En el pueblo donde vivo creen que soy ciego, y ya
no encuentro la manera de demostrar lo contrario. Me ayudan a cruzar la calle, me
abren las puertas de los negocios, se hacen a un lado cuando me ven venir con
el bastón blanco y sueltan monedas en mi taza de latón cada vez que me siento a
descansar en las escaleras de la iglesia.
-Señor, yo no soy ciego- le repito al que se detiene a mi lado.
-Vamos, amigo, que yo no me chupo el dedo- me
responde algún que otro malhumorado.
Cierta noche, decidí reunir a los pobladores en la
plaza para ponerle fin a este engaño, quería que todos fueran testigos de que podía ver. Pedí que cada uno levantara un objeto y entonces yo lo nombraba. No
me equivoqué ni una vez, claro, pero ellos redoblaron la apuesta, desde ese
momento me consideraron un fenómeno, un prodigio: El invidente clarividente.
Sólo un niño cree en mí, me acompaña siempre a contemplar el atardecer al borde del río. No logro darme cuenta del momento en el que llega, pero lo reconozco enseguida, con sólo recorrer su rostro con los dedos.
Sólo un niño cree en mí, me acompaña siempre a contemplar el atardecer al borde del río. No logro darme cuenta del momento en el que llega, pero lo reconozco enseguida, con sólo recorrer su rostro con los dedos.
Estimados amigos:
ResponderEliminarMuchas gracias por los comentarios para “Soll seife werden”.
Les dejo un gran abrazo y el agradecimiento de siempre por sostener este espacio.
Humberto.
No sé quien és màs ciego, tù o los otros que se niegan a ver la evicencia, los niños tienen el espiritu abierto y pueden ver las cosas fantàsticas, es una pena que llegados a adultos hayamos perdido esta capacidad.
ResponderEliminarUn abrazo
Estoy de acuerdo, los niños tienen esa capacidad, pero yo ya no sé qué es lo "evidente". Cada cual tiene su versión, creo.
EliminarUn abrazo.
Humberto, a mí me pasa algo parecido, quizás no tanto, bueno, el asunto es que cuando callo todos insisten que he estado gritando.
ResponderEliminarAbrazos.
Veo que coincidimos en mucho, Sarco, ¿no viviremos en el mismo pueblo? Apuesto que sí.
EliminarUn fuerte abrazo.
The best of recent times.
ResponderEliminarI hope that many people begin to see you.
Take care! Many fools will try to touch your face.
You know what a mean.
Big hug for you.
BeeBee.-
In some way, I feel they've already begun to see me. But why shouldn't I let my face be touched? D'ya think it's dangerous?
EliminarMany kisses, my BeeBee.
Jajaja!!! Maybe, milord... :)
EliminarCuando puedas mandate al blog. Puse una canción que me inspiró este texto.
Obrigado meu amigo. :)
Nossa, você é poliglota mesmo! Já não sei em que idioma falar, pô!
EliminarJajaja!!! Te respondí en mi blog, pero no te voy a hecer viajar hasta allí otra vez.
EliminarPuse:
Você sabe o que significa conexão? É isso aí.
Deixo um beijo.
Até amanhã. Sonhos lindos.
Grande, como siempre :)
ResponderEliminarMuchas gracias, Ayo, un gran abrazo.
EliminarEn el pueblo de los ciegos el "evidente" es el rey, no se puede poner en duda la tópica sabiduría popular de que no hay peor ciego que el que no está dispuesto a mirar.
ResponderEliminarUn saludo
Jamás pongo en duda los dichos populares, ni aún cargado de títulos "científicos" me olvido de que esa sabiduría tiene siglos... y la respeto.
EliminarUn saludo y muchas gracias, Ángeles.
Magnífico Humberto. Me has encogido el corazón. Un abrazo
ResponderEliminarPues, a desencogerlo con una sonrisa.
EliminarUn muchas gracias acompañado de un abrazo.
Humberto..." Ciegos "
ResponderEliminarSi andas con el bastòn blanco....la experiencia està en el bastòn y miras con tus manos
****************************
No hay peor ciego que el que no quiere ver.... dicen....aquì no hay ciego ni bastòn.
¡¡¡ relato interesante !!!
un beso
O tal vez haya ciego y bastón, ¿cómo descubrir la clave de un texto si el propio autor duda?
EliminarUn beso, Doris.
¿Quien niega la evidencia? Ellos, él... Ahí está la cuestión. Juegas al despiste.
ResponderEliminarUn saludo indio
Mitakuye oyasin
Tal vez todos estén equivocados, David, tal vez esto ni siquiera sea Literatura, pero acepto ese saludo indio con todo el afecto.
