Puedes
encontrarlo en Praga, en el número 37 de la calle Cimburkova, en el distrito 3.
No está cerca del reloj astronómico ni del puente de Carlos, sino en el centro
de la pintoresca -aunque un tanto decaída- movida nocturna checa. Se llama Na
Vandru y es un barcito de decorado variopinto en el que, cada noche, toca una
banda de Dixieland.
Cada tanto
renace la discusión de por qué sólo se toca Dixieland en el Na Vandru. Tanto
los que están a favor como los que exigen un cambio, esgrimen razones de todo
tipo, pero nunca llegan a un acuerdo. Dicen, por ejemplo, que deberían tocarlo
con los instrumentos adecuados, pues falta un piano y una batería, otros
afirman que habría en juego una cuestión patriótica o algo por el estilo.
Cuando se agota el debate, las protestas se dirigen a F, quien sólo responde
que no tiene una explicación cierta, pero asegura que las veces que intentó
llevar otro tipo de música, muy pocos habían querido entrar en el bar. Incluso
los mismos que tan airadamente protestaban se quedaban merodeando por la
entrada, mirando hacia adentro de reojo, como si desconocieran el lugar. Lo
cierto es que, después de tantos desacuerdos y discusiones, todos se amigan,
beben sus cervezas, mueven los pies al ritmo de cada canción y aclaman a viva
voz las improvisaciones de Zdenĕk. Si te decides a ir, vas a comprobar
que existe un vínculo muy fuerte entre el Na Vandru y el Dixie.
El Dixieland tiene los colores del sur de los Estados unidos, y a pesar de
que para muchos está pasado de moda, todavía continúa siendo la música
preferida de Sonny, un anciano muy querido en la ciudad de Jackson, ya que es uno de los pocos combatientes de la Segunda Gran Guerra que todavía
está vivo. De pequeño trabajaba en el campo, sus manos no habían sido hechas
para las armas, sin embargo, hace muchos años tuvo que cargar un fusil
automático Browning. Lo disparó sólo una vez y fue para salvar su vida en una
isla perdida al sur de Japón. Sonny aún recuerda la cara de aquel soldadito
japonés, tan joven como él, quien, con más sorpresa que dolor, recibía el tiro
en el pecho.
Zdenĕk
tiene 82 años y fue uno de los tantos adolescentes que se alzó en Praga el 5 de
mayo de 1945. Muchas noches, mientras deja que su saxo peregrine por las
melodiosas improvisaciones, su mente se remonta a aquellos tres días en los que
arrojó piedras, derribó carteles con símbolos nazis y defendió las barricadas
cerca de la Radio Checa. Lo que se resiste a recordar es que muchos de sus
amigos dejaron la vida en aquella insurgencia. El hado de Zdenĕk
lo llevó por caminos muy diversos y penosos, pero un día encontró cierta paz en
el saxo. Como su situación económica nunca fue holgada, tuvo que ahorrar bastante tiempo
hasta que pudo comprarse el instrumento de sus sueños: un
Yanagisawa de bronce al fósforo. Este magnífico saxofón, que ahora suena todas
las noches en el Na Vandru, fue forjado por las manos de un luthier llamado
Takumi.
Takumi
vive en Itabashi, al norte de Tokio. Desde pequeño albergó la ilusión
de ejecutar un instrumento musical, pero no tenía la habilidad para hacerlo. Su
viuda madre lo alentó a que intentase con casi todos, comenzó con el piano y
terminó con la batería, es decir, la batería terminó con él. Cuando ya se
resignaba a abandonar el arte, en la biblioteca de su barrio, descubrió una
biografía del inventor del saxofón. Desde ese instante, una
nueva luz brilló en él y se dedicó con empeño a aprenderlo todo acerca de este
instrumento. Hoy es uno de los maestros artesanos encargados de la línea de
saxos altos Yanagisawa. Takumi tiene 68 años y es hijo de un
soldado desconocido que fue muerto por un proyectil de Browning en la batalla
de Iwo Jima.
Ni Sonny, ni Zdenĕk, ni
Takumi se conocen -jamás se conocerán- pero sus vidas se alían, cada noche,
cuando escuchas cómo el saxofón dibuja improvisaciones sobre los sones de Tiger Rag. Sí, se bebe mucha cerveza en el Na Vandru y la gente aplaude a rabiar.
http://youtu.be/LmVRd4oHKcI
http://youtu.be/LmVRd4oHKcI
Estimados amigos:
ResponderEliminarMuchas gracias por las visitas y comentarios para ‘Mi vecino’.
Quiero agradecer de manera especial a Bee Borjas y a Carlos por haber homenajeado a este humilde relato, desprendiendo de él dos bellas piezas que no sólo lo completaron, sino que lo opacaron… con toda justicia.
Un fuerte abrazo a todos y muchas gracias por el apoyo.
Humberto.
hermoso relato, lleno de historia, lleno de esas eneas hermosas que se cruzan para unir a los hombres.
ResponderEliminarGracias por tus palabras hacia mi relato y el de Bee... sin el tuyo no hubieran nacido.
un gran abrazo y bienvenido de esas largas vacaciones.
Carlos
perdon, se me fue un error. debe decir decir: de esas líneas hermosas que se cruzan...
EliminarNo fueron tan largas, Carlos, pero es verdad que lo parecen a causa del constante contacto que tenemos por este medio.
EliminarSea como fuere, me pareció muy 'sano' este espacio de tiempo, aprendí muchas cosas, ya las hablaremos.
Muchas gracias por tu comentario.
Un fuerte abrazo.
Siempre soñé con ser un asiduo cliente de algún tipo de bar que se pueda asemejar a Na Vandru.
ResponderEliminarPor suerte siempre fueron sólo sueños y pude despertar.
Bueno, no la pasan tan mal los que van allí, pero como dice el dicho: sobre gustos...
EliminarUn fuerte abrazo.
Es curioso, pero siempre pensé que Dixieland tenía relación directa con Skynyrd, Hatchet y demás conjuntos del Southern Rock. Tenía claro lo del saxo y el banjo como elementos de importancia en ese ambiente, pero el término en sí me transmitía cosas diferentes a las que he conocido en el relato.
ResponderEliminarMe gusta la parte de Sonny, el anciano. Es doloroso llevar a cabo un terrible acto en contra de la voluntad de uno mismo.
Y en definitiva, un gran relato, como nos tienes acostumbrados/as.
Un abrazo, Humberto.
