-Quince horas, treinta y cuatro minutos, diez
segundos.
-Perdón, no entendí.
-Quince horas, treinta y cuatro minutos, veinte
segundos.
-Bien.
-¿Me escuchó ahora?
-Eh… sí, pero… ¿no es usted una máquina?
-Ciertamente que no, ¿lo es usted?
-No, claro.
-¿Y por qué habría de serlo yo?
-Bueno, porque… porque marqué el 113 para saber la
hora y todos sabemos…
-¡Todos sabemos, todos sabemos! Estoy cansada de no ser importante para nadie.
-Discúlpeme, no quise ofenderla…
-No se preocupe, no me ofendió, es que últimamente me siento un poco sola. Le confieso que no suelo hablar
con los usuarios, pero su voz me resultó tan agradable que cuando dijo que no
había entendido, quise asegurarme…
-Tú también tienes una voz hermosa, por supuesto, de no ser así no te habrían elegido para este trabajo. ¿Cómo te llamas?
-Inés, ¿y usted?
-Horacio, pero no me trates de usted...
-Tú también tienes una voz hermosa, por supuesto, de no ser así no te habrían elegido para este trabajo. ¿Cómo te llamas?
-Inés, ¿y usted?
-Horacio, pero no me trates de usted...
-Horacio, ¿con quién estás hablando?- lo ametralló su esposa.
-Con nadie, mujer, número equivocado- respondió tapando
el auricular y rascándose la calva, enseguida cortó. Para qué iba a complicarse la vida con
explicaciones extrañas. Pero ni bien su mujer salió de la cocina, volvió a
marcar el 113.
- Quince horas, treinta y siete minutos, cuarenta
segundos.
-Hola, ¿Inés?
- Quince horas, treinta y siete minutos, cincuenta
segundos.
-¿Me escuchas? Soy yo, Horacio…Otra vez no entendí.
-Quince horas, treinta y ocho minutos, cero
segundos- continuaba la voz impersonal e implacable que, desde el otro lado de la línea, le confirmaba que ya había pasado su hora.
Estimados amigos:
ResponderEliminarMuchas gracias por las visitas y comentarios para “Un relato kafkiano”.
Un gran abrazo.
Humberto.
Hay una sola oportunidad para todo... Una sola!!!
ResponderEliminarBuenísimo H.
Besos
Eso dicen, mi querida Novia, pero es difícil saber cuál es, ¿no?
EliminarUn beso.
¿por qué calvo? que tenés contra los calvos eh? mucho cuidado dib, mucho cuidado con la venganza de los calvos jajajaja
ResponderEliminarbien, bueno te ha salido este y solo te llevo cuatro minutos y treinta segundos
Tiene razón, Garriga, en verdad tendría que haber escrito que se rascaba el culo, pido disculpas a todos los faltos de pelambre.
EliminarUn abrazo.
La hora menos pensada: Las, pongamos por caso, 25:02 h de un 30 de febrero.
ResponderEliminarA esta me acojo cuando se ma escapan los segundo vitales.
O cuando los pelmas de Movistar te avasallan noche y día.
¡Su padre!
Buenas tengas, Humberto. Y oportunas
un fuerte abrazo
Creo que alguna vez me cité con mi mujer perfecta a las 25.02 del 30 de febrero, pero falló, luego me cité con otra, ésta menos perfecta, pero más real, fue un 2 de febrero a las 22.00, y la cosa funcionó... está funcionando.
EliminarUn fuerte abrazo.
Jejejeje: Se puede ser perfectamente sagaz e imperfectamente en sincronía con los calendarios.
EliminarEs el caso celebrar tu acierto...
Bs
Quisiera escribir algo a la altura de su relato, continuar la sintonia. Sin embargo, diga lo que diga me haría involucrarme en la inevitable situación de excusarme por mi insensata estupidez.
ResponderEliminarMuy bueno, Humberto, muy bueno, che.
Creo que pecás de humilde, Diego, seguramente podrías crear algo no sólo a la altura, sino mejor.
EliminarMuchas gracias por el comentario.
A la oportunidad la pintan calva y con un mechón adelante, una vez que pasó es imposible asirla. Aunque no creo que fuera el caso de Inés, la imagino una mujer acorde con su voz hermosa; de ninguna manera calva. Pero, bonita o no, Horacio perdió su oportunidad, seguramente una más de las que él, como todo el resto, perdemos día a día.
ResponderEliminarExcelente relato, compañero.
Un gran abrazo
James, sabes las veces que caí en la trampa de la bella voz, uf... mejor ni te cuento, tendría que abrir otro blog para explicarlo.
EliminarUn fuerte abrazo.
Imaginativo. Felicidades
ResponderEliminarMuchas gracias a la Esfera Cultural.
EliminarUn abrazo.
GENIAL!!!!
ResponderEliminarTriste y tierna metáfora de una sabia y certera realidad...para lo que más ansiamos y en sueños acariciamos...sólo una oportunidad se nos presenta,sin más horas de relevo, porque tanto el reloj restándonos en tiempo, como la vida en oportunidades, es implacable ante nuestros titubeos
Buenísimo texto Humberto!!!!
Me ha encantado!!!!
