Después de la dulce invasión, ellas siempre se enojaban un poco, pero al final nos dejaban hacer, porque sólo a las niñas les estaba reservado el lugar de pacientes. A ninguna se le ocurría decir “bueno, ahora la doctora soy yo”, entonces teníamos la (tonta) creencia de que todas se sentían muy cómodas en el papel de dolientes. Todas menos Laurinha. Ella sí quería ser la médica, tanto es así que varios chicos se lo habían permitido
y muy pronto contaron la experiencia. Entre miradas pícaras y risas cómplices, explicaban que Laurinha los hacía acostar, cerrar los ojos y entonces sus manos obraban milagros.
Después de enterarme de sus habilidades, la invité muchas veces a jugar al
doctor, le aseguraba que no tenía ningún problema en ser el enfermo si ella lo deseaba,
pero siempre se negaba aduciendo que me veía muy sano, que mejor
fuéramos a arrojarnos desde la piedra grande de la Praia do lagarto. No sólo me
ponía mustio por el rechazo, sino que me atormentaba verla enfundada en aquel traje de baño verde que le destacaba tan bien sus nuevos atributos
de adolescente. La tenía a mi lado y me hacía hervir la sangre, me llevaba hasta el borde del desmayo, más de una vez tuve que quedarme dentro del agua para que esa alteración de mi cuerpo no le alcahueteara lo que me estaba pasando. Era justo en esos momentos en los que ella
más me insistía en que volviera a subirme a la piedra e intentase otro
salto. “Vamos, Thiago, no seas aburrido, ahora nos arrojamos agarrados de la mano, para qué vinimos”, me
instigaba. “Es que acabo de ver un pez muy extraño, ya voy”, le decía yo con fingido entusiasmo, como
si después de 12 años de jugar en la misma playa no conociéramos de memoria toda la fauna
ictícola de Angra dos Reis.
Pasaron los años y con ellos pasó la niñez, pero Laurinha nunca quiso jugar al
doctor conmigo.
-¿Cómo te sientes, Thiago? -me preguntó.
-Un poco nervioso, Laura, ¿crees que todo va a salir bien?
-Claro que sí, no te preocupes, ya te expliqué que es un..., que es benigno, muy pronto voy a quitártelo, estás en buenas manos. -me aseguró, escondiendo la misma sonrisa encantadora de su niñez debajo del barbijo, mientras la anestesia ya comenzaba a hacer su trabajo.
Dedicado a Ishtar y a mi amada ciudad: Angra dos Reis.
-Claro que sí, no te preocupes, ya te expliqué que es un..., que es benigno, muy pronto voy a quitártelo, estás en buenas manos. -me aseguró, escondiendo la misma sonrisa encantadora de su niñez debajo del barbijo, mientras la anestesia ya comenzaba a hacer su trabajo.
Dedicado a Ishtar y a mi amada ciudad: Angra dos Reis.
Estimados amigos:
ResponderEliminar‘Jugar al doctor’ (Brincar de médico) nació en portugués, espero haber logrado trasladar al español los varios guiños que quise darle.
Creo que se hace necesario que suba textos en forma más espaciada, cada vez es mayor la cantidad de blogs amigos y menor el tiempo que tengo para recorrerlos a todos, pido disculpas. Estoy seguro de que es algo que no sólo me sucede a mí.
Un abrazo y mi cariño eterno a los que brindan su afecto y apoyo a este blog.
Humberto.
Yo entiendo que tienes tus razones pero si publicas cada 10 días vamos a ser tus lectores sin blog los que lo padezcamos, piénsatelo si?
EliminarEl cariño es para ti que nos regalas estas joyas.
Hay otras razones, Luciana, necesito tiempo para escribir cuentos largos y estoy con un proyecto de novela.
EliminarSin embargo, la imposibilidad de visitar a los colegas es determinante, veremos...
El final me deja frío. Quizás por mis propias vivencias al respecto. Amigo Humberto, espero pronto poder invitarte a leer algo de lo que ando preparando.
ResponderEliminarAfectuoso saludo para ti.
Cuando quieras, Symmetry, allí estaré para leerlo.
EliminarUn fuerte abrazo.
Un final inesperado.
ResponderEliminarSaludos
David
Creo que inesperado hasta para mí, David.
EliminarUn abrazo y gracias.
Yo también fui siempre más Laura que otras mujeres y ahora, qué tremendo, me los encuentro de pacientes... un abrazo, Humberto
ResponderEliminarDe eso no tengo dudas, Bruxina, tú no serías de esas que se quedan pasivas frente a su deseo. Una mujer de armas tomar.
EliminarCuida a tus pacientes, entonces.
Un beso.
Gostei muito de ler essas brincadeirinhas de jovens adolescentes.Creio que se fosse hoje em dia as meninas a brincar de médicas seriam em maior numero rsrsrsrs.
ResponderEliminarQue coisas tem a vida "La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida" tanto que o Thiago quis brincar de paciente da Laurinha que um tempo más tarde conseguiu mas já não sentiu aquele prazer. A anestesia tem destas coisas. Mas ele "adormeceu" feliz tenho a certeza. Espero que o Thiago lhe conte como foi o acordar da anestesia, também deve ser interessante.
Beijinhos Humberto, tenha uma boa noite.
Flor
É mesmo, minha querida, as brincadeiras viram realidade da forma mais surpreendente, assim aconteceu com o Thiago.
EliminarAdormeceu feliz e vai acordar feliz também, esse aqui é dos de 'happy ending', rsrsrs.
Beijinhos e durma bem!
"Happy ending" o "Sad ending"??? Nunca se sabe o que pode passar no pós-operatório... isto ainda pode dar "pano para mangas" rsrsrsrs.
EliminarAgora sim, até!!!!!!!
Eu digo final feliz, deixemos esses coitados desfrutarem da vida de personagens felizes, não é?
EliminarAté...
Que hermosa historia, Hum!! Tiene la magia de los recuerdos y la dureza de la realidad cotidiana, creo que Laura siempre esperó ese momento para hacer milagros con su cuerpo.
ResponderEliminarMe pareció uno de los más humanos que te lei.
Grande maestro.
Besazos.
Es cierto, tal vez Laura siempre lo supiera, es una buena idea, una de esas posibilidades que nos ofrece la literatura.
EliminarGracias por las palabras.
la vida que da vueltas y entre los vuelcos nos reencuentra
ResponderEliminaren situaciones adversas o distintas...
pero a veces eso es lo que nos hace sonreir
nos reconforta
De eso no hay dudas, querida Jo, tarde o temprano las situaciones se replican, más allá del contexto, y siempre hay que estar preparados para entregar una sonrisa y brindar por el placer de vivir.
EliminarUn abrazo.
...bueno....no te puedes quejar....te atendio...no?
ResponderEliminarun abrazo
Al final lo hizo, después de muchos años ;)
EliminarUn abrazo, Mery.