El Dixielando tiene orígenes afroamericanos, es mucho más antiguo de lo que suponías, lo cierto es que sí pertenece al sur de los Estados Unidos, pero con el rock... Bastante poco en común.
EliminarTodos los personajes se unen en su dolor, a ti te ha conmovido Sonny, yo lo imagino negro y con el cabello muy blanco.
Un fuerte abrazo y muchas gracias.
Muy buen relato amigo Humberto Dib, nos lleva de la mano hasta el final.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias a ti, Belen.
EliminarUn beso enorme y gracias por el vínculo.
¡Gran trabajo, Sr. Dib!
ResponderEliminarReconoceré que me has sorprendido con una extensión de texto más grande de la que nos tienes acostumbrados y que he disfrutado como siempre. Me atreveré a destacar tu pericia en el manejo del pulso narrativo, algo que logra que el lector siga mordiendo el anzuelo hasta el final.
Un abrazo.
Pedro:
EliminarSiento que tengo que usar más palabras para expresar lo que pasa por mi cabeza, digamos que uso el relato breve como un 'forzamiento' del mundo bloguero, pero quiero escapar de alguna forma, aunque sea con relatos intermedios.
Muchas gracias por tu apreciación, siempre amable y siempre válida.
Un abrazo.
A medida que la lectura avanzaba,vi destellos reflejarse y borrarse de inmediato, no sé como hiciste, pero vi pasar pequeños fragmentos de mi vida en tu relato, (a pesar de no frecuentar ni lugares ni personas así), me dejas sorprendida y sin saber que decir.
ResponderEliminarBesos y apapachos Humberto, te cuidas
Yo creo que las cosas que nos suceden son universales, podemos colocar escenarios diferentes, nombre distintos, pero los sentimientos son tan parecidos. Así que no me resulta extraño.
EliminarAgradezco el comentario y los apapachos, hacía mucho que no recibía una dosis.
Un beso enorme.
Praga es una de las ciudades mas bonitos del mundo, y hay muchos sitios con encanto, repletos de historia, aunque menos conocidos que el puente de Carlos. Gracias.
ResponderEliminarUn saludo
Es cierto, aunque la gente suele merodear esos lugares turísticos sin adentrarse en lo más bonito de la cultura checa.
EliminarGracias a ti por el comentario.
Donde menos se lo espera uno...
ResponderEliminarSalu2, Dib.
En Praga, New York o Bangladesh...
EliminarUn abrazo, Diego.
¡Qué buen relato, Humberto, muy bueno! Felicidades.
ResponderEliminarMuchas gracias, Francisco, siempre tan amable, uno de los más queridos en este blog.
EliminarUn abrazo.
Sin duda de lo mejor que te he leído, amigo mío. Desde el principio he ido viendo esa configuración de lugar liminal, que luego se ha ido transformando en una heterotopía tan especial a base de música y personas, que se me iban poniendo los pelos de punta. Sin duda la política, el poder, es aquello que es capaz de penetrar hasta en las instituciones hasta no hace mucha creíamos neutrales, pero hay reductos que se mantienen como mejor pueden casi imperturbables en su originalidad. Si amigo, una verdadera revelación esta imagen tuya del Na Vandru. Los personajes han creado el lugar, lo alimentan y el Na Vandru se alimenta de ellos, genial. Y esa configuración de redes no tan imaginarias, le da el final que se merece. Desde luego que en la medida de lo posible, pasaré por este lugar tarde o temprano. Me quedo escuchando la música y volviendo al relato otra vez. Muy bien.
ResponderEliminarUn abrazo norteño, cada vez más temeroso del calor que se avecina con mayo.
Es un relato político, sin dudas, escondido entre decenas de pequeñas-grandes situaciones que desvían la atención.
EliminarAl escribirlo, tuve la sensación de que personajes y Na Vandru habían estado siempre unidos, como en un bar fantasma.
Me gustan tus comentarios esmerados, los disfruto, te lo aseguro.
Un beso gigante.
Es que me tomo muy en serio tus letras, ya lo sabes. Se merecen toda la atención posible y sacarle todas las lecturas que pueda encontrar. No son cualquier cosa, no.
EliminarUn honor, muchas gracias.
EliminarExcelente análisis el de Citizen!
EliminarDos veces he estado en Prga. Y ninguna, una lástima, he visitado Nà Vandru.
ResponderEliminarEste post tan descriptivo me lleva justo de la mano a escuchar el youtube. previamente, eso sí, deteniéndome línea a línea por el fascinante relato sobre Praga, inmutable. Quieta ahí, marcando pulsos.
Felicidades, Hum
Besos
Con temor a equivocarme, varias veces pensé que podría gustarte, pues la música es el catalizador de las ideas y personajes.
EliminarUn beso, querida Pilar.
Olá Humberto!!
ResponderEliminarFoi um prazer ler o seu longo texto que me deixou colada ao monitor e hoje até teve direito a musica e tudo rsrsrsrs. Eu já conhecia esta musica tocada pelo Woody Allen no Carlyle Café en Nova York. Se você tivesse colocado o link da banda logo ao principio juro que tinha lido o texto sempre a bater o compasso da música com o pé rsrsrsrs.
Adorei, adorei a sua imaginação, o modo como descreve as vidas dos personagens um a um e até fiquei com a boca seca que nem consigo escrever rsrsrsrsrsrsrs.
Saudades de você!
Beijinhos
Flor
Ah! "cerdo asado con col"mmmmmm... no sera Einsbein com choucroute??? Se calhar não, o einsbein é alemão e não é assado. Isto foi só um aparte.
EliminarÉ um conto para ler batendo o compasso com o pé, não há dúvidas.
EliminarMuito obrigado pelo teu carinho, minha querida, já estou de volta, aos poucos vou retomar a minha vida normal... se é que existe uma vida minha normal ;)
Beijinhos.
Está na sua mão fazê-la normal ou não.
EliminarBeijinhos.
Então prefiro o que chamam de 'anormal', rsrsrs.
EliminarMais beijinhos...
Te admiro Humberto, tienes esa habilidad de meternos en tu mundo porque es todo un mundo donde cabe España, Brasil, República Checa.. Lugares que no se si has estado, pero creo que si, no puede nacer tanto de tu imaginación!!
ResponderEliminarMe EN-CAN-TO
Besazos
Se haya viajado o no en la realidad, creo que un escritor tiene que saber localizarse en espacios y sensaciones diferentes para poder decir algo más... si no, mejor no decir nada. Es una idea personal, aclaro.
