El tránsito comenzó a circular más lento por la autopista. Seguro que es un accidente, dijo él en voz alta, como si hablara con alguien más en el auto, todos los días pasa algo. A medida que se acercaba al lugar, los vehículos avanzaban con mayor dificultad, a paso de hombre, como diría un periodista sin un gran patrimonio de palabras. Y a él comenzaba a picarle el bichito de la curiosidad, como diría un escritor sin demasiadas ideas.
Las luces de las ambulancias ya se reflejaban en los techos de los automóviles que iban adelante del suyo. El embotellamiento debe estar a unos 200 metros, no más, otros cuarenta minutos, se dijo, pero qué importa, hoy no tengo mucho que hacer.
Es un hombre… bue, era un hombre, se corrigió también en voz alta, cuando llegó a ver de qué se trataba. El cuerpo había salido despedido del auto y estaba tirado sobre el asfalto, alguien lo había cubierto con unas hojas de diario, pero le habían dejado las piernas destapadas. Qué destino, siempre les dejan las piernas destapadas y siempre les falta un zapato, por qué sólo un zapato, se preguntó, es extraño que nunca se le salgan los dos a los muertos. Miraba el espectáculo con la ventanilla baja y su morbo crecía al extremo de querer que una brisa cómplice hiciera volar una de las páginas del diario para verle la cara al desgraciado.
Había pasado ya el atasco y no podía dejar de curiosear. Ahora seguía la escena por el espejo retrovisor. Sólo se dio cuenta de su distracción cuando tuvo que golpear con violencia el volante para doblar en la curva. Menos mal, de la que me salvé, se alegró, a la vez que detenía el auto en el arcén para tomar aire. Cuando había conseguido relajarse, se dio cuenta de que su pie derecho apretaba el freno apenas vestido con una media gris con rayitas azules... el embrague lo pisaba firme con el zapato.
Estimados amigos:
ResponderEliminarMuchas gracias por los comentarios para “Rastros”.
Todos los escritores tienen un texto de embotellamientos, no quería dejar de pertenecer a esa elite. Como alguien bien dijo, en literatura ya está todo dicho, así que tenemos que apañárnosla para decirlo de otra manera.
Querría invitarlos al nuevo espacio de una amiga, quien tuvo la deferencia de elegirme como padrino de su blog, es una persona muy especial… aunque no me permite contar demasiado el porqué. El link es www.meiganoitedelua.blogspot.com
Les dejo un abrazo enorme.
Feliz viernes y mejor fin de semana.
Humberto.
Es un hombre....era un hombre.
ResponderEliminarLa curiosidad suele ser increíble en esas instancias. Reflexionamos dos segundos y luego seguimos matando....o muriendo.Abrazo!!!!
me dejas alucinado
ResponderEliminarya intuía algo cuando leí
"los muertos pierden un zapato...,
solo uno"
me impresionó de verdad
consigues dar un impacto al lector
tan grande como el del auto
consigues que haya conducido
durante la lectura y me siento
un poco acobardado...
genio! GENIO!
Te espero por mi blog,
un abrazo!
pero esto esta ... que ni mandado a hacer!
ResponderEliminarHumberto.. no tienes freno
;)
Mi querido amigo Humberto: hay cosas que no se pueden pagar ni con todo el oro del mundo. Sé que me entiendes. Gracias.
ResponderEliminarEl zapato, el morbo por ver qué ha ocurrido, a quién... y olvidarse de que durante ese tiempo, por breve que sea, a uno mismo también le están ocurriendo cosas...
El embotellamiento muchas veces lo tenemos en la cabeza porque nosotros mismos lo provocamos, de la misma manera que terminamos provocando exactamente aquello que habíamos querido evitar durante la vida que tuvimos hasta entonces.
Voy a parar en el arcén antes de seguir pensando. El comienzo ya está, pero lo que has escrito todavía seguirá dando vueltas y vueltas, y sé que volveré a comentar sobre ello.
Recibe un fuerte abrazo con todo mi cariño.
Carmen.
Estos temas me dejan un sabor metálico... Me gustó mucho como está contado, "a paso de hombre" fui atravesando la escena, y, ese final, fue como encontrarme de golpe con un abismo. Un abrazo! me gusto mucho.