EliminarEs que nos cuesta mucho cambiar de opinión, como dicel "los amigos los científicos" de Punset, pero es que además, parece que tampoco estamos muy preparados para reconocer lo que somos, jajajja. Muy acertado la mini-historia.
ResponderEliminarMe gustó que pusieras el acento en ese punto de "reconocer lo que somos", porque no es tarea fácil.
EliminarUn beso y muchas gracias.
Los niños tienen esa gran capacidad de ver donde los adultos no, muchas veces ni con evidencias podemos ver muchas veces nos "vemos" tan ciegos!
ResponderEliminarMagnifico! un abrazo...
En esta historia el niño es el único que le cree, eso es lo importante.
EliminarUn abrazo.
Pues te iba a decir que a veces lo más evidente es lo que más cuesta creer, pero las dos últimas frases me han estropeado el comentario :)
ResponderEliminarExcelente, como siempre!
Es que esas dos frases finales traen otra "visión" del texto, rompe con la claridad y uno ya no sabe quién ve y quién no. Me incluyo.
EliminarUn beso, Francesca.
Humberto,las apariencias engañan,es bueno profundizar en los seres y en las circunstancias,porque la verdad tiene muchas perspectivas...En este caso el ciego veía con los otros sentidos y el niño,que estaba más cerca de él pudo comprobarlo.Sin embargo,para los demás era un "clarividente".
ResponderEliminarMi felicitación por tu profundidad,que te acercó,como al niño,a la verdad del ciego.
Mi abrazo grande por tu mirada en perspectiva y amor a las letras.
M.Jesús
Hablar de la verdad del ciego es la clave, pues él defendía la suya a costa de cualquier negativa. Pero es el niño (tal vez él mismo convertido en niño) el que le cree, pues 'mira' a su forma.
EliminarUn fuerte abrazo.
hola humberto hace tiempo que no pasaba por tu blog, seguro que el ciego ve con otros ojos, la poca fe del ser humano casi siempre cree en lo que sus ojos ve, asi que no podian creerte, los niños llevan toda su inocencia y ellos ven de otra manera besitosssssss
ResponderEliminarBienvenida de vuelta, Embrujo. El ser humano es muy extraño, dice tener fe, pero a la hora de mostrarla, falla.
EliminarUn beso.
HUMBERTO yo creo que no hay mas ciego que el que no quiere ver y es precisamente lo que le ocurrí a tus vecinos, en cambio, tu veías con los ojos del alma. Preciosa historia.
ResponderEliminarUn beso.
Un comentario muy amable, Luz, el personaje posiblemente veía con esos ojos que no todos saben que tienen.
EliminarUn beso y muchas gracias.
Curiosa historia; un ciego que está tan ciego, que no quiere admitir que es invidente. En este mundo hay de todo.
ResponderEliminarBueno, me pongo a pensar en la desgracia de padecer una ceguera, no sé si lo aceptaría sin delirar.
EliminarUn abrazo, Tío Antonio.
El bastón blanco del primer párrafo da alguna pista sobre la verdad del cuento.
ResponderEliminarEn cualquier caso, los ciegos ven cosas increíbles y los sordos oyen música que a nosotros nos es inaudible. No sé si esto será verdad o no pero... me gusta pensarlo.
No se te escapó lo del bastón, veo que ése es el momento en donde se define tu verdad... tu verdad del relato, digo.
EliminarYo creo que se ve y se oye sin esos sentidos, de alguna forma muy particular, claro está.
Un beso.
El peor ciego... el que quiere ver. Muy buen relato, Humberto. Borgo.
ResponderEliminarEntonces sería: "No hay peor ciego que el que quiere ver".
EliminarMuchas gracias, Borgo.
Vivimos en un mundo de ciegos y lo triste es que el que consigue ver más allá de sus narices, lo tratan de loco.
ResponderEliminarUn beso.
Hay ciertas formas de visión que es preferible mantenerlas en secreto, de eso no hay dudas. Recuerda que siempre se dice que los artistas y los niños tienen algo de loco.
EliminarUn beso.
Humberto, que bello relato.
ResponderEliminarPrecisamente un niño en su inocencia es el que comprende al invidente.
Te deseo de todo corazón que tengas un día, bueno un día todos los días felices.
Un abrazo desde Valencia, Montserrat
Un comentario de gran ternura, Montserrat, me llegó, muchas gracias.
EliminarLo mejor para ti. Un beso.
Spero che il traduttore lavori bene!Mi piace,Humberto, questa storia breve,dove le parole ridotte al minimo necessario scolpiscono il personaggio e il mondo che lo circonda.Si potrebbe dipingerla!!!
ResponderEliminarSaluti da Rita.
il traduttore funziona abbastanza bene, Rita, grazie mille!