EliminarUn beso y gracias.
Como siempre un Relato que nos transmite infinidad de sensaciones, haciéndonos partícipes de él en todo momento.
ResponderEliminar¡¡¡Genial!!!
Abrazos.
Muchas gracias, Pedro, me alegro de que también te hayas sentado a una de las mesas del Na Vandru por un momento.
EliminarUn abrazo.
Ha sido un deleite transitar por tu prosa, Humberto Dib.
ResponderEliminarCon razón, no quieren irse del sitio, los asiduos parroquianos de Na Vandru, embebidos en ese Dixieland y en aquellos Banks of the Wabash, far away, en forma de jazz.
Saludos cordiales
BB o América de Alba
Están todos allí, bella o tristemente atrapados en ese bar tan particular.
EliminarMuchas gracias por tu visita, BB, te mando un beso.
Doy fe. Yo estuve en Na Vandru. La orquesta era la "Chlapci Dixieland Praha", la cantante, era Eva Eminger y el día que estuve, en la mesa de al lado estaba haciendo unos bosquejos de la orquesta un extraño dibujante sudamericano, que me dijo se llamaba Landrú...y que él le había regalado el saxo a Zdenĕk, con la condición de que dé un concierto en el Teatro Gran Rex de Buenos Aires...
ResponderEliminarabrazos
A mí siempre me pasa lo mismo, me quedo en la cáscara de la historia, eso que cuentas ni lo registré. Soy distraído... o tonto, simplemente.
EliminarGracias por el aporte imaginativo, Lucrecia.
Un beso.
bien Dib, ¿qué te pasó que escribiste largo? jejej
ResponderEliminarmuy bueno
una novelita casi, por los personajes
yo estuve en ese bar
si
doy fe
recien
cuando te leia
Hay que animarse a romper la regla del '20 líneas como máximo', total que lo lea quien tenga ganas de hacerlo, ¿no?
EliminarY te juro que lo recorté.
Gracias por sentarte conmigo a escuchar un poco de música.
Un abrazo.
Excelente, maestro de maestros.
ResponderEliminarGracias por compartir!
Saludos.
Gracias, Lucho, exagerado y comprador ;)
EliminarUn abrazo y gracias.
Me hiciste emocionar!
ResponderEliminarGracias y bienvenido, te extrañábamos.
Besos.
Muchas gracias por tus palabras, Lula.
EliminarMe gusta sentirme apreciado, a qué negarlo...
Un beso.
Esta no la conocía, Pero como si hubiuera estado. Praga está llena de tabernas típicas por dónde corre la cerveza entra los asistentes acompañada de viandas- A veces alf¡guien negado encuentra su vocación y se convierte en number one.
ResponderEliminarLa música una gozada. Un post alegre que b¡viene como anillo al dedo.
Un abrazo
¡Y existe en verdad! Pero son muchas tabernas así.
EliminarMe alegro mucho que te haya gustado, Katy.
Un beso.
Son lindos los relatos con música no?. Música en la letra (sin desmerecer los enlaces youtube).
ResponderEliminarSe me vinieron a la cabeza un montón de bares con historia.
Y las sub-historias del relato tienen cierta nostalgia, aire de lucha. Ganaron, creo.
Muy bueno.
Un beso.
Es cierto, Dana, hay tantos bares en el mundo con miles de historias que contar que tendríamos material para varias novelas.
EliminarSoy músico, es algo de lo que no puedo (y no quiero) escapar.
Un beso y muchas gracias.
Te lo juro que me suena es Kafka
ResponderEliminaro no se
Un abrazo
El fantasma de Kafka siempre anda merodeando esos lugares, es lógico que te suene.
EliminarUn abrazo.
Caramba!!! Leerlo fue como convertirse en un espíritu invisible y ser testigo privilegiado de semejante meeting. Porque en este caso es el Na Vandru, pero podría haber sido cualquier otro lugar que se nutre de la gente que lo habita o transita. Y es agudo el trasfondo político que se atisba y que marca el pasado y determina el pulso del presente. El hombre y su bendita circunstancia... Ni que hablar de la Música que como protagonista femenina (en mi humilde opinión) acompaña a cada una de esas criaturas.
ResponderEliminarMe en-can-tó!!! Y escribí todo lo largo que te plazca, Negro!
Leo por placer, no por obligación. Excelente manera de regresar!
Big big big hug for you, milord!!! xxx
Los lugares y sus espíritus, algunos vivos, otros no tanto, es eso.
EliminarDetenerse a observarlos y luego dejar correr la pluma, un ejercicio que me produce un enorme placer.
Sí, BeeBee, es político y me gustó que el elemento femenino lo vieras en la Música, pues no lo hice a conciencia, aunque después de leer tu comentario pude notar que es así, que tenés razón.
Muchas gracias por dejar tu placer en estos pagos virtuales.
Thanks, my BeeBee, lot of kisses for you.
Es sorprendente, el relato habla de tres, pero si indagamos más en la vida de cada uno, cuantas coincidencias más encontraríamos? Cada día estoy seguro que miles de personas conectan su vida de algún modo, aún sin conocerse... jajaja bueno el relato me ha dejado pensando y mucho!
ResponderEliminarBesos mentales.
No querría caer en un lugar común, pero es tan cierto que no encuentro salida: estamos todos unidos por el invisible y sin embargo fuerte hilo del Destino.
EliminarDicen que es bueno pensar, pero no lo puedo asegurar.
Un beso del que quieras.
PD: Esa música me hizo imaginar alguna película donde la escena va muy rápida, en blanco y negro, y sin voces! jaja
ResponderEliminarEs una pena que no haya encontrado una orquesta tocando en el Na Vandru en blanco y negro, la tecnología tiene muchos límites para mí :(
EliminarEn cualquier bar de cualquier rincon del mundo se alían historias, se encadenan destinos, se cuecen estofados...
ResponderEliminarEs un bar eterno, un vórtex en el entramado del tiempo, un feriado que reúne a todos en un ritual de música, gastronomía y delirios etílicos. Yo quisiera estar un momento ahí, para convertirlo en mi eternidad.
Saludos H.!!
Se puede hacer, Etienne, y no siempre implica demasiado dinero.
EliminarLindas imágenes las que me dejás, muchas gracias por ello.
Un fuerte abrazo.
Que historia mas bonita, el destino tiene estas cosas, o, las energías...
ResponderEliminarUn besote
Llámalas como te apetezca, porque se trata de lo mismo, Hado, Destino, Energía o Imán.
