Cuando escribo, escucho que en la calle llora un niño. Lo hace todos los días y es el mismo niño, aunque nunca llore a la misma hora.
Hace un tiempo oí unos gritos desgarradores de un chiquillo, me llegaron de repente desde el otro lado de la puertaventana de mi apartamento. Era domingo, casi de
noche, yo estaba sentado en el sofá leyendo un libro, en principio no pude entender qué pasaba, pero el niño decía papá, no, papá... Lo demás se perdía en un clamor confuso y sin embargo apremiante. Entonces largué el libro que al dar contra el piso hizo plof y me puse de pie, después salí disparado hacia el balcón. Un
poco velada por las copas de los árboles, vi una escena desoladora de
desavenencia matrimonial: había un auto blanco atravesado en la calle y tres figuras que se movían como cangrejos en una danza querellante, comprendí en el acto lo que estaba sucediendo y también pude entender las otras palabras del muchachito, gritaba papá, no, papá, por favor, no le
hagas nada a mi mami. Por encima de las súplicas del chico, la mujer aullaba hijo de
puta, vete con ella, ya déjanos en paz. El
hombre apenas soltaba un bramido prolongado, como si hubiera perdido el don del habla. Cada uno de los padres tenía agarrado al niño de un brazo, lo tironeaban,
mientras que con las otras manos se hacían gestos de hachazos y puños cerrados.
En el forcejeo, a alguno de los dos se le cayó el teléfono móvil y se hizo añicos, entonces algo cambió, porque surgieron decenas de voces desde los diferentes balcones de la cuadra, por un
momento creí estar en las gradas de un circo romano, la gente había decidido intervenir,
suéltelo, suéltelo ya, le digo; cierre la boca, vieja bruja, es ella quien tiene que soltarlo,
o no ve que es un padre extorsionado. Yo quería meterme, pero la angustia se me
había atascado en la garganta como un bollo de Maizena, quería decirles a todos
que se callaran de una vez, que la única víctima era el chiquillo, que yo..., pero era inútil, no me salía una palabra. Entonces el hombre largó el brazo de su hijo y se subió al auto, que
era blanco, que era nuevo y estaba lustroso, tanto que todas las luces de la calle se reflejaban en el
techo, entonces vi rojo, vi amarillo, vi azul y verde, y vi el color indeterminado de un auto nuevo para qué. El tipo metió la primera y las cubiertas chirriaron
contra el asfalto, salió un poco de humo, pero el olor a neumático quemado demoró
unos segundos en llegar hasta el cuarto piso, donde yo estaba. El vehículo, finalmente, salió
pitando hacia la esquina, dobló a la izquierda y lo perdí
de vista. Después todo quedó en silencio, como si nada hubiera pasado, pero.
Cuando escribo, escucho que en la calle llora un niño. Lo hace todos los días y es el mismo niño, de eso estoy seguro, aunque nunca llore a la misma hora.
Cuando escribo, escucho que en la calle llora un niño. Lo hace todos los días y es el mismo niño, de eso estoy seguro, aunque nunca llore a la misma hora.
Estimados amigos:
ResponderEliminarMuchas gracias por las visitas y comentarios para “Rompecabezas”.
Generalmente mis historias son muy particulares, específicas, un tipo que se casa consigo mismo, un condenado a armar rompecabezas de caras y así, pero esta vez quería contar miles de historias en una sola historia, además de probar otras técnicas narrativas. Ojalá lo haya conseguido.
Un fuerte abrazo para todos.
Humberto.
Esta historia noacabará y sabes que no deja de sorprenderme? Como se posicionan los espectador sin saber quien es el culpable y victimal ....y el inocente llorará, llorará.
ResponderEliminarA veces demostramos (demasiadas veces) que hablamos y hablamos mientras los inocentes lloran sin parar y estamos en la misma postura que esos individuos que creen llevar ambos la razón sin importar el sufrimiento de muchos inocentes.
Besos muy fuetes
tRamos
Tal vez no sea malo que el ser humano se meta, lo que sucede es que cada cual interpreta la escena de acuerdo a sus experiencias, pero lo que sí queda claro es que ese niño, lamentablemente, ya no dejará de llorar.
EliminarUn beso grande, mi querida.
Desgarradora historia real,un abrazo siempre amigo
ResponderEliminarMuchas gracias por tu opinión, Ana.
EliminarUn fuerte abrazo.
Desgarradora historia real,un abrazo siempre amigo
ResponderEliminarHola Humberto,
ResponderEliminarCreo que hay dos planos, uno el que critica la situación concreta del niño y que va ligado a la consecuencia de las relaciones monoparentales en general en las que existe una problemática de codependencia que se extiende en la sociedad sin importar condicionantes sociales, étnicos,religiosos o de otro tipo y en la que las principales víctimas son los hijos de las parejas inmersas en esa desestructuralidad.
Me ha encantado, como crítica social y como historia personal contada de forma sencilla y contundente. Bueno, eso es lo que intuyo. Como habrás observado, suelo aventurarme en aportar mi particular visión.
Un beso
Donde puse monoparentales, en realidad quise decir parentales
EliminarEstoy seguro que los diferentes aportes le dan brillo a los textos, le insuflan una nueva vida que ni yo, que lo escribí, sabía que la tuviera.
EliminarEn relación con la historia, me encanta que resaltes los dos planos, pues tal vez al narrador le haya pasado lo mismo... y por eso narre.
Un beso grande y muchas gracias por difundir lo que hago, siempre.
Mi buen amigo Humberto.
ResponderEliminarNo sé cuál era el propósito, ni si lo has conseguido, pero expones una escena de la vida real de las muchas que se viven a diario, y si querías hacer sentir al lector que el sufrimiento de los niños, es atroz en ese ambiente y que al adulto, tan egoístamente metido y envuelto en sus derechos, le pasa desapercibido o no le importa, entonces, sí, que lo has conseguido.