EliminarMuy emotivo ese final. No siempre se ve con la vista. Dicen que hay un sentido más que permanece escondido para muchos...
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuando necesito escribir algo se produce algo muy particular: puedo estar con los ojos abiertos, pero mi cabeza se cierra para cualquier sentido que no sea ése, no sabría explicar cuál, que me lleva al texto. Me doy cuenta de que miro sin ver, que lo que está delante de mí está en una dimensión muy lejana. Son estados muy particulares. Me sucede más con los textos que nacen con soltura. "Ciegos" no es el caso, la idea llegó fácil, armarlo me costó bastante.
EliminarUn abrazo.
Por afinidad de ideas, el relato sobre el clarividente invidente me lleva a esa otra impresionante obra de J.Saramago, el 'Ensayo sobre la ceguera'.
ResponderEliminarTodo un sistema de códigos morales puede venirse abajo estrepitosamente sin más que este mundo estuviera habitado absolutamente por invidentes perpetuos.
¿Quién presenciaría nuestro quehacer? ¿Qué seríamos capaces de hacer si NADIE nos viera realmente?
La reflexión está servida.
El papel del niño en tu relato, fundamental.
Valga como didáctico.
Un abrazo
No lo había pensado, pero tienes razón, cómo no acordarse de Saramago cuando se habla de ceguera.
EliminarEl niño es fundamental, sí, pero es un enigma por qué... a menos para mí.
Un abrazo.
There is more to this world than can be "seen" with our eyes, so you do not need eyes to see :D XXX
ResponderEliminarWhen we need to see beyond the day-to-day, then we don't need any eyes.
EliminarThank you, Gina.
XXX
Dib:
ResponderEliminarA veces nos empeñamos en que la realidad se ajuste a nuestra percepción.
Salu2.
Uf, Diego, vivimos tratando de meter la realidad en nuestra cajita de entendimiento. Yo me hago cargo.
EliminarUn fuerte abrazo.
Me parece precioso.- Besicos
ResponderEliminarMuchas gracias, Trimbolera.
EliminarUn beso enorme.
Humberto, un relato que despista los sentidos es de agradecer. Uno quiere creer al protagonista con los ojos cerrados a la realidad, pero es esta misma, la que lo descubre todo. De todas formas, si el invidente dice que ve, ¿quién somos nosotros para llevarla la contraria?
ResponderEliminarMe gustó mucho este microrrelato.
Un abrazo fuerte.
Claro que sí, Nicolás, los sentidos tienen que ser despistados para que podamos meternos en ese juego de ver-no ver del protagonista. ¿Quién sabe la verdad? Yo no.
EliminarUn abrazo y muchas gracias.
Yo creo que él ve, no tengo dudas. Quizá con el corazón, cosa que nos cuesta a los demás. El sentido de la vista es el que más nos guía y hace que perdamos otros. Merece la pena taparse los ojos de vez en cuando y abrir los demás sentidos.
ResponderEliminarAbrazos
Creo que para escribir, nos tapamos los ojos y buscamos algún otro sentido que nos acerque a ese mágico mundo del arte. En mi caso aún no sé cuál es, pero la visión también cumple su papel.
EliminarUn abrazo, Anita.
Cuanto dices en este breve relato ! La ceguera de mentes es la más grave.
ResponderEliminarBesos Humberto
Es cierto, Gamyr, hay mucho concentrado en el breve texto, son las reglas de este tipo de literatura.
EliminarLa ceguera de mente nos lleva a la peor ignorancia, porque hay una buena. Esto es, ignorar nos lleva a aprender, pero ignorar y establecerse en esa ignorancia nos convierte en obtusos.
Muchas gracias.
La ceguera colectiva, nos lleva a vivir en una sociedad, donde solo vemos al que màs tiene.
ResponderEliminarun abrazo
paco
UF, qué tema, Paco, es verdad, la sociedad ve el brillo del oro... o de los metales falsos.
EliminarUn abrazo.
No he podido evitar sacudir la cabeza mientras sonreía, al llegar al final del relato y darme cuenta de lo ·"ciega" que había estado yo mientras leía... Muy bueno, Humberto.
ResponderEliminarSaludos
Es bueno eso, cuando entro en algún texto, sea un cuento o una novela, entro como ciego, sin ideas previas, sin preconceptos, me dejo sorprender.
EliminarPor cierto, no tienes idea de las veces que me sorprendo con mi propio texto, esperaba una cosa y termina siendo otra.
Un saludo.
Un relato con profundas implicaciones, nos forjamos actitudes e ideas sobre todo que nos predisponen a no conocer la verdad. Uno de los grandes defectos del ser humano.
ResponderEliminarSaludos!