EliminarUn beso y muchas gracias.
Las relaciones de los personajes entre sí contrastan con la situación del hombre y la mujer en pausa. Mismo sitio donde la música une y separa.
ResponderEliminarSaludos
Suele ser así en la vida real, todo lo demás es puro cuento.
EliminarUn abrazo, John, y muchas gracias.
Hola. He intentado contactar contigo por correo pero se fue a spam..., no sé. Solo decirte que al fin publiqué tu relato de La hora en audio. Pásate por La Taberna del Callao si quieres escuchar cómo quedó.
ResponderEliminarSalu2.
Fui y me encantó, Javier, la verdad que me pareció maravilloso, no sé qué decir. Sí: muchas gracias.
EliminarUn fuerte abrazo.
Creo hemos estado disfrutando la velada conjuntamente hasta el toque de campana. Me encantan los baretos con música en directo, Si ese bar estuviera en España habría que ir a verlo.
ResponderEliminarA verlo y a quedarse a escuchar un poco de música, Marcos.
EliminarUn fuerte abrazo y muchas gracias.
Humberto.
ResponderEliminarEs una historia maravillosa, que está bien complementada con el video de los músicos.
Sin dudas que, a través de tu relato, uno se siente transportado a ese lugar extraño, donde se hallan los personajes y sus historias personales: las pérdidas del amor y de la patris por parte de los solitarios y F; la reignacion -o el gusto por tocar- de los músicos y la paradójica historia del saxo, construido por un huérfano, cuyo padre fue muerto por un amante del Dixiland.
Solo faltaba Woody Allen.
Aprendí, como yapa, acerca de las inmensas posibilidades literarias que se presentan a través del conocimiento de espacios pintorescos y de una pinta de cerveza...
El ambiente del cuento me transportó a algunos pasajes de Raymond Chandler (aunque faltaba la rubia, la de ojos azul cobalto).
¿No lo dije?, es un relato de primera.
Un gran abrazo.
No creo que no supieras que un lugar pintoresco y una pinta de cerveza obran milagros.
EliminarTu comentario tiene todo lo que un escritor pretendería de un lector, no hay mucho para decir, gracias por haber compartido esa mesa en el Na Vandru.
Un fuerte abrazo.
Puede que esa música sea un homenaje a las tres personas que une y un pensamiento musical que nos habla de la estupidez de la guerra a la que nos llevan los poderosos para que nos matemos defendiendo sus intereses.
ResponderEliminarPlacer en leerte.
Un abrazo.
La música los une y los pacifica, digamos, como suele suceder con el arte.
EliminarEs un placer tenerte aquí, lo sabes.
Un abrazo, amigo.
Muy bueno tu Na Vadrun. Con lo único que no caso es con cerdo asado con col. Demasiadas flatulencias. Jejejeee...
ResponderEliminarMe gustó mucho. Un abrazo, Anna
Hay que comerlo con moderación y luego dormir solo ;)
EliminarMuchas gracias, Anna.
He visitado en mi imaginación leyendo tu historia tu Na Vadrum!!!Un beso y gracias por el viaje virtual, Maribel M.B
ResponderEliminarGracias a ti por acompañarme, Maribel.
EliminarUn beso.
Gran despcripción nos haces de ese grato lugar de encuentro, Humberto. Ah, sí, el video. no lo había visto. La verdad, es que parece enteramente, una taberna yanqui.
ResponderEliminarSaludos.
Es así el Na Vandru, intenté retratarlo lo mejor que pude, ojalá lo haya conseguido.
EliminarUn fuerte abrazo, Antonio.
Me vino un deja vú a Babel y me encantó la manera "pictográfica" con la cual narraste el cuento. Era casi como estar ahí. También me recordó a una una joven checa que conocí en la época del hotmail onda facebook. Tenía un desparpajo juvenil muy curioso para mi. Ivanna, se llamaba. Lo último que supe de ella es que se había ido a vivir a París con Carlos, un venezolano. Decía que trabajaba de au pair, ella, el venezolano parece que no trabajaba...Go figure. Tal vez terminó casada y feliz o como la mujer de tu relato. No lo sé, ya pasaron como 6 años. El mundo del viajante de carne y hueso siempre es más genuino que el del cibernavegante. Abrazo!!
ResponderEliminarNi lo dudes, Ato, yo estoy muy involucrado con lo que hago en este blog y con la Literatura en general, pero jamás permitiría que el mundo virtual me impidiera viajar para empaparme de historias que no existen sentado en una silla en casa.
EliminarUn fuerte abrazo.
El destino reune a personajes dispares en un bar de Praga que a mí me trae recuerdos de schnaps y goulash, un plato que me encanta preparar. Sólo faltaba el golem como mudo espectador de esa insólita orquesta. Praga, en cualquier caso, es una ciudad maravillosa. Gracias por recordármela con un buen relato.
ResponderEliminarSaludos. Borgo.
Es una ciudad con magia, y con muchas cuestiones políticas no resueltas, para qué negarlo.
EliminarGracias a ti, Borgo.
Humberto, me encanta el relato. Por unos minutos he visitado Praga y el Na Vandru. La música del vídeo y las imágenes me han metido más en la historia. Un relato en cierta manera coral con múltiples historias para desarrollar que solo se pueden dar en un sitio así y en una buena imaginación. Que me ha encantado y ya está.
ResponderEliminarUn abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Me alegra mucho que te hayas metido en clima, Mos, creo que se trataba de eso, de poder hacer un viaje con los amigos que visitan este blog.
EliminarUn fuerte abrazo y muchas gracias.
Humberto: A veces siento nostalgia ( si se puede sentir nostalgia por lo que nunca he visto) al pensar que hay muchos sitios que me hubiera gustado conocer. Por eso cuando leo que un trotamundos como tú, puede disfrutar de sitios tan especiales como el "Na Vandru", cierro los ojos y me lo imagino.
ResponderEliminarEn el caso de la banda Dixieland, recuerdo la terrible catástrofe que provocó el Huracan Katrina, que devastó a toda una ciudad. Mirando las noticias en la TV, al siguiente día de dicha tragedia, el presentador decía: "Muchas bandas callaron en New Orleans, pero estoy seguro que las volveremos a oír, es nuestar esperanza"
Saludos desde hasta acá: DK
Qué frase dura la del presentador, Dora, pero también con una fuerte dosis de esperanza.
EliminarNo sé qué decirte en relación con lo anterior, me refiero a lo de los viajes, creo que a todos nos falta conocer algo más, nunca es suficiente.