Muchas gracias, Gizela, el tiempo (maldito invento) suele ser muy cruel con algunos humanos, con el resto apenas malo.
EliminarUn beso.
Sorprendente y ocurrente como siempre, mi buen amigo. Envidio esa facilidad para convertir en relato cualquier cosa inimaginable, de forma simple y entretenida, al tiempo que muy bien narrada.
ResponderEliminarUn abrazo, hermano.
Un 'hermano' de tu letra es un orgullo, Carlos. Cualquiera que visite tu blog sabrá que eres de los buenos en serio, por lo que un halago tuyo no es moneda que circule libremente en el mercado.
EliminarUn gran abrazo.
Sabías que cuando leemos un artículo reaccionamos todos de diferentes maneras? Desde el rechazo absoluto hasta recomendarlo a sus amigos. ¿Verdad que es asombroso?
ResponderEliminarEs que el ser humano es tan sorprendente...
Yo recomiendo tu relato a todos mis amigos, porque entre otras cosas, hace tiempo que no me reia tanto, sobre todo al imaginarme la indignación de Horacio con la teleoperadora que le dejó... a medias. Pobrecillo, seguró que odia para siempre los tecnicismos.
Imaginación al poder Humberto.
Un besote.
No lo dudo un segundo, Lore. Uno escribe 'Alfombra' y las reacciones son tan diferentes que no habría forma de medirlas, es asombroso e interesante.
EliminarEn una época, solía molestarme que un texto 'serio' fuese tomado en broma -o viceversa-, pero qué demonios, ¿quién afirma que algo sea serio o gracioso? Su Majestad el Lector.
Muchas gracias, Lore.
Un beso.
El tiempo es inexorable, por ello no hay que perder ni un segundo en decir lo que se quiere y hacer lo que se sienta, antes que se escape de las manos.Saludos y un beso.
ResponderEliminarClaro, pero este tipo le tuvo un cagazo padre a la mujer... y se lo perdió ;)
EliminarUn beso.
Nadie te felicitará a las 21:11 y treinta segundos... (hora Española). Qué curioso es el tiempo, la oportunidad, el instante, la indecisión, el arrebato. Todo sumergido en un mismo recipiente para seleccionar de él lo que más nos seduce.
ResponderEliminarPerdón, ya son las 21:13 y cuarente segundos, no quiero que el tiempo decida por mí.
Eres ejemplar, Querido.
Cariños.
Menos mal que no me has felicitado, pues habríamos entrado en paradoja, ya que aquí son las 16.24, con lo cual el enhorabuena habría quedado entrampado en las redes del maldito tiempo.
EliminarUn beso.
Eu vejo nisso SOLIDÃO! às vezes estamos acompanhados e sentimos-nos sós. Há quem fale com as paredes, com os carros... Inclusive mantêm-se conversas. Estou a lembrar-me de um conto escrito por um escritor da web que é precisamente a conversa de um senhor de idade jogando ao xadrez com um companheiro invisível. Ele não tinha com quem jogar.
ResponderEliminarUm beijo Humberto.
Sem duvidas que se tivesse que escolher uma palavra que refletisse o sentido do texto, essa seria 'solidão'. Agora, se o homem imaginou a conversa ou se foi real, nem eu saberia dizer!
EliminarBeijos, minha querida.
A chance not taken...never to be again. What regrets we must live with for the sake of a kind word? :D XXX
ResponderEliminarWell, don't you think his wife gave him nice words? She should have said to him 'who are you talking with, rat?' ;)
EliminarA chance not taken, perhaps the last one.
Cheers, Gina!
A veces, la soledad de algunas personas les hace escuchar, ver e incluso sentir lo que sea con tal de dejar de sentirse solos... no sé HUMBERTO ¡¡ ya ves tú, lo que me ha sugerido este texto tuyo !! :-)
ResponderEliminarLuego es cierto que lo de recular ante sorpresas sorprendentes por miedo, hace que se pierda para siempre esa oportunidad de oro que un día nos vino a ver y escondimos corriendo en un cajón por miedo a ser descubiertos. Siempre me dejas con la boca abierta con este ingenio concentrado en tan poquitas palabras que tienes tú Mmmmmm ¡¡qué envidia me das!! :-)
Un beso muuuy grande y por cier... si me pierdo algo tuyo, es que estoy de cacaciones, sólo asomo por aquí a ratitos... la gente dice que necesita desconectarse ¿ por qué hay que desconectarse de lo que nos gusta, queremos y además nos hace sentir bien? ¿tú lo entiendes?:-) ... ay tiempo para todo en esta vida... hasta para vivir:))
Muaaaaaaakss gigante ... feliz agosto
Es algo que ni yo sabré... esto es, si en verdad escuchó la voz de la teleoperadora o si la imaginó.
EliminarCuando creemos que tenemos una chance, deberíamos defenderla con uñas y dientes.
Un beso enorme, querida.
El tiempo es una ilusión, que dijo Einstein, pero hay parejas que te provocan una tremenda soledad y te llevan a imaginar cualquier cosa.
ResponderEliminarBesos Hum.
Una ilusión hasta que toca tu hora ;)
EliminarUn beso.
jajajaja cacaciones nooooo jajajaja vacaciones... aaayyyy yo sieeempre igual, lo siento:-)
ResponderEliminarAh, creí que estabas pasando unas malas vacaciones, por eso lo de 'cacaciones', je.