No hay nada que se escape al ser humano que la verdad, pero sucede que no es tan fácil aceptarla, es mucho más cómodo vivir un poco ciegos. Es el mensaje.
EliminarUn saludo.
Siempre espero que me sorprendas al final de tu relato, y siempre lo consigues de la forma más inesperada e ingeniosa.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Un día puede fallar, Carlos! Y será una falla humana, así que aceptable.
EliminarMuchas gracias y un abrazo.
¡Qué delicia de entrada! Me encantó, Humberto :)
ResponderEliminarMuchas gracias, Moona.
EliminarUn beso.
Lindo y reflexivo texto.
ResponderEliminarCierto hay otras maneras de ver cuando se esta predispuesto a ello.
Me ha gustado mucho Humberto.
Un beso.
Es así, hay que estar predispuesto, cuántas veces quiero ver algo y mi actitud no me lo permite.
EliminarMuchas gracias, Cecy.
Ya se sabe: no hay más ciego que el que no quiere ver.
ResponderEliminarY qué es la ceguera??? NO es ciego sólo el que no ve.
Precioso cuento :)
Un abrazo
Yo soy ciego a muchas cosas, querría dejar de serlo, te lo aseguro.
EliminarUn abrazo.
Muy bien rematado este impecable micro. Felicidades, Humberto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Torcuato, vale doble viniendo de un especialista en micros.
EliminarUn abrazo.
Mirar sin anteojeras, casi como de costado, te diría, para percibir lo que los otros y otras, no ven.
ResponderEliminarAbrazo
Qué bueno, deberíamos colocarnos anteojeras en diferentes ángulos, así veríamos la realidad desde muchas perspectivas. Es una buena idea para cualquier artista.
EliminarUn abrazo.
Hola Humberto !!! Que hermosura !Vaya final !!! El niño le permite ver el amanecer y siente su presencia, con èl no esta ciego !!
ResponderEliminarBesos y un fuerte abrazo
Aurora
Un comentario muy cariñoso, para conmigo y para con el texto, así de simple.
EliminarGracias y un beso enorme.
Ser ciego tiene múltiples significados, lo que pasa es que solemos quedarnos con el que significa discapacidad física, pero, ¿qué hay de los cerrados de mente que no ven más allá de la vuelta de la esquina?
ResponderEliminarMe ha encantado, mantiene muy bien la tensión hasta el final.
Un abrazo.
Muy cierto, la ceguera no es sólo la del bastón blanco y los anteojos oscuros.
EliminarUn abrazo.
Entonces, me queda claro, que hay demasiados ciegos entre nosotros, de esos a los cuales, los ojos le funcionan perfecto. Un abrazo.
ResponderEliminarHermoso texto.
Perfectamente resumido, Cuervo. Ojos que ven bien sin ver.
EliminarMuchas gracias y un abrazo.
Sigo pensando que me recuerdas a "el loco". Uno de mis escritores favoritos, además es De nacionalidad árabe, que coincidencia.
ResponderEliminarLas coincidencias son muchas, por eso nuestros blogs son novios ;)
EliminarY no me compares que me pongo celoso, je.
Besos.
Hay más de una manera de ceguera, una es física y otra es mucho más profunda, está en el interior de uno mismo.
ResponderEliminarA veces se es más ciego mentalmente que físicamente. Forma parte de la incredulidad del ser humano, que si no cree en lo que tiene delante piensa que no existe.
No hay peor ceguera que la del corazón y el pensamiento.
Los niños actúan sin prejuicios y con la mente abierta, de ahí que comprendiera que el hombre podía ver, pues no era ciego para lo que de verdad importaba...para sentir el amanecer.
Buen relato Humberto, me ha gustado mucho.
Besos
El arte nos permite ver de otra manera, no ceñirnos a lo que socialmente intenta condicionarnos.
EliminarSi nos quitáramos ciertos prejuicios, todo se vería más bonito.
Muchas gracias, Uxue.
Perfecto, hermosísimo y con un final increíble. Es un placer leer relatos tan sabios e inmejorables.
ResponderEliminarSaludos.
Qué honor estas palabras, amiga, me siento orgulloso.
EliminarUn saludo.
Los ciegos son los demás, es 'evidente'.
ResponderEliminarGran micro, Humberto.
Abrazos.
Hay ciegos en diferentes planos aquí.
EliminarMuchas gracias, MJ.
Al protagonista no le hace falta la vista. Se guía con el corazón mientras atesora atardeceres en el alma. Una joya Humberto. Siempre disfruto de tus ficciones y de esta mucho más.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias por ponerles algunas palabras más al texto, Daniel.
EliminarUn abrazo.