Los niños comprenden, ven, miran y sufren las cosas de diferente manera, y hay que comprender que cuando algo va mal, es mejor arreglarlo como personas civilizadas, a los niños los gritos violentos y ese ruido infernal les asusta hasta causarles un trauma, y si de verdad se les quiere, hay que darles el respeto que se merecen.
No sé si mi comentario encaja en tus letras, pero te aseguro que esta historia si encaja en la vida real de cada día.
Una buena semana y un abrazo.
Ambar
Ya ni sé bien lo que quería, porque el texto (lo confieso) me afectó un poco, pero sí sé que tu punto de vista es el que debemos destacar. Y así seguirán llorando los niños y los adultos que alguna vez serán.
EliminarUn beso, Ámbar, muchas gracias.
Hola Humberto, con el tiempo he llegado a apreciar mi barrio de los últimos años por lo extraño que se hace escuchar una voz más alta que otra y por lo tranquilo que me resulta poder abrir las ventanas de par en par en verano y sentir la calma y la relajación en las noches calurosas. La diferencia seguramente se debe a que en las diferentes zonas de cada ciudad los dramas se desarrollan en lugares diferentes. En unos en plena calle sin reparo ninguno y con el patio de butacas repleto. En los otros, la tragedia se cuece a fuego lento tras las paredes de las casas y el eco rara vez llega a nuestros oídos. En todos los lugares resulta complicado llamarle la atención a cualquiera que esté cometiendo una barbaridad porque está el ambiente muy tenso y muy violento por todos lados y te puedes llevar una sorpresa. Esto último demostrado empíricamente en primera persona ;). Por lo menos en mi país.
ResponderEliminarUn placer leerte de nuevo.
Un abrazo.
Es muy atinado lo que dices, pues yo vivo en una megaciudad, en el medio de centenas de edificios, entonces, y vaya a saber por qué, las miserias tienen que ser compartidas por todos, sin embargo, las tragedias también suceden detrás de las puertas mejor cerradas y en silencios que causas terror.
EliminarMuchas gracias por tu opinión, un fuerte abrazo.
Otro punto que tenía intención de mencionar es el comportamiento de sentimiento, congelado o de impotencia que siente el espectador, aunque en este caso parece claro que al final por bien del la criatura, tratan de suspender esa escena con su contribución, bien sea de palabras, gritos, ruido o haciéndose visible a los ojos de ese padre, que con auto nuevo parece que la vida le sonría, y sólo le importa llevarse al niño como trofeo, pues cuando se ve expuesto ante el vecindario, decide abandonar su intento.
ResponderEliminarEse niño envuelto en una realidad semejante ha llorado, llora y llorará mientras el mundo sea mundo.
Otro abrazo.
Ambar
Yo creo que, para bien o para mal, esa intervención le puso fin a la discusión que, de otro modo, vaya a saber uno en qué hubiera terminado.
EliminarEso que dices al final lo deja a uno con un nudo en la garganta, pero es así de real.
Otro beso, mi querida Ámbar.
Humberto ... es muy triste lo que has relatado, más por ese niño como muchos niños de matrimonios mal avenidos que deban presenciar terribles discuciones entre papá y mamá.... y si tenemos muy de cerca una escena tal, es como dicen..no te metas y tal vez eso tenga un triste trágico fiinal y nos quede el remordimiento por no haber iimpedido que ocurriese...un beso
ResponderEliminarA todos nos ha tocado presenciar escenas tan crudas, pero, como bien decís, es muy difícil saber qué es lo correcto. Así y todo, no meterse sería la peor elección, creo.
EliminarUn beso grande, Doris.
Um texto muito real do que passa todos os dias e está cada vez pior. Há dias um pai matou o seu filho de meses para se vingar da mãe. A crise é grande e as famílias estão mais desestruturadas. Não sei o que passa na cabeça dessa gente. Estão loucas.
ResponderEliminarBeijinhos Humber! <3
Acho que esta, a socidedade do século XXI, é um muito mais violenta do que a nossa, mas a agressão esteve sempre presente, seja física ou psicológica.
EliminarBeijinhos, minha querida, já estava com saudades de você!
Eu também! Será que você tem publicado no G e eu não me tenho dado conta. Agora não que já é tarde mas amanhã vou ver se estou em falta. Más besos!
EliminarEscrevo o tempo todo, Florzinha, sou um enche saco! Rsrsrsrs
EliminarLlora el que escribe, llora el que lee. Llora el niño que alguna vez, tal vez, se atragantó con maizena siendo parte del bollo.
ResponderEliminarDifícil separar las cosas cuando uno se separa.
Real, actual, infinito.
Besos.
Vos sabes, Dana, que nunca apelo al golpe bajo o a la demagogia en mis relatos, pero, como bien decís, a veces lloramos todos y la única forma de detener el dolor es escribiendo sobre él.
EliminarUn beso grande.
Yo se sobre tus formas, Humberto.
EliminarNo se si se entendió pero lo que quise decir es que según mi humilde percepción...el protagonista: el hombre al que el libro le hizo plop en el piso...(esa imagen fue fantástica) fue un niño rehén o victima de algo.
O me fui al carajo no se, decime.
Viste que cada uno entiende cada cosa que mamma mia. El reflejo no siempre es el mismo
Otro.
Aclaremos, el libro hizo "plof", por las hojas, viste ;)
EliminarNo, tu comentario fue muy acertado, cuando te hablé de la diferencia de este texto con lo que hago siempre fue pura digresión, porque quería apoyar tu idea. Aquí lloramos en todos los planos: lector, personaje, narrador, escritor.
Otro.
Ah...entonces si hizo "plof" olvidate, a mi me acomodó "plop" al relato.
EliminarMe quedó mejor...jaja.
Si me la dejabas pasar no se enteraba nadie, ;)
Más.
Ni una palabra más, si para vos es "plop", es "plop".
