Peones, capataces y patrones se reunieron en la
caballeriza para asistir al gran acontecimiento: el veterinario había anunciado
que ya se habían cumplido los 345 días y que Florcita -la única yegua primeriza
de la cuadra- iba a dar a luz esa mañana. Sólo podían observarla, pues desde
hacía una semana Florcita estaba algo rara y no permitía que se le acercasen, ni siquiera su cuidador, como si quisiera hacerlo todo ella sola.
Después de dos horas de espera ansiosa, la yegua dio
un brinco, soltó un relincho agudo, lanzó un par de coces contra la valla, se arrojó al piso y finalmente -con los ojos desorbitados por el dolor- largó un bulto sanguinolento y peludo.
El potrillo no conseguía ponerse en pie, así que Florcita
trató de socorrerlo dándole unos empujones con el hocico, pero el bicho se retorcía
con movimientos espasmódicos.
Los hombres entraron a la cuadra para ayudar, pero se detuvieron horrorizados frente a semejante engendro amorfo: se distinguían en él dos patas equinas, tres muñones que terminaban en dedos deformes
y una cabeza humana. Ninguno de los peones pudo soportar un segundo más al lado de aquella monstruosidad.
No hubo palabras acusatorias, sólo se
acercaron al cuidador y le entregaron la escopeta para que él mismo terminara lo que había iniciado.
Dibinos:
ResponderEliminarMuchas gracias por las visitas y comentarios para “El campesino”.
Una feliz entresemana.
Un abrazo.
Humberto.
Veo que ha vuelto a ser el mismo de siempre, señor Dib, yo lo prefiero así.
Eliminarni se me hubiese ocurrido tal final,jajaja,hay que ser muy gaucho,dice la expresión
ResponderEliminarexcelente,me has arrancado una sonrisa
un abrazo
Yo sabía lo de las ovejas, pero parece que hay de todo, je.
EliminarUn abrazo, Horacio.
Ai Humberto, deixaste-me sem palavras, muda. Estava tão alegre a ler sobre a maternidade da Florcita (adoro animais) e com a parte final me mataste. Quando vir uma égua prenha, estou certa que me vou lembrar de ti.
ResponderEliminarBeijos
Flor
O nome foi por acaso, Flor, hem!
EliminarSempre que vc se lembrar de mim, vou ficar muito feliz.
Bjs.
ese cuidador debe ser zeus o algún semidiós. ¿qué hace trabajando en una caballeriza?
ResponderEliminarbueno, a hércules le impusieron limpiar unos establos y tuvo que verse obligado a desviar el cauce de un río para hacerlo.
veo que las cosas no han cambiado casi nada desde entonces.
saludos.
Exactamente, querido Draco, era uno de los tantos nuevos semidioses que todo lo pueden, hasta la manipulación genética fuera del laboratorio ;)
EliminarUn abrazo.
... Sobre gustos.. buen relato, amenazaba con ser un texto que nos hablaba de las maravillas de lo cotidiano, casi campestre, que, en pocos palabras, se desliza hacia lo extraño, lo que roza las perversiones y el horror.
ResponderEliminarAbrazo
Todo un paquete de 'monstruosidades', ¿no es así, Horacio?
EliminarGracias por el dato.
Un abrazo enorme.
Ahg, logra su cometido de repulsión y terror. Me gustó mucho.
ResponderEliminar¡Pero, cómo, si yo intenté generar ternura y simpatía!
EliminarQué desilusión ;)
Un abrazo y muchas gracias.
Me da para el lado de lo macabro. Me sorprendió el final, sin duda el titulo desorienta y así lográste dejarme atragantada.
ResponderEliminarUn abrazo Humberto!
¡Espero que no hayan tenido que hacerte la maniobra de Heimlich!
EliminarUn abrazo, Magah.
jajajaja!!!!
ResponderEliminarVaya brinco!...de la ternura de campesino y el diploma...al...no sé como llamarlo jajajaja!!!
Buena imaginación!!! Y final de salto-susto! jajaja
Besosssssss
Y bueno, Gizela, hay que variar un poco, 5 días de ternura pueden afectar mi personalidad ;)
EliminarUn beso.
No sé porque me asombro semejante final, conociéndote debería saber que algo de así podría suceder.
ResponderEliminarLo primero es "flor de yegua" porque no todo fue culpa del gaucho...ja ja
Besos.....
Según escuché, la yegua se le insinuó varias veces antes de que él aflojara.
EliminarPor cierto, pasa algo extraño con tus comentarios: no me aparecen en el correo electrónico, varias veces los vi mucho después de que los hubieras escrito.
Un beso y muchas gracias.
Cuidado con los cuidadores...
ResponderEliminarDicen que son bravos...
EliminarUn abrazo.
Que horror!
ResponderEliminarBueno, Malque, muchos creen eso de mis relatos, no estás fuera de la media ;)
EliminarUn beso.
¡Que buen relato Humberto! ese final es un toque genial. Me encantó tu humor.
ResponderEliminarUn abrazo amigo.
Gracias, Moli.
EliminarUn fuerte abrazo.