ResponderEliminarLoved it. Estas son las cosas de las que me gusta leer y escribir.
ResponderEliminarTerminó siendo víctima de su peor costado.
Saludos
Aparentemente simple con un final brillante, me gusta mucho como hiciste el remate de tu historia. Dio una vuelta circular esplendida, besos
ResponderEliminarconozco personas que hacen cosas de manera mecánica sin tener conciencia de lo que está haciendo. aquel conductor no se percató de que él mismo -así como el que sufrió el accidente-, tenía la manía de sacarse un zapato para frotarse el pie que le picaba debido a los hongos contra el embrague o contra su otro pie. es así como terminan sin un zapato cuando ocurre un accidente. saludos.
ResponderEliminarMe uno al comentario de Mixha. Muy bueno el relato Humberto. Sorprendes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Andri
La verdad es que las historias de accidentes de coche me ponen la piel de gallina. Y este que está contado con la pausa del atasco,uff!!.
ResponderEliminarSaludos desde el aire
Hola Humberto!!
ResponderEliminarMe parece genial,como describes la historia y el final...tenía que suceder algo así!!!algo como irreal,tal embotellamiento ocurre,por nuestra curiosidad y por querer ver más de lo que hay.
Un abrazo
Hola Humberto que buen escrito me encanto el final, por suerte era hombre jajaja siempre culpan a las mujeres de manejar mal, muy buen relato me gusto mucho.
ResponderEliminarMuchas gracias amigo por posarte en mi espacio ya era hora jejeje sabes amigo yo no me había dado cuenta que no estabas en mis seguidores la verdad es que no se porque yo si estoy en los tuyos,supongo porque siempre te leo, es cribes muy bien.
Un gran abrazo con mucho cariño espero vuelvas por mi humilde rincón, feliz fin de semana.
Humberto. Me dejaste sin palabras, no sé que más decir despues de semejante cuento, una pesadilla hecha realidad, ese zapato derecho seguirá tirado en el asfalto y los coches le pasaran por encima.
ResponderEliminarUn besote. Caro..
Hola Humberto, buena historia pero (y pido perdón porque es tu espacio) pero no puedo dejar de mencionar el comentario de Draco y los hongos del pié...
ResponderEliminarMortal Draco - jaja -
Saludos Humberto (y Draco) :D
Ayyyyyy!!! Este texto me trae recuerdos IMBORRABLES! Años viajando hacia el centro, utilizando la autopista 25 de Mayo y soportando estoica los "fucking" embotellamientos. Y la de accidentes que se producen porque "La curiosidad suele matar al gato" IMPECABLE pintura de un ritual cotidiano que lamentablemente en muchas ocasiones termina muy mal.
ResponderEliminarBeso, abrazo y medalla de honor Mr.Dib! :D
Estimado amigo. Aprovecho tu magnifica relato para recordar a la gente que:"QUE SI BEBEN QUE NO MANEJEN".
ResponderEliminarLos accidentes de transito están están a la orden del día.
Ahora con respecto porque les sale a los muertos un zapato: Pues basicamente esto sucede porque tus pies, aparte de tu corazon, son los que bombean la sangre a tu cuerpo, asi que cuando caminas, las almoadillas de tus pies sirven como bombas de agua, haciendo que fluya tu sangrae hacia arriba.
Al morir, esto deja de suceder automaticamente, y como consecuencia una gran cantidad de sangre queda en los pies, tomando como referencia lo de solo un zapato, cada persona se para de diferente manera, es decir, cada uno de nosotros, tenemos un pie de apoyo, o donde recargas todo tu peso, en ese pie haz de cuenta que tienes una mangera y la pisas sale cierta cantidad de agua, pero a precion, digamos que las venas de ese pie estan medio aplastadas, ahora si, al morir la sangre deja de ser bombeada por los pies, y las venas de este pie, se deforman para dejar fluir la sangre a todo grosor de vena, como es tanta la precion, la sangre circula de golpe por esas venas del pie y como consecuencia,, sale el zapato.
Un beso...
Hasta siempre.