EliminarEstoy preparando un texto que intente reproducir no literariamente la vida real, desde el discurso narrativo hasta los sonidos. Estoy un poco cansado de los alféizar, atiborró, trepidante, bramó, visillo, ... ¿Quién habla así?
Los que quieras.
Me estas jodiendo, conozco gente que no puede dejar de hablar así. Trabajo con abogados...te dije?
EliminarYo quiero a "plop" porque mis cosas cuando se caen hacen "plop". Si no te molesta, serías tan amable de concederme ese capricho?
Cuantos.
Y yo vivo entre escritores y libros, eso se llama afectación de estilo, sea en el ámbito que fuera.
EliminarMe imaginé muchas cosas tuyas cayendo y haciendo "plop", mi imaginación es muy torcida, perdón.
Ya te dije, para vos es "plop", y mirá, si no lo cambio en el texto es porque... porque, bueno, ya se me va a ocurrir algo.
Arreglamos.
Jajaa touché...
EliminarDale.
Un hijo como una pertenencia Mmmmm, interesante escrito Humberto tan real qlue duele, un abrazo,
ResponderEliminarVaya que sí, Carmen.
EliminarUn beso y muchas gracias.
hOLA AMIGO ...TU RELATO ME HA PARECIDO EL PAN NUESTRO DE CADA DIA ...antes los matrimonios se amaban y respetaban...el padre era el que llevaba el jornal y la esposa la que cuidaba de la casa y los hijos...pero no se que pasa que los matrimonios no se rompen al poco de casados ya acaba la ilusión de la pareja y la felicidad dura muy poco...yo soy viuda...me case de 18 años y el tenia 36 tuvimos dos niños y fuymos felices...hoy ,no me debo a ningun marido pero tengo alumnas que con hijos pequeños ya se separan...¿de quien es la culpa?
ResponderEliminardemasiado libertinaje ...en la juventud y en las parejas...creo asi tu historia
abrazos amigo.
Marina
Recuerdo cuando mi padre me decía "antes no era así", ahora podría decirle lo mismo a mis hijos, pero tal vez sea que la sociedad va cambiando en una dirección que los más grandes nunca terminan (terminamos) de comprender.
EliminarAlgunas cosas son mejores, pero tienes que dejarme pensar para poder contarte sobre ellas.
Un abrazo, Marina.
...HE REPASADO POR ENCIMA TU BLOG Y TE FELICITO AMIGO ERES UN GRAN HOMBRE Y CULTO.
ResponderEliminarSALUDOS
Qué bonita, Marina, muchas gracias...
EliminarSí, lo conseguiste.
ResponderEliminarEs algo que podría suceder. Y seguramente sucede, incluso con peores desenlaces, en algún barrio cerrado. Como una reciente noticia policial, la defensa del acusado pretende alegar emoción violenta.
Y puede ser que no sea el mismo en llorar, tal vez sean otros, en circunstancias parecidas.
Saludos.
Bajo la figura de "emoción violenta" han quedado libre muchos hachedepes, mejor pensemos que la violencia está en cada uno de nosotros, pero que cada uno tiene que tratar de dirigirla hacia caminos secundarios.
EliminarUn fuerte abrazo, mi estimado Demiurgo.
Me encanta tu manera de escribir, y hacer posible ver las figuras que relatas Cariños Martha
ResponderEliminarEs que soy un dibujante frustrado, ¡ya lo ves!
EliminarUn beso, Martha.
lo he visto ocurrir, cuando estaba haciendo los trámites de separación de bienes, iba al juzgado y encontraba muchas peleas por los rincones de la sala de espera, lo más triste es que la moneda de cambio son los hijos, es triste, los adultos olvidan ser padres y solo buscan su nana que les consuele a ellos, nunca piensan en los niños, después me tocó verlo cuando comencé los trámites de divorcio, en las notarías , en los bufetes de abogados, es triste constatar , que los adultos no protegen a los niños.... cuando termino todo, los abogados y el juez no nadana crédito a mi caso, cero dramas , cero discución, cero mala onda, al contrario, todo un diálogo , cosa que nunca ha cambiado, por eso digo, los adultos se dicen adultos, pero reaccionan con berrinches horribles, cero proyección , cero empatía, cero altura de mira.
ResponderEliminarbesos Humberto, un relato que pone el dedo en la llaga
erratas
Eliminarel juez no nadana crédito ... no daban crédito
¿Y qué puedo decirte, Elisa, si no más cuentas lo que sucede?
EliminarNo basta con poner el dedo en la llaga, pero si puede generarse un poco de conciencia, por poca que pueda ser, la misión estará cumplida.
Un beso grande.
Hay cosas que uno NO quisiera que fueran reales,hay cosas que escribimos que yacen avivando y muriendo por dentro...siempre es enriquecedor leerte, te dejo chocobesos!
ResponderEliminarAcepto esos chocobesos, hoy más que nunca.
EliminarMuchas gracias y otros besos para ti.
Oh, es desgarrador, sea real,o imaginado, refleja algo tan cotidiano,que de tanto serlo,ya nos ha acostumbrado. Gracias por volver a mostrarnos,que no podemos seguir ciegos...
ResponderEliminarTan excento de excesos,para reflejar el más cruel de los excesos.
Hace mucho que no hago la distinción real-imaginado, todo entra dentro de un mismo concepto en mi cabeza, pero no digo que esté bien, aclaro.
EliminarMuchas gracias por tu opinión, mi estimada Luna Roja.
Un fuerte abrazo.
Cuando escribías, escuchabas a un niño que lloraba en la calle.
ResponderEliminarCuando escribes, escuchas a un niño que llora en la calle.
Cuando escribirás, escucharás a un niño que llora en la calle...
No escuché al niño llorar, no porque no estaba, sino porque lo hizo en silencio. Se tragó las lágrimas junto al dolor. Lo ví cada mañana llegar a la escuela, una semana con su madre, la siguiente con su padre. El auto caro, la ropa de marca. Todos impecables, todos (aparentemente) perfectos. Y lo ví... ví a ese niño transformarse en adolescente... eligiendo caminos equivocados y autodestructivos... Ví un niño que no lloró, no hubo gritos... pero hubo tanta indiferencia, tanto desprecio, tanto desamor... que terminó matándolo igualmente.