Cómo te explico -de manera adulta y seria- que me maté de la risa???? Fuck! Estoy mal, Dib...
ResponderEliminarEstaré escondiendo algún trauma y oculto mi sensibilidad bajo un grueso manto de acidez espiritual???
Naaaaaaaa, a quién engaño? Ya me conocés.
Y me sigo riendo...
Kisses sweetheart! ;)
P/D: Me mata el cuidador el cuidador... Un depredador!
Acto fallido:
Eliminarel cuidador (2 veces) Se ve que me pegó en serio. Je!
Cuando terminé de escribirlo, exactamente una hora antes de subirlo, tuve una mezcla de sensaciones. Risa, horror y alivio.
EliminarLa risa por lo del cuidador.
El horror por el engendro.
El alivio por haber dejado atrás un texto 'tierno'.
Cuidador cuidador doblemente peligroso.
A big kiss, my BeeBee.
Humberto:
ResponderEliminarSegún pude averiguar por esas caballerizas, el cuidador era el mentado "Burrito" Troncoso. Hombre solitario y de extraños hábitos.
Muy cómico, te pasaste...
Me imagino la escena: los propietarios con gesto hosco, de reproche y la jeta de circunstancias del cuidador.
Un abrazo.
¿Burrito Troncoso? Uf, no me le acercaría ni a dos metros.
EliminarUn abrazo, Arturo, y gracias.
Una vez parí un poema con forma de demonio y Dios me dio el pecado para acabar lo que él mismo había iniciado.
ResponderEliminarAbrazos, Humberto.
Yo de ti creo cualquier cosa, Sarco.
EliminarUn fuerte abrazo.
¡hOLA Humberto! Que gusto venir a saludarte :)
ResponderEliminarTu relato es magistral pero muy tétrico, me ha dado una sorpresa con ese final, y ... me quedo sin palabras, esta tan bien narrado que me agobia de tristeza :(
¡Te mando un abrazo! :)
María, se te extrañaba.
EliminarGracias por venir y dejar un comentario.
¡Qué poca paciencia! ¿Por qué no lo dejaron vivir? Bien pudo haber sido un centauro... Sólo que lo arruinaron los muñores y creo que le faltaba el cuerpo. Qué monstruo. Creo que prefería al buen papá del post anterior con su buen hijo, se parecían a la normalidad. Ja, jaaa, me reí un montón y viene bien reirse!! Florcita... no podía ser tanta ternura. Y por ahí hasta se parece al padre...
ResponderEliminarEs verdad, si lo hubieran dejado vivir, seguro que hoy ya estaba en "Bailando por un sueño", ¿no? (Perdón por el localismo).
EliminarUn beso enorme y gracias por tu apoyo de siempre.
Sorprendente final! Tan bien narrado que me sobrecogio el alma.
ResponderEliminarGracias por el comentario que hiciste a Marta. Ella paso por mi blog y me pidio disculpas.
un abraXo
Gracias por el comentario, Marilyn. En relación con Marta, creo que se equivocó, pero supo pedir disculpas y eso vale.
EliminarBesos.
De qué forma, a una historia que comienza como algo hermoso, le vas dejando pasar la sombra, hasta que al final no queda luz y se convierte en una historia, macabra y casi grotesca. Fabuloso, Humberto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ésa es la palabra con la cual imaginé este texto: grotesco. Gracias por resaltarla.
EliminarUn abrazo.
Excelente.
ResponderEliminarGracias, David.
EliminarUn abrazo.
Humberto ..." Florcita "
ResponderEliminarEs horrible pobre yegua el hijito que ha parido...ella por ser la madre tiene el derecho de decidir sobre la muerte de su monstruito.
No lo harìa, porque la madre no desea la muerte de un hijo, por màs deforme que sea.
¡¡¡ me da làstima !!!
un beso
Bueno, lo mismo adujo mi mamá y aquí estoy ;)
EliminarUn beso, Doris.
jajajajajja
EliminarHumberto: La zoofilia es algo que zoo-lo se les ocurre a los zoo-quetes. Zoory.
ResponderEliminarCariños: doña Ku
Zoory para los zoófilos, pues para mí es zoolo un relato zoobre un tema más de los tantos que hay en mi cabecita zooñadora.
EliminarUn beso, Dora.
Humberto... me has hecho reir mucho monstruito....con tu respuesta
ResponderEliminarGracias
un beso
Sabía que te iba a gustar.
EliminarBesos.
Maestro, un extremo del humor negro extraño. Más cercano a tomarse un vomitivo que a reír de un chiste. Respeto la incursión en cualquier tema, pero ésto fué como irse al barranco que da a las aguas negras. Y que bueno que ésto solo ocurre en un micro, si no todo campesino sería visto con sospecha. No pierdo la esperanza ni la fe de que surjas con un golazo de cuento. Pero aquí quedas en deuda con gran parte del público. Te seguimos leyendo. Relájate, y limpia el cerebro llenándlo de una blanca y refulgente luz diamantina una hora diaria, en breve estarás repuesto.