Gracias por cerrar los ojos y por compartir este sueño literario juntos.
Un beso enorme, querida amiga.
Buen relato.
ResponderEliminarPienso que tanto largos como cortos cada cuento contiene sus palabras necesarias.
Difiero lo que contestas a Pedro en que tiendes a escrbir cortos para complacer blogueros; no creo en tal cosa, hay que escribir sin medir corto al lector, sea bloguero, principiante o con más colmillo que Drácula.
E implicaste un poco con ésa respuesta que es más fácil escribir los cortos. No lo son si se llega a entregar calidad de primera.
Más bien podemos salvar una historia iéndonos en largo pues tenemos más detalles que acumular y que pueden salvarnos el paso.
El nudo que das de que todo coincida contiene extrema tristeza.
Siempre te leo aunque por lo que te he contado no siempre el sistema me deja comentar.
Carlos:
EliminarNo dije que escribiera cortos para complacer blogueros, dije que yo necesitaba usar más palabras para expresar lo que pasaba por mi mente, es algo personal, pues el relato corto me tiene como boxeador fuera de su peso natural.
No querría que me malinterpretases, en primer lugar, porque jamás criticaría a un autor por escribir minirrelatos, cada cual tiene sus dones, no dudo de que decir mucho en pocas palabras sea uno de ellos.
Ahora sí, en relación con Na Vandru, sí, hay mucha tristeza en ese bar, pero tristezas que intentan, sólo intentan dejar de serlo.
Soy un agradecido de que vengas a leer mis historias cuando quieras o puedas, con el tiempo te has convertido en un indispensable.
Un fuerte abrazo.
en cuanto a literatura dicen que el romanticismo murió hacía fines del siglo xix pero tú lo has hecho renacer como el ave fénix con este magnífico relato.
ResponderEliminarun abrazo.
Qué comentario tan afectuoso, Draco, muchas gracias...
EliminarUn fuerte abrazo.
Apasionante, sobre cómo la literatura puede introducirnos "ahí", en lugar tan lejano a nuestras posibilidades. Un abrazo.
ResponderEliminarAhí es también aquí y un poco en todos lados, me parece.
EliminarUn abrazo y gracias.
Qué bien cumples con el "deleitar aprovechando", que preconizaba Horacio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias por semejante comparación, Macondo. Sólo que me surge la duda de si no fue una obra de Tirso de Molina.
EliminarSea como fuere, me honras enormemente.
Un abrazo.
Aunque sea el título de una obra de Tirso, el precepto "deleitar aprovechando" es de Horacio.
EliminarUn abrazo.
Eso sí que es saber, gracias por desasnarme...
EliminarMás abrazos.
Uno aprende mucho en este blog, me gustaría de tener lectores como tú!!
EliminarRaque.
Gran sorpresa! Cuando entré a tu blog, nunca me imaginé que iría contigo a conocer ese bar, sin tomarme mi parecer, pues no lo hubiera escogido si me hubieses preguntado, pero fue un placer comprender todo lo que te hizo elegirlo, para vivir un rato bastante interesante y no solo divertido, como es de suponerse al ir a un bar. Otra sorpresa. Con todos los datos de los instrumentos, los músicos, lo histórico...¡Me has dejado feliz de leerte y de saber que Dib habrá para infinito!
ResponderEliminarHoy te doy dos besos y tú disculpa, que creo se me subieron las copitas y la música, que tampoco la hubiera elegido, pero que volvería a ir. Y tus letras!!!
Felicidades!!! El mejor texto hasta hoy en tu blog. Después del maldigo....
No creo que haya un Dib infinito, Sara, por suerte, pues quién podría soportar semejante condena.
EliminarLo que sí puedo y quiero 'soportar' es que compartas conmigo este viaje al Na Vandru y que bebamos junto unas copitas al son de un buen Dixieland.
Muchas gracias por tan bellas palabras, ya que, te aseguro, nunca me queda claro qué puede gustar o no, siempre es un factor sorpresa. Me alegra que te haya gustado casi tanto como 'Cinco Cero Siete'.
No sé qué más decirte, estoy speechless.
Un beso enorme.
Siempre envolventes, siempre geniales...un lujo disfrutar tus letras..
ResponderEliminarsaludos
Muchas gracias, Morus.
EliminarMaravilloso con todos los detalles. Me encantaría ir al Na Vandru, buscar una mesa del rincón y sentir ese olor característico del goulash. Pobre mujer, debió sentarse en la mesa contigua y ahí matábamos dos pájaros de un tiro.
ResponderEliminarA mí la Republica Checa me da cierta melancolía. Cuando era muy joven viví dos años en Humpolec al sureste de Praga. En ese momento Cuba tenía un convenio con el C.A.M.E (Consejo de Ayuda Mutua Económica) y enviaba mano de obra a los países que lo integraban. ¿Tienes tiempo? Bue, te cuento. Salí de un campo cubano lleno de vacas flacas y caí allá, sin entender nada. La primera vez que fui al Puente de Carlos puse mi abrigo en el borde para sacarme una foto en una estatua, se lo llevó el viento, volaron las gaviotas, se posaron encima de él y mientras se alejaba sufrí. Nunca pasé tanto frío en mi vida! (No le digas a nadie, pero lloré)
Otra vez me perdí en el metro y aparecí en Praga 10. Qué sé yo, te contaría mil cosas pero esto se hace largo. Mi sueño es volver (sólo un sueño) para ver lo que por mi edad, y mi inexperiencia, no vi.
Leí devorando cada letra, los dos ángulos, aunque a Estados Unidos no iré jaja. Allá no quieren ver a un cubano más ni en figurita.
Creo que hablé demasiado, prometo abreviar la próxima vez.
Me gusta la manera en que te metes en la historia. (Hablo en general, todas)
Un beso
No, al contrario, me encanta que hayas contado este trecho de tu vida, pues no sólo te acerca a mí como persona real, sino que me parece una historia que ambos vivimos. En mi caso fue salir de un pueblito pesquero de Brasil para venir a Argentina, no llegué a tener tanto frío, pero más de una vez tuve que contener las lágrimas.
EliminarImagínate que el relato ya quedó un poco de lado.
Lo cierto es que la Literatura siempre logra unir personas que no tienen nada -en apariencia- en común, así como hacer volar la imaginación de personas que jamás han estado en un lugar como Praga, en este caso.
Me has tocado el corazón, sinceramente.
Un beso enorme y gracias.
