12 de noviembre de 2013

Buenos Aires


Queridos amigos de Buenos Aires, muchas gracias por el maravilloso viernes que compartimos. Ahora puedo contarlo abiertamente, porque las personas más cercanas a mí ya lo sabían: no estaba en mis planes que hubiera demasiada gente, la intención original era organizar un encuentro de amigos en el que, de paso, se presentara La comodidad de lo sólido. Sin embargo, la cantidad de asistentes fue casi el triple de la que yo esperaba, lo cual, ahora que pasaron varios días, hace que tenga sensaciones encontradas -hasta paradójicas-, pero estoy muy feliz, halagado y conmovido.
Creo que los que concurrieron coincidirán conmigo en que fue una presentación absolutamente emotiva, desde los discursos sentidos de las presentadoras hasta cada abrazo que recibí de los asistentes. Hubo en todo momento una predisposición a pasar una noche afectuosa, animada y memorable. Familiares, amigos, alumnos y ex alumnos, colegas escritores, blogueros, lectores a quienes no conocía y que me sorprendieron con su presencia, a todos: no tengo mucho más para decir, tan sólo reiterar mi eterna gratitud y mi reconocimiento, y si lo repito hasta el empacho es porque quiero que las personas de otros lugares sepan -así, de manera breve- lo que sucedió la noche del 8 de noviembre. También querría reconocer la cantidad enorme de mensajes y felicitaciones recibidas a través de mails o de las diferentes redes sociales, principalmente de amigos que por la distancia no pudieron estar. Lo expreso con toda sinceridad, me parece que nunca voy a acostumbrarme a recibir tantas muestras de apoyo y afecto. Eso sí, ahora espero que el libro guste.
Pido disculpas porque sé que el blog se ha convertido en una suerte de cuaderno de bitácora, prometo que la próxima entrada será un relato, si es que recuerdo cómo se escribe uno, ya que hasta el sábado 23 de noviembre no habrá otras presentaciones.
Momentáneamente quité la posibilidad de dejar comentarios, considero que está todo dicho. Un fuerte abrazo.