Trepidante ...húmedo y caliente.
ResponderEliminarSaludos.
Como la temperatura de Angra dos Reis, no podía ser de otra forma.
EliminarUn saludo y gracias.
Debe ser difícil encontrarse a una amiga de doctora, despues que fueron amigos de tanta confianza... y más que Thiago quería jugar al doctor con ella... Ahora le tocó de verdad y en una situación quien sabe que tan difícil.
ResponderEliminarCreo que hubiera sido mejor rencontrarse por el facebook jajaja
Amigo, quería aprovechar para agradecerte tu paso por mis tierras. Gracias una vez más
Un gran abrazo
Carlos
Un reencuentro por facebook y adiós relatos y magia, ¿no?
EliminarMe dejas pensando... qué chata puede llegar a ser la vida a veces, principalmente si nos enfrascamos en esas infinitas redes sociales.
En fin, me divagué.
Muchas gracias a ti por la retroalimentación, como ya dijimos.
Un abrazo.
Precisamente puse lo del facebook a manera de sarcasmo. es impresionante que te rencuentras con muchos amigos, pero más allá de ese momento del rencuentro(del face) todo puede ser tan banal... y a veces la realidad es muy cruda. Una aventura, una infidelidad, una tontería que llegas a la conclusión, mejor no me la hubiera encontrado. Y de los amigos a veces te llevas cada sorpresa.
Eliminarun fuerte abrazo
Carlos
Me dejaste pensando... no sé si tengo verdaderos amigos. Qué mal.
EliminarHermoso relato Humberto. Te metiste muy bien en esos juegos de la infancia, reales o transformados por la fantasía, pero que en el texto los hiciste vivir para el lector. Y el final es como un círculo que se cierra.
ResponderEliminarUn abrazo
Se ve que no me gusta dejar espacios abiertos, soy como la serpiente que intenta morderse su cola, aunque sea en estas ficciones.
EliminarUn abrazo y muchas gracias.
Buenísimo texto,Humberto...y se me encogíó el alma al final, pero me quedo con esas experiencias de la infancia y primera juventud;época de descubrimientos, novedades, sueños y los primeros amores que nacían sanamente en medio de juegos...eran otros tiempos!
ResponderEliminarAbrazos, y felicitaciones,amigo.
(Lo de los blogs es así, por supuesto que no te ocurre sólo a ti, nadie puede tener tanto tiempo dispuesto para esto, no te preocupes).
Ah, no, acá se compra todo el paquete, el principio y el final ;)
EliminarEs así, eran otras épocas, pero lo mismo decías nuestros padres de las suyas, creo que siempre fue y será así.
Muchas gracias por la comprensión.
Un abrazo.
Pocas palabras...¡¡Aplausos maestro!! tu mente sube, baja, crea y define con una estocada que solo a vos se te ocurre para sorprendernos.
ResponderEliminarAbrazos.
A veces estoy horas tratando de imaginar una historia y otras aparece así, de la nada, apenas por una palabra oída que se une a un recuerdo. Ningún misterio y todos a la vez, hasta para mí, te lo aseguro.
EliminarGracias, Miguel, un fuerte abrazo.
Dicen que a veces hay que tener sumo cuidado con lo que uno desea,¿no? Excelente giro de la situación acometido brutalmente (genialmente) en medio centímetro espacial (una pulsación de la tecla SPACE). Desde los juegos en una deseada piedra grande hacia otra piedra grande cancerígena... Y sí, a mí este texto casi me mata sin anestesia...(y sin Laurinha a mi lado, y eso ya es verdaderamente injusto...por tanto, aprovecho para dejar asentada aquí mi queja formal, Dib) ;))
ResponderEliminarOtra delicatessen y van... Abrazos admirados. César.
Hoy no voy a usar términos elípticos ni falsas modestias: éste me gustó. Bueno, los otros también, pero de vez en cuando aparece uno que me sorprende a mí, en el cual yo me siento tan lector como el que entra por primera vez.
EliminarAnoto tu queja, no sólo voy a colocar un servicio del SAME, sino también una advertencia que diga: leer estas gansadas puede ser perjudicial para su salud.
Un abrazo, César, muchas gracias.
Nada en el mundo me hacia imaginar ese final!!!
ResponderEliminarQuéjate mil veces pero eres el maestro de los remates, mal que te pese por lo que dices siempre.
Besos Humberto!!!
¿Y si te contase que yo tampoco lo imaginaba mientras lo escribía, me creerías?
EliminarTienes razón, reniego de los finales así, pero son los que más gustan, parece, ¿qué puedo hacer?
Un beso y gracias.
Estoy de acuerdo con Sabrina nunca esperaba ese final que hace encoger el corazón!
EliminarMe quito el sombrero ante usted maestro, venir a su blog es un lujo que jamas voy a perderme.
ResponderEliminarAdmirado por su capacidad narradora me retiro mas que satisfecho.
Jaco del TLF.
Muchas gracias, Jaco, pero los comentarios como el tuyo me ponen un poco incómodo, te pido disculpas. Es como si me llevara algo que no me pertenece del todo.
EliminarUn abrazo al TLF.
Creo Humberto que trasladaste los guiños estupendamente y que la historia ha quedado muy clara e interesante. Todos hemos vivido un poco algo así en la niñez y los resultados no siempre eran los esperados. A veces incluso había algún que otro suceso extraño. El final de tu historia es una de esas paradojas de la vida, tanto tiempo deseando que fuese su doctora y al final lo es, pero no como hubiera deseado.
ResponderEliminarComo te he dicho al principio, muy bien plasmados los guiños ;).
Un abrazo
Me alegra saberlo, Yashira, porque cuando una historia nace en un idioma es muy difícil representarla exactamente en otro. Ya conoces la fórmula: traduttore traditore, aunque sea yo el que se padece a sí mismo.
EliminarEsas paradojas suelen suceder más corrientemente de lo que parece.
Un beso enorme y gracias.
el destino... ése bromista.
ResponderEliminarun abrazo.
Es el GRAN bromista, sólo un poco de su humor ácido nos bastaría para destacarnos del resto.
EliminarUn abrazo y gracias.
Humberto: Creo que más de uno se han quedado con la comezón y nunca se pudo rascar.
ResponderEliminarEsa niña era bastante lista y sabía lo que quería Thiago (que no sé si le faltó el "san") y supo sacarle la vuelta.
Imagino que por mucho tiempo, si no es que siempre, buscó una mina parecida al objeto de sus deseos.
Con cariño: DK
A mí (lo confieso) me han quedado pruritos en varias partes del cuerpo, pero espero no tener que rascarme en una pared como la que está apoyado Thiago.
EliminarEn fin... cuando dices 'mina' ya casi me convenzo de que eres porteña.
Un beso grande, querida Dora.
