mucho.
ResponderEliminarY una pregunta. No entiendo eso de que su padre no era inglés, unido al cambio de nombre.
Un abrazo.
Es la clave del relato, Marina. En Inglaterra hay una inmensa corriente inmigratoria, pero los indios o paquistaníes son los más rechazados (es largo de contar). Se produce un fenómeno muy particular, los inmigrantes se cambian sus nombres para intentar ser más "ingleses" y, por supuesto, le cambian el nombre a sus hijos, que por lo general sí son británicos. Esto genera muchos problemas: los niños tienen dos nombres, uno en casa y otro para la calle, hay constantes peleas para afirmar que ellos sí son británicos (porque lo son), mientras que sus compañeros jamás los aceptan como tales. Hasta el punto de que muchos llegan a odiar a sus progenitores por ser extranjeros, tanto, que prefieren una "paliza inglesa" a una "bofetada india".
EliminarEs un relato sociopolítico, muy complejo, tal vez, pues si se desconoce esta realidad del Reino Unido, el texto pasa por contar un simple hecho de violencia, cuando está muy lejos de ser así.
Un abrazo.
Me parece un relato desgarrador tanto en la forma como en el sentido que lo ocupa de hacernos partícipes de un hecho devastador, uno más en esta realidad cruel en la que vivimos y odiamos,hasta el punto que la infancia se pierde en esos malignos sentimientos.
ResponderEliminarDescorazonador también ese final de sutilezas,donde ser o no ser pero dejando de lado el amor,después de todo.
Triste en verdad.
Un beso.
Oh my...I want to cry at the dignity of this family. In myself I rage at such behaviour towards others. I would not and do not dismiss this kind of behaviour from bullies. I would not have shown such dignity :) XXX
ResponderEliminarI do appreciate you effort to get he story, and you do it every time you drop by!
EliminarXXX
Hola Humberto
ResponderEliminarMe ha impresionado y enfadado la reacción de este padre de un machismno brutal, en vez de abrazar a su hijo.
¿Que maneras son estas de educar a los hijos con violencia?.
Es terrible que no se enseñe a los niños a compartir y a respetar.
Besos, Montserrat
Bueno, las formas de educar varían según las culturas, las épocas, las familias... y en este caso: la situación.
EliminarUn beso y gracias por pasar.
Terrible y realista relato. Una visión dura, feroz. Un análisis fuerte de lo que está ocurriendo en las grandes capitales que atraen inmigrantes. ¡Pobres niños!.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pobres niños y pobres adultos futuros, Taty.
EliminarUn abrazo.
Hola Humberto: El querer pertenecer a una sociedad dominante hace que el niño reniegue de sus raíces. Una escalada de errores y horrores le marcaron el camino para la autodiscriminación. Errores del padre po no fortalecer sus sentimientos de raza. Horrores por los golpes y abusos que recibe cotidianamente. Una realidad que se repite en otros lugares, en otras tierras.
ResponderEliminarUN abrazo
"Escalada" es la palabra que más quiero destacar de tu comentario, pues se trata de eso. Un efecto dominó de racismo que acaba en la autodiscriminación y la aceptación de la violencia de raza.
EliminarUn abrazo.
Que definición esencial es el lenguaje en las personas; me quedé pensando en que su familia lo llame Mathew,,, y esa es la grieta de haber cruzado una frontera (si no se piensa que la misma frontera es la grieta).
ResponderEliminarImagino que en alguna discusión, ante una pérdida o dolor lo llamarán de repente Yasir -y luego el silencio-. El dolor siempre saca las verdaderas palabras (las propias).
Siendo el lenguaje como la vida (un tránsito intransferible) no es extraño que un golpe sea un premio de liberación. Y un abrazo, un encierro de carne y hueso.
Tenés razón; nadie puede pararse a decir que está bien y que no. Afortunadamente esta vida no conoce de únicas maneras, aunque muchos humanos se empeñen en que lo haga.
Enorme abrazo de libertad Humberto.
Pd: Me encantó eso de que ahora respondas; a mi me gusta mucho responder en mi blog. Y sobre todo intento hacerlo como un lector más, es un rol muy interesante de experimentar.
Es verdad, por aquí uno responde más como lector. Eso hace que mi propio texto me resulte extranjero y pueda criticarlo o revisarlo desde otras perspectivas. Sin ir más lejos ésta, la del dolor que saca las verdaderas palabras es muy interesante.
ResponderEliminarMe hizo pensar en el silencio del padre, no le dijo "ven Mathew o ven Yasir" sino que primó el silencio, estaba todo abatido ya. Y me hizo pensar que poco le faltó al niño para decirle al padre "Paqui" después de la cachetada. Tal vez habría sido un buen final, pero algo obvio.