Eliminaraayyy qué impotencia...jajaja, si hubiera sabido el calvo!
ResponderEliminarMuy bueno, Humberto, me hizo mucha gracia, PERO...también deja pensando el texto acerca de esto de la soledad, tan común por hoy,y a las cosas que nos aferramos para librarnos de ella.
Bueno, me despido, y aquí son las 15 horas y treintaydos minutos! (entendiste bien??) ;)
Curioso, pero casi casi la misma hora...
(me quedo pensando)
Abrazos miles, Humberto.
Si era casi la misma hora, yo también lo habría pensado. Un relato tragicómico, digamos.
EliminarUn fuerte abrazo.
Lo que más me resulta inquietante es que pueda manifestarse todo un discurso, una respuesta y un concepto con sólo repetir varias veces la hora final, o como en el caso de Gabo, 'la mala hora'. Qué historia mágica aquella. ¡Un abrazo! F:
ResponderEliminarA buen entendedor...
EliminarDesconocía 'la mala hora', como casi toda la obra de García Márquez (gran error mío por cierto), así que si incurrí en una copia, habrá sido por coincidencia.
A buen entendedor...
Qué historia mágica aquella y qué .... esta.
Un abrazo.
Aquella es la tuya. La otra también es mágica pero me quedo con 'aquella', es decir, la tuya. No se parecen en nada. Sólo en la fatalidad. Jejeje. ¡Un abrazo! F:
Eliminar¡A qué confusiones nos llevan los pronombres demostrativos, Mista! De todas formas, busqué ´La mala hora' y vi que es una novela, ahora quiero leerla. De García Márquez leí sólo 'doce cuentos peregrinos', 'Ojos de perro azul' y 'El amor en lo tiempos de cólera'. Nunca me volqué demasiado a la literatura hispanoamericana, un error, como te dije.
EliminarAbrazos.
Tranquilo Horacio, Inés no está tan buena, la que está buena es Alicia, la que te da la hora de 00.01 a 06.00 am, eso sí, la mina tiene ojeras, procurá ser puntual y nada de chistes fáciles tipo: Uy, cómo se pasó la hora...OK?
ResponderEliminarYa lo decía yo, Inés no valía gran cosa, pero comparada con la esposa, hasta una rata australiana sería más... potable.
EliminarAbrazos.
Que desilusión, se volvió calabaza. jajaja
ResponderEliminarSaluditos Humberto.
¡Y antes de las 12!
EliminarUn abrazo.
Que le iba hacer, paso su momento.
ResponderEliminarSaludos
David
Por eso hay que estar atento, David. Tú no lo pierdas, ¡eh!
EliminarAbrazos.
Veinte y dos horas cuarenta y ocho minutos, veinte y dos horas cuarenta y ocho minutos....
ResponderEliminarHay algo que falla, acá en mi teléfono me dicen que son las 18 horas, catorce minutos, cincuenta segundos...
EliminarAbrazo.
Todos tenemos una hora señalada hasta para la muerte, este hombre no supo escuchar su destino.
ResponderEliminarSaludos.
Ésa es la peor, mejor ni la menciones...
EliminarUn abrazo, amigo.
Humber este es un relato lleno de nostalgia, me imaginé a ese hombre en la cocina con olor a sopa de verduras y su vida gris, un horror, tdo eso en un excelente diálogo tuyo.
ResponderEliminarUn besazo Maestro!
Yo lo imaginé tomando un tecito con pan gomoso, no sé qué es peor.
EliminarUn beso.
Humberto, las oportunidades son para aprovecharlas en su momento. Me ha fascinado como has plasmado esta realidad en un relato dialogado, con la dificultad que eso conlleva. Además, logras virar en pocas lineas de la sensualidad a la miseria de ese solitario hombre casado.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Un abrazo fuerte.
Muchas gracias, Nicolás.
Eliminarte mando un fuerte abrazo.
Eres una fuente inagotable de creatividad y recursos para que no podamos anticipar la jugada, grande amigo Humberto!!
ResponderEliminarBesos Sabri!!
Bueno, muchas gracias, Sabrina. Intento seguir aprendiendo.
EliminarUn beso enorme.
Reconocer el momento importante es un arte. Me gustó mucho tu relato Humberto
ResponderEliminarSaludos
Un arte de vivir, ¿no?
EliminarUn beso, Mei.
El tren siempre pasa a su hora.
ResponderEliminarPero hay tantas líneas, tantos ramales, tantas estaciones...
EliminarUn abrazo.
Se lo tiene merecido. No se le corta a una mujer...
ResponderEliminarUna brazo amigo
Así de cierto, estuvo mal, aunque sea le hubiera dicho que tenía que ir al baño, no sé.
EliminarUn abrazo.
SON LAS CERO HORAS, TREINTA Y UN MINUTOS, CERO SEGUNDOS. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn cuentito de medianoche, Marcos.
EliminarMuchas gracias y un abrazo.
Realmente muy bueno querido Humberto, siempre captando la atención de todos.
ResponderEliminarUn verdadero placer pasarme de nuevo por aquí, besos y abrazos.