Una texto magistral, es irónico, divertido, aterrador, misterioso,, tiene todo y se agrega esa forma tan llevadera que tenés de contarlo. Una MARAVILLA!!
ResponderEliminarUn beso, Humberto, tu seguidora fiel.
Sabri
Me he quedado helada!!! ¡Qué bien lo cuentas, Humberto!
ResponderEliminarEso sí que es estar a un paso - desnudo - de la muerte.
ResponderEliminarTerrible "lotería" la de los accidentes de circulación y ¡cuantos se podrían evitar!
ResponderEliminarHas hecho recapacitar y poner un punto de atención para estos casos a todos los que te leemos, ¿Quien se atreve a decir que gracias a tu escrito no has evitado alguna desgracia irreparable?
Un besote
Me ha gustado mucho este relato,.
ResponderEliminarmuy he comido el coco un rato,.
pensando.,
Nunca puede decirse de esta agua no beberé! No tendría que haber distancia alguna al mirar o analizar las cosas. Todo nos puede pasar a todos!! Analizar con humildad...Sorprendente final, Humberto! Saludos!
ResponderEliminarSu texto atrapa y mueve, poco a poco, avanzando, como si de veras nos encontrásemos en un embotellamiento.
ResponderEliminarun abrazo
Octavius bot
Hola Humberto. Me parece, que has dejado muy alto el listón, en la "élite de los embotellamientos". Una magnifíca historia, dotada de tal fluidez, que al llegar al final, el lector, debe estar atento para no hacer un recto y salirse por la cuneta. Un abrazo.
ResponderEliminarBuen relato amigo, pero lo normal en estos accidentes es que los coriosos y morbosos generen un nuevo accidente.
ResponderEliminarun abrazo
Me uno a los elogios, Humberto. Un relato magistral.
ResponderEliminarSaludos.
Me he llevado un susto al final. Algún día conseguirás que me de un jamacuco. Un abrazo para tí y para todos los lectores que pasen por aquí.
ResponderEliminarUf... Qué flash me dió al final... Me ha resultado tan fácil ser la "prota" durante todo el relato que si el "volantazo" ya me ha puesto en guardia... Ver que me faltaba un zapato... Ay, ay, eso ya me ha dejado K.O.
ResponderEliminarCreo que este texto va a volver a mi cabecita muchos ratos :)
Un besito.
María.
Genial como siempre Humberto!
ResponderEliminarPero me hiciste pensar, ¿es cierto que siempre quedan con zapato? mira que he pasado veces por estos atascos y accidente envuelto, pero no me había fijado en ese detalle.
Me pasaré por el blog que nos mencionas , gracias por citarlo.
Feliz dia y fin de semana
Besossss
¡¡OSTRAS!!
ResponderEliminar¡Sin palabras!
Me ha dejado impactada este relato. Lo del zapato lo he visto muchas veces y nunca me he parado a pensarlo. Muy bueno, muy reflexivo.
ResponderEliminarUn abrazo
Buenísimo el final.
ResponderEliminarMe has hecho evocar una serie que seguia hace tiempo, se titulaba..."Entre fantasmas" ¿existe el deja vu ? seguramente es lo que le ocurrió a tu protagonista...un saludo
ResponderEliminarDesconcertante
ResponderEliminarCurioso...
ResponderEliminarno se me habría ocurrido pensar en esta posible y sensata explicación.
COmo siempre, haciéndonos pensar: te distraes y pierdes el control del vehículo y pisar el embrague o el freno con firme y cierta violencia.
ah! pero acabo de darme cuenta: pisar el embrague con fuerza y levantar el pie del acelarador es la causa de perder el zapato...
lo dicho, es muy curioso.
y un placer leerte.
un abrazo
Muy bueno. Consigues acrecentar el morbo en el lector a medida que avanza el texto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Siempre hay cosas que se pueden evitar: como mirando por el retrovisor mucho rato mientras conduces.