ResponderEliminarUno siempre está en deuda con una parte del 'público´, Carlos, es imposible dejar conforme a todos. Cuando escribo un tema A, los A felices, pero los B ni comentan, cuando escribo un tema B, pues los B enloquecidos, mientras que los A me ven en decadencia.
EliminarEs un ejercicio de imaginación y un reto a mi propio estancamiento el tratar de escribir sobre TODO, sin autocensuras ni falsos pudores.
Lo peor que puede pasar es que se borre alguien o que no dejen comentarios. Nada demasiado grave.
Pero repito, aun con esos relatos que sé que van a enganchar a casi la mayoría, siempre quedo en deuda, de eso se trata mi literatura.
Un abrazo, Carlos.
Pues yo no hubiese matado al potrillo ,ahí quedaba el cuerpo del delito y que todo pecado lleva su penitencia,
ResponderEliminarBesos.
Un tema difícil, Luz, con sólo leer "El hombre que ríe" de Víctor Hugo nos damos cuenta de qué sucede con la vida de los 'diferentes'. Mejor dicho, basta observar cómo tratan a ciertos niños en la calle.
EliminarUn beso.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo esperaba ese final...!! Por sorprendente me ha gustado. Se escuchan historias así y al menos la naturaleza es generosa al no permitir esa reproducción...porque ya sabes...sobre gustos y de todo hay.
ResponderEliminarBuen relato!!
Un abrazo
Por supuesto que la Naturaleza no permite este tipo de reproducción, es la base de este relato, es ficción fantástica encuadrada en un contexto real, nada más.
EliminarMuchas gracias y un abrazo.
Hola Humberto!!
ResponderEliminarReferente a tu narrativa,debo decir que es excelente,cómo no!!,la forma que tienes de ponernos en situación rápidamente y de adentrarnos en tu mundo,me gusta,lo que pasa es que me da pena la yegua,tanto tiempo esperando...para resolverlo de una manera,digamos...escalofriante,aún así te felicito,porque tocas todos los palos,por muy "raros" que sean y sales victorioso de la contienda.
Pero me gustas más cuando tus finales tienden a ser más "armoniosos" e igualmente sorprendentes.
Una petición,¿¿podrías escribir algo solamente romántico,con buen final??...anda porfa...perdona el atrevimiento Humberto,todos tus relatos me gustan,pero imagino que por mi forma de ser,los prefiero alegres y que conmuevan,como por ejemplo el del padre y el hijo anterior,ya sé que cada historia debe y tiene que ser diferente,pues nosotros también cambiamos de sentimientos a lo largo del día,podemos estar alegres o tristes,decepcionados u orgullosos,melancólicos y hasta optimistas,jaja,siempre estamos en plena ebullición de sentimientos y eso se refleja también en lo que escribimos,termino ya,que tienes mucho que leer,jaja,solo decirte una vez más maestro,que llegas con tus escritos,no te digo nada más!
Un fuerte abrazo amigo mío!!!!
Una vez escribí sobre un enano y casi me linchan, Estrella, pues ese enano había sido tomado como hijo por una señora que no podía dar a luz sus propios retoños. Los temas son infinitos. Reconozco que soy reticente a escribir historias felices con finales felices, pero te prometo que voy a tratar de hacer una para ti.
EliminarY te aseguro que esta historia no tiene que ver con mi estado de animo. Tal vez por mi 'profesión oficial' aprendí algo que se llama 'escisión yoica' que no es más ni menos que dejar de lado mi vida personal en el momento de atender un paciente... o de escribir un relato.
Un fuerte abrazo, querida Estrella.
Por lo que veo nadie quiso señalar al culpable y quien lo señaló fue el narrador con ese "para que él mismo terminara lo que había iniciado".
ResponderEliminarO quizás le esté buscando tres pies al gato, o tres muñones al engendro, digo yo.
Hay secretos que quedan en la montaña, como dicen en Brokeback Mountain.
EliminarMuchas gracias, Luisa.
¡La pobre Florcita!! Abrazos
ResponderEliminarEs lo que sucede, por unos instantes de placer, después vienen las consecuencias ;)
EliminarUn beso, Ligia.
¡Que fuerte!
ResponderEliminarLa descripción del engendro es escalofriante y el final está bien resuelto.
Un abrazo.
Mercedes.
Es fuerte... o gracioso, depende del lector.
EliminarMuchas gracias por las indicaciones técnicas.
Un abrazo.
Humberto, demencial y escabroso este magnifico final que presentas. Con solo una frase cierras el circulo de la historia con gran maestría.
ResponderEliminarMuestro mi admiración por la utilización exquisita de mil y un recurso literario que sueles plasmar en tus relatos.
Un abrazo fuerte.
En tu caso, Nicolás, como escritor que eres, puedes darte cuenta de qué va la cosa. Eso me alegra y me alienta, ya que este blog es una suerte de territorio en el que siembro toda clase de semillas para saber qué pueda crecer.
EliminarAgradezco a todos los autores que leí, de ellos aprendí esos incontables recursos. Y de los lectores aprendo cómo llega el mensaje.
Un gran abrazo, Nicolás.
¿No sería un centauro o peor aún un jinete indeciso el que nacería? Con el competido mercado laboral como está, las madres somos capaces de cualquier cosa. XD
ResponderEliminarAbrazote.