Un beso.
P.D.: creo que el tema me tocó demasiado y tal vez me fui... disculpame.
No tengo nada que disculparte, un texto se escapa de mi cabeza y ya no es más mío, jamás.
EliminarTampoco tengo nada que agregar, si lo dijiste todo.
Muchas gracias, un beso.
!Lloro yo también por ese niño,y por todos los niños ,,,,,,!!!!!!!! Martha
ResponderEliminarUn beso, querida Martha.
EliminarMuchas gracias.
Perdón no puedo decirte nada ahora, me emocionó mucho..
ResponderEliminarDespués vengo besazo!
Un beso, Sabrina.
EliminarPerfecto el círculo. Un cordial saludo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Javier.
EliminarMuchas gracias.
Y seguirá llorando porque hay cosas que nos marcan para siempre. Un besote.
ResponderEliminarLamentablemente, mi querida Álter.
EliminarUn fuerte abrazo y muchas gracias.
Es triste recordar... Gracias querido amigo, un beso.
ResponderEliminarRecuerdos... memoria, esa divina mentirosa.
EliminarUn beso, RoseMarie.
Me sorprende, me gusta, cómo utilizas frases hechas, las que conozco, y las que seguramente son de otros lugares, que aprendo. Así nos cuentas la historia a todos, como si estuvieses hablando con cada uno de nosotros. Eso no es fácil.
ResponderEliminarSon muchos los silencios que viajan en las letras cada noche, y por fin gritan.
Me has hecho sonreír con el bollo de Maizena, a mí me gustan :)
Hoy justamente estaba hablando con alguien sobre este tema, tratar de usar frases del sentido común para contar una historia, lamentablemente, común. Creo que un error que cometemos los que escribimos es usar términos o palabras que no reflejan la realidad que nos rodea y eso le quita potencia.
EliminarMe alegra mucho que lo hayas notado, sinceramente.
Un beso grande y muchas gracias.
Dib:
ResponderEliminarel llanto de un niño siempre impresiona (cuando son lloros de niño mimado no, desde leugo). Pero son reconocibles.
Salu2 intantiles.
Hay gente a la que le cae mal, a otros los lastima, pero un llanto de niño no deja a nadie indiferente.
EliminarUn fuerte abrazo, mi querido amigo.
Ese llanto nos duele a todos, para colmo sabemos que es cotidiano y muy real. En estos tiempos de violencia podemos ver el odio generado hacia quien alguna vez fue amado. Lo que que un día consideramos fruto del amor hoy se convierte en un bien a disputar sin pensar que es un ser que sufre.
ResponderEliminarCuanto dicen tus palabras amigo...
Un abrazo.
Pero las tuyas también dicen mucho, querido Luis, al punto que no necesito decir nada más, o sí, agradecerte por estar siempre.
EliminarUn abrazo grande.
Hola, Humberto. Hacía tiempo que no me pasaba por tu blog; demasiado, en realidad. Pero bueno, aquí estoy, de nuevo para seguir disfrutando de tus relatos.
ResponderEliminar¿Qué decirte?... Me gusta especialmente cómo está narrado este: su ritmo entrecortado,la angustia que desprende, ese jugar con lo sensorial (oír el llanto, oler el neumático quemado, ver una escena que seguirá repetiéndose hasta la náusea).
Por supuesto, queda bien claro quién es la víctima de la historia. No obstante, hay algo en ese retazo de realidad que se nos escapa. Percibimos fragmentos, interpretamos señales, tomamos partido. Sin embargo, el color de lo que presenciamos es tan huidizo e indeterminado como el del techo del auto sobre el que se reflejan las luces de colores de la calle. Pura subjetividad.
Enhorabuena por el relato. Un beso y -esta vez sí- hasta pronto.
Sícoris, eres una excelente lectora, la verdad es que cuando escribo un texto lleno de pequeños indicios o detalles me pregunto si alguien los entenderá, pues bien, tú me das una respuesta positiva y eso me llena de felicidad. ¿Soy exagerado? Puede ser, o tal vez sea de los que se alegran con los pequeños detalles de la vida, como este.
EliminarEs verdad, yo te extrañaba.
Un beso grande.
La historia que se repite ;del amor al odio solo hay un paso..-Los hijos son siempre los que se llevan la peor parte en estas trifulcas de pareja.
ResponderEliminarUn abrazo feliz miércoles
Lamentablemente, Bertha.
EliminarUn fuerte abrazo, muchas gracias por tu visita.
Hola HD, entro a tu blog a leer y comentar...
ResponderEliminarHay tantos niños que lloran por que la vida los atrapa en situaciones violentas y pagan el pato con el odio de sus familias y de la sociedad....
Hay tantos niños abandonados a su suerte.
Hay tanta hambre de odio como de amor.
Un abrazo y feliz vida.
MA.
El blog de MA.
Esa frase final me dejó helado, porque es muy cierta: tanta hambre de odio como de amor, increíble.
EliminarUn abrazo, grande, querida MA.
Lo he visto muchas veces, incluso cuando esas madres le pegan y les gritan por la calle ¡Hijo de puta! Si ellas lo dicen...sabrán.
ResponderEliminarHay expresiones demasiado literales.
EliminarUn abrazo, Claudio, muchas gracias.
el que el día se repita infinitamente de manera continua será una angustia para el que lo vive, porque al final, tarde o temprano, llegará a comprender que está atrapado en un espacio-tiempo muy parecido a estar caminando en una cinta de moebius y que la única forma de romper el círculo, es cuando resuelva el problema; pero, ¿quién es el problema aquí? ¿el niño?, ¿el padre?, ¿la madre? ¿los espectadores? o ¿él mismo?