ResponderEliminarSiempre existe un fallo,un despiste ayudado por un cumulo de coincidencias: que provocan el accidente.Pero cuando la sociedad se pone en marcha, todos ha la bez: es casi logico que se lamente alguna perdida.Digo casi porque lo logico lo ponemos nosotros.Un abrazo humberto
Y estas son las cosas del después, como si el alma tuviere la posibilidad de expresar un pensamiento, el último con el cerebro que portamos,esa masa blandita que nos arrastra a las distracciones o a la prevención.
ResponderEliminarHa sido como un parto; pero de partir.
Ud me lleva suavemente adonde quiere.
http://enfugayremolino.blogspot.com/
Hola Humberto, me encantó el relato, y una de las cosas que más me gusta de tu escritura son los desenlaces. Son alucinantes. Me encanta cuando el relato "gira" inesperadamente hacia un final no pensado.
ResponderEliminarTE felicito. Un abrazo!!
(Noa TLF)
ResponderEliminar¡¡¡Excelenteeeee!!!! impactanteee!!!
Naza
ResponderEliminargracias por regalarnos tu arte, lo disfruto muchìsimo!
Me encanta como manejas la ironía, un relato impecable, breve y redondo...
ResponderEliminarMe gustó mucho...
Besos
(Te cuento un secreto, se llama favicon y se configura desde la pestaña de diseño, primero tenés que cambiarle el formato a la foto y despues la subis, voilà!!! La Novia en vez de la B naranja...)
No se si solo se pierde un zapato, nunca me lo había preguntado, pero es cierto que la curiosidad mueve a las personas, tanto que las hace olvidarse de sus propios problemas, y ocurre que cuando estás en el atasco, están preguntándote, que estará pasando ahora, fijo que a alguien se le estropeó el coche, o tuvieron un accidente por ir demasiado rápido, te cabreas porque llegas tarde al trabajo, a una cita, etc. Y se te olvida todo cuando ves que la persona murió, todo, menos la curiosidad de saber que ocurrió.
ResponderEliminarBuen texto, le has dado un toque original, así que aunque muchos escriban sobre ello, este seguro que es único.
Besos.
cuando se dice que uno tiene un piè en la fosa, por eso mismo tiene estar descalzo, al protagonista le fue bien, cuantos de nosotros nos hemos parado en el arcèn para tomar aire y pensar "esta vez si estuvo cerca"
ResponderEliminarmagistralmente escrito
un abrazo
Blas
(San: TLF)
ResponderEliminar¡¡¡Que relato Humberto!!! excelentemente bien narrado!!! un placer leerte amigo!
La curiosidad es traicionera, en décimas de segundo podría haber otra persona más en el arcén tapada con periódicos y sin un zapato.
ResponderEliminarGenial relato, he estado en el embotellamiento de principio a fin.
Besitos y sonrisas:)
Genial....!!!!
ResponderEliminarUn abrazo Humberto
Aquí es donde lo de "La curiosidad mato al gato"
ResponderEliminarSe hace efectivo.
Aunque tú siempre lo cuentas con mucho estilo.
Un besazo.
Magnífico relato con un final inaudito. Un placer leerlo.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo.
que razon tienes humberto un abrazo y asta siempre
ResponderEliminarMe has hecho pensar en una escena que vi hace unos años, identica.. con lo de un solo zapato y todo...
ResponderEliminarahora mientras que conduzca, me voy a mirar los pies, por si acaso...
buen fin de semana!
Yo conduzco el coche desde poco tiempo...buen fin de semana, Arianna!
ResponderEliminarComo comúnmente se dice, la curiosidad mató al gato, y eso casi le sucede al protagonista de esta historia. Lo del zapato te deja pillado jeje muy bueno
ResponderEliminarUn abrazo.
Oye, vaya suerte, es toda una idea tomarte de padrino de blog, me dan ganas de abrir otro blog sólo para hacer lo mismo. la visitaré encantada.
ResponderEliminarRealmente tu manera de contar es muy diferente a la de los demás, nos dejas con el alma en vilo, aunque me gustó mucho seguramente por eso.
Un beso embotellado
Gracias Humberto por visitar mi blog.
ResponderEliminarHe estado dando una vuelta por el tuyo y me gusta el ambiente que se respira, aire sano y fresco.
Un abrazo.
No se debe mirar tanto por el retrovisor... así pasa lo que pasa... al menos ya entiende porqué sólo falta un zapato...