Muy buen sentido del humor, Elizabeth, qué tanta tragedia si esto es puro cuento.
EliminarUn beso enorme.
Ese giro inesperado, tras la prometedora escena tierna del parto del potrillo, te quedó fantástico. Tan visual que corta la respiración, pero en el mejor sentido.
ResponderEliminarMe inquieta la complicidad de los peones, sin embargo.
Abrazos "escalofriados"
Lo acabo de escribir en otro comentario: los secretos quedan en la montaña.
EliminarTú también sabes mucho de esto, del arte de construir un texto que salga de la línea de producción.
Un abrazo y muchas gracias.
Has abierto la puerta de mi imaginación y de mi lado oscuro y retorcido, porque ahora no puedo dejar de pensar en ese engendro extraño. En el caso de que viviera ¿cómo sería? ¿que ruidos emitiría por ese hocico inacabado?y de qué lado se sentiría más cómodo, del lado de la cuadra, o de la gran casa, al lado de ese piano negro de cola?
ResponderEliminar¿lo amará su madre o morirá descerrajado por un tiro de su atormentado padre?
me ha gustado muchísimo, no creo que hoy lea nada mejor.
Veo que sí se te ha disparado la imaginación, Ángela. Ni yo que lo escribí he pensado en esas cuestiones, me dejas tela para cortar otro relato.
EliminarMuchas gracias por las palabras finales.
Un beso.
Muy triste...
ResponderEliminarSaludos, Humberto!
A mí me causó gracia, lo confieso, cuando terminé de escribirlo me dio risa. Qué diferentes que somos los seres humanos, no dejo de sorprenderme.
EliminarY no es que yo practique la zoofilia ;)
Un abrazo.
¡Cuídate de quienes te cuidan, que en cuidarse bien a sí mismo anda el acierto!
ResponderEliminarEl borriquillo, al final, tan tierno y entrañable que me evocaba al 'Platero' de J.R.Jiménez
Un abrazo
Pero nada de Platero por aquí, o bueno, tal vez ése habría sido el nombre del engendro si lo hubieran dejado vivir.
EliminarUn abrazo.
Es un poco horroroso tu cuento..pero me gusto..yo le hubiese dado la escopeta al cuidador..para que matara al monstruo y al final a el mismo=D...un abrazo
ResponderEliminarY quién dice que no haya pasado eso... yo lo imaginé así en algún momento, te confieso.
EliminarUn abrazo.
Yo diría que el tema es algo escabroso, pero real.
ResponderEliminarUn abrazo
Alguien dijo 'grotesco', me gustó más, pero claro, acepto con placer tu 'escabroso'. Digamos que es escabrosamente grotesco y los dos felices ;)
EliminarUn abrazo, querido Antorelo.
¿Y la cara de la yegua y del potrillo hacia sus cuidadores? ¿No sería de más horror? Porque sin duda, todos nos hemos dado cuenta de quién eran los monstruos reales de tu historia.
ResponderEliminarBuena semana, querido.
Los 'monstruos' reales tienen horror de lo que es diferente, aunque las aberraciones sean ellos.
EliminarMuchas gracias por tu deseo, mi querida.
El cuidador bien que la querìa. Como siempre sorprendes con el desenlace de tus relatos. Enhorabuena
ResponderEliminarun abrazo
paco
Hay amores muy extraños en la Viña del Señor.
EliminarMuchas gracias, Paco.
Ay, qué bueno!!! Está tan bien escrito que te lleva de cabeza al centauro sin darte cuenta!
ResponderEliminarUn abrazo
Soy Ana, pero esto de compartir ordenador es lo que tiene :)
EliminarEl 'Ay, qué bueno' dicho por Pablo me había sonado medio... en fin.
EliminarY por qué no pensar que de allí nace el mito del centauro, de algún peón de cuadra medio pervertido.
Un gran beso, Anita.
Un breve que atrapa. Menudo monstruo.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, María, te mando un abrazo.
EliminarNo te diré que "me sorprendiste al final" porque se que no te gusta y porque intencionalmente avanzas en el relato de tal forma que uno ya sospecha que este se desbarranca. Como si hubieras cuidado de no golpear duro el lector. Muy bueno.
ResponderEliminarPor otra parte siempre sospeché que alguna razón había para que algunos animales de granja caminasen en dos patas.
Te invito a leer las coincidencias de mi avatar
"De rosas sobre un libro"
http://nidaeldore.blogspot.com
Un abrazo. Amigo
Daniel, vos podés decir lo que quieras, no me gusta que creas que odio el 'me sorprendiste al final', si es lo que busqué en este relato, no hay dudas de ello.
EliminarEs verdad, cuidé mucho los términos, pues a pesar de que muchos lo consideran escabroso, traté de no llegar al punto del no retorno y lo francamente desagradable.
Yo vi alguna que otra oveja caminando en 2 patas.
Un abrazo, ya voy a pasar por tu blog.