Esta vez la situación política de UK ayuda o no a entender el relato, pero sabés cómo es: este blog no sabe qué es un microrrelato y este blog escribe lo que quiere.
Un abrazo, Juan.
Personas que huyen de sus países buscando un futuro mejor... para ser marginados en otros lugares. Pienso en las marchas de ayer en Argentina, por nuestra identidad, por la memoria, por aquellos que dieron la vida para que lo que cuenta tu relato, cambiara. O el derecho a la identidad, a defender sus raíces, el reniego de las mismas. Flashes que me dispara tu texto. Un lujo pasar por acá.
ResponderEliminarAbrazo
Es verdad que puede relacionarse con la realidad argentina, tal vez en mi cabeza haya sucedido algo así, pero algún mecanismo me llevó a localizar la historia en el Londres de los '70s.
EliminarUn abrazo.
Fiquei surpreendida com o final do relato.
ResponderEliminarNão esperava mais violência...
a pior de todas, a violência doméstica.
Boa semana!
Beijinhos.
Minas
♫♫.•*¨*•♫♫¸
Toda la narración es muy triste, pero no llego a entender la reacción de su padre de la bofetada, por qué el niño no se defendió, pues quizás debió de ser culpa de él según la educación que le había dado, en fin!.
ResponderEliminarUn abrazo y un feliz domingo
Es muy extraño tener que explicar un relato. Pero en este caso particular lo hago, pues me interesa sobremanera que se entienda.
EliminarTal vez el padre le pegó porque Yasir no supo defenderse, pero él no quiso defenderse porque prefería una "paliza inglesa" a una "bofetada india". Probablemente la educación haya tenido que ver, pero la conflictiva es más profunda: un niño hijo de extranjero que es despreciado por los nativos, pero que aún así desprecia a su padre por ser extranjero. Menudo cóctel.
Me ha gustado el relato, y más aún, después de leer los comentarios, puedo decir con criterio que es genial.
ResponderEliminarLa disfruté, y más cuando la releí.
Besos.
Ése es el riesgo de escribir algo más acotado, la entrada anterior hablaba del amor, que todos experimentamos de una u otra forma, el racismo y la autodiscriminación (por suerte) no es común a todos.
EliminarBesos.
Intensa historia.
ResponderEliminarFue intenso escribirla, te lo aseguro, me puso nervioso.
EliminarUn breve relato pero con mucha fuerza (no por los golpes, sino por tu estilo).
ResponderEliminarEnhorabuena y gracias!
Muchas gracias a ti, Daviblio.
EliminarEnfocas la violencia desde ángulos dispares y muy reales a la vez. Eso me gusta.
ResponderEliminarUn saludo.
Desde hace un tiempo me propuse "subvertir la subversión", cambiar los ángulos de visión, sorprender y sorprenderme, espero estar consiguiéndolo. En mi caso sí sucede, por propia voluntad o inspiración, éste no sería el tipo de relato que más fácil me sale.
EliminarUn saludo.
Ah, y por supuesto que seguiremos en contacto!! :)
ResponderEliminarSiento que esta es la forma en que se siembra odio y se cosecha venganza. Un abrazo.
ResponderEliminarNo hay "mejor" forma de generar odio.
EliminarAbrazos.
What a beautiful capture, Humberto.
ResponderEliminarHe has such a precious face.
Happy Sunday to you!
Thank you, Lisa, I know you pay attention to the pic!
EliminarCheers!
Amigo Humberto: Dada tu explicación en unos cuantos comentarios más arriba, puedo decir que comprendo mejor el relato.
ResponderEliminarComprendo mejor ese odio a los indios o paquistaníes en Londres. Comprendo mejor lo de Mathew-Yasir. Comprendo mejor que el niño aguante estoicamente la paliza y la bofetada del padre.
Puro realismo hiriente, Humberto.
Este mundo nuestro no ha mejorado casi nada desde hace siglos.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Perdón: Cuando digo que comprendo mejor ese odio a los indios, me refiero, lógicamente, dentro del relato. El racismo no lo entiendo en ninguno de sus idearios ni formas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mos.
Se entendió perfectamente, mi querido Mos.
EliminarGracias por tu comentario acertado.
Esta vez el relato es demasiado real, a saber cuántos Yasir hay por el mundo soportando la violencia de sus familiares y compañeros. Y lo peor, que nadie pone remedio.
ResponderEliminar¿Quién podría ponerle remedio?, me pregunto.
EliminarUn beso.
Lo desconocido se ve oscuro, provoca ira, miedos. Alguien me enseñó que tenía que llevar piedras en mi mochila simbolizando lo que no entiendo. Ir dejando de a una a medida lograra entender y tomar otras nuevas...
ResponderEliminarBso Dib, me encantó!