No cabe duda que es un gran relato, una maravilla leerte. "Deja que los muertos entierren a sus muertos" Mientras tanto... vive. El ciego veía mucho más que ellos porque su clarividencia era tactil y sólo con abrir los ojos los veía...Un abrazo, amigo.
ResponderEliminarMuchas gracias, mi querida Julie, eres muy amable.
EliminarUn beso.
Algunos ciegos logran desarrollar otros sentidos en forma de compensación. Acá se ve claramente que lo que se desarrolló fue la inteligencia para ver más allá de las posibilidades.
ResponderEliminarTambién es cierto que "otra mirada" nos sitúa en aquellos que niegan la realidad....o no la pueden "ver". Un texto con varias puertas de salida, por cierto muy bueno. Abrazo!
Es así, Dany, hay varias puertas de salida... alguna me gusta más a mí, pero no puedo (debo) decirlo.
EliminarUn fuerte abrazo.
Dios.
ResponderEliminarEs genial. Me has tenido en la más absoluta intriga desde la primera palabra.
Dicen que el microrrelato es género más difícil. Y estoy de acuerdo.
Te confieso: mi forma de relatar necesita entre 6 y 7 páginas de word para desarrollarse, pero cuando comencé con esta modalidad, me sentí muy cómodo. Sí me cuesta encontrar una idea digna, eso es difícil.
EliminarUn abrazo.
Mira, ¿que ves?,¿que presientes?: El invidente, no ve pero presiente,oye,no ve el rostro, pero,oye la respiracion;los sentidos se desarrollan, y la sensivilidad con ellos.
ResponderEliminar¿Pero nosotros,los que miramos vemos de verdad ho no? un abrazo Humberto
Una pregunta que queda abierta, querido amigo Julio.
EliminarTe pido disculpas por no pasar tan seguido por tu espacio, pero ojalá sepas que eres de los incondicionales aquí, uno de mis preferidos. Un amigo a la distancia.
No Humberto, yo mantengo el espacio para seguir ha los savios como tú que enseñan, con parabolas:lo que yo pongo en mi espació: no bale la pena. Un abrazo
EliminarEstimulante micro. Nos ilustra como siempre hay manera de compensar alguna carencia. Y captura dede el arranque.
ResponderEliminarGracias, Carlos, tú sí que sabes de micros, pues eres especialista en eso, como le dije a Torcuato. Eres el el pilar de El Microrrelatista.
EliminarUn abrazo fuerte.
Muy bueno Humberto. Con los ojos cerrados, se ve mejor, dicen por ahi!
ResponderEliminarSaludos!
Parado en el Abismo
Humberto eres genial!!!
EliminarPablix: Muchas cosas se "ven" mejor con los ojos cerrados, el amor, por ejemplo. Un saludo.
EliminarTracy: Muchas gracias, 'genial' es una palabra fuerte, la acepto por amistad. Un beso.
simplemente excelente
ResponderEliminarun abrazo
Simplemente muchas gracias, Horacio.
EliminarUn gran abrazo.
Very unique Humbert.
ResponderEliminarLove this one.
'Unique' is such a nice word, Lisa! Do I deserve it?
EliminarThank you so much!
Que hermosa historia, está llena de reflexiones.
ResponderEliminarNo hay nada como creer en uno mismo a pesar de lo que nos rodea
besos
Eso es fundamental, pueden decir lo que les plazca, mientras uno tenga fe en lo que hace, nada logra derrumbarte. Me gustó tu punto de vista.
EliminarBesos.
es bueno superarse, al fin y al cabo podemos decir que no hay más ciego que el que no quiere ver
ResponderEliminarBesos abisales
Así reza el dicho, nos queda llevarlo al campo de lo práctico.
EliminarGracias, Abismo.
Estupendo relato, esperaba el giro, aunque realmente me sorprendió. "El invidente clarividente" excelente titulo para un libro.
ResponderEliminarMe gustó cómo sonaba, así, cacofónico.
EliminarMuchas gracias, Odialex.
(Noa del Taller Literario del Face)
ResponderEliminarMe despertó mucha ternura, somos los "videntes" los que muchas veces no vemos...¡hermoso!
Muchas gracias, Noa, y hago extensivo el agradecimiento a todo El Taller Literario del Face.
EliminarQuerido Humberto, lindo conto, surpriendente, comovente, mas muito belo, entre o acreditar no persogem ou no coro de personagens, o que vêmos e o que não queremos ver, e o que não conseguimos, afinal ? o que vemos? e a verdade, quem realmente a tem, el ñino ? nossa criança interna, mesmo velha, a de sempre. Caro, belo conto, inspirador.
ResponderEliminarps. Meu sempre imenso abraço.