¡Cuánto tiempo, Princesa!
EliminarEs un placer tenerte por aquí.
Besos.
Es cierto las buenas oportunidades en ocaciones solo llegan una vez en la vida y debemos de aprovechar el momento, pues el tiempo jamas regresa, como siempre te luces con tus magnificos relatos, saludos estelares desde mi querida Guatemala
ResponderEliminarMuchas gracias, SL, esta vez le toco al tiempo tener su lugar.
EliminarUn fuerte abrazo.
Soledad y vacío la del personaje... muy triste.
ResponderEliminarUn beso de anís.
Un trío de solitarios, ¿no?
EliminarUn beso, Sara.
Guau! Esos manotazos desesperados por huir de lo rutinario. Lo mejor del relato es el cierre lapidario, ese tono de voz con líquido refrigerante del final. Ni un temblor, ni una vacilación. Igual, creo que está a tiempo de colgar el tubo y salir arando de ahí. Sería más aséptico incluso que la misma voz.
ResponderEliminarDato que no suma: La voz de la hora en Argentina la grabó la locutora Alicia Infante en el 78.
Saludos van, Dib!
No es casualidad que a este sujeto le pase esto, uno sabe cuándo debe salir arando.
EliminarNo es para nada baldío tu dato, pues hoy, mientras lo escribía, pensaba en quién sería la persona que dice la hora, o si eran varias, esas cosas.
Muchas gracias y un beso.
Vaya, su señora rompiò el hechizo de la màquina, para una aventura virtual que iba a tener....los hay con mala suerte.
ResponderEliminarComo siempre sorprendes
un abrazo
paco
Hay esposas así, Paco, rompen cualquier hechizo, jeje.
EliminarUn abrazo, querido amigo.
Interesante cierre.
ResponderEliminarO era una máquina o era una mujer que ya no quiso responder.
Te queda la duda.
Saludos.
A mí me quedó la duda, te lo aseguro.
EliminarUn beso, Pluma Roja.
Me recordo a "Arrepiente Arlequin!" de Harlan Ellison.
ResponderEliminarLa oportunidad es un tren que no pasa dos veces. Y algunos somos expertos en no notarlo.
Un abrazo, amigo.
No lo conocía, Gaucho, pero voy a buscarlo, es un buen dato.
Eliminarespero que no sea tu caso el de ser experto en no notar las oportunidades.
Un abrazo.
Que bueno Humberto, tanto la sorpresa de conocer a Ines, así como el terror a su esposa, El final como siempre genial.
ResponderEliminarEs casi una moraleja, un abrazo amigo. Sigo disfrutando leerte.
Pues yo agradezco tu disfrute, Moli.
EliminarUn fuerte abrazo.
la tal inés es muy inteligente. muchas otras voces femeninas se ahorrarían muchos problemas y hasta tragedias, si siguieran su proceder. saludos.
ResponderEliminar¿Tú dices haciéndose las sordas y repitiendo una frase maquinalmente? Je.
EliminarUn abrazo, Draco.
Igual las mujeres como Inés no son convenientes, no paran de hablar un solo minuto :P
ResponderEliminarMuy bueno Humberto !!
Buen chiste, T.Rex, me hiciste reír.
EliminarUn abrazo, amigo.
no tapo el auricular e Ines escucho todo! jaa! se le paso el tren ... besos Humbert
ResponderEliminarHoracio no tiene experiencia en las trampas, je, por eso se le pasó el tren.
EliminarUn beso, Gitana.
EXCELENTE metáfora Humberto! Jamas me decepcionas, te felicito.
ResponderEliminarGuillermo
Editorial Tres Fronteras.
Muchas gracias, Guillermo, es un honor recibir tus palabras.
EliminarUn abrazo.
Hola Humberto!!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho,lo siento por él,pero qué hubiese pasado de haber sabido que después Inés no le contestaría? se habría enfrentado a su mujer con tal de no perder la comunicación??
Al no saber dónde queda,de dónde nos llega la oportunidad en nuestra vida,la dejamos pasar y cuando nos damos cuenta ya es demasiado tarde, el tiempo nuestro enemigo más cruel y despiadado,nunca vuelve atrás para darnos una segunda oportunidad.
Excelente relato Humberto,asombrosa capacidad escribiendo amigo mío!!
Y las horas pasan lentamente
el día llega a su fin,
despacio nos adentramos
en las sombras de un tiempo
que se nos fue de las manos.
Un beso con mi cariño!!
Uno sabe que hay un tiempo justo para todo, pero cómo darse cuenta, eso sí que es difícil. Hay tantas vidas paralelas que intentar razonar sobre el asunto, es para volverse loco.
EliminarMuchas gracias por el agregado.
Un beso.
Esta vez, mi querido amigo, me descubrí en Horacio.
ResponderEliminarA veces, perdemos la oportunidad y nuestra vida jamas vuelve a ser la misma.
Me gusto!!
Besos....
¿En verdad crees que hay una sola posibilidad? Pensemos que no, que esto es puro cuento, fantasías de escritor.
EliminarUn beso y muchas gracias.