Qué buena estrategia te enseñaron, me encantó el valor que conlleva.
EliminarUn beso.
Se me estrujó un poco el alma la verdad. Pero no deja de ser una sesación y lo has hecho una vez más con tu forma tan auténtica de relatar.
ResponderEliminarUn abrazo,
En definitiva, como se llama un libro de Günter Grass: Es cuento largo.
EliminarUn abrazo.
Difícil el tema de las minorías: a veces es el entorno el que no les facilita la integración y a veces son ellas las que conforman un gueto inexpugnable... El acoso escolar se da por razones tan diversas, el gordito, el chiquito, el tonto, el raro, el negro y el blanco... Cualquier etiqueta sirve de excusa. Y aunque intentes arrancarlas, siempre vienen los que son por naturaleza violentos y las crean.
ResponderEliminarQué bien lo haces, Humberto. Siempre da gusto leer tus cuentos.
Besos.
Muchas gracias por tu comentario, Sara, como siempre digo, es un honor que una artista como tú deje una huella tan amable.
EliminarBesos.
El racismo és hacia los pobres y los desfavorecidos. Si este niño hubiera tenido su papá forrado de dinero, otro gallo hubiera cantado. El novio de la malograda lady Di, bien que era ( ¿aceptado? no en la corona, pero y ¿respetado?, tampoco lo sé, dado el trágico final de ambos).
ResponderEliminarEstamos en lo de siempre: nada nuevo bajo el sol.
En eso concuerdo contigo: Nada nuevo bajo el sol, como escritor me queda la herramienta de buscar otra voz para decir lo mismo... Venimos haciéndolo desde Homero.
EliminarGracias por el comentario.
humberto,un relato impecable,hay muchos yasir,pero con finales bastante mas distinto,mas duros y tragicos
ResponderEliminarun abrazo
Bueno, sólo espera la continuación de este relato...
EliminarGracias, Carna.
Hola Humberto, un relato magnífico es un lujo poder leer lo que escribes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Aunque suene a fórmula, para mí es un lujo que me lean/leas.
EliminarUn abrazo.
Bonito y triste relato , estoy segura que hay muchos Rasir, en los colegios sufriendo en silencio la incomprensión y la maldad del genero humano.Descartemos el racismo y amémonos todos.
ResponderEliminarUn saludo afectuoso. Si puedes te pasas por mi blog.
Muchas gracias por tu mensaje de paz, Luz. Luego voy a pasar por allí, pero tenme paciencia, ¡por favor!
EliminarUn beso.
Intenso y profundo, terriblemente real Humberto, muchos sentimientos entremezclados, lo has expuesto muy bien, chicos en territorio de nadie, extranjeros donde quiera que se encuentren.Ojala la solución fuese facil a tanto conflicto,pero desgraciadamente no lo es.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Un abrazo.
Esa mezcla de sentimientos es la que sentí cuando se me cruzó la idea, pero mucho más la sentí cuando la bajé al papel.
EliminarUn abrazo.
Qué racismo tan retorcido, y que mente tan limitada tenemos, cómo nos gusta complicarlo todo. El arma más poderosa es la palabra y es la única que te hace libre.
ResponderEliminarBesos Humberto.
La palabra, hasta la palabra silenciada o cambiada, es clave en este texto.
EliminarUn beso.
Este relato cuenta muchas vidas, Sr. Dib. Tantos Yasires que son verdugos aquí y víctimas allá, tantos hijos de Yasires y padres de Yasires.
ResponderEliminarEsta pieza goza de lo mejor de la literatura, su universalidad.
Un abrazo,
Muchas gracias por tu comentario, Pedro. Es verdad, alguna vez nos ha tocado a todos representar ese papel, seamos del país que fuéremos.
EliminarUn abrazo.
Este relato bebe de la realidad que nos podemos encontrar cada día. Desgraciadamente.
ResponderEliminarAllí fue encontrado, en un suburbio del sudeste de Londres.
ResponderEliminarGracias por pasar.
Extraño relato de ficción. (Si te pegan y nadie te apoya, tarde o temprano, te espabilas o desesperas). Si a algún pariente mío le hicieran eso, es más que dudoso que me cruzara de brazos. Los niños pegones no entienden de bonitos y educativos discursos. >:)
ResponderEliminarMejor no me meto con ningún pariente tuyo, ¡Tío! ;)
EliminarUn abrazo.
No consigo entender si es simplemente crueldad infantil o racismo debe ser que ando muy espesa
ResponderEliminarUn besote y feliz semana
Yo creo que se unen ambos conflictos... y otros más.
EliminarUn beso.
Me ha dolido de todas formas Humberto porque he visto el paralelismo entre este caso y otro que yo me sé, pero que fue peor porque no vino su papá y los envidiosos enemigos de su clase le quitaron una honorable carrera. Hirieron al Quijote e hirieron más todavía a su país.