ResponderEliminarAbrazos!!!
Buenas Humberto,
ResponderEliminarNo deja de maravillarme la capacidad que tienen tus relatos para transmitir emociones... me quito el sombrero.
Un saludo, amigo.
Cuando un suceso dramático se viste de cotidianeidad para después hacerlo único gracias a una magnífica resolución es que la transición de las ideas a las palabras es perfecta. Un placer.
ResponderEliminarPues has logrado sorprenderme otra vez... con lo del zapato. Me estaba preguntando como desvelarías que él estaba muerto... y voilà... Me gusta.
ResponderEliminarUn besote.
Me gustan los relatos en los que entras y entras sin imaginar ese giro del final. Genial sin dudas.
ResponderEliminarUn abrazo Humberto.
Este está estupendo, me uno a los elogíos es un buen relato. Muy visual.
ResponderEliminarBesos
Me supo a poco, así que seguiré leyéndote.
ResponderEliminarGracias por tus palabras en mi blog.
Hola Humberto.
ResponderEliminarVerdaderamente te superas cada vez que leo tus relatos.
Me ha parecido extrahordinario y el final inimaginable.
Te felicito.
Voy a ver el blog de tu amiga, que viniendo de ti seguro que es genial.
Un abrazo muy fuerte, amigo.
Ricard
Embotellado en la vida hasta que reconoció el fin del camino...
ResponderEliminarSaludos, Humberto.
Ya estoy aquí amigo,me parece muy interesante tu blog,pasare a menudo saludos desde España.
ResponderEliminarHumberto , un escrito , sacado de la triste realidad. muy bueno!
ResponderEliminarBuen finde
Cris//mujeresdesincuentay
Me encanto...
ResponderEliminarUna vez más tu cerebrito privilegiado que nos obliga a pensar, y que nos despierta el "bichito de la curiosidad", je, je. Genial, Humberto. Además de todo lo que simboliza ese zapato, es una clara muestra de tu trabajo como observador y de tu sensibilidad. Tengo 2 casos de accidentes de personas famosas en mi memoria donde por supuesto lo que quedó grabado fueron los zapatos, que era lo único que quedó a la vista, símbolo de un objeto tan inútil a la hora de la muerte.
ResponderEliminarChapeau, me encantó como contaste este "embouteillage".
En ese instante, cuando vio la media del gris sintió un escalosfrío en la espalda. sobre todo cuando empezó a notar que la gente que veía no tenían ojos, es decir almas... lo peor fue no poder recordar lo que había sucedido segundos antes
ResponderEliminarquerido Humberto, mil gracias por esas palabras. También tenía tiempo sin vistar tu blog, aunque estoy suscrita a tus publicaciones y siempre recibo las entradas, que leo con placer. Este post es interesante, he tenido que vivir esta misma experiencia varias veces, muy dolorosa, por cierto. Ver este tipo de accidentes es terrible. Muy buena entrada.
ResponderEliminarPD: tu humildad me conmueve, todos somos ignorantes ante tantos buenos escritores que rondan a nuestro alrededor...supe de él hace relativamente, poco tiempo, comparto tu ignorancia...no podemos conocerlos a todos, tendríamos que dejar de vivir para adentrarnos en cada libro y cada autor que aparece delante de nuestros ojos. Y la vida merece vivirla, no tenemos otra opción, por lo menos para mí es así.
Recibe un gran abrazo, y no dejes de enviar tus correos...
Dicen que muchos vivos no se dan cuenta que están muertos. Perdon,quise decir muchos muertos no se dan cuenta que lo están,bueno,vos entenderás ;)
ResponderEliminarPaso a saludarte. Te leí, claro.
ResponderEliminarUy! el del volante era el desgraciado.. el mismo que viste y calza... mejor dicho, calzaba.
Un fuerte abrazo desde Berlín.
Excelente en los detalles.
ResponderEliminarPresentaste cine en la pantalla de la mente.
Bravo.
Excelente relato, como siempre.
ResponderEliminarEste hombre tuvo una segunda oportunidad, la que muchos necesitan y la muerte no les da.
Un abrazo.