Me gusta ese juego con la contestadora de la hora. Su cuento, Humberto, se presta para especular, que es una virtud del relato, y cree uno como lector, que el personaje es un ser humano que necesita amor, a pesar de estar casado,y cree en la humanización de una máquina contestadora: por lo menos los siento así. UN abrazo, parce. Carlos
ResponderEliminarYo, cuando leo, creo en todo, hago una pausa de la razón y dejo que la Literatura sea el Soberano de mis fantasías. No hay otra forma de leer ficción,creo humildemente.
Eliminar¿Parceiro?
Abrazos.
Sin duda necesitaba, más que una hora, al menos un par de minutos. A veces la razón de ser se circunscribe a eso. Y quizá menos aun. Saludos.
ResponderEliminarCoincido, Javier, a veces basta con segundos... unos segundos contra toda una vida, vaya negocio.
EliminarUn abrazo.
No soy sicólogo ni sociólogo, apenas soy un esclavo, pero advierto que detrás de este texto se encuentra una verdad absoluta, no sé cómo explicarlo, no, no sé. Es como que se pierden los instantes y fracasamos. En todo. O sea. Olvídalo, saludos, Humberto.
ResponderEliminarEn verdad tengo miedo de transmitir verdades absolutas, aunque uno deja caer su ideología en lo que escribe... en todo lo que hace.
EliminarYo sí soy psicólogo, pero tampoco me sirve de nada, je.
Ya me olvidé.
Un abrazo.
Me gustó en especial tu acierto al rebasar una frontera mecánica y verla cobrar vida. No cabe duda que tu protagonista es hábil para echarle cerebro al asunto, si la esposa llega un poco más tarde igual y lo encuentra copulando con un teléfono.
ResponderEliminarBravo.
Es lo que se venía, Carlos, el tipo dale que dale con el teléfono. Por eso decidí cortar la historia ahí, le arruiné su fantasía.
EliminarUn abrazo, amigo.
Gran historia corta. Gran diálogo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Anthony, tus palabras ayudan a seguir.
EliminarUn abrazo.
Absolutamente genial!! Pasó su momento, nunca mejor dicho.
ResponderEliminarYo miro hacia atrás y me pregunto: ¿alguna vez me respondió la teleoperadora? No sé, creo que no.
EliminarUn beso, Francesca.
Hola Humberto.
ResponderEliminarEs posible que me vaya por los Cerros de Úbeda, pero nos llega un momento en la vida que necesitamos escuchar a esos otros que también forman parte de nuestra persona, me refiero al Mi, (Yo) verdadero- que suelen ser más de uno, ese que, en lo cotidiano se diluye tanto que pareciera que no existe, entonces, a veces ocurre que alguien te llega por ese canal y reclama "eso" y, sin darte cuenta deseas comunicarte; casi siempre suena una voz que te interrumpe y la magia se esfuma. Puede ser ,una voz, una mirada ... etc.
Creo que tu personaje, es consciente de que,como muchos dicen ,pasó su momento, pero él también sabe que hay algo en él que nunca utilizó y lo que le proporcionan esos momentos, le ayudan a seguir viviendo.
Esta vez presiento que te has superado. Horacio volverá a llamar,estoy segura, es lo que le hace vivir.
Un abrazo.
Moon.
Creo conocer un par de 'Tus', pero no demasiado profundamente, conozco la parte que se deja ver y, tal vez debido a mi profesión, una cierta porción de lo que hay detrás, pero no demasiado.
EliminarCreo que el personaje sabe que perdió su hora porque no supo hacer valer lo que en ese momento era prioritario, todo tiene un precio, en su caso va a intentar pagarlo llamando incontables veces al 113.
Trato de no pensar en superarme, pues me volvería loco cada semana, me imagino buscando vetas diferentes en la rica mina de las Letras.
Un beso, Moon.
Ocurrente, original y encantadora entrada. El tiempo del aHora que como el el agua del río, una vez pasa, no hay otra...habrá diferentes pero nunca la misma. El guión así lo establece.
ResponderEliminarUn abrazo
Con que digas 'habrá diferentes', dejas abierta la posibilidad a este pobre hombre... y a muchos más que por ahí andan.
EliminarUn abrazo y muchas gracias.
Uff, que rabia, que impotencia ¿habrá sido producto de su imaginación?, creo que aún hoy en día sigue maldiciendo a su mujer como maldecimos todos el momento en que se nos interrumpe un bonito sueño. Y seguirá llamando y buscando a su Inés y nunca recibirá otra cosa que la contestación de una dulce y fría voz de un simple temporizador.
ResponderEliminarUn genial relato Humberto de algo que todo el mundo hemos soñado que nos pasara. Saludos.
A mí me parece que tendría que decirle la verdad a la esposa, algo así como echarle las culpas, je.
EliminarTambién creo que va a llamar muchas vece más, tantas que en la empresa de teléfonos van a comenzar a sospechar de una persona que necesite saber la hora exacta tantas veces.
Es bueno verte por acá.
Un abrazo.
excelente vuelta le encontraste Humberto al tren que paso, un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Tomás.
EliminarUn abrazo.
Es genial, me encanto este relato.
ResponderEliminarUn beso cielo
http://amormasalladelaunicidad.blogspot.com.es/
Muchas gracias, May, eres muy amable... y cariñosa ;)
EliminarBesos.
