A modo de respuesta

Los artistas intentan darle una pincelada de belleza a la Verdad. Aún la forma más bizarra de arte es bella frente a la mínima manifestación de Verdad. Es palmario que, en términos generales, la gente se aleja cada vez más del arte. Muy pocos quieren arte, el arte molesta, aburre, pervierte, está de más. Si cabe alguna duda al respecto, basta con ver un par de programas de televisión. Las pupilas del Gran Ojo Voyeur del Espectador se agrandan frente a la maravillosa muestra de exhibicionismo de las víctimas sacrificiales que se autoinmolan frente a millones de televidentes por cinco segundos de pantalla. Allí cuentan sus miserias, confiesan sus fracasos, lloran sus pesares, muestran sus heridas y, si es posible, se matan en vivo y en directo. Eso sí que es Verdad. Eso sí que es querer ir más allá de la Muerte.
No se entiende por qué tanta avidez de Verdad. Verdad es que vamos a morir, Verdad es que alguna vez el planeta va a dejar de existir con todo lo que lleva dentro, Verdad es que somos poco más que nada. La Verdad es un grito sin sonido, la carne desgarrada, el estupor del ridículo, el vacío. No hay dudas de que los medios de comunicación hoy buscan la Verdad, pero la culpa no es de ellos, la gente quería saber la Verdad y ahí la tuvo. Alguien probó un poquito de Verdad y se cebó. Ahora ese alguien va por más, al precio de sentirse asqueado por lo que ve, por lo que su mente no puede tramitar frente a tal presentación de eso que suelen llamar la Cruda Realidad.
¿Yo? Yo escribo mentiras, fabulo… engaño.