Hola Humberto, delgada linea roja entre el ser y el siendo, entre vivir sin saber que etás muerto.
ResponderEliminarBuen relato, lo fantástico, siempre se sirve en frío y al final, como en tu cuento.
Un abrazo , felicidades.
Aloe.
Humberto, magnifico el relato, me senti en la escena, con la misma curiosidad, casi con los mismos deseos de verle la cara...por cierto...manejo descalza
ResponderEliminarun beso
Oi, Humberto.
ResponderEliminarComo vai?
Há mortos... e mortos.:)
Bjos.
Hola! siempre sorprendiendo Humberto! te cuento que puse un link hacia tu post en mi face. Me gusta mucho la manera en que describís las situaciones. te mando un abrazo!
ResponderEliminarLa irrealidad real.
ResponderEliminarPorqué no?
..tus mezclas de lo irónicamente real..me gustan..y gustan al lector..que atrapas desprevenido..
ResponderEliminarbesotes de finde!
Parece algo instintivo el morbo y curiosidad que produce un accidente. Al pasar miramos para intentar ver hasta último detalle. No es extraño ver pequeños golpes después de un gran accidene debido a las distracciones.Hay cosas que pueden con nosotros.
ResponderEliminarMagistralmente expuesto y representado.
Un abrazo.
Aquí de nuevo. En mi comentario anterior ya sabía que volvería. Y esta vez no quiero hablar del contenido del texto; demasiadas lecturas posibles se me vienen a la cabeza y no quiero descartar ninguna, todas son interesantes. Además, me encanta releerlo e imaginar que es tu voz la que lo está contando.
ResponderEliminarPero la forma en que nos llevas a donde quieres que lleguemos, eso: eso es lo que más me gusta de tu escrito, y de todos los tuyos que he leído. Siempre me ha gustado escribir; sé que tengo más defectos que virudes al respecto; y me he encontrado con todo ésto... un punto de referencia al que acudir en mis dudas, una forma de contar historias que sí me convence, me gusta y tomaré como ejemplo. Dudo que lo consiga, mas no dejaré de intentarlo.
¡Un fuerte abrazo!
Carmen
¡Ay, madre! Que frío parece el espectador... ¿Alguien muere y su reacción no muestra tristeza? Es un poco mostruoso ¿no?
ResponderEliminarOjo al volante, y olviden la curiosidad mientras conduzcan.
Carpe diem!
Tus relatos son como la droga te enganchan.
ResponderEliminarMe ha encantado amigo
Un beso
Great photo Humberto.
ResponderEliminarHola, Humberto, perdón por msi ausencias, todavía estoy con la mudanza de domicilio coleteando, aunque ya dispongo de algo más de tiempo para visitar a los amigos.
ResponderEliminarTu relato posee una vuelta de tuerca impresionante, la gente suele sentir morbo al ver un cadáver en un accidente, lo que no imaginan es que ellos pueden ser el próximo y esa media de rayitas lo dice todo. Quizás en vez de morbo, lo que todos deberíamos sentir es empatía, pero las cosas no funcionan así, supomgo.
Te dejo un beso y mis mejores deseos para el domingo.
Soy nueva, he leido varios de tus relatos y me he instalado,(gracias por dejarme),¿testigo de la propia muerte?.
ResponderEliminarHe leido varios relatos y me instalo con tu permiso,(gracias).
ResponderEliminarMe gusta este y está dando vueltas en mi cabeza.
Puedo interpretar que el muerto era él mismo, y entonces el relato es de vivencias en el umbral de la muerte. O puedo interpretar que es una figura para decir "te puede pasar a ti en cualquier momento". En cualquier caso, o también debido a las diferentes interpretaciones posibles, me gustó leerlo. Gracias por estos regalos. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Me encantó! Me gustan estos relatos con ese justo misterio donde solo las dudas se van al final.
ResponderEliminarBesitos.
Muy bueno humberto, me gustó la ambiguedad del final, uno queda como flotando en la atmósfera del cuento sin entender del todo qué pasó, pero con la sensación de que algo tuvo que pasar para que se dé ese final, medio onírico, medio realista, buenísimo,
ResponderEliminarabrazo, te sigo leyendo
Ya tienes aquí a mi cocina, para inspirarte en tus textos. Me encanta tener un escritor en mi blog, espero pases a verme de vez en cuando.Gracias por tu visita.Un saludo Silvia.