Você acredite em quem quiser que vai estar bem, Jair. Eu ainda não me decidi. Provavelmente seja na criança interior.
EliminarAbraço enorme.
"No hay peor ciego que el que no quiere ver"
ResponderEliminarSaludos
Flor
Así dicen, pero ¿será verdad?
EliminarUn saludo.
jajajaja yo creo que sí, bueno hay días. Yo por ejemplo soy muy buena observadora a todo lo que me rodea.
EliminarAyer te he dejado comentarios en otras entradas, pero no las veo. El blogger se las comió jaja.
EliminarQuedaron registrados, Flor, sólo que cuando se superan los 200 comentarios, hay que ir hasta el fondo de la página, debajo del cuadro de comentario y hacer click donde dice "cargar más", entonces aparecen todos los comentarios. Eso sí, hay que hacer tantos clicks como sean necesarios para llegar al último. Creo que es un error de bloguer.
EliminarUn beso.
Me llenó de ternura !
ResponderEliminarMuy bonito!
Bss niño!
No sabes lo bien que me sienta la palabra "niño", más viniendo de una gitana.
EliminarMuchas gracias por la visita y el comentario.
(San del TLF)
ResponderEliminarHay ojos ciegos, y son justamente de aquellos que no quieren ver pudiendo hacerlo, O buscan (ciegamente) convencerse de ver lo que no es...te felicito, siempre profundo en tus mensajes, un placer leerte amigo!
Muchas gracias, San, ya lo dije en el Face, no hay mucho para agregar, sólo mi agradecimiento.
EliminarUn abrazo.
A mi me pasa con la audición, hay veces que me hago el sordo y otras veces con la mente y me hago el boludo.
ResponderEliminarBueno, si hablara de mí, yo siempre me hago el boludo, no hay mejor posición para que los demás muestren su verdad. Después se pegan los dientes contra la pared, al menos contra la mía.
EliminarUn abrazo.
No siempre creemos en aquello que no podemos ver, sin embargo, creyendo es como se producen los milagros.
ResponderEliminarBesos mil.
Eso es cierto, los pequeños milagros que viví en mi vida se debieron a que creí.
EliminarUn beso.
cuando de misteriosas situaciones
ResponderEliminarse trata
Humberto, genial
saludos
Muchas gracias, Omar, te mando un abrazo.
EliminarUn escrito profundo y perfecto, pero, que cierto es que no hay más ciego que el no quiere ver, y en cuantas ocasiones hemos debido asumir esto.
ResponderEliminarExisten hoy más que nunca, ojos que se hacen ciegos, para no ver la cruda realidad que vive el mundo.
Un abrazo Humberto.
Profundo y reflexivo comentario, Lore, muchas gracias.
EliminarUn beso.
Siempre sorprendiendo con tus escritos...y no hay mas ciego q el q no quiere ver...buena semana para vos!
ResponderEliminarMuchas gracias, Patricia.
EliminarBesos.
uuuy que bonita historia!!!
ResponderEliminarGracias, Gary, un gran abrazo.
EliminarMuchas gracias, David.
ResponderEliminarUn abrazo.
Excelente.
ResponderEliminarEl remate es perfecto.
Un abrazo.
Muchas gracias por el comentario, Gaucho amigo.
EliminarUn abrazo.
Solamente es ciego, aquél que no quiere ver...me ha gustado...un saludo.
ResponderEliminarGracias, Fibo, sabes que es muy bueno tenerte nuevamente.
EliminarUn abrazo.
Me encanta, Humberto, me encanta. Es cierto que no hay más ciego que el que no quiere ver.
ResponderEliminarUn abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Me alegre que te haya gustado, Mos.
EliminarUn enorme abrazo.
jajajaja, Buenisimo amigo me alegraste la mañana con este fabuloso relato, como lo he dicho en otras ocaciones eres un genio al escribir estimado amigo, saludos desde mi querida Guatemala
ResponderEliminarHaberte alegrado la mañana no es poco, ¡qué bueno!
EliminarMuchas gracias, SL.
Tu creatividad no tiene límites, Humberto, y el poder de sínesis para decir todo en pocas palabras es sorprendente!!
ResponderEliminarUn beso enorme, ya extraño una nueva entrada.
Sabri!!
Bueno, me metes presión, Sabri, puede que un día aparezca el límite... espero que no ;)
EliminarUn beso.
Grande Dib! Siga adelante que usted es el mejor!
ResponderEliminarUn abrazo
Sí señor, sigo hacia adelante...
EliminarUn abrazo y muchas gracias.
Quienes eran los ciegos, Humberto? los habitantes o el niño y el personaje?
ResponderEliminarTal vez todos y ninguno, así somo los humanos.
Un besazo.