Yo fui a colegio de varones y el único río cercano ya estaba contaminado para esa época. La única prima de mi edad vivía en Rosario y las familias no se hablaban. Las chicas del barrio no nos daban bola. ¿Te digo la verdad? tu posteo me amargó la noche.
ResponderEliminarGrande Dib!
Un gran abrazo
Es que... bueno, nacimos en países diferentes, pero aquí también se las rebuscarían para tener esas bellas experiencias infantiles, ¿o no?
EliminarNo llores, Rick... por favor, no me llores.
Un abrazo.
Describes muy bien las escenas de infancia. Y una vez más, la vida y sus ironías, en ese reencuentro de adultos.
ResponderEliminarUn abrazo, Humberto.
Anna
Muchas gracias por tu comentario, Anna, tus palabras son un soplo de fuerza para escribir más.
EliminarUn abrazo.
Creo que el autor si dejó que asomara su propia niñez en este relato, porque se percibe un aire cálido, humano y nostálgico, que no es precisamente por la niñez, sino por su niñez ¿Será? Podría ser tan gentil de contestarme con sinceridad. Casi me parece que el autor estuvo enamorada de la doctora en su niñez. Acuérdese que usted será casi psiquiatra y nos maneja a sus lectores como le da la gana, pero esta vez yo lo percibo muy involucrado con su relato. Alcahueteara, le dio un toque muy simpático al asunto que la chiquilla le trastornaba al protagonista. Su descripción logró que me ubicara en ese entorno, que debe ser precioso.
ResponderEliminarUn beso postoperatorio, entonces!!
Por supuesto, Sara, es la playa donde jugué desde que nací hasta los 18 años en la ciudad que nací, pero a partir de eso, bueno, lo demás es algo que nos sucede a todos (los calores de la adolescencia) y pura invención. La nostalgia está presente, claro, pero no mucho más que en otros cuentos.
EliminarPor cierto, no recuerdo haber jugado al doctor, yo iba a los hechos sin tantos preámbulos, era medio cavernícola ;)
Es un lugar precioso, Sara.
Un beso ya sin anestesias.
Me ha gustado la entrada!^^
ResponderEliminarBueno, muchas gracias, Ainoa, ¿qué más puede pedir un escritor? Un me ha gustado es más que suficiente.
EliminarUn beso.
Te adoro por lo que me gusta leerte, por lo que me haces sentir al borde del prado sin saber qué tipo de precipicio me aguarda.
ResponderEliminarGracias, amigo.
Beatriz, sabes expresar tan bien lo que sientes que me dejas mudo, te agradezco enormemente tus palabras, tú sabes mucho de escritores, no eres de esas personas que se convencen fácilmente.
EliminarTe debo una visita... uf.
Muchas gracias a ti.
Un beso.
Al final conseguiste que la doctora te beneficiara, claro que lo que nos pasa en la adolescencia, no tiene nada que ver con la realidad pura y dura.
ResponderEliminarun fuerte abrazo
fus
Nada, Paco, son como sombras de lo que nos sucedió, a diferencia de lo que creen muchos, para mí la espera atenúa el deseo, lo derrumba. Más cuando el presente viene tan complicado, como para el personaje.
EliminarUn abrazo y gracias.
La perseverancia vence todos los obstáculos. Qué feliz, Thiago, su sueño al fin conseguido, dejándose hacer,cómodamente tumbado sobre esa infancia que a Laura, infeliz de ella, le sigue pareciendo una mesa de quirófano.
ResponderEliminarExcelente. Un abrazo.
Me encanta leer puntos de vista diferentes, en el tuyo hay un sueño cumplido, conquistado al terreno del rechazo, un Thiago feliz... lo demás, ¿qué importa?
EliminarUn fuerte abrazo y muchas gracias.
Me gustó muchísimo esta parte de tu perfil:
ResponderEliminarTengo la desgracia de no poder escribir con el estómago lleno, o con dinero en el bolsillo, o con una vida amorosa plena. Mi inspiración nace en la insatisfacción. No me hablen de apremios, mis textos son un intento desesperado por ponerle palabras a lo que me falta... que no es poco.
Gracias.
Bueno, muchas gracias, debo reconocer que me has sorprendido, es decir, estaba pensando en el relato y me dices esto, ue también es muy importante, pues allí no hay nada de fantasía, lo que dice es la pura realidad.
EliminarUn abrazo y gracias a ti.
La ternura me ha invadido conforme he ido leyendo, porque describes de forma nítida y deliciosa cómo jugábamos al sexo de chicos, sin saber muy bien que era sexo y acicateados por una excitación que no conocíamos y nos gustaba.
ResponderEliminarEl final implica una vuelta de tuerca, un giro cortante con el que desaparece el gozo y aparece la preocupación, la angustia adulta por la salud.
¡Me encantó el micro, estimado Humberto!
Un beso bien grandote.
P.D.- Entiendo que espacies el ritmo de tus publicaciones. El blog y los blogs, cuando se tienen muchos seguidores y comentarios, no estiran estiran el tiempo.
Muchas gracias por destacar lo que te ha gustado, Isabel, leo con atención tus comentarios, de esto sabes mucho.
EliminarY gracias por comprender que, en muchos casos, el blog se vuelve un devorador de tiempo... entre otras cosas.
Un beso enorme.
Guau. Glorioso. Me ha devuelto a la infancia de un manotazo. Y sí, el destino nos depara estrañas jugarretas.
ResponderEliminarEs verdad, y hay muchas que uno ni sabe.
EliminarTe doy un ejemplo, la persona con la que estoy ahora en pareja, estuvo en la misma función de un espectáculo (el mismo día, la misma hora, todo) cuando ella tenía 10 años y yo muchos más. Lo descubrimos por casualidad, fue increíble.
En fin... Muchas gracias.
¿Será que la niña tenía visiones de futuro? Le has dado un giro interesante a la historia infantil. Abrazos
ResponderEliminar¿Quién sabe, Lidia? Posiblemente ella reservara esas manos que obran milagros para curarlo a él, pero de adulto.
EliminarUn fuerte abrazo.
Un microrelato con esa naturalidad con que tocas los temas vividos y que hacemos en parte nuestros por vivencias similares. Yo no tuve mucho éxito al respecto he de confesarlo, quizá era mas factible en poblaciones rurales.
ResponderEliminarBueno, Marcos, entre nosotros ahora que no lee nadie, yo comencé a tener éxito después de los 18 años, cuando era chico era muy... complicado, digamos, las niñas me rehuían. Después vino el suceso con las féminas, que dura hasta hoy ;)
EliminarUn abrazo y muchas gracias por estar siempre.
Desde luego que cruel puede ser la vida! Thiago hubiera preferido ser su paciente de juegos pero la vida no nos deja escoger.
ResponderEliminarEscribir para tí es como respirar Humberto.
Un fuerte abrazo.