Te felicito Humberto por relatarnos con tanta exquisitez este lugar de Praga que desconocía. No he de volver pero te aseguro que si volviera, no perdería tiempo en ir a ese lugar y disfrutar de cuanto nos has plasmado.
ResponderEliminarGracias. Abrazos. Rosa.
Yo no sé si voy a volver, creo que sí, pues nunca cierro una puerta, aunque hay muchos otros lugares del mundo que me llaman.
EliminarYa sabes donde queda, la dirección es la correcta.
Gracias a ti, un beso.
gracias a tu relato, puedo aliarme a sus vidas esta noche
ResponderEliminarno bebo cerveza, pero aplaudo a rabiar!
Bueno, quien dice cerveza, puede decir una coca, una botella de agua mineral o un café, lo importante es estar.
EliminarUn beso, Ro.
por eso aquí estoy :)
EliminarGracias...
EliminarHe estado en Praga y claro, como muchas otras cosas, este estupendo sitio se me paso por alto.
ResponderEliminarMuchas gracias por el relato.
Sucede que está algo escondido, o, mejor dicho, lejos de los lugares turísticos típicos. A quien no se le pasan lugares, el mundo es tan grande y hay tanto para ver.
EliminarMuchas gracias a ti por venir.
Un abrazo.
Interesante rlato, la historia de los fantasma sle da mas vidilla, besos.
ResponderEliminar:)
Fantasmas que dan vida es una bella imagen poética.
EliminarUn beso, Amapola.
Nos has hecho visitar Praga con tu magnifico relato, lleno de misterio, embrujo y fantasía. Con tus escritos puede uno recorrer el mundo sin moverse del sillón. Eso si,que sea siempre acompañado de una buena cerveza. Tu literatura nos hace vivir bellas historias.
ResponderEliminarUn abrazo Humberto.
Muchas gracias por tan bellas palabras, Rafa.
EliminarEs un honor leer lo que dices.
Un fuerte abrazo.
Precioso relato de vidas que, sin saberlo, se cruzan... Un beso.
ResponderEliminarComo suele suceder aunque no nos demos cuenta.
EliminarUn fuerte abrazo.
Volviste niño bello. Yo te esperaria una vida. Besitos corazón!
ResponderEliminarVeo que eres insistente, je.
EliminarESTA NOVELA ME TIENE AL BORDE DE LA SILLA, JEJEJE.
EliminarPues... a mí no tanto ;)
EliminarQué linda música! Me gustó mucho, no había escuchado este tipo de música.
ResponderEliminarMuy bueno el relato Humberto, la verdad que tenés una manera de contar las historias que me engancha, que me mantiene pendiente, como hipnotizada.
Ahhh, Praga, una de mis ciudades favoritas de Europa, me parece mágica...
Un beso
Es un bello piropo, Eva, muchas gracias.
EliminarPraga me encanta, pero reconozco que al cuarto o quinto día, ya necesito partir, esa magia tiene un tiempo limitado en mi caso, nunca supe por qué.
Un beso y gracias por venir.
Uf al fin llegué a mi lugar blanco para comentarte.
ResponderEliminar¿Sabes? no te voy a decir que me ha encantado porque es evidente, ni que me trasladaste a un lugar donde nunca he estado en mi realidad pero si en mis sueños
Sólo quiero decirte, que tras leerte me siento tranquila y noto una inmensa paz
¿por qué será?
Un abrazo Humberto, se te echaba en falta
Es mágico cuando sucede eso, CoTé, quedar en ese estado de paz y mancomunión con todo lo que nos rodea.
EliminarMe has hecho feliz con tu comentario.
Un beso y muchas gracias por tus palabras de cariño.
Una historia cargada de emotividad para hilar dos puntos aparentemente inconexos. Si la hubiera sana me daría mucha envida como escribes.
ResponderEliminarHay envidia sana, Cybrghost, pero tú no vas a la zaga al escribir, a mí me parece que lo haces muy bien.
EliminarUn fuerte abrazo y muchas gracias por el aliento.
Los sones del Dixie, el run-run de las conversaciones y el tintineo de las jarras … casi puedo oírlas, es como si hubiese un tiempo en el que estuvimos allí. Na Vandru, déjà vu (tu consigues darle realidad a la sensación.
ResponderEliminarEl triángulo que une Jackson, Itabashi y Praga quedó un tanto forzado, los tres personajes están pidiendo más longitud.
Como siempre un placer leerte y además en esta ocasión descubriendo el Dixie, siempre aprendiendo.
Tienes toda la razón, Esther, lo que sucede es que Na Vandru es un texto mucho más extenso, en esta versión para el blog quedó un poco forzado el encuentro de las realidades de esos personajes.
EliminarMuchas gracias por visitar el Na Vandru conmigo.
Un beso enorme.
Será un placer que la música me vuelva a llevar hasta allí, esta noche.
ResponderEliminarUn abrazo.
Aunque nuestras noches ocurran en momentos diferentes, intentaré estar allí...
EliminarNunca he estado allí, pero con la magia de tu relato parece que me he sentido transportada a ese lugar que me imagino lleno de encanto.
ResponderEliminarUna historia tierna que me ha gustado mucho leer.
Un beso.
Es un lugar encantador, Amalia.
EliminarMuchas gracias por venir.
Interesante historia
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, Icue.
EliminarUn abrazo.
Un relato interesante en donde los personajes, las acciones y las situaciones te ponen en un ir crescendo...
ResponderEliminarEl entusiasmo que genera la lectura te lleva (sin cansancio) hasta el final que siempre resulta sorpresivo.
Me alegra que de vez en cuando optes por los textos medianamente extensos (así justifico los mios...jajjaj)
Abrazos cálidos Humberto.
Me gustan más los medianamente extensos, Genessis, pero para el blog siempre reservo los más cortos, por una cuestión de comodidad, digamos.
EliminarMuchas gracias por tu comentario y amistad.
Bonita historia como en aquella película siempre nos quedará Praga, su cerveza y las audiciones de jazz
ResponderEliminarSe agradece la lectura y se disfruta de la historia y por supuesto el sonido de fondo del video que incluyes, sirve para hacer una nueva lectura y coinfundir literatura, sueños y aquello que llamamos realidad
Feliz semana
Me gusta la idea de confundir diversos aspectos que (no sé por qué) muchas veces tenemos separados en nuestra mente.
EliminarGracias por el comentario, Jesús.