Oh Wow! Why was I not shocked at the thought of Humankind messing with the natural way of things, like all other life is here just for our entertainment :S Maybe I am getting to "old" for this world :) XXX
ResponderEliminarI don´t know how old are you (asking that matter to a woman is not the best thing I can do), but I do believe we're near to do anything in the name of science. I'm not that old either , but I can feel the effects of XXI century in my mind.
EliminarCheers, Gina.
Qué cosas pasan! Pero el final lo dice todo con mucha sutileza...
ResponderEliminarY sí, estas monstruosidades pasan... Está genial, amigo.
Muchas gracias, Julie, traté de ser sutil... como elefante en un bazar ;)
EliminarUn beso.
Gran micro con tintes mitológicos.
ResponderEliminarMe encantó leerte, Humberto
Abrazos
Muchas gracias por rescatar esos tintes mitológicos, pues ¿quién puede creer que algo así pueda suceder en la vida real?
EliminarUn abrazo.
Hola Humberto.
ResponderEliminarNo se hasta que punto puede llegar a nacer un cruce entre un humano y un animal.
En la mitoloía griega, estaban los centauros, los minotauros.
Como relato es muy original.
Te mando un abrazo desde Valencia, Montserrat
Un relato como todods los tuyos interesante y sorpresivo en su final.
EliminarMontserrat: Claro que es imposible que nazca algo de la cruza entre humano y equino, al menos hasta donde yo sé de genética, por eso destaco el aire mitológico. Traté de que fuera original, gracias por decírmelo.
EliminarTracy: Volvimos a las andadas, amiga. Un beso.
El texto es GENIAL Humberto..
ResponderEliminarEsto es lo que diferencia a un gran escritor, no duda en tocar temas que puedan incomodar, no le importa que pueda tener menos comentarios, destaca lo mas importante; el arte. Cuando vamos a aprender que el arte no tiene límites, las limitaciones están en el artista.
Un aplauso y me sacaría el sombrero si lo usara.
Guada
Voy a ser sincero contigo. Muchas veces pienso mil veces si subir un relato o no, pues sé muy bien que no todo el mundo ve un relato como una obra de arte (o un intento, como es mi caso). Entonces aparece la autocensura. Lo cual está mal, lo sé, pero también sé que hay límites que no deben superarse, en nombre del buen gusto.
EliminarSea como fuere, mi autocensura es muy liviana. Lo cierto es que nunca llegué a escribir algo a propósito para tener muchos comentarios. Es más, el texto anterior me pareció bastante pobre, sin embargo gustó... y es ahí donde yo pierdo un poco el horizonte en relación con lo que gusta o no. Pero son las reglas del juego y las acepto.
Un beso y muchas gracias por tu halago.
(Noa Del Taller Literario del Face)
ResponderEliminarWouuuuuu! te imaginas ese momento?? tremendo! muy bueno Humber, como siempre, el final te sorprende!
Muchas gracias, Noa, el Taller Literario del Face siempre presente.
EliminarUn abrazo.
Hay amigo yo que adoro los caballos pensé que se trataba de una dulce historia, que desilusión, horroroso final, muy fuerte, pero te sigo admirando por tus historias con tan pocas palabras dices mucho.
ResponderEliminarBesos amigo que tengas un lindo día.
En tu caso, Gladys, sabía que podía incomodarte, pero tú entiendes que 'necesito' escribir de todo.
EliminarGracias por tu admiración... y paciencia, jeje.
Besos.
Pobre yegua, es lo único que puedo decir. Ella nunca supo bien lo que ocurría, pues no habla el lenguaje humano.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Un saludo.
No querría ser grosero, pero pobre, en primer lugar, porque no tuvo un miembro del tamaño que le correspondía, lo cual es muy frustrante... Después viene el 'pobre' por toda una serie de motivos.
EliminarQué bueno que te haya gustado.
Un beso.
Amigos:
ResponderEliminarQuiero dejarles esta joyita que encontré en la net en relación con la pregunta si debía decirse 'zoófilo' o 'zoofílico', es magistral la ignorancia de quien responde:
ES TAN DESAGRADABLE EL SIGNIFICADO DE ESA PALABRA QUE ...FRANCAMENTE...NO SE COMO SE DICE NI ME IMPORTA !!!
PORQUE PIERDES TIEMPO EN ALGO TAN HORRIBLE???
ESA CLASE DE PERSONAS NO MERECEN NI SER NOMBRADAS !!!
Y SU PATOLOGÍA AL IGUAL QUE ELLOS ME DAN ASCO!!!
TENGO UNA VECINITA DE 5 AÑOS QUE FUE ABUSADA POR UNO DE ESOS ASQUEROSOS !!!!
Bueno, puede ser que la vecinita fuera una perrita.
Está en: http://es.answers.yahoo.com/question/index?qid=20070820095743AAk5n2w
Un auténtico parto de montes, el de la Florcita. Siempre grato leerle. Carlos.
ResponderEliminarJaja, linda definición.
EliminarMuchas gracias, Carlos.
Fuerte, un mensaje fuerte, Humberto. Los monstruos ¡¿no pueden vivir?!
ResponderEliminarTerrible comedura de coco.
Un abrazo por dejarme con mal gusto de boca.