ResponderEliminarPero esta es otra historia que en otro momento contaré. O no. Cualquiera sabe.
Puedo imaginarlo, lo que se da a nivel individual, hace eco en lo social. Es así.
EliminarUn cariño
Nos asusta leer lo que en el fondo pasa cada día...
ResponderEliminarUn abrazo
Posiblemente no le damos la verdadera importancia, y lo digo por mí también.
EliminarUn beso.
Hola, me duele todo el escrito, todo su contenido, las pocas consecuencias de estas cosas que suceden en los colegios, y lo del padre… no tiene nombre.
ResponderEliminarSé que hay estas cosas en todos los colegios, se que mil veces se ríen los niños de algunos niños, se que pegan y asustan una pandilla a un solo niño, se que siempre me dolerá leer estas cosas, porque tengo nietos, porque esto siempre ha pasado, y porque la mayoría de los padres y abuelos, no nos enteramos jamás.
Gracias por tu entrada magnifica y triste. Un abrazo.
Gracias a ti, Lola, por el comentario y por la reflexión.
EliminarUn abrazo.
Muy complicada el tema, los entresijos de la mente son muy complejos, de tanto escucharlo Yasir pensaba que lo que le pasaba le estaba bien merecido... terrible!!! Por desgracia esto en mayor o menor modo en casi todo el mundo, lamentable...
ResponderEliminarMuy bueno el relato.
Un abrazo.
Muy complejo indeed, Pedro...
EliminarGracias por pasar.
Terrible historia. Sobre todo porque es imposible pensar que esto mismo no está pasando ahora en cualquier rincón del mundo. Me ha sobrecogido tu relato. Y la reacción del padre... No me gusta ese padre para ese niño.
ResponderEliminarBesotes!!!
Como dije antes, posiblemente no miramos bien, pero pasa en todas partes.
EliminarUn beso, amiga.
Increible historia, tanto por su crudeza, como por su gran parecido a la realidad de muchos lugares.
ResponderEliminarPero lo que más me ha emocionado es la reación tan cruel del padre y la posterior sonrisa del hijo...
Dónde encontraría ese niño el cariño??
Muy bueno Humberto, aunque siempre me quedo con una sensación de tristeza cada vez que leo algo así, sobre todo cuando les sucede a los niños...
Un beso
¿Quién no queda impactado? Te aseguro que me cuesta escindirme entre el escritor y el lector al releerlo.
EliminarUn beso.
Racismos de los compañeros, racismo del hijo al padre, siempre es el mismo mal. Ese final es el que marca la diferencia con otras historias parecidas. Aquí el racismo también existe desde el hijo hasta ese padre, que no es inglés y mejor que no lo vean que lo abraza alguien así. Bien contado.
ResponderEliminarBesitos
No puedo agregar nada más a tu análisis, Elysa. Contundente.
EliminarUn beso.
Cómo nos asusta lo que no comprendemos. Esta vez me has emocionado.
ResponderEliminarUn abrazo
Si esa emoción después la aplicas en algo hermoso o pacífico, me alegro de que la hayas sentido. Si te dejó trise, piensa que es s´lo un relato.
EliminarUn abrazo.
EXCELENTE, NEGRO, ESTA VEZ ME DEJASTE CON LOS H... EN LA GARGANTA. NO SE QUE MAS DECIRTE.
ResponderEliminarUN ABRAZO DESDE CÓRDOBA LA DOCTA
CHRIS
No te preocupes, Christian, yo tampoco sé más qué decir.
EliminarUn abrazo.
Esta es una de esas historias que dan ravia, pero trato de centrame en lo literario.
ResponderEliminarDices todo en pocas palabras, que mayor virtud??
Un besote.
Lula!
Dan bronca, entristecen, humillan, ofuscan y muchas cosas más, Lula.
EliminarGracias por tu visita.
Tremendo.
ResponderEliminarPocas personas son tan escuetas, pero acá no se miden las palabras. Agradezco tu adjetivo.
EliminarPues que triste que encima el padre tambien lo abofetee,si no se defendia tendria sus razones,cada uno debe ser libre ante eso,se puede aconsejar, o dejarse ayudar,pero abofetear,los maltratos vengan de donde vengan me enfurecen,saludos
ResponderEliminarHay personas que no encuentran otra salida que la violencia. Siento que es la realidad del día a día. En una época me enfurecía, hoy trato de canalizar los sentimientos por el arte.
EliminarUn saludo
Son demasiadas oscuridades en tan pocas palabras. Demasiadas. No sabría por donde empezar. Quizá lo mejor sea decirte que estás logrando tu propósito. Te vas alivianando de los pesos muertos.......y escribís mejor.