La atmósfera de este relato es fascinante, como supongo debe ser la del "Na Vandru" real y la de tantos lugares donde se respira jazz. Tanto me transporté que cuando Ud. dijo "82 años" y nombró a un tal "Sonny", mi asociación inmediata/inevitable fue imaginar a Sonny Rollins, quien a sus jóvenes 82 sigue soplando como nunca, o como siempre.
ResponderEliminarAbrazo con swing, HD.
Un abrazo con swing, Rob, muchas gracias por compartir este viaje conmigo.
EliminarQué belleza, amigo. Escuché la música del saxofón que tanto me gusta... y me hiciste vivir el ambiente que con tanta destreza narras. Es un verdadero placer leerte. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por ser siempre tan amable, Julie.
EliminarUn beso enorme.
Conozco Praga , leyendo tu relato, me haces caminar por esas calles llenas de adoquines. donde los anuncios publicitarios son mòviles y donde las cervezas son grandes y de un sabor especial. Me ha gustado mucho tu relato y los personajes que te han ayudado en esta historia.
ResponderEliminarun abrazo
paco
Muchas gracias, Paco, Praga es una ciudad con magia, de eso no hay dudas.
EliminarUn fuerte abrazo.
un placer leerte es encantador conocer siempre lugares nuevos, por el momento los conozco de esta forma! saludos!
ResponderEliminarY algún día será de otra forma, House, no lo dudes.
EliminarGracias por venir, un abrazo.
Que pelicula!Haces perfectamente vivir eses personages entre "Cabaret" y "Casablanca". Me gustaria mucho tomar cerveza contigo en el Na Vandru pero temo llegar despues que la chica del mechero haya encendido tu corazon....
ResponderEliminarTe prefiero a ti... con todo respeto ;)
EliminarUn beso.
La Praga actual es muy diferente a la que tú has conocido, principalmente por el cambio político que allí se ha dado. Aunque, como lo insinúa el texto, el mundo capitalista parece no poder transformarla demasiado, aún se ven negocios con ropa u objetos como si estuvieran detenidos en el tiempo, como también las personas, que parecen no acostumbrarse a la nueva ideología.
ResponderEliminarTú me conoces, soy de caminar y meterme en cada rincón de una ciudad, aun a costa de correr riesgos en lugares que no son del todo recomendables, ejemplo: Río de Janeiro. Pero es allí donde se descubre el verdadero pulso de la urbe, con sus maravillas y sus ruindades, con la verdad, en definitiva.
Muchas gracias por tu comentario, Marta, estoy de acuerdo, cada vez creo más en las posibilidades de encuentros que antes me parecían imposibles.
Un beso enorme.
Resulta fácil viajar y conocer a través de tus relatos, aunque te confieso que me gustaría poder viajar realmente.
ResponderEliminarExcelente texto, magnetiza, te dejo un abrazo.
Seguramente puedas hacerlo, Cristina.
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Tu relato me transportó al "Na Vandru" y ahora que escucho la canción del vídeo, puedo sentirme allí. Hay tipos de música que están hechos para un determinado local y otros simplemente, no funcionan. Yo que soy asiduo a los locales con música en directo no pude más que esbozar una sonrisa.
ResponderEliminarEs increíble lo conectados que podemos llegar a estar sin ni siquiera ser conscientes de ellos. Te hace pensar en el "efecto mariposa".
Me gustó muchísimo.
Abrazos.
En varios momentos de mi vida constaté que esas conexiones se dan más a menudo de lo que creemos, es verdad.
EliminarMuchas gracias por tu opinión, Oski.
Un mundo dentro del mundo.
ResponderEliminarSumergirse cada noche en el Dixie trae consigo todas estas viviencias.
Si algún día voy a a república, buscaré el Na Vandru ;-)
Saludos
Son mundos íntimos en los que, a veces, podemos entrar.
EliminarMe alegro de que intentes conocerlo.
Un abrazo y gracias.
Lo que acavas de escrivir:es el guion de una pelicula,que los personages estn enlazados,sin ser conscientes de ello.
ResponderEliminarMe a encantado de leer esta entrada Una abraçada
Me alegro mucho que te haya gustado, Julio.
EliminarUna abraçada.
Me encantó el clima que se percibe al leer cada detalle minucioso de tu relato.
ResponderEliminarEs casi como si hubiese estado allí.
Esos bares típicos de cada ciudad son una maravilla.
Un abrazo !
Un clima en el que yo también caí, Rex, cuando estuve allí.
EliminarUn fuerte abrazo y muchas gracias.
Thank you so much, my dearest!
ResponderEliminarCheers!
Hola Humberto!!!
ResponderEliminarLa vida da muchas sorpresas y en ese tipo de lugares se encuentran aún sin conocerse todo tipo de personas que tienen un nexo común: la buena música y el ambiente.
Una gran cerveza, eso que nombras para comer "goulash" que no sé a qué sabrá, pero sin duda, estará bueno.Cada cuál con su historia y con una vida dispar, cuentas muy bien, me parece ver a esa pareja, cada uno solo con sus pensamientos...cada uno sólo consigo mismo.
Un abrazo Maestro!!!!
Estrella:
EliminarSiempre es una alegría verte por aquí, muchas gracias.
Esos lugares favorecen los encuentros inesperados... y las paradojas del Destino.
Un beso.
Es tan bueno como era pero está más ambientado en ese pequeño mundo del bar, con mucha magia, sigue siendo un relato hermoso, de historias cruzadas que en algún punto se encuentran sin siquiera saberlo, a causa del destino? o tal vez el mundo sea muy chico. Tiene un encanto muy grande Na Vandru, con su costado histórico, su otro bohemio, su otro mágico, y sus personajes introducidos en un mismo ambiente de caminos encontrados, tal vez ya sea parte de una novela.
ResponderEliminarCambió un poco de la versión que conocías, pero creo que me conocés muy bien, hay algo que falta, tal vez, como decís, ya sea parte de un proyecto mayor ;)
EliminarUn beso enorme, Anamá.
Relatas como nadie... No puedo añadir nada más porque sería repetitivo... tus 160 comentarios ya lo han dicho todo ;)
ResponderEliminarSolo una cosa... me guardaré el nombre en mi diario de viajes, y te prometo que cuando lo visite, volveré para contarlo ... aquí... en este mismo post, así que por nada en el mundo lo borres o desaparezcas... porque una promesa es una promesa...
un beso
Trataré de no borrarlo, pues tengo cierta tendencia a eliminar entradas, especialmente para que me cuentes del Na Vandru. Me va a encantar saber cómo te fue allí.