Tu frase me desarmó... Sí, es como respirar, si no lo hago me asfixio, me muero.
EliminarGracias por darte cuenta de algo tan importante.
Un abrazo y gracias.
Buen relato, he leido varios libros que hablan sobre sus sucesos de la infancia. Y me has recordado mucho a estas. Genial el final.
ResponderEliminarUn saludo.
La niñez es el tesoro de todo escritor, dijo alguien, y creo que tuvo mucha razón.
EliminarUn abrazo.
Bendito morbo infantil de jugar a médicos tocones. Este relato, ya no sabré bien si historia, no ha hecho más que reencender la chispa, querido Humberto. Y como de costumbre, de sorpresa en sorpresa.
ResponderEliminarA brazos llenos y abrazo
Es que no hay otra forma de tocar sin una justificación basada en la medicina, que a ella (parece) todos le creen.
EliminarEstá el otro camino, el que yo elegía, por cierto, en el que no jugaba a esas cosas, sino que las hacía con mucha seriedad.
Un beso y gracias.
A veces lo que tanto deseamos en la niñez se nos niega, será porque algunos son más avispados que otros y no solo nos dejaríamos hacer, haríamos muchas cosas.
ResponderEliminarPasan los años, nuevos reencuentros con otras historias y un nexo de unión.
Saludos,
Siempre hay alguien que niega algo en la niñez, como Laurinha, que le permitía a todos jugar al doctor con ella menos a Thiago, sucede a menudo. Lo demás es puro cuento, como todo en este espacio.
EliminarLa vida se ocupa de unir cabos sueltos.
Un abrazo.
Laurinha era vocacional desde pequeñita, por lo que veo. Las casualidades de la vida llevaron a Thiago a experimentar esas manos milagrosas, aunque fuera bajo los efectos de la anestesia. Un beso.
ResponderEliminarPosiblemente a Laurinha le haya gustado y haya jugado tan bien a ese juego que decidió que era su vocación: la de manos milagrosas.
EliminarUn beso y gracias.
La niñez y su “curiosa inocencia”…tiempos de ilusión, imaginación y búsqueda de una vida adulta que, prontamente, nos amarga convirtiéndose en la más dura realidad “la existencia humana”…Un buen relato. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarCreo que has dado en la tecla. El otro día andaba con ganas de ponerle una etiqueta a lo que hago, pasaron palabras como realismo, humanismo, simbolismo, expresionismo y ninguno me cerró (por suerte). Pero me parece que existencialismo es una buena palabra para encontrarle un punto en común. Digo, tal vez.
EliminarUn fuerte abrazo.
Buen relato, enhorabuena. Saludos.
ResponderEliminarEso es lo bueno de los benignos. :)
Sí, Amapola, era benigno así que es un final feliz... y quién te dice que luego de la operación no quedan en algo, ¿no?
EliminarUn beso y gracias.
En mi barrio éramos muy inocentes ... ellos no venían a jugar con las niñas; nosotras jugábamos a médicos solas, ¡Así que yo no entendía las risitas de otras cuando otras hablaban de jugar a médicos! Gracias por introducirnos al maravilloso mundo de la praxis médica infantil
ResponderEliminarTengo un mensaje para que tu amigo medite en su tiempo de convalecencia:
Thiago, minho querido, você já sabe que Laurina não tratava como aos outros, porque para ela você fosse diferente.
Thiago vai ficar muito feliz com essa sua mensagem, ele imaginava que fosse assim, agora você o confirmou.
EliminarValeu mesmo!
Beijos.
Zafaste que te atendió cuando ya estaba matriculada, imaginate con un escalpelo a los 12. Abrazo!
ResponderEliminarMe duele de sólo pensarlo, imaginate que Thiago no tenía voluntad de soprano, así que mejor que lo rechazara.
EliminarUn abrazo.
Y se convirtió en doctora de verdaddddddddd. Aunque lo divertido fue cuando no lo era y te las hacía pasar canutas, jajajja. Todos y todas hemos jugado a los médicos. Exploraciones necesarias para introducirnos poco a poco en el mundo placentero del sexo. Besitos alados. Muy buena entrada.
ResponderEliminarMuchas gracias, Campanilla, no todos los días me deja un beso un duendecillo.
EliminarUn beso menos mágico... uh.
Muy buen blog ¡ bravo ¡ gracias Humberto Dib abrazos amigo buen día ¡
ResponderEliminarMuchas gracias, Clotilde, buen día para ti también.
EliminarSí, seguro que Thiago está en muy buenas manos.
ResponderEliminarLas mejores, las milagrosas, como decías los amigos.
EliminarUn beso, Lynn y muchas gracias.
Como un sueño, Humberto, la vida nos pasa como un sueño entre dos actos similares; fallido el primero y ojalá que con buen resultado el segundo. Dime algo después de la analítica.
ResponderEliminarMis felicitaciones y un abrazo
Un sueño que seguramente vaya a tener el mejor resultado, Francisco.
EliminarPerdona que esté un poco distraído, pero no llego a entender qué analítica mencionas y temo decir algo que no se corresponda con lo que me pides, si pasas de nuevo seguro que me lo aclaras.
Un abrazo fuerte.
Imagino que la doctora comprobará el resultado de su intervención con algún tipo de prueba, no sólo visual, sino con una analítica, tac, scaner... En tono de broma, me interesaba por el estado posterior del paciente.
EliminarDe nuevo un abrazo.
¡Ah, esas cosas del idioma! Acá se dicen los 'análisis', por eso yo salí disparado para el lado de la literatura.
EliminarLas biopsias en anatomía patológica informaron que el tejido era benigno, así que todos en paz.
Gracias, Francisco.
Que lindos recuerdos. La niña se hizo médico y mientras la anestesia hacia sus efectos... lo malo es que no eran los mismos juegos:-)
ResponderEliminarUn abrazo y feliz semana
Y no, Katy, ya no son los mismos juegos, lamentablemente.
EliminarUn abrazo y muchas gracias.
Humberto, hay veces que las esperas con el tiempo nos traen sorpresas. Por fín Thiago puede sentir las manos de Laura acariciar su piel. (tal vez se llegue a algo más, quien sabe la vida tiene ésas extrañas maneras de presentarse).
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Es lo que digo, tal vez después del mal momento, las cosas se acomoden de la mejor forma para Thiago.
EliminarUn fuerte abrazo, amigo.
Humber, eres un gran maestro, creo que te dedicas a tu arte de alma y lo haces tan bien que eres una guía para los que queremos escribir nuestras historias.
ResponderEliminarLas delicias de la infancia y la cruda realidad, todo en uno, un escrito magnífico, desde el lugar donde se lo mire.
Enhorabuena y un abrazo cariñoso!
Qué lindas palabras, Lula, las acepto como una gran muestra de cariño, pero con cierta vergüenza.