ResponderEliminarHumberto: qué talento a la hora de los relatos! Pasé esta tarde algo gris, algo triste leyéndote y debo decirte que me lo has hecho amena: gracias!
ResponderEliminarDisculpas por mi "silencio" a la hora de comentar. No siempre tengo tiempo, pero leer te leo.
Te sigo.
Y te prometo dejar mis palabras por aquí cuando te visite.
Un beso o 2 #
Un gusto visitarte.
Ah, y con tu permiso: te enlazo a mis espacios. Me gusta tener cerca a aquellos que me resultan agradables y que siempre tienen algo interesante para decir ;)
ResponderEliminarAquí me tienes en tu escrito, que por cierto me recordó un sueño que tuve hace algunos meses:atravesaba una avenida y veía como me atropellaba una camioneta de pasajeros de color blanco (aquí las llaman combis),lo curioso fue que no sentía nada, solamente oía que una mujer decía¡pobrecita!, ¿está muerta? y en ese momento desperté.
ResponderEliminarEspero que no sea cierto, ya que las combis que pasan por mi casa son de color amarillo¡uffff!
Te quiere con amor santo: Doña Ku
Hola. gracias por tu visita a mi blog, y por ser el numero 100, intentare visitarte, sois muchos, pero pasare por tu casa. Gracias por tus palabaras a mi blog. Hoy no estoy para comentar blogs, volvere en otro momento. Gracias,.
ResponderEliminarRelato onírico, psicológico, filosófico y perturbador. Tiene hasta su punto cómico lleno de inteligencia.
ResponderEliminarGracias por escribir, y por el link de tu amiga que has recomendado.
Saludos de R.A.P.S./"VICTORIA".
Y lo has logrado maravillosamente. ¡Excelente! Un abrazo.
ResponderEliminarBreve y bueno: dos veces bueno.
ResponderEliminarTe leeré, aunuqe no suelo comentar.
Gracias por tu visita.
Un abrazo.
Uff, Humberto, que modo de ponernos en situación...
ResponderEliminarMe quedó un "todo" amargo en la piel...
Somos demasiado inconcientes... demasiadas veces..
Un besazo.
Nunca aprendí a manejar, quizás por eso nunca habría imaginado el final, aunque siempre me pregunté lo del zapato.
ResponderEliminarEs cierto que todos los escritores tienen textos de embotellamientos, será que son parte de nuestra vida, y se llevan tanto tiempo de ella que nos invitan a pensar e imaginar.
De todos modos, de escribir alguna vez sobre uno (no soy escritora ni mucho menos), creo no involucraría a la muerte en el relato.
Un saludo, eso de Neuropsicólogo en tu perfil me inquieta un poco.
No sé porqué, el relato me hizo recordar "La Autopista del Sur" de "Todos los Fuegos el Fuego", pero sin un zapato...
ResponderEliminarun beso
Hola Humberto, gracias por pasarte por mi blog, el tuyo tambien es muy bueno :)
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte! :)
Genial, inesperado final. Lo cuentas TODO en tan poco que es increíble. Fantasmas, premoniciones, deja vu….Que mas da esa es la magia del final, que cada uno piense lo que más le apetezca.
ResponderEliminarPor cierto conducir descalzo está prohibido…. A sí que si te pica un pie…PARAS Y TE ARRASCAS
HUMMM…. Luego pasa lo que pasa…
Un bessito
Hola Humberto,
ResponderEliminarMe ha hecho mucha ilusión saber que mi blog se mueve y encuentra artistas.
Te sigo aunque te dejo el blog del que seguro te hizo referencia tu
amiga: http://imsomniadreams.blogspot.com/
Seguro que muy pronto apareces en la sección de "el blog de la semana"
No dejes de hacerte seguidor y así seguir en contacto.
Un abrazo!!