ResponderEliminarVeo que la violencia se va incrementando...la discriminación va haciendo de las suyas. No me atrevo a decir que puede pasar. O si, y no quiero hacerlo.
Abrazo!
Muchas gracias por tu halago, Dany. Es verdad, cuando se dejan los lastres y se focaliza lo que queremos hacer todo es más fácil.
EliminarLo demás lo decís a la perfección, agregar algo me haría sentir un falso profeta.
Un abrazo.
leyendo a dd franco, yo también recordé un par de cosas, pero desde el punto de vista de la psicología. la primera, que los niños siempre tienen que interactuar con su grupo social de amigos porque así aprenden a "negociar" con ellos y que es algo que le va a servir para afrontar la vida cuando ya sea un adulto. la segunda, que el padre es un autoritario/agresivo que ha logrado hacer que su hijo tenga una personalidad tan pasiva que permite que hagan con él lo que a otro(s) se les de la gana. no sería de extrañar que tenga una identificación plena con la pasividad (no la muestras pero casi siempre es así) de la madre, llegando a ser un homosexual en su vida adulta.
ResponderEliminarfijo que si este muchacho fuera estadounidense, podría ser -si se lo propusiera- un actor de hollywood; o cantante, si fuera inglés. saludos.
La psicología dice mucho al respecto, bien lo sé yo, pero también te aseguro que los paradigmas que se sostienen ya no sirven para los nuevos modelos sociales, o si lo prefieres, para el "nuevo sujeto". El psicoanálsis es la teoría que más está sufriendo esta "desactualización".
EliminarUn abrazo
Hola, Humberto
ResponderEliminarLa historia es muy conmovedora pues encierra muchas cosas importantes: el deseo de no violencia que representa la pasividad de Yasir, pero también es la manera inteligente de no marchar contra corriente, ¿acaso podría enfrentarse físicamente con la gran mayoría de sus condiscípulos?
Desafortunadamente es lo que viven a diario muchos niños, hijos de inmigrantes: la exclusión por el hecho de ser de un color, etnia, país o idioma diferentes.
Un abrazo
¿Qué más agregar aparte del agradecimiento por tu comentario?
EliminarCreo que la pasividad es sorprendente en el relato, pues todas las actitudes del personaje son pasivas. Lo cierto es que no estoy tan seguro que sea a causa de un deseo de no violencia. Algo más hay.
Un abrazo.
wow..contigo uno nunca sabe que viene en el final...siempre una gran sorpresa. Un placer.
ResponderEliminarSaludos, Nahuel.
Gracias Nahuel.
EliminarTe confieso que muchas veces me veo llevado por las ganas de contar una historia simple y finalizarla diciendo un: y nada pasó. Sería apoteótico.
Un saludo
muy bueno, la peor discriminación es la que hacemos nosotros de nosotros mismos.
ResponderEliminarseguiremos viéndonos por acá...
Bueno, eso es cierto, pero te tienen que pasar unos añitos por encima para modificar esa conducta, no basta con una infancia feliz.
EliminarUn abrazo.
El primer acto de violencia es, sin duda, no respetar la identidad que le fue dada al nacer. "Mathew" es, probablemente, lo que lo descoloca dentro de un mundo que no entiende y ni siquiera le han dejado el recurso de la identidad y la etnia para defenderse, al menos, por orgullo de sus orígenes...
ResponderEliminarComo siempre, mis respetos Humber
Besos
El Mathew en vez del Yasir es clave en este texto, bien te has dado cuenta. Esconder las raíces no augura nada bueno para ninguno en esa familia. Pero te aseguro que es un fenómeno del día a día, fui más realista que nunca, casi te diría que me paré en esa esquina a observar lo que pasaba y luego escribirlo.
EliminarUn beso.
Mi querido Humberto tu historia me ha dejado pensando nada mas en el futuro de Yasir, los golpes y humillaciones se soportan superficialmente..pero lo que genera por dentro...? Resulta un tanto dificil entender como se criaron las almas que en un futuro generaron desgracias vengandose de aquellos atormentados recuerdos de dolor que sufrieron en la infancia..Espero se te ocurra la historia de el futuro de este pequeño...seria genial!
ResponderEliminarUn abrazo!
Digamos que esta es la precuela de un tercer momento que ya escribí, la continuación estuvo antes que este texto, te dejo el link: http://humbertodib.blogspot.com.ar/2011/06/aquella-manana.html
EliminarUn beso.
Hola Humberto.