Lula
Muchas preguntas que (te aseguro) no podría responder.
EliminarMuchas gracias por la visita y el comentario.
sonreí sobre el final. la intriga dejó paso a la sonrisa. los niños saben, ellos ven.
ResponderEliminarabrazos*
Ellos ven y nosotros estamos ciegos.
EliminarUn abrazo.
Brillante este texto. De lo mejor que he leído en el poco tiempo que llevo aquí. Gran final.
ResponderEliminarUn saludo.
Es un placer leer sus palabras, mi querido Yoni.
EliminarLe mando un abrazo... o nos lo daremos en alguna próxima reunión.
Pongan lugar y fecha!
EliminarEste relato es una alegoría al fenómeno, a la soberanía de la intangibilidad...qué hermoso relato Gran Dib...
ResponderEliminarUn besazo
Gabriela, has ido hasta el fondo del sentido y has encontrado un núcleo que ni yo (como autor) podría haber expresado mejor.
EliminarUn beso enorme.
Hombre, sí. Es que cada cual ve al final lo que mejor le place. Quizás realmente no ve pero viendo aquello que los demás no ven y que no logra cubrirse por la sola descripción. Pero él no podría saber aquello. Pues no puede no ver con sus ojos y sí ver con los ajenos.
ResponderEliminar¡Buenísimo el texto! El invidente clarividente. No me cabe duda. Hay más ojos que un par por persona.
¡Saludos pues!
F.
Otro de esos comentarios que no merecen ser manchados por una apreciación mía, si así como está dice lo que tiene que decir.
EliminarUn abrazo y muchas gracias.
Magnífico texto Humberto.
ResponderEliminarGrande es la ceguera que viste de luto la sociedad.
Un saludo.
Gran reflexión, Jorge, te agradezco mucho.
EliminarUn abrazo.
Ese niño es el, su propia compañia, su ' no soledad ' , su pureza , su 'casi loco' , su pequeño 'mundo inmaterial e impalpable' , su 'alma buena'....su 'alma buena' ,que cada tanto la debe acariciar y recorrerla con sus dedos, para no olvidarse de ella, para saber que sigue ahi, protegiendose de la humanidad....// ¡ Maravilloso....haber tomado como figura,' la ceguera' ,para representar una realidad triste...en la que todos estamos inmersos , en la que nuestros sentidos disparan para donde quieren o hacia donde pueden ir, solo para sobrevivir...!!!...Y , en este relato nada como una frase de Ernesto Sabato : ' ser original es en cierto modo estar poniendo de manifiesto la mediocridad de los demas '... // ¡ Hoy creci...este relato, algo en mi produjo, lo se...!!!
ResponderEliminar* Espero entienda lo que quise manifestar, dudo si mi idea se transmitio correctamente...pero ya esta, agradecere cualquier 'manera de redondear lo que expuse'...el intento fue bueno de mi parte, que llegue bien,es mi deseo...¡ gracias!
Mariana.
Tu comentario no necesita de ningún redondeo, Mariana, es una gran interpretación de lo que no dice el texto, casi se parece a la mía que, por razones obvias, no debo decir.
EliminarUn gran cariño.
Quienes son los ciegos?, no hay mayor ciego que el que no quire ver.
ResponderEliminarEs buenísimo este relato.
Un abrazo.
Muchas gracias, Pakiba.
EliminarUn beso enorme.
nadie miente. cada quién justifica su verdad desde su propia percepción de las cosas con todas las razones que crea válida. saludos.
ResponderEliminarEs decir, como la vida real...
EliminarUn abrazo, Draco.
Es que si por fin nos diéramos cuenta y aceptáramos la realidad de que el ciego no es tal, me pregunto ¿Con que nos consolaríamos? Mejor que él no vea y que yo siga siendo una bendecida por ver…mmm…veo?
ResponderEliminarMire en los vericuetos existenciales en los que me hace meter.
Un abrazo.
Todos vemos y no vemos, Magah, y no es una frase pseudointelectual, es así de real.
EliminarEn una época que atendía pacientes (uf) podía constatar esta realidad de una manera alarmante. Lo peor es que no sucedía sólo en el campo de lo simbólico, pues muchas cosas se nos escapan allí, hablo de cegueras reales frente a datos empíricos concretos, como por ejemplo... no, mejor no, si no voy a parecerme a Rolón.
Un abrazo.
Pues no sé HUMBERTO, te aseguro que empiezo a pensar que eres un malabarista de las ideas. Algunos escritores lo hacen con las palabras, tú eres de ideas encriptadas y mira...¡¡ya ves tú a mi meeencantan los acertijo!! otra cosa es que los resuelva adecuadamente.