Creo que es la primera vez que me abrazan por dejar mal sabor de boca, lo voy a guardar entre las perlitas de este blog.
EliminarUn abrazo y muchas gracias, Petra.
A magnificent creature, so beautifully captured!
ResponderEliminarWishing you a wonderful day!
Thank you, Lisa, you're a quite nice person!
EliminarCheers.
Un análisis muy detallado del tema de la zoofilia, Marta, es brillante. Me sorprendió lo que comentas sobre los que, abiertamente, confiesan esta práctica, es increíble.
ResponderEliminarCiertamente, matar a tu pareja bajo cualquier justificativo, me parece el colmo de lo antinatural, en eso estoy de acuerdo.
En fin, esperaba una crítica acérrima de mi texto, principalmente luego de tu llamamiento a la honestidad en los comentarios, con la que estoy MUY de acuerdo. Bueno, tal vez simplemente te haya gustado.
Muchas gracias por la dedicación. Un abrazo.
Hola Humberto, un relato mostruoso de lo que podemos hacer los humanos,no solamente con los animales, sino con muchos de nosotros.
ResponderEliminarAhhh por cierto, el otro dia dieron por la TV unos becerritos que habian nacido con 6 patas, pero no los sacrificaron,al menos por la TV.
Un abrazo
Los seres humanos no tenemos límites, es un largo tema, pero es una de las grandes diferencias con los animales.
EliminarOjalá no hayan sacrificado a los becerritos.
Un beso.
En fin,la soledad del campo, Florcita que no diría una palabra...jejejeje Nunca pensó que sus fuertes genes lo deschabarían, jajajajaj MUY BUENO!!! Me corrió un cierto escalofrío al imaginarme la escena, Brrrrrrrrrrrr. Un beso grandeeeeeee, Humberto, sorprendiéndonos día a día.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu presencia de siempre. Diana.
EliminarY muchas gracias por tu buena onda.
Un beso enorme.
Estimado, me alegro que puedas seguir subvirtiendo como sé es tu deseo. Este relato es una muestra. Más allá de las complacencias o rechazos la libertad de elegir sobre qué escribir sin condicionamientos es invalorable.
ResponderEliminarLa vida tiene tanto de una cosa como de la otra. Los relatos, también.
Abrazo!
Podría agradecerte por muchas razones, Dany, pero, fundamentalmente por entender de qué se trata la libertad y la posibilidad de hacer uso de la misma.
EliminarMientras sigan pasando cosas por mi cabeza y tenga la posibilidad de escribirlas, lo voy a hacer.
Un abrazo.
Los griegos eran más benévolos: los convertían en mitos.
ResponderEliminarSalu2.
Así de cierto, no andaban con críticas ni discriminaciones, jeje.
EliminarUn abrazo.
Eres único Humberto, nadie puede decirte que te guardas algo en el bolsillo creativo.
ResponderEliminarMe necantóooo!!
Besos.
Trato de que nada quede guardado, pero te aseguro que alguno queda. Por ejemplo, no me gusta escribir textos eróticos, esos temas me gusta practicarlos, no relatarlos ;)
EliminarUn beso.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarImagen de pelicula de terror desde luego. Un relato corto pero que logra su cometido.
ResponderEliminarMe alegro que haya logrado su cometido, Odialex.
EliminarMuchas gracias.
Pues otro tema, aunque escabroso,no deja de ser un tema "posible". Los límites del ser humano, en ciertos aspectos, no son previsibles lo que a unos le parece una depravación, otros lo practican.
ResponderEliminarEn fin...quisiera comentarle la entrada anterior. Me ha encantado...un homenaje al hombre del campo, a la noble sencillez de la persona que no tuvo oportunidad de cultivarse, pero que posee unos ideales bellos. Gracias, por la parte que me toca, ya que mi padre era un sencillo hombre del campo. Aún vive, aunque enfermo. Y es la persona a la que más he admirado en mi vida.
La sociedad de hoy tiene un baremo equivocado al medir el valor de las personas.
Mi cordial saludo
Un muchas gracias por partida doble, Paqui.
EliminarVoy a hacer referencia al texto anterior ya que te llegó en lo personal, me alegro mucho de que haya sido así y de que tengas un padre al cual admirar.
Un fuerte abrazo.
Enhorabuena por este relato por lo que supone de libertad. Libertad del escritor para escribir lo que quiera y libertad para el lector para leer o dejar de leer.
ResponderEliminarCensuras, las mínimas.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Gracias por destacar la Libertad que hay en este texto, humilde, pero libre.
EliminarUn abrazo, Mos.
A cada frase te acercas a la escena y, de repente, el engendro parido sanguinolento, pareció que incluso me miraba.
ResponderEliminarGenial relato maestro.
Muchas gracias por la palabras de aliento, Jorge.
EliminarUn gran abrazo.
¡Qué potente! ¿Éste hace media con el relato anterior?
ResponderEliminarSaludos, Humberto.
No está nada mal la idea, José Luis, campesinos y ecuestres unidos. Una continuación ácida.
EliminarUn saludo y muchas gracias.
El final es soberbio!!!