ResponderEliminarHoy quiero volver a escribirte sobre tus relatos. Admiro la facilidad con que en tan pocas líneas nos pones delante algo tan complejo y sin dejar de lado nada que sea importante. No me considero escritora (nunca lo he hecho, ni creo que pueda estar siquiera cerca de calificarme como tal), aunque siempre me haya gustado escribir y dedique más tiempo a ello útlimamente. También voy viendo cómo algunas cosas van cambiando en lo que hago. Pero pienso que por mucho que pudiera aprender, me sería muy difícil conseguir algo remotamente parecido: esa simplicidad que no es tal, ese decir tanto en tan poco... ¡si hasta mis comentarios suelen ser más largos que tus textos!, y no creo que digan más.
Y en cuanto al contenido, desgraciadamente mi profesión nos hace tratar con situaciones a veces escalofriantes, cuando uno pensaría que algo así nunca debería ocurrir... Son demasiados factores que se juntan para llegar a casos como el de Yasir y otros, y no siempre es sencillo controlar al menos alguno de ellos.
¡Biquiños!
Carmen
Bueno, me has dejado sin palabras.
EliminarHay mucho de afecto en cómo te veo, sea como persona o como escritora, por eso no puedo ser objetivo. Pero creo que los títulos poco importan, tú te expresas, tienes un libro en la calle, le pones muchas energías a lo que haces y siempre vuelves a la "capital", porque, como dijo un escritor muy famoso, "la niñez es la capital del escritor". ¿Qué más se necesita? Repito, no creo que el título oficial de escritor sea necesario.
Lo del poder de síntesis tiene mucho de ejercitación, así y todo, valoro inmensamente tus palabras.
Algo me conoces, sabes que mi objetivo va más allá de tener cierto éxito en un blog, vamos a ver qué pasa.
Un beso enorme, mi querida Carmen.
Este texto es tan poderoso y acomete contra tantas cosas, que es inevitable reaccionar.
ResponderEliminarEs como un árbol (de esos tenebrosos que aparecen en las ilustraciones monocromáticas) que tiene ramas que disparan temas colaterales y durísimos a la vez. La rigidez e intolerancia de todas las culturas, las víctimas que caen en el intento de la adaptación, ya sea en la nueva sociedad o en el seno de su propia familia.
Cómo estamos, eh? Involucrado y comprometido. Y lo celebro. De verdad, están saliendo cosas muy interesantes.
Great work, my darling!!!
Kisses for you! :)
Bueno, BeeBee, una parte fundamental del proceso (qué palabrita, eh) es involucrarse y comprometerse, en cierta forma vos fuiste testigo y "oreja" de ese movimiento.
EliminarCreo en vos, sé que estás cerca de dar un gran paso, me gustaría ser testigo activo cuando lo hagas.
You may say I'm a dreamer (je), pero realmente es en serio lo que te dije: Un nuevo movimiento con aire fresco para la Literatura Argentina.
Un beso.
Un compendio de actitudes nefastas...
ResponderEliminarNiños que ya tienen acuñada una conducta intolerante y de discriminación manifestada con agresividad y violencia (sin dudas, asimilada por lo que ven en su entorno); un origen que no es respetado ni siquiera en su propia casa donde Yasid mutó por Mathew; la pasividad "masticada y digerida" la cual no le permite reaccionar y defenderse; y un padre que se empeña en seguir aniquilando la personalidad de su hijo. Insisto, un compendio de actitudes nefastas...
Excelente relato, Humberto!!!! Un beso grande.
Te pusiste seria, Diana, me sorprende, porque siempre sos tan simpática. Ya sé, ya sé, esta ocasión no lo posibilitaba, pero es "raro" leerte así.
EliminarUn compendio de actitudes nefasta resume muy bien el relato, separar un u ordenarlas, sería imposible.
Un beso enorme.
Para que no extrañes podría agregar que el último fue "¿Un golpe de suerte?" Uhhh (chiste malo y de humor negro, jejejej)
EliminarAhhh y de paso una fe de erratas: cambio el Yasid (que se me fue con "d") por Yasir con "r". Las cosas por su nombre... ja!
Un beso grande, Humber!!!!!!!!
Que dolor. Que historia tan desgarradora. Me quedo con la sonrisa. Te abrazo bien fuerte.
ResponderEliminarGracias por esa sonrisa, Aristóteles. Otro abrazo enorme.
EliminarEstremecedor, pero me ha recordado una frase en catalán: "L´independència sempre es colpidora" Algo así como "La independencia sólo se consigue a base de golpes" como Yasir. Abrazos. Borgo.
ResponderEliminarEs que es cierto, no hay independencia sin batallas... lamentablemente.
EliminarUn abrazo.
Un desgarro. Me parece tremendo, pese a que la ficción suele ser más amable que la realidad.
ResponderEliminarLa ficción es la realidad, lo fantasioso ya no. Es verdad, la ficción guarda más vínculos con el día a día. Pero pronto vamos a ver cosas como las que escribía Asimov y no nos vamos a sorprender. En fin...