EliminarUn fuerte abrazo y gracias.
No sé si es bueno quedarse sin palabras cuando se lee un relato. Son tantos fotogramas los que pasan por mi mente al leerte que revivo incluso momentos que no he vivido. ¿Sabes? Nunca jugué a los médicos de niña, tal vez porque la educación que me inculcaron estaba muy unida a aquel dicho los niños con los niños , las niñas con las niñas y aún así, recordé aquellos años donde la sangre hervía y el deseo y/o curiosidad nacía.
ResponderEliminarNo sé si existe el destino ni las casualidades pero lo que sí sé es que la vida siempre nos sorprende y el leerte a ti siempre me despierta sensaciones agradables
Felicidades por ser.... TU
Un beso
Ahora el que quedó sin palabras fui yo.
EliminarLo primero que viene a mi mente es decirte que uno de los objetivos principales de estos relatos es tratar de ser siempre yo, Coté, no copiar estilos ni caer en el gusto fácil. Me encanta que lo hayas dicho, me hace sentir orgulloso de lo que hago y de los que entran aquí a dejar su afecto.
Un beso enorme.
Me pone celosa te lo digo..
EliminarMe gustan tus relatos, así esperando a ver con qué nos sales esta vez. ¿Ves? Todo llega, hay que tener paciencia, aunque dudo que puedas sentir las manos de Laurinha en medio de la anestesia.
ResponderEliminarPobre Humberto, que te recuperes! Ja
A mí, de niña, me gustaba jugar al doctor con el vecinito que vivía al otro lado del camino real, luego nos fuimos del campo y lo encontré muchos años después, él se puso rojo como un tomate, no me olvido.
Me fui al tema y no al relato, pero te cuento que escribes precioso.
Besos
Ahora me puse celoso ;)
EliminarMuchas gracias, Vivian, por tus amables palabras para el relato y por tu anécdota tan sincera y espontánea.
Un beso y muchas gracias.
Me has vuelto a aquel tiempo en que la sangre explotaba el cerebro, pero no entendía que querían ellas, tampoco sabía que hacer, era muy boludo (perdón) estar en un momento con dos chicas desnudas con tantas incógnitas. Ya te dije como era, no he cambiado, pero por suerte aprendí.Tu final me sobresaltó, espero sólo sea literario, tu sabes porque, yo al menos estoy zafando.
ResponderEliminarQue eres un maestro no me cabe duda, ahora que no escribo disfruto más tu lectura.
Un abrazo Humberto y gracias por los recuerdos.
Luis
Luis:
EliminarEl final es sólo literario, sé a qué te refieres, espero no incomodar con esa historia, nació así.
De chico a mí me interesaba más el fútbol, las peleas, esas cosas, también era medio bolas, pero de un día para otro llegaron esos calores que necesitaban de tres dotaciones de bomberos femeninos, allí todo cambió.
No sé por qué el hecho de no escribir te hace disfrutar más de la lectura, porque se puede hacer las dos cosas sin interferencias. Sea como fuere, agradezco muchísimo tus palabras, porque son sinceras, lo principal.
Un abrazo, amigo.
Anotemos este blog como una de las pocas perlas que andan escondidas en el barro de internet.
ResponderEliminarChapó!!
Ernesto
Hay muchas perlas, Ernesto, puedo asegurártelo, muchos escritores de blogs superan a escritores de renombre.
EliminarEn lo que me toca, muchas gracias.
Ay qué ver, Humberto. En todas partes se jugaba a los médicos. Es curioso. ¿A qué jugarán ahora?
ResponderEliminarMe encantan tus relatos. Para mí la mayoría de ellos son redondos.
Agradecerte tu paso por la orilla y tus comentarios atener en cuenta.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Ahora juegan a los médicos, pero virtualmente ;)
EliminarMuchas gracias por tus amables palabras, Mos, estamos siempre trabajando para mejorar.
Un fuerte abrazo.
Hola! con algo de ironía lor prejuicios con los que crecemos. Y una amistad de la infancia muy especial, que perdura.
ResponderEliminarUn abrazote
Perdura y quien sabe que no continúe con otros aditamentos...
EliminarUn abrazo y muchas gracias.
Me acuerdo perfectamente del amiguito con el que jugaba al doctor de chiquita. Qué buenas épocas!!! Cuánta inocencia... Me parece que los niños de hoy perdieron eso un poco, ya no juegan a lo que nosotros jugábamos (o por lo menos esa es mi impresión).
ResponderEliminarMe gustó mucho el relato. Y qué mejor que sea una amiga de la infancia la que esté a nuestro lado en un quirófano, no?
Un beso
Así es, Eva. A mí me sucedió algo mucho menos grave, pero fue magnífico. En cierta ocasión, un vidrio roto me cortó la pierna, era una herida grande, al llegar al hospital me atendió un ex alumno mío, el me había tenido como profe de Neurofisiología, ahora era traumatólogo y me sentí muy bien cuando él tuvo que suturarme. Pensaba en ese momento, luego se lo dije, ¿yo nunca de aplacé, no?
EliminarUn beso y muchas gracias.
Vaya!!!Así que el interés de Laurita en la medicina era real.....
ResponderEliminarSeguro que es muy buena doctora ya que lo llevó siempre en los genes.
Un abrazo
Es la base de todo, uno sabe su vocación desde el principio.
EliminarYo siempre contaba historias... mentiras... y mira cómo terminé.
Un abrazo y gracias.
Sorprendente final, como muy bien nos tienes ya acostumbrados...
ResponderEliminarEres un genio llevándonos a esas etapas y experiencias que de alguna manera u otra todos vivimos o hubiéramos deseado vivir :-) todo un disfrute leerte Humberto...
Bsazo!!
Gracias por haberlo traído acá, Ginebra, cada mensaje tiene un valor único para mí, y este es el espacio donde quería tenerte, cerquita, digamos.
EliminarUn beso.
¿Cómo haces para tener tantos comentarios el mismo día en que publicás el texto? ¿Cuál es la clave? Más allá de la calidad incuestionable de los mismos, claro está.
ResponderEliminarSaludos envidiosos,
J.
No lo sé, José, yo tengo algunas hipótesis, pero hay una sola palabra que siempre me viene a la mente: sinceridad. Uno tiene que ser sincero y consecuente en lo que escribe. Y cuando digo sincero me refiero a que se note que lo que haces es lo que en verdad pasa por tu cabeza o alma o como quieras llamarlo, no que lo armas para 'vender'.
EliminarLuego, claro está, tratar de subir cosas más o menos dignas, pero eso se da por sentado.
Sea como fuere, esas cosas las disfruto mucho. También me ha generado muchos enemigos, no te vayas a creer que son todas rosas.
Un abrazo, amigo.
Muchas gracias.
Eres estupendo contando historias que nos llevan a un final inesperado.