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias, Mayte, un honor tus palabras.
EliminarUn beso.
Algo dentro de mí me anunciaba el final de esta historia gaucha, Sr. Dib; aunque reconoceré que no me imaginaba al cuidador.
ResponderEliminar¡Gran trabajo, en el que nos traes a la memoria historias -por increíbles que parezcan- que con distinto final se repiten en los campos.
Un abrazo,
Se olía que algo iba a pasar, ¿no, Pedro? Al final el engendro tenía la viva cara del cuidador.
EliminarUn fuerte abrazo.
Dicen los que saben, sobre todo los kiwis, que las ovejas son más mansas.
ResponderEliminarLas ovejas ya fueron nombradas varias veces en esta entrada, Ato, ¡qué gente más perversa! ;)
EliminarUn abrazo.
Imaginación no te falta Humberto. Me he quedado impresionada con el relato, sobre todo por el desenlace que le has dado.
ResponderEliminarUn saludo
Creo que el blog implica eso para mí: hacer un ejercicio de imaginación y tratar de volcar el resultado en forma de relato.
EliminarUn gran abrazo.
Wooooooooo... joeerrrrrr!
ResponderEliminarlo otro no le dio susto no? :P
para película de terror jajaja
me encantó, claro.
Besos abisales
Él no sabía lo que hacía, Abismo, era un hombre de a caballo, je.
EliminarUn beso abismal, ¿por qué no?
Vamos que más de una vez nos habremos comido algún que otro bicho sin llegar a la
ResponderEliminarzoofilia y al borde del espanto murmurar a la mierda! hasta dónde hemos llegado!
Las connotaciones de este micro me deajn totalmente desprotegida ejem...
Valió la pena entrar desde el celular con tamaño de fuente 4 mientras la lata está en reparación. Saludos van, Monsieur Dib!!
No puedo negar que tenés razón, yo era de comer mucho pescado, pero nunca llegue a tener hijos con ellos... bueno, a ver, tendría que pensarlo ;)
EliminarEspero que te arreglen rápido la lata.
Un beso.
Se nota a la legua que nunca le regaló ni una cena, ni siquiera un cupón para la peluquería... No pretendería la Florcita que el cuidador le pasase cuota alimentaria!!
ResponderEliminarEn fin, no es natural que los padres sobrevivan a sus hijos, ni tan siquiera cuando son engendros; ¿no existen los circos de fenómenos? Mala cosa la modernidad, je!
Muy buen texto, con una vuelta de tuerca de aquellas leyendas campestres!
Abrazos!!
Veo que planteas muchas cuestiones que no puedo responder, Etienne, creo que me generaste un problema. Voy a pensar en esto, tal vez nazca un nuevo relato que no sea un engendro, je.
EliminarUn abrazo.
Cabeza humana ? Ummmm !
ResponderEliminarEl escopetazo, no generará entonces un homicidio agravado por el vínculo !!!!????
Ojo que tu cuidador puede terminar con perpetua.
Y el resto?, los instigadores/luego encubridores ?
Ojo con la reacción de Florcita ! No hay nada peor que una pareja despechada.
Ta jodida la cosa, che !
Abrazo
¿Con la cabeza solamente ya tenemos constituido un humano?
EliminarSea como fuere, quiero que quede claro que este texto es sólo el producto de una imaginación algo torcida.
De todas las problemáticas que planteas, la de Florcita despechada es la que más temo.
Un abrazo.
Muchas gracias por el halago técnico, Daniel.
ResponderEliminarTe mando un abrazo, te debo una visita desde hace un tiempo.
el humano en su perversidad a veces crea, imagina, origina puros monstruos... los peores son aquellos que pasan desapercibidos, incluso se ven hermosos... pero tienen alma de... monstruo... a esos es dificil darles y justificar un escopetazo...
ResponderEliminarEn algún momento pensé que este texto podía tener un sentido metafórico, pero luego lo llevé más hacia lo textual. Lo metafórico tenía mucho que ver con tu visión.
EliminarUn abrazo y muchas gracias.
Estremecedor relato, y tremendamente grafico.
ResponderEliminarUn abrazo
Tal vez demasiado gráfico para algunos.
EliminarUn abrazo.
O sea, que el cuidador es el padre de la criatura, lo saben todos, y aún sigue currando. Vaya patrón más gilipuertas. A un tío así, se le despide ¿O tal vez la escopeta le ha sido entregada para "sugerirle" que acabe con su vida?
ResponderEliminarHasta ahí no llegué, creo que ese 'otro' final también está sugerido.
EliminarUn abrazo, Tío Antonio.
Que fuerte:-(
ResponderEliminarCreo que así se inició la mitología.
Un abrazo
Posiblemente, ¿no?
EliminarUn abrazo, Katy
Muy bueno: "Que termine lo que empezó" Igual ese engendro hubiera podido ser el protagonista de "El hombre bestia" (1934) la primera película argentina de terror. Felicitaciones. Borgo.
ResponderEliminarEs verdad, Borgo, se perdieron un actor con grandes posibilidades para papeles específicos.
EliminarMuchas gracias y un fuerte abrazo.