EliminarUn abrazo.
Años más tarde, las cámaras de CCTV lograron ubicarlo en la estación de King's Cross portando una mochila de la cual salía un cable que estaba conectado a un interruptor en su mano derecha.
ResponderEliminarEl Inspector Dunham creyó reconocerlo, tal vez del colegio. Algunas caras no se olvidan, sobre todo si fueron el blanco de las burlas o de las trompadas.
Yasir tal vez intuyó que ya lo habían ubicado, se dio vuelta miró a la cámara y sonrió. Iba al encuentro del abrazo con su padre no inglés.
Ato:
EliminarTu espacio me divierte y lo siento como mi casa, ya te dije, pero leerte "serio" me gusta, es una faceta que merece ser explotada también. Creo que ya lo leíste, pero escribí antes el después:
http://humbertodib.blogspot.com.ar/2011/06/aquella-manana.html
Un gran abrazo.
No, no lo había leido, pero justamente en eso pensaba. El bullying y su versión xenofóbica es caldo de cultivo para fomentar doble agentes y suicidas.
EliminarCotidiano, habitual, a veces lo miramos ,otras no queremos verlo. La realidad que nos muestras hoy es un reflejo, sólo que la vida puede y, casi siempre es más cruel.
ResponderEliminarEs un placer leerte, siempre.
Un abrazo.
Sólo me queda agradecerte, es un placer que pases por aquí, aún no me acostumbro a que falte tu poesía, pero son decisiones. No te engaño en lo más mínimo, soy amante de la prosa, pero cuando leo poesía bien hecha, enseguida quiero más... y no abunda.
EliminarUn abrazo.
Algunos niños:suelen ser muy crueles;por regla general,los que se atrven ha esto: lo son de mayores tambien, Un abrazo
ResponderEliminarLa crueldad infantil tiene sus causas y consecuencias, sin dudas, siempre existió. Pero aquí hay algo mayor, un problema social.
EliminarUn gran abrazo querido Julio.
· Y cuando Yasir se hizo adulto, conservó muchas huellas. Tal vez ahora se encuentre una explicación a lo que hace.
· Saludos
CR & LMA
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El adulto es el resultado del niño que fuimos, de eso no hay dudas.
EliminarUn saludo
Una historia triste pero que se repite muy a menudo en las escuelas , a veces los niños pueden ser muy crueles. Espero que a
ResponderEliminarYasir esto no le haya servido para convertirlo en un ser despreciable y terrible.
Esperemos, es un personaje, claro, pero representa muchos niños reales.
EliminarUn cariño
Que cruel, pobre chico, quizás algún día cuando su padre le abrace descubra toda la ira que guarda y se dedique a vengar su infancia.
ResponderEliminarViolencia por violencia es lo que nos enseñan día a día, es triste, pero cierto.
Muuuuuchos besos.
Muchas gracias por tu vista, Laira, ya voy apara tu blog, hace mucho que no te leo.
EliminarUn beso enorme.
Caro Humberto, de pronto entendi o español/o texto, confesso que dolorido, me trouxe a imagem dos atos violentos e maldosos que as crianças/adolescentes podem fazer uns com os outros, o que vemos na midia...então o golpe final de teu conto, o pai observa e tem aquele desfecho; achei surpriendente, não esperava, mas fiquei a pensar na possível lição: a liberdade é dolorida.
ResponderEliminarps. Obrigado, tuas pequenas ficções tem me ajudado a desviar um pouco minha falta de estímulo para com o que me cerca, com o que eu vivo, com o que eu não vivo.
ps. Meu sempre imenso abraço.
Gostei das tuas palavras finais, muitas vezes as ficções dos outros nos abrem a mente, comigo acontece tb!
EliminarUm grande abraço.
tras los golpes, otro más, sin duda no era rioplatense que hasta ahora estaría repartiendo galleta
ResponderEliminarsaludos
Me has hecho reír, porque tienes razón, los latinoamericanos somos de dar 3 golpes por 1 golpe, no nos andamos con cosas pequeñas.
EliminarUn saludo
Pues... no he entendido demasiado el final, Humberto. No sé por qué le tiene que dar una bofetada. Pobre chico... eso sí, por desgracia, es una escena que se repite muchísimo y tenemos que hacer algo para que esto cambie, porque es demasiado común.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues, yo tampoco sé por qué le dio la bofetada, pero presumo que es porque vio la pasividad de su hijo frente a sus compañeros, porque no se defendió. Pero, como escritor, apenas puedo espiar un trecho de la vida de los personajes.
EliminarUn beso.
yo la entiendo así... la bofetada se la dio porque no se defiende...
EliminarMe pregunto ¿qué es lo que le enseñaron...?