ResponderEliminarMe ha encantado tu forma tan magnífica de recordar los tiempos de la niñez.
Te mando un beso.
Lo increíble, Amalia, es que no recordé nada, porque no sé si alguna vez jugué al doctor. Bueno, la playa y la ciudad sí son reales.
EliminarHablando más seriamente, recordar es inventar en la mayoría de los casos.
Un beso enorme y muchas gracias.
Una historia fresca y llena de vida. Me ha encantado.
ResponderEliminarY, cómo dices, los recuerdos se "recrean" con los años :-)
Un abrazo.
Y se recrean de acuerdo a lo que nos conviene, ese es un buen mecanismo de defensa.
EliminarUn abrazo y muchas gracias, Sara.
Siempre me sorprende esa capacidad tuya de hacerme espectadora en primera línea de tus historias.
ResponderEliminarnunca se si cuando comento desde el móvil se quedan mis comentarios reflejados pero me da a mi en la nariz que va ser que no, así que he vuelto por si acaso
Un beso
Los móviles son traicioneros, en apariencia hacen todo lo que las compañías dicen, pero al final te dejan más de una vz en la estacada.
EliminarQué bueno que hayas vuelto, no me gusta quedarme sin tu comentario.
Muchas gracias y un beso.
Querido HDib, só para variar, é um imenso prazer ler-te, pois tua capacidade criativa me surpreende a cada passo que dou ao atravessar tuas aventuras, e não foi diferente nesta...podia ver, como numa espécie de sonho à medida que lia, via as crianças, conseguia me ver nestas descobertas do corpo, enfim...a criação é tua e o desenrolar da história é ótimo e criativo. Pois bem, meu caro Humberto, fico tão feliz de te ler e entender. És grande um escritor latino americano.
ResponderEliminarps. Meu carinho meu respeito meu abraço.
Fico muito feliz com os teus comentários, Jair, e ainda mais feliz porque você consegue entender a estória mesmo escrita em espanhol. Desta vez pensei em você, sabe? Porque ela nasceu em português e eu pensava que se a deixasse assim, alguns iriam entendê-la perfeitamente.
EliminarObrigado pelas belas palavras de afeto, rapaz, devo-lhe uma visita que será daqui a pouco.
Um abraço.
Lo que para unos chiquillos era un simple juego ella ya iba encaminando su vocación. de galena.Con razón no le gustaba ser la paciente o doliente.
ResponderEliminarUn abrazo Humberto y mucha suerte en todo!
No le gustaba, es verdad...
EliminarMuchas gracias por tus deseos, Bertha, un beso.
Hay un dicho, quizás aplicable a esta entrada."Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe." Bueno tantas veces quiso Thiago jugar con Laurinha al doctor..y se le dio....Por supuesto no como el hubiera querido, Paradojas de un deseo adolescente. Terminar en las manos que él tanto tiempo anheló ganar y ahora son las mismas manos las que lo han de curar. Un beso
ResponderEliminarTal vez en el pasado también lo habrían curado, pero de dolencias diferentes, ésas que vienen del deseo de la carne y no de la carne en deterioro. Ups, creo que me puse serio.
EliminarUn beso y gracias.
Hola Humberto.
ResponderEliminarBueno, pues al final de mayores, fueron doctora y paciente, aunque de manera muy distinta de como él se imaginaba de niños.
Un buen relato.
Recibe un abrazo desde Valencia, Montserrat
Recibo ese abrazo con gran cariño, Montserrat.
EliminarAsí es, mi querida, las cosas no fueron como él las imaginaba, pero fueron, que no es poco.
Un beso.
¡Hola Humberto! gracias por recordarme, últimamente no visito a los amigos tanto como quisiera y hoy estuve disfrutando mucho con las lecturas de esta ventana. Ainss!!! que lindo escribes, además puedes ser tierno, cruel y sobre todo nos enseñas la realidad y los recuerdos con una prosa sencilla que de algún modo nos haces recordar historias parecidas; sobre todo, haces que sean verdad y eso es lo que más me gusta de un escritor que al leerlo me sienta un personaje más de la historia.
ResponderEliminarUn abrazo cálido
Son bellas tus palabras, Alondra, me encanta saber que puedes meterte en estas realidades ficticias, pues yo también espero eso de un escritor, que me convenza, que me haga formar parte de la historia, que logre que yo también esté allí.
EliminarUn abrazo y muchas gracias.
Ese es el gran problema de los giros inesperados (dicho sea de paso, por lo que intento quitármelos de encima sin éxito), que ya sabes que algo va a pasar, entonces comienza el gran baile del narrador atormentado, pero esas ya son penurias íntimas.
ResponderEliminarAsí es, las vueltas de la vida.
Un beso y muchas gracias.
Es uno de los mas hermosos cuentos que lei Humberto. Hay mucho escondido atras de cada palabra me equivoco???
ResponderEliminarMe siento muy contenta de tener un espacio en tu blog, eres un genio de las palabras!}
Va mi abrazo!
Me alegra mucho lo que dices, es cierto, hay guiños detrás de lo que se dice, pero creo que el relato puede entenderse más allá de esos guiños.
EliminarUn abrazo y gracias.
WOW pues finalmente termino siendo doctora, jejeje aunque claro la práctica y la motivación correcta. Yo de niño no podía jugar al doctor, no había con quien vivía en un lugar recóndito donde los niños eran contados con las manos.
ResponderEliminarEso es un gran problema, porque he conocido de casos como el que me cuentas en los que la persona termina jugando al doctor con muñecos o animales... así de cierto.
EliminarUn abrazo, Gary.
Guauuuu!!! Llegué! Eso pasa cuando uno se va unos días y se te ocurre publicar. ;)
ResponderEliminarY dale! Pum para arriba con los recuerdos de la infancia -genial la pintura que hiciste de esos momentos- y zácate el final -y no hablo de la operación específicamente- si no de la realidad actual del personaje que se mece entre dos universos que se acercan y se alejan según se quiera ver.
Tengo una teoría para la actitud de la chica basada absolutamente en mi experiencia personal.
Sabés de qué manera mis amigas se daban cuenta cuál era el chico que me gustaba? Simple. Era al único que no me acercaba. Por las dudas que las manos me traicionaran...
Es bueno volver a casa! Narración excelente!
Kisses for you, milord!
Es que vos sos de la clase pudiente de los findes largos, Bee, mientras que yo me quedo cuidando la fucking BA :(
EliminarMe gustó que detectaras esos dos universos que, a qué negarlo, siempre están presentes en todos.
La estrategia que usabas era obvia, si me hubieras tenido como amiguito de la infancia, otro gallo habría cantado, BeeBee.
Muchas gracias por tu compañía y amistad.
Massive kiss!
E quantas coisas no decorrer de nossas vidas que eram brincadeiras e se tornam reais, e outras tantas que eram reais e se tornam uma brincadeira???