ResponderEliminarNo lo sé, sin duda hablas de la ceguera interior que es mucho más terrible que la física, a veces lo obvio para todo el mundo es negado con extrema tozudez por quien lo sufre, a veces por ese motivo no nos dejamos ayudar, porque no asumimos nuestras carencias... podría ser sin embargo que aquí hables de la idea del principito " lo esencial de la vida es invisible a los ojos" pudiera ser esa tu idea, quizá por eso ese niño es el único que aprecia que tu protagonista ve lo que los demás son incapaces de ver con sus ojos... los niños son los únicos seres del universo que pueden ver con el corazón... sin duda él tiene los ojos más fiables que existen.
Sea como sea como siempre, casi mágico tu texto.
Un beso grande HUMBERTO.
Una cosa es cierta, no hablo de la idea del Principito, en este blog está prohibido Paulo Coelho y Saint Exupery... ah, y Bucay, pero no creo que lo conozcas ;)
EliminarHablando en serio, yo no puedo dar mi punto de vista, pues sería tendencioso, sin embargo sí puedo decir que no hablo de ceguera física solamente. El título, para mí, lo dice todo, no es "Ciego" sino "Ciegos".
Un beso enorme, querida María.
Adivinaba los objetos, por el ruido que hacían al levantarlos? O es que es un gran vividor a costa de la pena que sienten los demás hacia su ceguera?
ResponderEliminarBesos Hum.
Uf, ¿Qué responderte?
EliminarSi esto fuera un multiple choice pondría "ninguna es correcta"... y tal vez terminara desaprobando.
Un beso.
Somos ciegos que pueden ver pero que no miran dice Saramago.. Siento que este redoblo la apuesta preguntando acerca de la ceguera y para ello usaste al ciego y al niño..
ResponderEliminarME gusto
Saramago fue un grande, con su libro sobre sobre la ceguera, casi agotó el tema para cualquier sujeto que se preciase de ser escritor.
EliminarUn beso y muchas gracias.
Los ciegos son los otros...chau, Arianna
ResponderEliminarAsí me gusta, seca, ríspida, cortante ;
EliminarUn beso.
Magnifico y desconcertante. Tienes el don de la creatividad y el misterio en tus letras... no se que más decir.
ResponderEliminarUn abrazo
No tienes que decir nada más... Muchas gracias por tus palabras.
EliminarUn abrazo.
El poder ver con los sentimientos y los otros sentidos, es mejor que un par de ojos...
ResponderEliminarSaludos
Concuerdo, pero no es algo fácil de lograr.
EliminarUn cariño.
Olá entrei para fazer uma visita e adorei.
ResponderEliminarJá estou te seguindo.
Valeu, Branca... já passei pelo seu cantinho, está bom mesmo!
EliminarBjs.
Y es que desde tiempos inmemoriales el lazarillo de un ciego siempre fue un niño; porque su inocencia y la pureza es la luz que se debe seguir para dejarse guiar. Magnífico Relato, Humberto.
ResponderEliminarMe encanta tu blog y, si me lo permites me hago fiel seguidor de tan maravilloso espacio lleno de magia y sensaciones.
Un abrazo.
Pues claro que te lo permito, Pedro, te agradezco la visita y las palabras sobre este texto.
EliminarUn abrazo y no perdamos contacto.
Y entonces está prohibido Coelho. Pues sí. Yo también, si pudiera, lo prohibiría.
ResponderEliminarTe respondí la pregunta que me hiciste, si es que todavía es válida. Y fíjate, digo yo, todos vemos y no vemos. ¿Qué no vemos especialmente? A nosotros mismos. El observador para serlo no debe observarse. Es un poco triste eso, ¿no? Descartes arruinó un tris mi vida jejeje. Me recuperé con años y la cerveza de los viernes.
Nuevamente un abrazo.
F.
Bueno, no habría que prestarle mucha atención a los filósofos, a mí fueron destruyéndome la existencia -en una sucesión sin fin- desde Platón hasta Cioran. Luego no les di más importancia.
EliminarAhora bien, ser un observador no participante es bueno para hacer ciencia, pero no me lo imagino en la vida real. Bueno, tal vez sí, después de muchas cervezas de viernes.
Abrazo.
Se me ocurre: ojos que no ven ...
ResponderEliminarBella prosa
Y se te ocurre bien, Mei.
EliminarMuchas gracias por venir.
Que bonito, el ve con los ojos del alma y del corazon.
ResponderEliminarBesos.
Bonita eres tú, Carolina ;)
EliminarBesos.
Qué gran homenaje, porque me parece un homenaje... Gracias por resolver las dudas que tenía sobre tu entrada anterior, me parece impresionante, aquí me culturizo un montón... :)
ResponderEliminarBesos mentales.