Primero, desde el mismo nombre, le confunden la identidad, después, sería para preguntarse cuales son los valores que le inculcaron, para que el chico prefiera el golpe del padre al abrazo.
De todos modos, no me siento con la autoridad como para emitir un juicio sobre la educación que un padre debería darle a su hijo inmigrante del "tercer mundo" en un país del "primer mundo", supongo que debe haber un dilema... mantener las raíces o asimilarse... no me animo a opinar...
La acotación es fundamental, yo viví 4 años en Londres, no hay forma de explicar el choque entre estos "dos mundos". Pueden suceder tantos fenómenos inexplicables y complejos que no me animaría a analizar.
EliminarPor cierto, ¿cuál sería el 2° mundo?, del 1° sé bastante porque viví, en el 3° nací y vivo (países diferentes), ¿pero el 2°?
Un abrazo.
creo que la cosa es así...
EliminarLa "Teoría de los 3 mundos" fue creada por Mao. El "primer mundo" eran las 2 superpotencias, EEUU y la URSS, el "segundo mundo" eran Europa y Japón, y el "tercer mundo" eran los demás, "pueblos, países y naciones oprimidos".
Pero se interpreta, generalmente como primer mundo, los países desarrollados, y tercer mundo los países subdesarrolados y/o en vías de desarrollo (hoy llamados "economías emergentes").
jaja... mi pasado maoísta me delata...
Bien, siempre se aprende algo nuevo. Es decir, hoy en día el 2° mundo es una ficción hueca, producto de la polarización económica. Creo.
EliminarAhí hay un héroe.
ResponderEliminarUn héroe de los suburbios londinenses, nada mal.
EliminarEl estoicismo se practica, no se declama. Yo creo que este personaje tiene mucho de eso. Y sí, también de héroe.
ResponderEliminarUn saludo.
Pero usted sabe cómo es, Don Yoni, la gente se llena la boca proclamando su estoicismo. Sería muy bueno que esos fueran a los libros a ver cómo vivían los que crearon la corriente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Da para pensar muchas cosas Humberto, sin duda es un padre machista, o un padre muy poco sensible, o tal vez no era su padre y era un hijo adoptado... Lo que de veras me conmueve del cuento es la sonrisa de Yasir, con la que me quedo. Te felicito como siempre, un abrazo.
ResponderEliminarLa sonrisa ésa fue su arma, pero quién dice que un día se vuelva contra él mismo.
EliminarGracias por pasar siempre.
Me dejas frio amigo, es claro que su autoestima estaba por lo alto y que era mucho mas maduro que aquel loco al que llamaba papá, un magnifico relato que nos refleja lo dificil que es la vida para muchos y la insolencia y deshumanidad de la cual son dueños muchos seres humanos, saludos desde mi querida Guatemala
ResponderEliminarGracias SL, tu comentario no requiere más palabras.
EliminarUn abrazo.
Detesto la violencia. así que solo me queda decirte que tu relato me dejó un sabor amargo.
ResponderEliminarAgitas los sentimientos como si fueras una coctelera. Haces muy bien. nunca debemos dejar de pensar en estas injusticias para procurar que no sucedan.
Un abrazo
Me dejas pensando en la cuestión de los sabores. Esto es, cuando subo una entrada puedo imaginarme si va a producir tristeza, alegría, indiferencia, bronca. Pero me pareció interesante comparar los escritos con un menú con diferentes sabores. No pueden faltar el amargo. Sin ir más lejos, a mí el chocolate que más me gusta es el que tiene un 85% de pureza... y es MUY amargo. Perdón por la comparación, pero me gustó tu idea.
EliminarUn abrazo.
UF...terríble situación la que nos relatas hoy..
ResponderEliminarLos pelos de punta con este problema..., duro, real y demasiado para mí
cuando se trata de niños..., siempre me sale la vena de madre protectora.
Muy bien narrado.., he sentido todos los ingredientes
Un beso Humberto
Acabo de hablar de sabores y tú de ingredientes, vaya, la cosa está tomando otro sabor. Me alegra, porque salimos un poco de semejante tema.
EliminarUn beso.
Cuando sobreviene la depresión económica, las sociedades y culturas giran a la derecha. Se exageran las cuestiones raciales y religiosas. Se persigue al que no hay que perseguir. Así ha sido siempre. Perdón por esta reflexión que no resalta de este bello texto la (quizá utópica) única acción posible frente a esas violencias. La única que demuestra la ausencia de miedo. Gran Abrazo.
ResponderEliminarQué triste Humberto, pero qué real debe ser. Es un excelente texto de crítica a la sociedad moderna. Nos afanamos en señalar y querer arreglar los problemas de los demás y no somos capaces de ver los nuestros, que están bien cercanos.
ResponderEliminarGracias Humberto. Para ti un abrazo fuerte.