ResponderEliminarsólo llegando al inicio de todo, podrá liberarse.
un abrazo.
El niño seguro que no, pues nace limpio e inocente, cualquier cosa que pueda tener de "malo" es una herencia de la sangre o del entorno.
EliminarSi alguien tuviera la respuesta de cómo salir del círculo, muchas cosas cambiarían en el mundo.
Un abrazo, Draco.
Es el tema. Ese niño. Los adultos son responsables de sus actos, casi siempre al menos, pero los niños jamás lo son de los errores o disputas de unos padres.
ResponderEliminarMi llanto por cada niño maltratado por "amor" de unos padres que una vez se amaron, para olvidar que el fruto de su amor no merece esos espectáculos, que le producen tanto dolor. Un beso
En FB te cuento algo que es para ti, creo que está todo dicho, mi querida.
EliminarUn beso grande y muchas gracias.
Humberto, me gustan estos juegos circulares, pare que abren nuevas dimensiones en las que, como un absurdo, no cambia nada.
ResponderEliminarAbrazos.
Es verdad, podemos hablar del espacio-tiempo, de la física cuántica y tal, pero el ciclo repetitivo infinito lo tenemos al alcance de las manos, lamentablemente.
EliminarUn abrazo grande.
Hay textos que casi preferiría no tener que comentar, así que me quedo con lo de la "Maizena" y la tardanza en llegarte el olor de neumático quemado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es cierto, a veces basta con: un abrazo.
EliminarUn abrazo (je).
Pobre niño...condenado a ser un desgraciado,la vida debería compensarle de alguna manera,si eso es posible...
ResponderEliminarTodos gritando...y nadie bajó corriendo a echar una mano? cuanto nos gusta meternos por medio,pero a la hora de la verdad qué pocos arriman el hombro!
Se oye llorar al niño...
Besos.
Creo que la gente tiene miedo de meterse, la violencia se retroalimenta. En estos días por aquí están sucediendo cosas muy graves, muchas de ellas porque alguien trató de intervenir para defender al más débil. Yo lo escucho llorar todos los días, como dije, pero no a la misma hora.
EliminarUn beso, mi querida.
En el himno nacional francés parecerían rendirles tributo, pero todos sabemos que en esa época, la infantería (muchos siguen sin darse cuenta lo que etimológicamente significa esa palabra) era la que absorbía la primera andanada de balas, dándoles tiempo a los "veteranos" para avanzar mientras se cargaban los fusiles de avancarga...Carne de cañón. Podría seguir hablando de los tours de pedofilia a países como Sri Lanka o el trabajo infantil esclavo. Y sí, todas las noches lloran niños- algunos inclusive, porque no tienen la última PS IV. "Plegaria para un niño dormido" de lo mejor de Almendra. Abrazo!
ResponderEliminarHiciste un tour bastante duro, no creo que tenga que decir algo más.
EliminarUn abrazo, Ato.
Meu caríssimo escritor Humberto Dib parece uma cena comum, estar em casa lendo e de repente ouvir gritos de uma criança na rua, mas como me disseste uma das poucas vezes que foste lá em casa, que a forma de expor é que faz a diferença, agora mais do que nunca entendo estas tuas palavras, por tornou rico de sentimentos, reflexões em uma história que seria comum, não fosse escrita por ti.
ResponderEliminarps. Carinho respeito e abraço.
Deveria ir logo para tua casa, meu caro amigo, é verdade!
EliminarValeu mesmo pelas tuas palavras de afeto.
Um grande abraço.
Estimado amigo Humberto. Lo que has escrito más real no puede ser. Es triste y duele.
ResponderEliminarUn abrazo!
La ficción más real...
EliminarUn abrazo, Éowyn, muchas gracias.
Triste y desgarradora historia tan real como la vida misma. Un abrazo
ResponderEliminarAsí de cierto...
EliminarMuchas gracias por tu visita, Antorelo.
Un abrazo grande.
Puede que el narrador fuese protagonista o es una fantasia mía????
ResponderEliminarTriste y lo.peor de todo real...pero me gustó mucho.
No es idea tuya, es así, el narrador ha sido también protagonista, en algún momento de su vida.
EliminarUn beso grande, Sara.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarIncreíble silencio al principio, ruidosa multitud al final ¿Coincidió todo ese barullo con el comienzo de algún programa de televisión lacrimógeno? Solo de esa manera se entiende que la indiferente plebe mandara a callar a los escandalosos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Humberto.
Un comentario irónico muy adecuado, mi querido Antonio.
EliminarMuchas gracias y un abrazo grande.
Muy, muy intrigante a la par que emocionante. Muchas gracias por compartir todo esto con nosotros. Espero poder seguir leyéndote durante mucho tiempo. Sin duda, muy recomendable tu blog.
ResponderEliminarPaz.
Este ha sido un relato muy atípico a lo que hago, así que espero que te guste también lo que se acerca más a mi estilo.
EliminarMuchas gracias por tus palabras, Santiago. Depende de nosotros, como te dije en otro lado.
Un abrazo.
El drama habitual del desamor y el testigo inocente, un niño que llora y a quien nadie escucha. !Què placer tan grande leerte, querido amigo!
ResponderEliminarAmérica
Muchas gracias por estar siempre, América.
EliminarUn beso grande.
Cosas tristes que por desgracia pasan a diario. No me gustaria presenciar un hecho así.No me extraña que se te quedara grabado en la memoria. Como siempre, me encantó leerte.
EliminarHe publicado en el blog de josefa, una entrada que ha escrito mi sobrina Marta, Me gustaria tener tu comentario. para el estimulo de mi sobrina.
Un abrazo.
A nadie le gustaría, Josefa, pero sucede tanto que acabamos siendo testigos.
EliminarTe prometo que en estos días paso.
Un beso grande.
"Tout le monde n'a pas la chance de naître orphelin" .Poil de Carotte .Jules Renard.
ResponderEliminarQué frase más dura, Manouche, asusta de tanta crudeza, pero real muchas veces.