¡Buf! Muy fuerte en esta ocasión para almas sensibles. Como siempre sabes dar un gran final al relato, resolviendo el conflicto que en él has creado. Muy hábil y genial.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo mío.
Muchas gracias, Carlos, y es cierto, veo que hay demasiadas almas sensibles por estos lares... una lástima.
EliminarUn abrazo.
La vida de campo es muy dura. Y sobre todo solitaria
ResponderEliminarPero mira que hay tipos también, al menos son seres humanos ;)
EliminarUn abrazo.
De dónde podría venir sino... Sagitario??? ja, ja... Bss
ResponderEliminar¡Ahora lo entiendo todo! Yo soy Capricornio, es decir, también producto de cierta perversión... ¡Uf!
EliminarUn beso.
Bueno,parece que el cuidador,esta señalado con el dedo:y los adefecios humanos, que parecen normales,y que suven peldaños en la escala humana.
ResponderEliminarEn el comportamiento animal en que los hombres nos contamos:no somos diferentes ha los demas animales,pues imaginate los pastores pasando tento tiempo con el ganado en el monte:los pensamientos,y las acciones son libres.Un abrazo
Hay muchos secretos en este mundo, ¿no Julio?
EliminarUn abrazo.
Siempre disfruto mucho leer tus relatos ya que son ese tipo de relatos en los que espero un final y siempre me sorprender por que no puedo imaginar el final que tendran sino que llevan a algo totalmente distinto. Y sobretodo este, creo que como ya mencionaron en muchos comentarios hay muchos secretos en el mundo. Espectacular relato aunque algo terrorifico si tocara ver la escena, gracias por tu comentario en mi blog me alegra que pases por alli y saber te gusta lo que lees.. Un abrazo!!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Abzurdah, me alegran tus palabras.
EliminarUn fuerte abrazo.
Porque acusan al cuidador, jajaja, pobre criatura tiene que ser sacrificada debido a las calenturas del cuidador, es un placer como siepre leer tus magnificos escritos, saludos estelares desde mi querida Guatemala
ResponderEliminarTal vez el cuidador haya puesto cara de... o tal vez esa cabeza tuviera la cara de...
EliminarBueno, no sé.
Un abrazo hacia Guatemala.
Es un placer volver por tu rincón y deleitarme con tus excelentes relatos...siempre sorprendentes!
ResponderEliminarUn abrazo.
Ramón
Muchas gracias por la visita, Ramón.
EliminarUn abrazo.
No esperaba ese final y debo confesar que mi mente cochambrosa imaginó ciertos actos impúdicos y zoofílicos de parte del cuidador.
ResponderEliminarUn abrazo.
Creo que tu mente imagino bien.
EliminarUn abrazo, Carlos.
Siempre sorprendente, siempre maravilloso.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias, Caro.
EliminarUn beso.
Inquietante, sorprendente...
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Un honor recibir tu halago, Sara.
EliminarUn fuerte abrazo.
Me encantó! ojalá escribas cosas más macabras, me resulta muy interesante.
ResponderEliminarUn saludo!
Veremos, Challenger, seguro que volveré a lo macabro, pero me gusta variar entre una entrada y otra.
EliminarMuchas gracias por el comentario.
Un poco fuerte, pero excelente, jeje..!
ResponderEliminarAbrazotes
Muchas gracias, Pedro, un abrazo.
EliminarTE FELICITO, NEGRO, ESTO SI QUE ES JUGARSE EN LO QUE HACÉS, BRAVO!!
ResponderEliminarUN ABRAZO DESDE CÓRDOBA LA DOCTA.
CHRIS
De nada sirve escribir para gustar a otros si no me gusta a mí, ¿no?
EliminarMuchas gracias, Christian.
Muy buen blog!!
ResponderEliminarGracias, Anónimo, pero me habría gustado más con alguna identidad.
EliminarSaludos.
Hacía bastante que no pasaba por su espaci sr. Dib, veo que sigue haciendo de las suyas, literatura buena pero diferente.
ResponderEliminarLe dejo un saludo.
Es verdad, hacía mucho que no se lo veía por aquí, también es cierto que la gente no cambia ;)
EliminarUn abrazo.
Y la solución está en mirar para otro lado y de la manera más ràpida ante un ser vivo que no tiene opción de defenderse.
ResponderEliminarBesos Hum.
Debe haber sido horrible en el mundo de los relatos...
EliminarUn beso, mi querida amiga.
¡Ains! ¡que cosica me ha dado este relato!. Es el nuevo padre-caballo.
ResponderEliminarBesos enormes.
¿Sólo a ti? Creo que le ha dado 'cosica' a más de uno, jeje.
EliminarBesos enormes también.
Un animal de mitología. Qué dios habrá lanzado un conjuro para que el señor se enamorará de la Yegua, o fue simple deseo. Abrazos Humberto.
ResponderEliminarSimple deseo, Eskimal, simple y vulgar deseo.
EliminarUn abrazo.
Fuerte lo tuyo Humberto. Pero es una manera de decir las atrocidades que hace el hombre.
ResponderEliminarUn saludo