ResponderEliminarEm fim: brincar e viver ou será brincar de viver??
beijos
Joelma
Prefiro esse seu 'brincar de viver', para que levar à sério o que deveria ser sempre uma diversão?
EliminarUm beijo enorme, Joelma.
Qué entretenido relato... y mira a la hora que se vinieron a conocer más intimamente... mala suerte.
ResponderEliminarPero bueno, me encantó y eso es lo que importa.
Te quiero amigo.
Besosss
Muchas gracias, RoseMarie, la gente no suele decir 'te quiero', así que me has desarmado.
EliminarMuchas gracias, en serio.
Besos.
Ja, ja. Me ha gustado mucho. Eso de jugar al doctor ha marcado un poco la vida de muchos adultos pues en los vídeos porno es frevuente ver doctores lascivos. Me pregunto si alguna vez veremos niños jugando a médicos del Seguro y diciéndoles a la "paciente" que se pasen por la consulta dentro de seis meses.
ResponderEliminarAbrazos. Borgo.
No creo, los niños siempre son siempre ginecólogos o médicos de cabecera, esos que quieren saberlo todo del paciente.
EliminarUn abrazo, Borgo, muchas gracias.
Creo que yo fui muy sana. jaja Jugamos a policias y ladrones, Indios y vaqueros. Nunca al doctor. Saludos me gusto tu texto.
ResponderEliminar¿Y eso es ser sana?
EliminarJugar al doctor es una etapa necesaria y muy sana, por cierto, del descubrimiento de la sexualidad infantil. Si te leyera un psicoanalista se haría el día contigo, menos mal que aquí no entran psicoanalistas.
Un beso y gracias, María.
Una storia molto delicata, reso pura e pulita dal'innocenze del infanzia, che non toglie niente alla curiosità della adolescenza.
ResponderEliminarIl finale è giusto, bello, già quasi un po scontato.
Saluti e abbracci, Ursula
La ringrazio molto, Ursula.
EliminarSono contento che tu comprendere la storia.
Abbracci.
Escribes de maravilla con la novela el genero mas dificil. Tambien jugué al doctor, Tarzan y Jeanne no esta mal tampoco, me das una idéa...
ResponderEliminarTarzan y Jane no están nada mal, pero tienes que soportar a la mona ;)
Eliminar¡Quiero ver esa idea, eh!
Un beso y gracias.
Una vez más, me has llevado con tu relato a mi infancia, a aquellos inocentes (vistos desde la perspectiva actual) juegos a los médicos, que creo que todos hemos practicado, ávidos de conocimiento del cambio que estaba naciendo entre nuestros cuerpos.
ResponderEliminarRematas magistralmente el relato, haciendo coincidir la amiguita que nunca quiso jugar a los médicos con el personaje, con la doctora que va operar al narrador en primera persona.
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias, querido Carlos.
EliminarCreo que en todos los países, bueno, tal vez con excepción de los de tradición musulmana, jugar al médico es la mejor forma de comenzar a conocer los secretos del otro sexo.
Y quién sabe si era la misma Laurinha, pero para los fines de esta historia, mejor es pensarlo así.
Un abrazo enorme.
Laurinha siempre supo que serías su paciente, no era conveniente anticiparse.
ResponderEliminarAbrazo Humberto
Espero lo que tenía que esperar, Jaal, ¿no es así?
EliminarHasta podríamos decir que con los otros sólo practicaba.
Un abrazo.
¿Sabes que tu relato me ocurrió a mí con mi odontólogo?
ResponderEliminarEnormes recuerdos me vienen a la mente y con tu buen hacer con las letras, me has llevado a esa playa. Y que conste, nos haciamos las tontas, porque intuíamos cuales eran los extraños peces que no permitían salir del agua a nuestros amigos. :D
Besazo
El dentista era otra argucia, porque el chico se ponía delante de la paciente quien, con las piernas abiertas... Bueno, esas cosas.
EliminarClaro que lo sabían, por eso insistían tanto en dejarnos al descubierto.
Un beso enorme, Dolega, y muchas gracias.
El destino recuperó los momentos de la infancia para "jugar" a medico y paciente como era tu deseo.Aunque esta vez hubieses querido ser el doctor. Estupendo relato y como siempre sorprendente final.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo creo que a nadie le gusta ser el paciente de adulto... Bueno, a menos que estemos con una señorita que haya comprado el disfraz de médica para ejercer esas fantasías que todos tenemos, ¿no?
EliminarUn abrazo, José Manuel.
Al final fué paciente de la dpctora de verdad,pero en otras condiciones.AHHHH quien pudiera volver quellos años.Un abrazo
ResponderEliminarEs que si ahora se nos ocurriera jugar al doctor con nuestra esposa o novia, nos sacaría a los golpes diciéndonos: 'otra vez con esas cochinadas, perverso', jaja.
EliminarUna abraçada, amic.
¿no tenias tantas ganas de ser su paciente?pues toma,pero ¡oh!¿con anestesia?que pena, hubiese sido mas emocionante volver a saltar desde la piedra grande de la praia do lagarto agarrado de su mano asi sin mas.un saludito señor genio
ResponderEliminarEs verdad, la anestesia lo cambia todo, pero sin ella, ahí te querría ver.
EliminarYo también creo que hubiera elegido saltar desde la piedra.
Un abrazo y gracias, MIPANH.
Después de muchos años tu sueño se hizo realidad, Laurinha seria la doctora sin importar que la enfermedad fuera real.
ResponderEliminarBeso
Hubo que esperar mucho y hasta buscar una MUY buena justificación. Es así...
EliminarUn beso, mi querida.
Humberto. Eres un escritor único consigues hacernos meter en tus historias como si nosotros también fueramos personajes, y lo haces con las palabras mas cautivantes sin caer en dificilismos para mostrar lo que puedes hacer.
ResponderEliminarLa forma que llevas el cuento es para asombrarse, te felicito y te agradezco por estos tesoros que nos dejas cada semana.
Un beso de aquellos.
Es muy lindo lo que dices, Luciana, me hace feliz saberlo.
EliminarGracias a ti por venir siempre.
Un beso grande.
Tanto esfuerzo al final tuvo su recompensa, aunque claro... de manera diferente.
ResponderEliminarEn mi barrio no jugábamos a eso.
Jugábamos a fabricar pólvora o a reventar cabezas a pedradas.
Ninguno hemos llegado a Premio Nobel.
Saludos.
Bueno, nosotros también rompíamos cabezas, pero esa parte queda para otra entrada, ¡lo digo en serio, eh!
EliminarHasta ahora, ninguno de los míos es Nobel, tampoco, pero no perdemos la esperanza.
Un abrazo, Toro.
Que blog diferente!!
ResponderEliminarMe detuve a leer varios cuentos y quedé asombrada por la calidada.
Y tú no estás para nada mal!! jiji.