EliminarUn gros bisou.
El llanto de todos los niños del universo es escucha cuando a uno solo le roban la infancia .. da igual cómo y quien sea. Lo más triste si son sus padres -obligados a protegerlo- lo más horrible si le roban la inocencia, lo imperdonable que todos permitamos que cada día se escuche ese llanto en tantísimas calles del mundo.
ResponderEliminarUn beso inmeenso desde mis vacaciones en los últimos coletazos de agosto... ( no te olvidé, es que estaba perdida jaja soy un pobre fantasmilla que he venido volando a servir por un instante de pañuelo a tu pequeñín ... ¿ dejó de llorar ya? .. ojalá sí!
Creo que después de tu comentario dejó de llorar, al menos por un tiempo, pues ¿quién podría continuar triste después de que vino un ángel?
EliminarUn beso muy grande, mi querida.
SI MI AMIGO. ESCENAS COMO LA QUE NOS COMPARTES, DESAFORTUNADAMENTE SON MUY COTIDIANAS.
ResponderEliminarABRAZOS
Demasiado cotidianas, ReltiH.
EliminarGran abrazo.
Llega a ser tan real que hace daño, Humberto lo describes con tanta precisión que nos haces partícipes de la historia, somos uno más en ese balcón viendo la escena sin saber que hacer.
ResponderEliminarUn tema Humberto muy actual, por desgracia.
Besos
Puri
Gracias por tus palabras, Puri, esta vez escribí algo no muy habitual en mí.
EliminarUn beso grande y muchas gracias.
El amor no es para siempre pero los hijos si, y no nos piden que le traigamos al mundo por lo tanto tenemos la obligación de protegerlos de nuestros despropósitos. Cosa que pocas veces ocurre, hay padres que los usan como pelotas de tenis...
ResponderEliminarUn abrazo amigo
Esa distinción que haces del amor no todos la tienen clara, un gran error. Pelotas de tenis o botín de guerra.
EliminarUn abrazo grande, Alondra.
Mi apreciado amigo... te leo, mientras en mi pc suena una deliciosa música de la que selecciono para acompañar mis versos, y me sobrecojo, es como si esa música hubiera sido escrita para acompañar el zarandeo del niño, la sacudida de ese cuerpo inocente, que llego al mundo en un acto de amor y que ahora es la semilla de la discordia...no se como explicar como roza mi sensibilidad este texto tuyo.... sabes que tienes el don de la palabra, que sabes decirla y dibujarla, y yo solo sé disfrutar de tu talento, de emocionarme con el...
ResponderEliminarMis disculpas por mi ausencia, involuntaria, me retienen problemas de salud que no me dejan estar mucho rato sentada leyendo...
Mi admiración...
Reme.
Por favor, Reme, no pidas disculpas por la ausencia, porque no es necesario que vengas rápidamente, aunque sí me pone feliz que vengas, cuando quieras, cuando puedas.
EliminarMuchas gracias por tu comentario tan esmerado.
Los màs duro de estas escenas es ver como un niño que no comprende como el amor de sus padres, rotos por ellos mismos, pueden hacerles daño al amor que èl siente por ellos, actuamos con criticas, con desafecciòn pero siempre pensamos que este problema està fuera de nuestras vidas.
ResponderEliminarun abrazo maestro
paco
Este niño va comprendiendo el mundo de la peor forma, como muchos otros.
EliminarUn abrazo grande, Paco.
Es muy triste, los niños siempre están en el centro del conflicto de los padres y a veces son los paganos de sus desavenencias. Un relato tan real como la vida misma.
ResponderEliminarUn abrazo y buen fin de semana.
Creo que me gusta más la ficción, aunque en ella cuente cosas terribles.
EliminarUn beso, Mª Rosa.
Un texto impecable en cuánto a lo narrativo, me pasó que al leer lo viví de cerca, como si yo hubiese sido el narrador. En cuánto a su contenido a pesar de la dureza de la situación central de la pelea entre los padres, sentí que estaba narrado con delicadeza y no con la intención de mostrar más dureza de la que era necesaria para comprender el suceso. Estas situaciones se repiten muchas veces cuando los padres se separan, sin estar preparados para asumir ese final con maduración o respeto por el cariño que alguna vez hubo. Los hijos suelen ser el trofeo de guerra que se disputan eternamente.
ResponderEliminarMe gustó mucho el final, y lo veo de dos maneras, pero tal vez soy muy imaginativa. La primera la entiendo como algo que ha marcado al narrador por lo que la situación se vuelve ciclíca, o repetitiva en otras tantas historias similares que suceden a diario. Y la segunda tal vez más retorcida, me dio a pensar si el narrador no habrá sido ese niño alguna vez.
Bueno como siempre fue un gusto leerte. Buen fin de semana.
Un beso.
Perdón quise decir "al leerlo lo viví de cerca" y en lugar de maduración "madurez" ;)
EliminarEs verdad, mi apreciada Sindel, me cuidé de no usar un registro demasiado caricaturesco o innecesariamente duro, me alegra saber que lo has notado.
EliminarCreo que lo de las dos lecturas es muy acertado.
Un beso grande y gracias por tu opinión.
Desgraciadamente esta historia no son palabras plasmadas en un papel, esto pasa día a día en la vida real. Padres que se equivocan y niños que pagan los platos rotos. Y lo mejor de todos, espectadores que, lejos de solucionar el problema, solo lo acrecientan. Yo voy a ser maestra y sé que me voy a encontrar más de una situación similar, espero saber reaccionar mejor que la gente de esos balcones...
ResponderEliminarUn abrazo y pásate por mi blog si quieres ver el booktrailer de mi novela y descubrir la nueva sección "Misión Utopía" :3
Creo que son las dos cosas: palabras plasmadas sobre un papel (virtual) que cuentan sobre una realidad demasiado común, lamentablemente.
EliminarOjalá que como maestra aprendas la mejor forma de llevar adelante situaciones así.
Un beso, ya paso.
Siempre hay un niño que llora detrás de esas historias de desencuentros.
ResponderEliminarVíctimas de una relación rota que ellos no eligieron.
Un saludo.
Lamentablemente, mi estimado Cayetano.
EliminarUn abrazo grande.
Los niños son los mas afectados, con su inocencia no se merecen ver pelear a sus padres.
ResponderEliminar¿Quién dijo que este era un mundo de merecimientos?
EliminarUn abrazo grande, Boris.
Emotivo relato Feliz fin de Semana Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias, José.
EliminarBuen fin de semana.
Qué buen texto. Qué mal mundo puede ser el mundo para un niño, a veces... tantas veces.
ResponderEliminarNo hay mucho más que agregar, Silvia.
EliminarSí, agradecerte por la visita.
Cuando un niño tiene que sufrir la violencia de los hechos y de las palabras es porque los adultos han perdido todos los controles que les hace humanos, se han degradado como seres humanos y son -no encuentro la comparación porque esta conducta no se da ni siquiera entre los animales más salvajes-. Hay dos partes en tu relato. De la escena en la calle ya hemos hablado. Ahora, el llanto diario de un niño pone en evidencia que está sufriendo malos tratos físicos y siquícos y eso hay que denunciarlo. Es mi opinión.
ResponderEliminarMe parece muy interesante el tema de tu relato de hoy. Tendríamos que hablar más a menudo de una cuestión que produce frecuentes muertes de mujeres y también de niños. Un abrazo. Franziska
Tal vez ese llanto de todos los días esté más cerca del narrador de lo que él mismo pueda pensar, Franziska.
EliminarHay escritores que hacen muy bien esto, a mí no se me da muy bien, pero cuando puedo, algo digo.
Un abrazo grande.
Este relato parece real.
ResponderEliminarEstamos viviendo en una época donde la realidad supera la ficción.
saludos
En muchos casos, es verdad.
EliminarUn abrazo, Karin.
Duele ese llanto que cala
ResponderEliminarDuele todos los días.
EliminarUn abrazo, Pilar.
Y maldito si conozco la razón de su llanto...
ResponderEliminarSaludos
J.
Un abrazo, José...
EliminarLas teclas se han detenido...oigo el llanto del niño.
ResponderEliminarEscribo y puedo verlo, lo que no entiendo son las razones de su lloro.
Iré a preguntar y ver cómo lo consuelo.
Saludos!
Tal vez el consuelo sea mejor que saber las razones.
EliminarMuchas gracias por la visita, Roberto.
Siempre me ha conmovido el sufrimiento de los niños.
ResponderEliminarTendrían que tener una infancia muy feliz.
Un beso. Feliz mes de Septiembre.
Tendrían, pero cómo hacer para que el "tener" sea real.
EliminarUn beso, Amalia, feliz setiembre.
Esto ya se ha convertido en todo el mundo como una dura pesadilla, y lo triste es que es verdad. Los maltratos se extienden como una epidemia, y este caso que tú cuentas aunque sea ficticio se ajusta de pleno a la realidad, y los jodido es que en las disputas y separaciones de los padres, siempre los hijos son los que salen perdiendo, y si son pequeños, quizás les causa un trauma que les dura de por vida.
ResponderEliminarAbrazo Humberto y gracias por tu visita.
Muchas gracias por tu comentario, estimado Rafa.
EliminarUn fuerte abrazo.
Una llamada al 911 puede ayudar
ResponderEliminarSaludos
La policía no se mete, eso sí que no es ficción.
EliminarUn abrazo, Abuela.
No hay infancias de cuento.
ResponderEliminarTodas tienen tragedias escondidas en los días.
Me temo que los cuentos felices son eso, cuentos felices.
Saludos.
O sí la hay, pero de cuento de terror.
EliminarUn abrazo, Toro.
"Cuando escribo... llora".
ResponderEliminarEse llanto quiso entrar y entró en el artista, de modo inesperado, pero pertinaz, como un quejido incomprendido que necesitara expresarse a través de él. Habitarle.
Y lo ha conseguido.
Eres un escritor fabuloso; nunca me dejas indiferente.
Un abrazo, y gracias por tu valiosa apreciación en mi poema :)
Muchas gracias a ti, Volarela.
EliminarEl artista no puede mantenerse al margen de estas cosas.
Un beso grande.
La vida es un cuento...una historia y como tal hay que escribirla aunque nunca sea a la misma hora, ni el mismo día. Excelente texto muy bien contado. Duele, indigna, pero es la realidad en que vivimos.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias por tu comentario, Ceciely, la vida es un cuento, pero lo mejor sería que fuese un cuento feliz.
EliminarUn abrazo.
HUmberto, quizás uno no asume estos temas en la narrativa, porque teme caer en el melodramatismo, que pueda restarle valor literario al relato, pero es indudable, que acoges el asunto con universalidad literaria, al cerrar el realto, con la reiteración del niño que llora. Es que el dolor del infante, ha quedado en tu alma. Un abrazo. carlos
ResponderEliminarExactamente eso, Carlos, son temas que si no sabes llevarlo bien, parece un simple golpe bajo.
EliminarUn abrazo grande.
Buf, demasiado frecuente, es una lástima
ResponderEliminarTan frecuente que acabé escribiendo sobre ello.
EliminarUna abraçada.
...y cuando escribes, lo recuerdas. Recuerdas que en la calle llora un niño, y escribes, y ese niño llora... es la cinta de Moebius de los recuerdos que se encallan en la memoria.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
Así de repetitivo y torturador, Borgo.
EliminarUn fuerte abrazo.
Estoy de acuerdo contigo
ResponderEliminarthiet ke nha dep
nha xinh
¿Exactamente en qué, amigo?
EliminarUn abrazo y muchas gracias.
Es un texto con múltiples aristas y mucha incertidumbre para componer la historia. Es desasosegante, no djea nada claro y menos el chico, todos podían ser el malo o el bueno, inlcuído el narrador. Se nota diferencia con otras narraciones tuyas, sin dejar de ser tu estilo. Me encanta y me inquieta.
ResponderEliminarSalud.
Muy cierto, Miguel Ángel, en este texto todos están involucrados, de alguna manera.
EliminarUn abrazo grande y muchas gracias.
Así va la vida, momento pasajeros, algunos que nos dejan desasosiego. Impecable tu elección de palabras, como siempre.
ResponderEliminarAbrazos.
Muchas gracias por tu comentario, Taty.
EliminarUn beso.
Es tan triste ... porque es muy real. Un abrazo
ResponderEliminarLamentablemente, Odiealex.
EliminarMuchas gracias por tu visita.
Un abrazo.
Es una putada, pero en cualquier guerra siempre, siempre, siempre la mierda salpica al que está en medio.
ResponderEliminarUn abrazo te mando.
Y al más inocente, claro.
EliminarU beso grande.
Los niños siempre pierden, de cualquiera lado en el que esté cuando hay un conflicto de por medio.
ResponderEliminarUn abrazo Maestro
No tienen salida, muchas veces me pregunto qué piensan o dónde estaban los que dicen que la infancia es hermosa.
EliminarUn beso grande, Malque.
Lo he leído con el corazón encogido, Humberto. Magnífico retrato de una desoladora realidad.
ResponderEliminarMe gusta mucho como nos conduces a esa realidad rodeándola de pequeños detalles.
Me duele de una manera especial ese niño que llora siempre, aunque no sea a la misma hora.
¿Como puede digerir un niño que los seres que lo debería amar, cuidar y proteger lo utilizan en sus dispustas o lo ignoran ensimismados como están en su miserias y desamores?
En los niños todo es grande, épico y trágico, también el dolor.
Escribes genial, Humberto.
Un beso,
Es cierto, los niños tienen un espíritu shakesperiano, Tesa.
EliminarMuchas gracias por tu opinión y por tus amables palabras.
Un beso grande.
Desolador. Siempre son los testigos impotentes de la violencia en cualquiera de sus formas. El mundo que vivimos es un claro ejemplo y no sólo en casos como el que comentas... hablas de uno, pero imagina escuchar el llanto de todos... no habría horas suficientes en el día. Aterrador.
ResponderEliminarSaludos.
Sería una tortura infernal, por eso tantos se tapan los oídos.
EliminarUn abrazo Nury, muchas gracias.
Una escena desgarradora la que nos traes Humberto y para desgracia muy cotidiana, los perdedores siempre son los pequeños.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un abrazo, Conchi, muchas gracias por el comentario.
EliminarNo puedo ver sufrir a los niños Humberto, y menos, con las imágenes que están circulando estos días por los medios de comunicación. Espero que estés bien amigo. Tras mis vacaciones ya estoy de vuelta de nuevo en el mundillo bloguero. Un abrazo. @Pepe_Lasala
ResponderEliminarEn estos días te visito, Pepe.
EliminarUn fuerte abrazo y buen inicio.
es un cuento triste, muy triste, narrado con maestría. un abrazo
ResponderEliminarMuchas Alex.
EliminarUn fuerte abrazo.
Es tan terrible como real.
ResponderEliminarCuando una relación se acaba, por el motivo que sea, una mala gestión de la situación por parte de todos hace que, en demasiadas ocasiones, lo pague de mas quien menos debiera.
Esa necesidad de buscar responsables, como si eso justificase algo mientras se descuida lo que mas debería importar.
Esta vez llegué muy tarde para leerte, las vacaciones me desconectaron del mundo. Qué bien volver y ver que hay cositas tuyas por aquí :)
Un gran beso
Nunca es tarde, querida Nurocas, muchas gracias por venir a opinar.
EliminarUn beso enorme.
Que bello escrito, triste como todo lo que está relacionado con el sufrir de un niño. Una escena que jamás he presenciado pero que tanto se da según las noticias y comentarios. Seguramente si la veo, me habría quedado muda y llena de rabia e impotencia.
ResponderEliminarMe encantó volver a leerte Humberto, porque tus historia tienen un atractivo muy especial, y lo más especial es lo bien que están escritas.
Fue un placer pasar nuevamente por tu blog.
Un abrazo.
La sensación que sentimos es más o menos la misma, la diferencia es cómo actuamos frente a esto.
EliminarGracias por venir, Elda.
Un abrazo.
El otro día alguien me dijo, “¿qué infancia no ha sido traumática?”, y es que esos días dorados de la infancia a menudo responden más a las formas de la memoria que a la realidad. Siempre hay momentos buenos y momentos malos (sería un error igualmente obcecarse en la oscuridad), desgraciadamente un niño puede pagar un precio muy elevado debido a la incapacidad de los adultos que le rodean de crear un entorno estable o basado en el diálogo. La gente sin embargo sigue buscando una pareja ideal y no repara en su propia imperfección, y si no tenemos el valor de examinarnos a nosotros mismos y contemplarnos, es bastante difícil que tengamos las agallas de hacer lo mismo con otra persona (y descubrir a la otra persona tal cual es en lugar de jugar con una extraña idealización). Ahí entran los juicios de aquéllos que, sin la información necesaria, recrean sus propias vidas en las vivencias ajenas mientras un niño descubre por las malas un modelo de conducta negativo.
ResponderEliminar¡Un abrazote, Humberto! ^_^
Estoy de acuerdo contigo, la infancia es una memoria selectiva, nunca es real.
EliminarEn lo demás, no quiero agregar nada más, tú ya lo dices muy bien.
Un abrazo grande, Jorge.
Cuántos niños lloran eternos en el interior de un adulto que recuerda...
ResponderEliminarImposible decirlo...
EliminarUn abrazo, Belkys.
Gran relato, y como casi todos los tuyos, tan abierto a la libre interpretación.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me emocionó, muchas gracias..!
ResponderEliminarBESOS.