Por mi trabajo recorro muchos kilometros en coche y lo del zapato suelto es totalmente cierto, y lo de la curiosidad cuando hay un accidente también, soy la primera en hacerlo. Creo que debería ir con más ciudado. Me ha gustado el texto como esta escrito.
ResponderEliminarBss.
http://melancora.blogspot.com
Me encantan los relatos que me llevan de la mano y éste lo consiguió.
ResponderEliminarHa sido un buen comienzo, venía a devolverte la visita por mi espacio pero creo que de entrada me quedaré para volver de nuevo a leer tus palabras de escritor.
TE doy la bienvenida a mi blog y me quedo en el tuyo.
Saludos-
Un buen relato sobre el morbo, muy real. Saludos
ResponderEliminarLa escena final, bajo la penumbra de los pedales del coche... esa imagen del pie sin el zapato... hilarlo con la escena del principio, pensar que había un solapamiento de identidad y que has jugado magistralmente con el iter temporal... me ha resultado fascinante y escalofriante, Humberto.
ResponderEliminarTus relatos son especialisimos,es que los bordas con elegantes toques sugerentes,... todavía suelo deleitarme con la historia de aquél que hizo a sus compañeros escenificar su propio sueño...
Un abrazo y mi admiración siempre.
Hola!!!
ResponderEliminarComo saldrán todos esos autitos de allí, digo por la foto, jijiji feliz día de la bandera.
Buena y larga vida, un abrazo de oso.
Humberto:
ResponderEliminarMucahs gracias por tu comentario en 'Esto no es un blog'. Llegaste, sin embargo, a mi blog personal, donde posteo cosas no muy bien pensadas y peor redactadas.
Ojalá puedas pasarte por mi perfil y visitar 'Tormenta Cerebral' donde publico cosas un poco más serias, y, a mi gusto, mejores.
Sobre tu trabajo, quedé favorablemente sorprendido desde la primera entrada, escribes muy bien, te sigo desde ya.
Tienes razón en que todos los escritores tienen escrito algo sobre los embotellamientos. O eso me parece a mí. Tu texto es fantástico en todos los sentidos.
ResponderEliminarUn saludo.
Loved it
ResponderEliminarCiertamente, variadas versiones de embotellamientos y accidentados han estado en los titulos de la literatura, pero tu narración-cuento tiene los condimentos de lo nuevo dicho, es como un nuevo tratamiento y consigues perturbar al lector. Un abrazo fraterno.
ResponderEliminarEs un gusto conocer tu blog..
ResponderEliminarte dejo un abrazo!
Qué fenomenal escribes,
ResponderEliminarme gusta muchísmo leerte,
sigue deleitándonos
Un abrazo
la vida está llena de muchas curiosidades. cuando viajamos en un vehículo, la pista nos invita a mirar más alla de lo que normalmente vemos.
ResponderEliminarNunca está todo dicho ni inventado. Eso lo decimos cuando no se nos ocurre nada. Y no hay dos embotellamientos iguales. Tu texto me ha sobrecogido porque en un momento dado has tocado la fibra del miedo y la curiosidad.
ResponderEliminarEl vértigo que produce el peligro.
Gracias por tu visita y por habérteme dado a conocer.
Nunca está todo dicho ni inventado. Eso lo decimos cuando no se nos ocurre nada. Y no hay dos embotellamientos iguales. Tu texto me ha sobrecogido porque en un momento dado has tocado la fibra del miedo y la curiosidad.
ResponderEliminarEl vértigo que produce el peligro.
Gracias por tu visita y por habérteme dado a conocer.
Como la vida misma, te sorprende en su libre tránsito, sin avisar. Como este genial relato, que transcurre en una historia diaria hasta que llega a un punto que todos tenemos que llegar, antes o después.
ResponderEliminarSaludos, Humberto.
Un gran placer leer tu magnifico texto.
ResponderEliminarMil gracias por tu huella amiga en el post de Mimos.
Besos de MA para ti amigo de letras.
Impresiona... apenas terminás de leerlo... pero la ironía del final pronto te arranca una sonrisa. Muy bueno!
ResponderEliminarBrillante como siempre!
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Me atrapan los finales de tus historias, impredecibles y geniales, te voy a seguir !!
ResponderEliminarExcelente.
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