Besos.
Alma
Gracias, Alma, en cambio yo no tengo el placer de decir lo mismo, eres una imagen celeste ;)
EliminarUn abrazo.
Vaya, vaya, Humberto, como siempre me sorprendes. Todo empieza como un juego y acaba con la triste y cruda realidad.
ResponderEliminarMe alegra leerte de nuevo =) Aprovecho los días que tengo de vacaciones en la universidad con motivo de la Semana Santa para leerte. Un abrazo
Es bueno verte por aquí, Natalia, ojalá la universidad te diera más días feriados.
EliminarUn beso enorme y muchas gracias.
Eso si que es frustrante, que suceda en realidad, lo que no pudo suceder en la fantasía, en la forma más deseada.
ResponderEliminarPor otro lado, esa mujer descubrió su vocación y tal vez haga algo por los demás. Y se habla de lo que pasa en las guardias.
Mala suerte para el protagonista.
Son esas cosas de la vida, amigo, a veces tan extrañas que parecen cuentos... o los cuentos la vida, ya me perdí.
EliminarUn fuerte abrazo y muchas gracias por la visita.
HOLA HUMBERTO: ¿COMO ESTÁS ?, AQUÍ DE NUEVO EN BUSCA DE LOS AMIGOS,DONDE HE DEJADO UN PARÉNTESIS, PERO NO OLVIDO.-
ResponderEliminarME HAS TRANSPORTADO A ESA NIÑEZ MARAVILLOSA, TAN INOCENTE PERO A LA VEZ LLENA DE PICARDÍA.-
UN GRAN ABRAZO.-
Thony, qué alegría verte de nuevo, se te extraña. Gracias por el recuerdo y gracias por dejar tu comentario para este texto con mucho de recuerdo fantasioso.
EliminarUn fuerte abrazo.
Humberto:
ResponderEliminarNo sé que tan buena será la versión en portugués; pero, la que leí es muy buena.
Un cuento con una cruel ironía para el pobre Thiago, que jamás habrá imaginado en qué circunstancias se le iba a cuumplir su deseo.
Ahora comprobará que tan buenas son esas manos, tan deseadas antaño.
Un gran abrazo.
Alguno dirá que al menos se le cumplió el deseo, otros que un deseo conseguido así es una crueldad, pero lo cierto es que la historia se trata de eso, de la ironía de la vida y de cómo esas manos milagrosas ahora podrán actuar.
EliminarUn fuerte abrazo, Arturo.
Es que ella quería ser doctora de verdad, esa es la gran diferencia.
ResponderEliminarLos que no remamos con el resto tenemos que dedicar más tiempo en demostrarlo que los demás ¿porqué será?.
Has logrado que todos esos guiños sean claramente visibles, como siempre, un placer.
Besos sanos.
Remar solo siempre es más difícil, pero aunque se tarde más tiempo, sin dudas es mucho mejor, pues llegamos a nuestras propias costas y a nuestro propio ritmo.
EliminarMuchas gracias, Gloria, me alegra saber que se logró.
Delicioso descubrimiento, Humberto.
ResponderEliminarMe has hecho vivir cada una de las emociones de los protagonistas. Deseo, miedo y complicidad.
Un saludo
Muchas gracias, Beatriz, bienvenida a este espacio.
EliminarFui a visitarte y descubrí una persona muy sensible detrás de las palabras.
Un abrazo.
Vaya, ojalá ahí también fueran juegos de doctores...Como dice Marta, también me he quedado enamorada de "alcahuetar".
ResponderEliminarBueno, jugar y ser profesional no deberían excluirse, es decir, el elemento lúdico es esencial para cualquier actividad.
EliminarEs que Marta descubre esas perlitas entre todo un montón de otras palabras.
Muchas gracias, Francesca, te mando un beso.
Hay un poco de nostalgia, Marta, pero con Angra me pasa que la extraño hasta que voy por unos días, entonces ya quiero irme, pues es una ciudad que adolece de todo tipo de vida cultural y artística. Me siento atrapado y sólo disfruto del mar.
ResponderEliminarEntiendo lo que me cuentas, eso es algo que le agradezco a mi país, la sexualidad siempre estuvo en primer plano, no era un tema tabú ni pecaminoso, se veía -y más aún hoy se ve- como lo más normal y sano. Por eso las mujeres brasileñas tienen mala fama en los países limítrofes, fama de rápidas u osadas.
Yo creo que hay algo de magia en la historia, tiendo a pensar mucho en eso, esto es, que Laurinha siempre se reservó para él, para cuando él en verdad la necesitara, lo demás era apenas sexo, para Thiago ahora es la vida.
Me conoces y sabes que necesito libertad para otras actividades, también sabes bien lo que significa este blog para mí, así que no debe haberte resultado una sorpresa mi decisión. Creo que es mejor subir un textazo (bueh, nos agrandamos como pan en el agua) una vez por mes que 4 escritos medio enclenques una vez por semana.
Muchas gracias por tu dedicado comentario.
Besos titánicos.
¡Y mira que es muy usado, eh! Bueno, no para eso que lo utilicé, tal vez ;)
ResponderEliminarACA EN CÓRDOBA TAMBIÉN JUGABAMOS AL DOCTOR, NEGRO, PERO NO SE CON TANTO PERMISO DE LAS PIBAS A VECES SE PONÍAN UN POCO ESTRECHAS, VOS SABES?
ResponderEliminarME LLEVASTE A TU CIUDAD Y ME METISTE EN UNA HISTORIA TIERNA, MIRÁ QUE NO ME ENGANCHO MUCHO CON ESAS COSAS EH!!
UN ABRAZO DESDE CÓRDOBA LA DOCTA
Me alegro que algo que no es de tu... estilo, digamos, te haya llegado. Sin embargo, no sólo hay ternura, creo que también hay crueldad, destino, sexualidad y otros elementos que, sin dudas, te habrán llegado.
EliminarUn abrazo, amigo.
ES CIERTO HAY MALLAS MUY ALCAHUETAS, JAJA, NOS VENDEN ENSEGUIDA.
ResponderEliminarQuien no recuerda esos jueguitos amigo Humberto, jajaja, siempre tan ocurrente, es un placer el visitarte, saludos estelares desde mi querida Guatemala
ResponderEliminarYo los recuerdo muy vívidamente, querido amigo.
EliminarTu visita siempre es una alegría.
Un abrazo.
Muy buen relato-evocación de la infancia en donde a todos nos ha asaltado la inquietud por descubrir lo desconocido y hasta lo prohibido; ah, y los dedos, cómo te ayudaban a mantener la memoria fresca y a que algo en el bajo vientre siguiera viviendo goces de fantasía.
ResponderEliminarAh, qué picara esa Laurinha!!!
El final de esta historia tiene ese elemento sorprendente que nos reserva la vida.
Como siempre te pasaste Humberto!