Mucho cuidado con perder nuestra hora, nuestra oportunidad!!! Muy bueno, en este lugar los relatos siempre me sorprenden gratamente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegra mucho que en este lugar te sorprendas, es un halago, muchas gracias.
EliminarSe cabreó porque estaba casado. Mala suerte !
ResponderEliminarTendría que haber disimulado un poco, ¿no te parece?
EliminarAbrazos.
Bellísima metáfora sobre como los hombres dejamos pasar tontamente el tren, la hora preciosa...Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Darío.
EliminarUn abrazo.
El miedo de ser descubierto y el miedo de sufrir...... podría haber sido una relación difícil.... pero ella decidió dejarlo pasar..
ResponderEliminarCreo que me sucedió algo parecido una vez jajaja
un abrazo enorme
En el protagonista primó el miedo a ser descubierto.
Eliminar¿Sería mucho pedir que contaras lo que te sucedió? ;)
Besos.
A veces también he pensado en entablar una conversación con los contestadores automáticos, es muy triste que siempre repitan lo mismo.
ResponderEliminarBueno, podríamos decir que no dicen lo mismo cada 10 segundos, pero si los llamas todos los días, ahí sí se vuelve muy aburrido.
EliminarUn beso, amiga.
Chin, perdió su oportunidad, se le paso la hora.
ResponderEliminarSaludos Humberto
Tal vez tenga otra, yo voto por ello.
EliminarBeso, Malque.
Los contestadores se están haciendo fuertes entre nosotros, pero yo me sigo sintiendo estúpida cuando hablo con ellos, bueno cuando intercambio datos, ja ja ja
ResponderEliminarUn besote.
Un día estuve más de 40 minutos tratando de marcar los números correctos de esas máquinas automatizadas, y ni siquiera me dijo el nombre ;)
EliminarBesos.
Brutal, como siempre, tus textos esconden metáforas. Quizás es cierto que debemos aprovechar todos los momentos, todos tenemos un tiempo que vivir y aprovechar.
ResponderEliminarSiempre hacen que sonría al llegar al final, eres increíble.
1 beso.
Te agradezco mucho, mi querida Laira. Eres muy amable.
EliminarUn beso enorme.
(...)y es que difícilmente la misma oportunidad se presenta por segunda vez. Un saludo.
ResponderEliminarLa misma no, pero tal vez otra, ya lo dije, voto por ello...
EliminarUn abrazo.
El tiempo, en su imparable bucle, nos guiña el ojo cómplice, o nos desgaja entre la maquinaria que da cuerda a los relojes.
ResponderEliminarMuy bueno. Un saludo.
Muy buen comentario, Albada, muy creativo.
EliminarMuchas gracias.
Querido HDib, acho que temos um pouco de Horácio e Inês, eu sim, solidão, trabalho...ficamos sugeitos a estas ciladas, ora, tentar ter diálogo com atendentes de markenting é o supra-sumo do estar só. Apesar de viver só, confesso que isso nunca me tentou, porque aquelas vozes metalizadas dificilmente me convenceriam que fossem humana. Humberto gosto do enredo que estes personagens se encontram ou produzem, no caso do Horácio, uma confusão desnecessária com a esposa e Inês num momento de vacilo resolve ir além do que o trabalho dela propõe...muito bom te ler.
ResponderEliminarps. Meu carinho meu respeito meu sempre imenso abraço.
É verdade, rapaz, quem não reagiu alguma vez como eles?
EliminarUm abrazo enorme, Jair.
Humberto:
ResponderEliminar¡Muy bueno!, ¡muy bueno!
Te salió redondo, redondo.
Había un colega, en mis épocas de Gas del Estado, que siempre decía: "no hay que dejar pasar al caballo blanco".
Graficaba, de este modo, la posibilidad de convertirse en el muchachito de la película, arriba de su blanco corcel, un ganador.
Al pelado de tu historia le pasó lo temido: su caballo blanco pasó y no lo montó.
Me encantó leerlo.
Un gran abrazo.
Blanco, alazán, bayo o zaino, hay que subirse al caballo. Pero no sé si montarlo, eso es un poco más fuerte, Arturo ;)
EliminarUn abrazo.
Recuerdo que una vez con un amigo llamamos al numero de atencion al cliente que figuraba en un envase de aceite... la intención fue reirnos un rato mientras nos quejabamos de que el aceite no freía.... Con voz de campesino decíamos "el aceite no me le' fríe" fue muy gracioso, y terminamos riéndonos con la chica que estaba del otro lado del teléfono.
ResponderEliminarUn saludette
Debo reconocer que las anécdotas me divierten, sin menospreciar ningún comentario, cuando aparece algún 'una vez me pasó' mi atención se redobla y mi sonrisa enseguida se hace evidente.
EliminarUn fuerte abrazo.
Sieht super toll aus!!!
ResponderEliminarGrüsse von Bea
Danke schön, Bea!
EliminarY si la ocasión la pintan calva este señor perdió la suya en solo tres minutos. O quizás recobro la cordura...
ResponderEliminarSaludos.
Planteas dos salidas para este pobre hombre, no sé con cuál quedarme.
EliminarUn abrazo.
Pobre hombre, el necesitaba sentirse amado y valorado.