EliminarUn beso y gracias.
Precioso homenaje al Na Vandru y a los músicos que por allí pasan. No me extraña que haya tanto debate sobre la música en una ciudad que hay grandes músicos y buena música casi en cada esquina. Como contraste a algo tan lúdico, la soledad de esas personas que mendigando compañía y estando tan cerca, nunca llegan a encontrarse.
ResponderEliminarFeliz fin de semana.
Es verdad, grandes músicos prácticamente desconocidos, pero que uno puede disfrutarlos en cualquier taberna o mismo en las calles.
EliminarUn beso y feliz fin de semana.
Como decía la canción: "Bares, que lugares, tan gratos para conversar, No hay como el calor del amor en un bar"
ResponderEliminarNada para agregar, Odiealex, tú sí que sabes de canciones.
EliminarUn abrazo.
Vaya manera de relatar, maestro!!
ResponderEliminarUn bar que todos vistamos contigo.
Luis
Me alegro de que haya sido así, Luis.
EliminarUn abrazo y gracias.
Mas lo leo y mas me gusta..
ResponderEliminarBuen finde semana Hum!!!
¡Qué bueno!
EliminarBuen fin de semana para ti también.
Cada bar tiene su historia, la cuál está formada por la vida de los propios clientes... habituales. Me he sentado allí, y tras observar cómo ponían una pinta en mi mesa sin pedirla, he comenzado a disfrutar del ambiente. Me ha encantado Humberto. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana amigo.
ResponderEliminarGracias Pepe, puedes considerarte un parroquiano más del Na Vandru.
EliminarUn fuerte abrazo y feliz domingo.
Dan ganas de estar allí. Sobre todo hoy Viernes por la noche. Bebo la cerveza, escucho la música, me como el goulash...Muy lindo, buen finde
ResponderEliminarEl viernes es el día más 'popular', se llena de gente.
EliminarUn fuerte abrazo, muchas gracias por venir.
Qué bien relatado.
ResponderEliminarMe he dejado llevar e imaginaba la situación.
Me vino un retazo de pensamiento hacia un bar, el bar Quijano.
Sí, me ha gustado la visión, gracias por este buenísmo post.
Un saludo.
Voy a anotar ya el Bar Quijano, lo voy a buscar y voy a conocerlo, te lo aseguro.
EliminarUn fuerte abrazo.
Precioso relato Humberto...
ResponderEliminarAys...,mira que si el padre del creador de saxofones fuese el joven soldado que mató el saxofonista...?
Qué ironías de la vida!
Muy hermosa historia, disfruté su lectura,gracias.
Un abrazo
Ironías que no son tan extraña, pues la vida se encarga bien de mostrarnos que hay más coincidencias de las que creemos.
EliminarMuchas gracias a ti por venir.
Un beso.
EXCELENTE RELATO, NEGRO, CREO QUE POR MAS QUE SEA UN POCO LARGO PARA LOS BLOGUEROS LOS QUE NO LO SOMOS SABEMOS DISFRUTAR DE UNA HISTORIA SIN APUROS.
ResponderEliminarMAGNÍFICO MAESTRO.
UN FUERTE ABRAZO DESDE CÓRDOBA LA DOCTA.
Lo de largo-corto es todo un tema, Christian, pero no hay que evaluar esas cosas a la hora de subir un texto. Eso sí, desilusiona un poco... es todo un tema, lo repito.
EliminarUn abrazo hacia Córdoba.
Todo un viaje, solo los que saben relatar así consiguen meternos en la atmósfera de un lugar que jamas conocimos.
ResponderEliminarUn buen domingo, Hum!
Muchas gracias, Stefanía, eres muy amable.
EliminarUn buen domingo para ti también.
Joder que buenooooooooooooooooooooooooooooo.
ResponderEliminarMe han dado ganas de subir en el primer avión para Praga y quedarme a vivir en el Na Vandru bebiendo Pilsner Ulker hasta mi último día.
Aplauso.
Muchas gracias, Toro.
EliminarPuedes hacerlo, estás mucho más cerca que yo de Praga, de eso no hay dudas.
Un abrazo.
Estupendo relato, Humberto. Me gustó que la música del Na Vandru fuese el lugar de fusión de las historias.
ResponderEliminarTengo el gusto de invitarte a conocer mi primer libro publicado.Te espero en mi espacio.
Saludos con afecto.
Sete
Ahora voy a ver de qué se trata.
EliminarUn beso y muchas gracias.
Un relato un poquito más largo de los que últimamente sueles hacer. Se ve que vienes con las fuerzas renovadas jajaja (cosa que es de agradecer) la verdad es que me ha sabido a poco, tienes una facilidad para ir creando imágenes, que has hecho que me transporte a ese bar tan acogedor de Praga. Qué historias Humberto, la chica solitaria me ha recordado a Penélope, amores, desamores, pasiones… un lugar atractivo de visitar. Siempre es un placer leerte.
ResponderEliminarUn abrazo
Bueno, me alegro que te haya gustado de esta extensión, no es lo habitual para la gente que lee blogs.
EliminarNo te creas que estoy tan renovado, cada vez me cuesta más tener algo interesante que decir.
Sea como fuere, muchas gracias por tu amable comentario.
Un abrazo.
A los ciudadanos les cuesta mucho quitarse el comunismo de encima, lo puedo asegurar!
ResponderEliminarTe han dicho todo lo que podria haberte dicho yo, reitero mis felicitaciones por tu capacidad como escritor.
ResponderEliminarUn beso y buena semana.
Siempre hay algo nuevo en cada decir, Luciana. Cada comentario es una muestra de afecto, muchas gracias.
EliminarUn beso.
Hacía mucho que no pasaba a visitarte, sigues escribiendo maravillosamente Humberto.
ResponderEliminarHe estado en ese bar contigo y con todos esos personajes que tan bien has creado.
Un besazo.
Es verdad, se te extrañaba, Guada.
EliminarMuchas gracias por compartir esta aventura en el Na Vandru.
Un beso.
Por ahí supe que sintieron una sacudida cuando te leían amiguito, siempre supe el motivo, ahora lo reafirmo, eres excelente.
ResponderEliminarBesitos muchos (dosificalos)
:P
Encantan esos espacios en las ciudades, que mantienen una identidad, a pesar de la embestida de la modernidad, o esa erosión de lo que aglutina culturalmente, provocada por la informatización. Música y lugar,ahí resistiendo como en una trinchera contra los nuevos tiempos. Un abrazo. Carlos
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