Un escrito con olor a testosterona

¿Por qué las mujeres siempre tienen frío? No importa cuál sea la época del año, simplemente hagan la prueba de observar a una pareja al entrar a un restaurante: Ni bien atraviesa la puerta, la mujer comienza a abrazarse a sí misma y a frotarse los brazos con las manos, haciendo también movimientos nerviosos con las piernas, apretándolas a la altura de las rodillas. El hombre, mientras tanto, le elige una mesa contra la pared y lejos de la puerta. Ya sentada y sin haberse quitado el abrigo, temblando como si estuviese bajo una tormenta de nieve, la señora comienza a frotarse los nudillos de una mano en la palma de la otra. No conforme con esto, levanta un poco el cuerpo para depositar, finalmente, las manos, entre el traste y la silla, con las palmas hacia abajo, dejando los brazos arqueados como si fuesen las asas de un jarrón antiguo.
Como las mujeres detestan sentarse a las mesas de la vereda -por el frío, claro está-, uno tiene que escoger una de dentro del restaurante y, dos horas después, al salir, tenemos más olor a comida que el propio chef del lugar. Entonces ellas, románticas y con los ojos grandes y acuosos por la emoción, nos apoyan la cabeza en el hombro y se nos cuelgan del brazo buscando algo de intimidad. Pero el olor a provenzal o a bife a la parrilla que emana de sus cabellos, coarta o anula cualquier deseo sexual que uno pudiera tener. Creo que hasta podría coartar el deseo de un recién excarcelado después de cumplir veinticinco años de condena en una prisión de máxima seguridad. Si me detengo en la escena del restaurante es porque la encuentro particularmente ejemplar, sin embargo, las mujeres tienen frío de cualquier forma, en cualquier lugar y en cualquier momento: desnudas, vestidas, en el trabajo, en el auto, en el campo, al anochecer, en el cine, cuando las invitan a caminar, al amanecer, en el baño, después de comer, a media tarde, en la playa, dentro de la cama…
¡Perro maldito, machista, renegado, brasuca, maricón, xenófobo, neonazi, anglófilo, chauvinista! Estará diciendo usted, fémina herida, podría leerlo en sus ojos. Pero, por favor, un poco de piedad. Le pido que haga un pequeño análisis de conciencia y dígame si este odioso post no tiene algo de razón.