ResponderEliminarIngeniosa metafora sobre el paso del tiempo, las ilusiones y las oportunidades, Humberto.
Un abrazo y que tengas un feliz fin de semana.
Muchas gracias por tu comentario, Carolina.
EliminarUn buen fin de semana para tú también.
que original el texto,muy bueno. Siempre escuche mucho esa frase "Tu tren ya paso", lo cual nos recuerda que no hay que dejar pasar las oportunidades. un saludo!
ResponderEliminarYo intento aprovechar la mayoría, pero tampoco se puede todo, la vida está hecha de un montón de 'no pude'.
EliminarUn abrazo y muchas gracias
Oi, passei para retribuir sua visita ao meu espaço. Adorei seu blog, um abraço!
ResponderEliminarMuito obrigado, Bia, um abraço.
EliminarNi siquiera lo más personal entiende de segundas oportunidades, ¿por qué iba a tener que hacerlo algo tan impersonal?
ResponderEliminarTu razonamiento es incontrastable.
EliminarUn abrazo.
Si es por el mensaje, montones de "no pude", lo cual también alimenta la esperanza de seguir "pudiendo" en muchas otras cosas.
ResponderEliminarPero hay dos cosas que me parecieron fantásticas en tu relato, una el diálogo, es tan difícil para mí que un diálogo resulte un texto con tanto enganche como éste, poder lograrlo es difícil, sumado a poder lograr un efecto que puede ser triste o melancólico pero por otro lado hasta simpático en ese solo diálogo.
Y la otra, quedé colgada de esa implacable repetición del paso del tiempo en tu relato, la que en la vida, a medida que pasan los años se revela verdaderamente implacable y te empuja a encontrar los "tengo que poder" las cosas más positivas, las que nos hacen bien. Ya que el reloj biológico como la voz de esa máquina, no se detiene, a pesar de que uno siga sintiéndose joven.
No deja de sonar en mi cabeza el tema de las Vidas Paralelas, escribí algo al respecto, pero no es para el blog, es bastante más largo.
EliminarMe conocés, así que tengo confianza para decírtelo sin falsas modestias: era muy bueno con los diálogos, la 'metodología' del blog los fue acotando y casi no uso esa herramienta, pero creo que aún está muy viva.
Al final son todos palos para el blog, ¿no?
Un beso enorme de éste que también se siente joven.
Escribiste pero no es para el blog. Ojalá se pueda ver en alguna otra parte. Es cierto que hay palos para el "formato" blog, que por otra parte se adapta mejor a las corridas de estos tiempos. Besos
EliminarYa se verá, Ana, no lo dudes.
EliminarBesicos... así suena centroamericano. Je.
Humbeerto..." La hora "
ResponderEliminarHay un dicho que dice...se te pasò el cuarto de hora ...
¡¡¡ interesante !!!
un beso
( nosè si es de tu interès, en la Ciudad de Villa Marìa ( Còrdoba )
hay un importante concurso de narrativa.
Te han invitado ?
A mí no me invitan mucho, creo que porque saben que no me gustan los concursos, pero lo voy a tener en cuenta, ya lo googlearé.
EliminarMuchas gracias, Doris, voy a ver si este fin de semana te visito.
Besos.
Q interesante .... me encanta la idea de la subjetividad de la interpretación... pues mientras leía me pareció que Horacio estaba soñando... jajaja
ResponderEliminarMe gusto mucho
Beso
¿Cómo, no estaba soñando? ;)
EliminarMuchas gracias.
Un beso.
Interesante,por solo un momento se nos puede pasar nuestra hora
ResponderEliminarMe gustan tus historias,que mas da que sea soñando o despierto,saludos
Muchas gracias, Panchu.
EliminarUn abrazo.
La vida es eterna,en cuatro minutos.
ResponderEliminarHoracio venció por segunda vez al Minotauro.
en sus manecitas le han crecido 60 orejas,en un segundo pisejo.
Hace más de 20 años,que no llamo para saber la hora,seguro que si llamo al 098,se pone una vieja.
un abrazo.
m.i.
Probablemente sea una vieja, ya que grabó las horas hace, por lo menos, 50 años... al menos aquí.
EliminarUn abrazo.
Ay Humberto, el tiempo nos debora y sí, cuando pasa, pasa, nunca repite una misma oportunidad.
ResponderEliminarBesos desde mi mar.
El tiempo es bastante cruel, es verdad.
EliminarUn beso, Yashira.
Brillante Humberto!!!!! Un beso a tu alma desde aún mi retiro vacacional mirando el mar
ResponderEliminarNo me hagas sentir envidia que aquí hace mucho frío...
EliminarBesos y muchas gracias.
Con cada hora perdida, perece una parte de la vida.
ResponderEliminarun beso por hora
Apocalíptica, Lucrecia.
EliminarBesos.
más cruel el reloj que el destino? más cruel el destino que el reloj?
ResponderEliminarcómo me gusta leerlo, vea.
me he perdido de ello este tiempo, pero he vuelto y leeré todo lo que no he leído. y dejaré mi señal, claro.
ya nos veremos!
Digamos que te tomas tus tiempos, como debe ser ;)
EliminarBesos.
