Me cansé de las novelas en las que el personaje principal es un escritor.
Sin recurrir a la indignidad de dar nombres, puedo asegurar que entre un sesenta y un setenta por ciento de los escritores actuales, recurrió alguna vez a esta treta o construyó, directamente, toda su obra en base a esta estrategia. Ya sea porque les resultara más fácil contar historias que fuesen sus propias historias -una carrera hecha de biografías noveladas-, ya sea porque no tuviesen la capacidad de escindirse y meterse -y hacernos meter- en la piel de otro tipo de personajes o, simplemente, porque de esta forma pudieron -apenas velado a través del parlamento del narrador y de los personajes- vengarse de los editores que les rechazaron sus escritos, o de los críticos que no fueron nada sutiles a la hora de opinar sobre sus obras, o de alguna amada que los abandonó… O por todo el atado de razones en su conjunto. Hay otras causas -lo sé-, pero no puedo mencionarlas sin dar nombres reales. Lo cierto es que ahora, cuando quiero comprar un libro, leo primero la contratapa para cerciorarme de que el argumento no se trata de lo siguiente: “En esta fabulosa novela, fulano-de-tal nos relata la tierna y apasionada historia de un joven escritor que…”. No.
Sin recurrir a la indignidad de dar nombres, puedo asegurar que entre un sesenta y un setenta por ciento de los escritores actuales, recurrió alguna vez a esta treta o construyó, directamente, toda su obra en base a esta estrategia. Ya sea porque les resultara más fácil contar historias que fuesen sus propias historias -una carrera hecha de biografías noveladas-, ya sea porque no tuviesen la capacidad de escindirse y meterse -y hacernos meter- en la piel de otro tipo de personajes o, simplemente, porque de esta forma pudieron -apenas velado a través del parlamento del narrador y de los personajes- vengarse de los editores que les rechazaron sus escritos, o de los críticos que no fueron nada sutiles a la hora de opinar sobre sus obras, o de alguna amada que los abandonó… O por todo el atado de razones en su conjunto. Hay otras causas -lo sé-, pero no puedo mencionarlas sin dar nombres reales. Lo cierto es que ahora, cuando quiero comprar un libro, leo primero la contratapa para cerciorarme de que el argumento no se trata de lo siguiente: “En esta fabulosa novela, fulano-de-tal nos relata la tierna y apasionada historia de un joven escritor que…”. No.
Pregunto desde mi desconocimiento total, existe una forma de escribir sin dejar de ser Yo?
ResponderEliminarNo soy escritora, pero lo veo muy difícil, creo que la clave está en que la gente no se den cuenta
Un beso, te sigo leyendo.
Ani.
lo q sucede es q en algunos buenos escritores c/una vida amplia y movida no queda mal, pero si vivió en un cascarón, las novelas se hacen densas, muy densas en algunos casos. Sabrina.
ResponderEliminarHola, Humberto, me maravilla como logras que el blog no se haga aburrido, te sigo siempre y me sorprendo por la variedad de temas y la diferencia de los textos. A mí me gusta más tu parte oscura de ficción, pero es un gusto leer las reflexiones como la que subiste sobre los profesores universitarios o esta sobre los escritores. Nunca me había puesto a pensar en eso, pero es verdad que hay muchos que escriben demasiado pegados a sus anécdotas.
ResponderEliminarUn saludo. Pablo.
Creo que te quedaste corto, hoy todo se hace desde el "siempre yo", si no me crees prendé la tele y te vas a dar cuenta.
ResponderEliminarComo a Pablo me gustan las historias, pero yo que te sigo fui notando un cambio, antes eran más oscuras, luego fueron volviendose más irónicas desde el humor. La mejor para mí fue 'segundo tiempo'.
te felicito.
Andrés
Vamos Dib con sus textos!!! Muy interesante lo que dice, Doc, podemos no coincidir, puede incomodarme algo de lo que dice, pero cuando el fundamento es válido, no hay forma de derribarlo. En este caso estoy de acuerdo con Ud.
ResponderEliminarStefanía
Creo que has querido decir algo mas de lo que dice tu post, no me parece que sólo se trate de un comentario crítico a los escritores de biografías propias, pero no se me ocurre a quienes les apuntas con esto, tal vez a toda la sociedad del siglo xxi como intentó decir andrés en su comentario. después de todo tenés razón en un gran porcentaje, pero hay excepciones. Me gustan los titulos de tus posts, no descuidas eso ni las imágenes.
ResponderEliminarSole
Creo que tienes razón, Sabrina, no es lo mismo Memorias del subsuelo de dostoievski que Martin bauman de leavitt, dos novelas biográficas, pero tan diferentes como el blanco y el negro. Humberto siempre contigo, un gran saludo desde Chile.
ResponderEliminarLucila Prats Giménez
Buena reflexión sobre el ego de los escritores, sabía que algo de eso pasaba en el ambiente, me lo contó mi vieja que trabaja en una editorial, parece que el yo a algunos escritores se les escapa de su cuerpo. Un saludo.
ResponderEliminarDamián