Gracias por adiestrarme siempre en cuestiones relacionadas con el idioma, Marta, veo que algunas se parecen y otras ni se usan, pero qué interesantes son.
ResponderEliminarHablar con una máquina es psicótico, muy moderno, sí, pero psicótico, je.
Un beso y muchas gracias.
La amoxiclina me está curando, pero no me deja expresar con claridad. Sin embargo, amigo mio, ya sabe que tarde pero seguro.
ResponderEliminarMe gustó la idea. Hasta imaginé un corto. En blanco y negro. Y tipo años 70. Te acordás cuendo solicitábamos la hora tan habitualmente? Merde! Se han perdido tantas costumbres encantadoras...
No temas transmitir verdades absolutas, luego la realidad te da una cachetada (para bien o para mal) y te desbarata la idea ;)
Lo bueno es lanzar la historia, luego que venga lo que tenga que venir.
Beso resfriado, pero beso al fin!
P/D: Hoy le entro nuevamente al texto... Preparate! Naaaa, mentira! ;)
Es lo que intento hacer, BeeBee, lanzar historias, después vienen los resultados... ahora bien, ¿eso importa? Un tema.
EliminarEspero esa opinión, es muy importante.
A big kiss, take care!
Yo creo que las segundas oportunidades pero te queda la duda de saber que hubiera pasado.. es así, jiji.
ResponderEliminarBesos
Ya lo dije antes, cada elección que uno hace, deja innumerables de posibilidades fuera. Es la vida... y está bine, creo.
EliminarUn beso.
Hola Humberto
EliminarBonito relato.
Creo que alguna vez todos hemos estado cerca de una situación así, por lo menos en los sueños, es como si en la tv, o en la radio el locutor se refiriera directamente a uno, que susto sería eso!!
La vida está llena de sorpresas también en la vida real, aunque lastimosamente no siempre.
Muchas gracias, Jessika, hay una película, creo que es 'La rosa púrpura del Cairo' que escenifica esa situación. Algo ominoso, claro.
EliminarUn beso.
Grande DIB.
ResponderEliminarLo leo, usted sabe.
MCna
Te lo digo con sinceridad: No, no lo sé, porque no sé quién eres.
EliminarUn abrazo y gracias.
Pues me temo Humberto que a mi la hora nunca me llegó y la sigo esperando.
ResponderEliminarTus historias siempre me atrapan, me apetecería que subieras dos por semana.
Un abrazo desde Madrid.
Pedro
Ya llegará Pedro, no lo dudes.
EliminarUn fuerte abrazo.
No quiero ser evidente...solo imagino la sonrisa. La tuya al final. Lo logras !!! El tiempo, una medida compartida. Abrazo
ResponderEliminarUna medida compartida, pero no vivenciada por todos de la misma forma. Por suerte.
EliminarAbrazos.
Fabuloso Humberto ,como todo lo que escribes.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, Pakiba eres muy amable.
EliminarUn abrazo.
Cada segundo una palabra, un pensamiento una parte de vida. Besicos.
ResponderEliminarMuy poético, Trimbolera, muchas gracias.
EliminarComentario del post anterior: Googlée tu nombre y lo prmiero que apareció fue:
ResponderEliminares uno de los escritores menos destacados de Brasil, fue exiliado de su país a mediados de los años '90 ... Ja, ja!!
La ficción que en Internet puede hasta parecer real. Muy bueno tu post y su juego, y muy bueno este último. Me recuerda épocas en las que se usaba a full el TE y consultar la hora, pero nada cambió, porque la máquina sigue a full y sin parar.
¡Me encantó! Mirá que salen páginas y páginas con mi nombre (modestamente), pero que aparezca lo de 'escritor menos destacado de Brasil' me parece un acierto. Porque es así, por muy bueno o por muy malo, la gente se engancha, jeje.
EliminarSiempre digo que este blog comenzó a tener éxito luego de que un tipo salió a insultarme por todos lados: un groso, me encantaría conocerlo para agradecerle su acto.
Es verdad, la máquina sigue a full, Anónimo... ¿no serás una máquina?
Muy bueno u escrito
ResponderEliminares cierto ese remate
a veces ni nos damos cuenta cuando se nos pasa la hora...
el tiempo nos pilla a descuido y ni modo...
queda la incertidumbre que preguntándose por ello
nada cambiará ...
saludos!
Muchas gracias por tu dedicado comentario, Meulen.
EliminarUn abrazo.
Lo leí y me sacó una sonrisa...me fui.Vuelvo a visitarte,comienzo a leerlo y sonrío. No se si es por el fantástico sentido tuyo de darle vida al reloj,o por el mensaje que deja el relato. En fin...Un fuerte abrazo y felicitaciones ¡¡como siempre!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Migue, siempre lo digo: arrancar un sentimiento en quien lee es un pequeño milagro.
EliminarUn abrazo.
Excelente post, buen mensaje.
ResponderEliminarSigo tu blog.
Gracias por seguir el mío.
Un abrazo.
Muchas gracias, Diana.
EliminarUn abrazo.
Es un cuento filosófico para mí!
ResponderEliminarUn beso, Humberto.
Guadalupe
Algunos lo encuentran gracioso, otros nostálgico, así de diferente somos...
EliminarGracias, Guadalupe.
Un beso.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar