Siempre
que el niño pasaba cerca del mendigo, lo observaba con curiosidad y desprecio.
Hasta que un día…
-¿Por
qué me mira de esa forma y estira la mano?- le preguntó a su mamá.
-No
te preocupes, es un cerdo al que le tiran monedas- respondió ella.
-Ah-
dijo el niño y se quedó pensando.
Ya
le habían regalado un cerdito alcancía, de esos de loza, pero jamás le había
dado importancia, así que su mente infantil no tardó en entusiasmarse. Decidió,
entonces, dejarle algunas monedas al cerdito mendigo cada vez que pasara a su
lado… y así lo hizo.
Una
tarde, cuando volvía de la escuela, el niño atravesó la cuadra donde estaba el
indigente, pero no tenía ninguna moneda para dejarle. Lo que era peor, no tenía
ni siquiera una moneda para comprarse él mismo un alfajor, así que agarró una
piedra y comenzó a golpear la cabeza del cerdito mendigo hasta que ésta se
rompió. El fiel cerdito, como los de loza, soltó las monedas que tenía en su
poder y el niño pudo comprarse el alfajor y otras golosinas más.
-Son
útiles estos cerditos- reflexionó el pequeño, mientras pensaba dónde podría
encontrar otro.
Estimados amigos:
ResponderEliminarMuchas gracias por los comentarios para “El embotellamiento”.
Quiero dedicar “El niño y el cerdito” a Juan Camilo del blog “Ante el espejo”.
En estos días estoy con bastante trabajo, pido disculpas a los que aún no visité, trataré de ponerme al día el fin de semana.
Mi mayor agradecimiento por el apoyo y el afecto que me demuestran en cada comentario y/o visita.
Les dejo un gran cariño,
Humberto.
¡Ay, Humberto! ¿Porqué extraña coincidencia estos días he pensado en "Fausto", de Ana María Matute? Y ahora nos presentas este texto que me lo ha hecho recordar con toda la rabia que me dio leer aquel cuento cuando yo aún era demasiado pequeña para entenderlo...
ResponderEliminarRecibe un fuerte abrazo; y no tienes porqué disculparte ante nadie: lo primero es lo primero, y el trabajo es antes que la devoción.
Ya volveré a comentar cuando se me pase la imagen del pobre Fausto...
Biquiños!!
Pobre cerdito padigüeño. Lo confundió con hucha de barro.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Humberto, tu cuento es un ejemplo más del efecto que pueden causar en un niño las palabras de su madre.
ResponderEliminarTal vez el próximo cerdito de carne de hueso esté en su propia casa.
Un abrazo.
Me angustió, confieso... Besos, Greta
ResponderEliminarhola Humberto! sutil broche
ResponderEliminarde llaneza e inocencia,
¿que hacer? la necesidad
de un niño es coraje,
autoreflejo, una acción
que puede madurar o
adaptarse a lo que hacen
los "políticos" sin
esconder la mano.
Un abrazo, como siempre,
genial en tu texto.
Te espero por mi Blog.
Muy cruel o quizás deba decir terrorífico.
ResponderEliminarLa historia muy real y elocuente.
ResponderEliminarLa madre en ese momento, debía haberle dado una gran lección de humanidad a su hijo, desaprovechó la ocasión, muy triste por cierto, los niños son como esponjas que absorven todo, quizá algún día ella deba arrepentirse, de la manera tan negativa de enseñar.
Feliz noche
Besos
que mentalidad, por dios!
ResponderEliminarComo las madres pueden, por dar una respuesta simple, marcar tanto la vida de un niño...
Cómo no piensan! :/
Con un nudo en la garganta nos dejas esta vez, humberto!
besotes :)
jajaj,me quedé en lo del cerdito mendigo..y naufragué!!....
ResponderEliminarbesote!
Es muy complicado atravesar ciertos conceptos básicos cuando se es niño... Los padres somos, ni más ni menos, que marcapasos... tic... discriminación... tac... marginación... tic... egoismo... tac...
ResponderEliminarY ese niño será un hombre...
Es un muy buen relato, angustiante y real...
Besos Humber, ya nos tomaremos unos mates (Dany se prende)
En estos momentos aun con el alma encogida, me acuerdo de la frase de la madre... y deduzco.. la imaginación del niño no tiene límites, pero los padres son quienes muchas veces activan sus mentes sin fin...
ResponderEliminarDeberiamos reflexionar sobre qué decimos y cómo educamos a nuestros hijos... y prestar atención a nuestras palabras y actos...ellos, nos creen a pies juntillas.
Lo peor, es que luego la madre se preguntará de dónde sacó el niño esa actitud y/o deducción.
Triste..
Un abrazo Humberto.
¡¡¡Uyyy!!! Qué susto. me quedé atónita. Un relato cruel pero bien hecho.
ResponderEliminarSaludos cordiales, Te sigo.
Gracias por tu visita.
Muy cruel pero muy bueno. Muy inteligente el relato. Que bueno que nunca me gustaron los cerditos de lozas, ni siquiera me intereso mucho el dinero.
ResponderEliminarabrazos totales
En muchos hogares , los hijos cuando tienen uso de razon, a los primeros estupidos que conoce son a sus propios padres, un abrazo Humberto como siempre impresionante tu narrativa
ResponderEliminarrayos... a veces la logica de los niños es cruel
ResponderEliminarasi ocurren estos malos entendidos cuando los padres les transmitimos nuestros recelos a nuestros propios hijos. un saludo
ResponderEliminarpaco
Siempre es preferible la verdad, una mentira no siempre es piadosa.
ResponderEliminarSiempre es un gusto leerte.
Beso
Hola Humberto un relato muy bonito que inocente niño.
ResponderEliminarUn gran abrazo que estés muy bien.
Una actitud al filo de las palabras, nadie vio al hombre detrás del objeto.
ResponderEliminarEse niño va derecho a ser Ministro de Economía.
http://enfugayremolino.blogspot.com/
Creo que, en los actos, quedó claro quien era el cerdo.
ResponderEliminarMe gusto mucho el texto Humb, un abrazo!
Ayayayay Humberto, una madre no mide a veces la (i)rresponsabilidad de sus palabras.
ResponderEliminarUn abrazo,
Ana Rosa
Muy negro el humor, quiero indignarme pero me ganó la carcajada.
ResponderEliminarEres estupendo.
Besos.
Qué terrible historia, Humberto!
ResponderEliminarEl desprecio de la madre y la inocencia del niño se suman para una tragedia que de la que apenas mostrás su punta filosa.
Gran , gran micro!
Un abrazo
Me pregunto cómo puede ser que me ría y a la vez me angustie, sólo vos lográs eso, porque se puede romper el chanchito, pero cuesta romper con el mito del pobre indefenso, y tampoco se puede romper con el mito del niño inocente. Él y el mendigo son intocables. La tercera es la madre...uyyyy. Me impresiona tu fábula de niños, por todas las cosas que me deja pensando...
ResponderEliminarY qué bien narrada! Casi con inocencia infantil (escondiendo al lobo).
Es la secuela de la Naranja Mecánica que le transmitió la madre. Ves Humberto, si lo hubiera escrito yo, se habría titulado: "El pendejo y el chanchito." Se vienen los mates.
ResponderEliminarAbrazo y gracias en serio por tus palabras.
bello post Humberto. Un niñi ingenioso e inteligente frente a su cerdito. Le cogí cariño al cerdito, que me dio penita que lo rompieran, pero bueno el niño lo cambió muy rápido. Su madre le enseñó a ser un niño ahorrativo.. ME gusta el mensaje, besos
ResponderEliminarLeó tu agradable cuento y los interesantes comentarios que atrajo, y capto que tendemos maniqueamente a tomar todos los valores por dados, por ejemplo la inocencia del niño. Digo, ¿Era nino o retrasado mental agudo para no darse cuenta que el cerdito no le pertenecía ?
ResponderEliminarMás bien ya trae éste chico su raíz de rata.
De ser tarado, lo explican las enseñanzas de la madre.
Uyyyy! Me dolió! Micro contundente si los hay! Y con mi honestidad brutal digo: "Hay personas que DEBERíAN ser estèriles"
ResponderEliminarY así están las cosas, my friend!
Un placer leerte H!!!
Te dejo un abrazo enorme!
Los niños se nutren del ejemplo y de lo que le dicen los padres.De ellos depende entonces que el niño -futuro hombre- sea una persona con sentimientos buenos o no.Sin dudas de la madre de tu relato había recibido (en su momento) malos ejemplos.Como siempre, un texto sin desperdicios.Un abrazo.-
ResponderEliminarNada ni nadie es de generación espontánea ¡todo y todos venimos del pasado! Cuando se quejan de este o aquél funcionario, cuando emprenden con algún artista o futbolista, cuando notician a algún delincuente o aplauden a un presentador mediático, pienso... luego, me voy a tomar un malbec.
ResponderEliminarUn abrazo Humberto, para romper cerditos y ¡lo que se te antoje!
Tu relato es de una realidad escalofriante: todo lo que se le enseña a los niños será lo que ellos pongan en práctica más pronto o más tarde, asi que los adultos somos en gran medida responsable de sus actos.
ResponderEliminarUn abrazote.
dura escencia de barro y metal en un cuento con personajes de poco espìritu.
ResponderEliminarcomo siempre estimulante y conciso
un saludo, gracias por pasar,aunque tu vuelta sea larga -porque tienes muchos blogs amigos-
Blas
Es cruel el niño con el mendigo y especialmente con el cerdito de loza, pero muchas veces es así, una gran metáfora de la vida...
ResponderEliminarBesicos
Un cuento que es tan irreal como real es su fondo, una buena historia que enseña como con el desdén se puede perder la inocencia de nuestros recuerdos.
ResponderEliminar¡¡Qué duro!! y qué bien recogido esa frialdad con la que los niños interpretan a veces la vida. Hay que tener mucho cuidado con lo que se les dice que todo lo aprenden.
ResponderEliminarSaludillos
Que ricura de niño
ResponderEliminarYo no opino igual que la mayoría de los amigos que te han escrito con anterioridad. A mi me ha parecido que la madre enseñó a su hijo el valor del dinero. Que hay gente que por desgracia no lo tiene y que necesitan de la caridad de los demás. Y aprendió sobre todo que si guardas cu8ando te sobre, lo encontrarás el día que te falte.
ResponderEliminarMuy buen texto, me gustó,
Un abrazo.
Escalofriante... las explicaciones dadas a los niños en ocasiones se realizan con cierta desidia para acallar su la insaciable curiosidad, propia de la niñez y las relaciones e interconexiones que pueden llegar a hacer ellos en su "cerebrito" son tremendas, porque además no tienen claros los parámetros o los límites entre el bien y del mal... o eso quiero pensar. Supongo Humberto que, por tu profesión, sabes mucho de esto.
ResponderEliminarEs un relato de esos que no se olvidan y que te hacen reflexionar sobre un montón de cosas, desde lo que ya he dicho hasta el gran tema de las sociedades de consumo pasando por el asunto de la indigencia desde el punto de vista social, las relaciones paternofiliales y la educación,... la verdad es que con un microrrelato eres capaz de abarcar muchos foros de debate.
Un abrazo.
tan simple, como que puede ser perfectamente real. un microrelato, perfecto.
ResponderEliminarun saludo
Me encanta tu relato.
ResponderEliminarReal como la vida misma.
Estoy con Carlos que al niño le suponemos una inocencia que tal vez no tenga ....
...esto confirma que el proyecto hombre es un fracaso...
ResponderEliminarHola Humerto !
ResponderEliminarUn mal ejemplo de una mamà que no supo enseñar a su hijo- los niños todo lo absorven.
Una historia triste, cruel pero extraordinariamente bien contada aprecidado Humberto.
Un beso y un fuerte abrazo
Aurora
Pobre cerdito!!!! Y qué crueles los niños!
ResponderEliminarSiembre brillante, Humberto!
besos
Lo que más me preocupa es la fuerza infantil del chaval.
ResponderEliminarLa madre sí que era una buena cerda.
ResponderEliminarReal como la vida misma, así somos.
Besos.
Creo que a los niños hay que decirles la verdad que entiendan, no de esa manera para queitárselo de encima, las consecuencis pueden ser nefastas, porque ellos creen que está bien.
ResponderEliminarUna narración perfecta, me ha encantado, muchas gracis.
Besitos y sonrisas, y no te preocupes por pasar a nuestras casa, la mia siempre está abierta, cuando quieras:)))
Hola Humberto.
ResponderEliminarIncreible la inocencia curiosa de un niño.
Me parece un buen relato con la brevedad que te caracteriza.
Recuerdo que hace ya mucho tiempo escribi una historia que tambien hablava de un cerdito.
Si te apetece leerla este es el link:
http://ricardomenkes.blogspot.com/2009/04/el-castillo-de-praga.html
Lamento no tener el talento que tu tienes para escribir, pero esta salio en un dia que estava inspirado.
Un abrazo.
Ricard
Me has dejado "de piedra" con el final de esta fábula, Humberto. Como siempre, excelentes tus textos. Un saludo.
ResponderEliminarQue bello cuento, una buena lección. Saludos.
ResponderEliminarLa cabeza del cerdito en realidad no la rompió el niño. La rompe la educación que ha recibido ese niño, la rompen los padres que tiene detrás.
ResponderEliminarMe aterra el pensar los monstruos que puede generar una mala educación.
Tremendo tu relato, Humberto, nunca me dejas impasible.
Un fuerte abrazo.
Angustioso relato de humor negro que refleja muy bien hasta que grado somos los adultos responsables de los actos de los más pequeños. Encoge el corazón ver el final que tiene ese cerdito-humano. Ojalá la madre hubiera pensado que ese mendigo fue una vez un niño pequeño con una mamá que lo amaba. Si aprendiéramos a mirar a todos con una pizca de amor materno, el mundo sería un lugar mucho más humano.
ResponderEliminarBss!
Uno de los mejores que leí, Humberto, en unas pocas líneas nos dices muchas cosas, crueldad, humor, ironía, creo que tu profesión te ayuda a llegar en lo profundo de la mente humana para sacar, en este caso, lo peor..
ResponderEliminarUn besote. Caro
Me asombra la ausencia de la palabra HOMBRE para el mendigo en la voz de los comentaristas.
ResponderEliminarAplaudo el relato por la conciencia del otro que implica y aplaudo la lección que nos deja GEN cuando dice "Ojalá la madre hubiera pensado que ese mendigo fue una vez un niño pequeño con una mamá que lo amaba".
http://enfugayremolino.blogspot.com
Hola Humberto.
ResponderEliminarEsta mañana miré mi correo y me sorprendí con tu aviso, pensé que iba a subir algo mañana, pero fue una grata sorpresa. Bueno grata es una forma de decir porque el texto es un mazazo en el medio de nuestras conciencias. Como puede responder así una madre? pero lo hacen, yo lo aseguro.
Duro y real. Impecable.
Sabri
(Noa TLF)
ResponderEliminarHumberto!!!....fuertísimo! para reflexionar con respecto al poder de las palabras y especialmente, si stas salen de una madre....
Antonella Frad.
ResponderEliminarMe dejaste sin palabras, vale este relato para tomar conciencia, para reflexionar sobre todo, con respecto a los mensajes que damos como adultos. Gracias Humberto, excelente como siempre, como todo lo tuyo.
Ay dios estas madres comunes y vulgares!
ResponderEliminarUn beso o 2 #
Me gustan tus relatos Humberto *
Qué relato macabro...pero muy bien contado!
ResponderEliminarLos adultos solemos cambiar los nombres a las cosas cuando nos dirigimos a un niño: a un perro le decimos babau, a un auto tutú, a cualquier cosa que esté sucia le decimos "no, eso no, caca"...sólo que a esa madre se le fue la mano al llamar, despectivamente, cerdo a un mendigo. Pero bueno, proyectamos lo que llevamos dentro, no?
Los niños aprenden de los adultos.
Deberíamos reflexionar acerca de eso.
Un beso
(San del TLF)
ResponderEliminarEs un relato con mucho significado, justamente, hay significantes que "rompen la cabeza", asi, literalmente, que dejan su huella marcada a fuego.
Gracias a vos Humberto por regalarnos tus historias, tus relatos, todos diferentes y sin embargo con ese sello propio que te caracteriza.
Digno hijo de su indigna madre.
ResponderEliminarSaludos Humberto.
Que bestia ¿NO?,un niño suele ser mas consciente: claro que la realidad, supera la ficción un abrazo
ResponderEliminarLos cerditos, son necesarios para alimentar la avaricia del sistema. Gracias amigo!
ResponderEliminarExcelente Humberto , me ha encantado ! fuerte ! debemos ser muy cuidadosos con las cosas qie decimos a lo niños , mas de uno estará criando .....Cerditos .
ResponderEliminarSaluditos
Cris//mujeresdesincuentay
Gran micro y una historia cruel que no lejana de la realidad.
ResponderEliminarSaludos
Lo aprendido frecuentemente es lo que haces de mayor. Cruel pero realista. Muy buen mensaje.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sin duda para un niño hay simples explicacviones, las cuals deberiamos esmerarnos más en detallar, parece gracioso, pero en la mente d eun niño no hay malicia....por qué nos esmeramos en hacer que asi sea.
ResponderEliminarEs muy grato venir a leerte.
Un fuerte abrazo.
Una historia muy cruel y sorprendente, desde luego no me esperaba ese final.
ResponderEliminarUna vez mas creo que a los niños hay que decirles la verdad para evitar confusiones y es sorprendente la capacidad que tienen los niños de entender las cosas.
ResponderEliminarBueno esta historia está muy buena pero no para el pedigüeño.
saludos
La madre debió ser más explicita,por que confundió al niño...comparar al mendigo con un cerdito alcancía (esta palabra me recordó a mi padre)no fué quizás lo mas apropiado.Leccion aprendida de tu escrito? que debemos expresarnos mejor a la hora de explicarles a los niños las cosas,no son tan ingenuos!!Abrazos Humberto.
ResponderEliminarPDT gracias por tus palabras de apoyo y animos.Me quedo en tu casita.Besos.
Vaya, Ésto me deja descolocada, aunque debo reconocer que es algo de lo más común en las actitudes humanas y no hablo solo de los niños y sus interpretaciones :(
ResponderEliminarFeliz solsticio de verano. Un besito.
María
Infelizmente, a pura realidade, pura atualidade.
ResponderEliminarSeus textos são intensos e verdadeiros.
Um beijo muito afetuoso.
Este blog es muy serio, pero ese crío.., no, mejor su madre, se merecía un buen "meigallo"...
ResponderEliminarNada de vades retros, en ésto no valen. La señora iría derechita a la hoguera si hablara la inquisición...
Pero no vengo a hablar de eso.
Humberto y todos sus estimados lectores, vengo a invitarles a una tradición muy antigua.... (y ahora menos formulismos y más prisa que es la hora)...
A ver!! Vengo a invitaros a la queimada en ¡¡A que no funciona!!
http://aquenofunciona.blogspot.com/
Venga!! que va a ser la hora meiga!!!
Tokiski a saltar la hoguera ¿ehhh?
Vamoallá...........
Humberto es todo un placer pasar por su blog gracias por seguir
ResponderEliminarAbstracción textos y Reflexión
Un cordial saludo
Mi querido Humberto gracias por la dedicatoria. como siempre, sus líneas tienen un inquietante ritmo que lo lleva a uno hasta el final. Puede ser útil lo de los cerditos. un abrazo
ResponderEliminarAy!!!!!!! dejas un importante mensaje Humberto! nunca he entendido porque decir mentiras a los niños, tan sencillo es dar una explicacion a su nivel de entendimiento.
ResponderEliminarun abrazo
Los niños no piensan ni razonan como los adultos, cosa que éstos siempre olvidan.
ResponderEliminarUna niña en el cuerpo de una mujer adulta también puede razonar de manera diferente. Quizá por ello a la hora de escribir pueda resultar un poco más complicado entenderla ¿no crees, Humberto?
Y no cuela lo de decir que es que a las mujeres no hay quien las entienda, y que los hombres son muy simples... Ninguna de las dos cosas es verdad. O, quizá, es que ambas son exactamente al revés.
Con cuatro años mi hijo pequeño,una noche, al acostarlo, se dio la vuelta y me preguntó "Mami ¿qué sentido tiene esta vida?". Yo me quedé muda en un primer momento; ni al cumplir los 40 se me pasó por la cabeza preguntarme tal cosa.
Un abrazo enorme para tí y un beso.
Carmen.
! Pero qué barbaridad...pobre hombre !
ResponderEliminarHay que tener mucho cuidado con lo que se les dice a los niños...su mente siempre divaga...son muy fantasiosos.
Me encantó tu historia con moraleja.
Un beso
Mardi♥
Jo, qué duro. Pero qué bueno. Es tan importante lo que se dice a los niños... Hay gente que no debería reproducirse, y suelen ser los que más se reproducen. Otra prueba de que esta especie se encamina hacia su destrucción. Muy bueno el cuento, de verdad.
ResponderEliminarSiempre la realidad supera la ficción Humberto!
ResponderEliminarA veces una buena explicación a tiempo hace mejores a los adultos del futuro.. los niños necesitan una explicación real de todo, para forjarse la realidad de la vida paso a paso.
Besos querido amigo.
Feliz fin de semana
Manera pedagógica de la madre de inducir a un ser a la violencia, la sintesis que hizo la madre del mendigo a su hijo fue letal.
ResponderEliminar¡ Me ha encantado !
Un abrazo.
Precioso y hermoso lo que escribes, una historia real como la vida misma, se da mucho en esta sociedad consumista, en la que nos movemos, gracias por compartir. Que pases un feliz fin de semana lleno de sensaciones positivas. Un abrazo desde la distancia de un amigo.
ResponderEliminarSeria como humor negro. Todo un ejemplo de como los niños se basan en todo lo que les dicen sus padres. Me ha conmovido este relato. Un recuerdo :)
ResponderEliminarectrical-columbia.blogspot.com
Excelente!! Una cruda alegoría!!
ResponderEliminarMuy buena la dualidad del relato. Excelente final.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola amigo
ResponderEliminarmuy buen artículo
tienes mucha humanidad
e imaginación,
me lo paso bien leyéndote,
feliz fin de semana
En tu relato he visto los efectos del desamor y de la total falta de respeto en la educación...pero ojo! el crío debe tener una personalidad conflictiva también. Veo improbable que yo abriera la cabeza a nadie por mucho que me dijese mi madre...es mi opinión...
ResponderEliminarSaludos, Humberto!
Excelente!!! Humberto... realmente es un cuento que tiene un entramado tan bien hecho, tan profundo, que es para niños y sobre todo para adultos. Cómo influenciamos a nuestros hijos, con comentarios que para nosotros pasan de largo pero que en ellos quedan marcados.
ResponderEliminarNuevamente te digo Excelente!!! mis felicitaciones y ojalá tengas un hermoso fin de semana!!! (jaja, yo estoy comentando desde mi trabajo, ya que terminé lo que tenía que hacer y no está mi jefa, voy corriendo con los tiempos, creo que como todos!!)
Linda historia! Chau, Arianna
ResponderEliminarHola Humberto:
ResponderEliminarLa culpa fue de la madre del niño.
Pero tu relato es como una fábula de Iriarte, porque lleva su enseñanza.
Que se debe de educar bien a los niños y no menospreciar a las personas que por desgracia tienen que mendigar.
Besos desde Valencia, Montserrat
Humberto no sé cuantos awards te habrán otorgado ya, pero yo te concedo una undécima parte de mis Sunshine.
ResponderEliminarSalud.
Hola Humberto. Supongo que el niño del relato debe de ser muy pequeño, ya que no tiene capacidad para discernir lo que está bien de lo que está mal. En todo caso, la actitud de la madre es patética y lamentable, todo un ejemplo de cómo no se debe educar a un niño. Me gustó mucho, sigue así. Un abrazo.
ResponderEliminarCruel reflejo de esta sociedad de...adultos...
ResponderEliminarSaludos muchos, Humberto, buen fin de semana.
MMMMMMMMM.......
ResponderEliminar(¯`v´¯)
`•.¸.•´
¸.•´¸.•´¨) ¸.•*¨)
(¸.•´ (¸.•´ (¸.•´¯`•-->¡¡ Con Amor te saludo ¡¡(¯`v´¯)
`•.¸.•´ Feliz Finde.
¸.•´¸.•´¨) ¸.•*¨)
(¸.•´ (¸.•´ (¸.•´¯`•-->Gracias por visitar mi blog.
Estou aqui já seguindo seu blog de um amigo .
ResponderEliminarÈ ricamente postado seu blog ficarei feliz em receber você no meu blog .Um feliz final de semana beijos meus,Evanir.
Mira….mis ojos se han quedado abiertos como platos y mi boca también….no sé si seré capaz de cerrar algo en un buen rato….
ResponderEliminarA veces no nos damos cuenta de lo que puede confundir nuestra palabras de adultos en la imaginación de un niño. GENIAL este relato, como siempre. Un bessito
impactante!
ResponderEliminarhas descrito una crudísima realidad de un modo descarnado y movilizante.
un espejo en que deberían mirarse varios "educadores" para ver su propio monstruo interior.
un abrazo fuerte!
Terrible...
ResponderEliminarDeja ese amargo sabor en los labios, de los gestos de los adultos desgarrando el entendimiento de un niño...
Como siempre, me sorprendes y alteras con tus relatos.
Un beso y mi afecto.
Este es muy duro.
ResponderEliminarTerriblemente duro.
Se quedará grabado en mis recuerdos.
Fijo.
Saludos.
SUBLIME, me deja sin palabras nunca imagino el final de las historias que me cuenta y mira que se han convertido en un reto para mi, saber hacia donde se dirijen sus palabras, je je je
ResponderEliminarMe encanta.
Un besazo.
Así empieza la violencia, la injusticia y la desigualdad, por la deshumanización.
ResponderEliminarMuy aleccionador. Un saludo.
que dura tu historia..la educación es lo más importante
ResponderEliminarSiempre que veo una noticia relacionada con un acto delictivo de un menor pienso que clase de educación habrá recibido para realizar algo así, tu cuento hace que me reafirme en esta opinión.
ResponderEliminarBss.
http://melancora.blogspot.com
Estoy totalmente de acuerdo con Carmen. Los textos clásicos obligatorios de la escuela llegan siempre demasiado pronto. Esto es bastante peligroso porque, o bien encantan a un 2% de los niños/jóvenes, espantando a un 98% o bien asustan al 100%.
ResponderEliminarQuerido Humberto te espero de nuevo en mi página, en cuanto puedas.
Un abrazo.
Me has dejado un hondo suspiro y sin saber qué decir ni qué pensar. Pero, sin saber por qué, con el corazón en un puño.
ResponderEliminarEs un post estupendo Humberto.
Los padres tienen que se ejemplo y educación, pero de la buena, sin perjuicios y engaños. hay que reconocer que el niño creyó a su madre. Respeto por todas las personas eso falta muchas veces, sobre todo a los más desafortunados.
ResponderEliminarUn abrazo.
Rápido, brutal pero tierno... puede ser eso todo junto?
ResponderEliminarCulpables somos los adultos ...
Un saludo.
Simple, limpio y bello.
ResponderEliminarQuizás un poco cruel no?
En fin, lo he leído varias veces y te hace pensar y eso es una gran virtud amigo.
Un abrazo.
te vine a devolver la visita.
ResponderEliminarUn saludo
Un poco fuerte, no? Pobre mendigo! Soy de las que piensa que a los niños hay que tratar de explicarles las cosas de una manera sencilla y fácil para que las entiendan, no mentirles.
ResponderEliminarClaro a lo mejor para esa madre, todos los mendigos con cerdos. Qué poco corazón.
Perdona el rollo que he soltado para ser mi primera visita, pero no lo he podido evitar.
Un saludo y gracias por pasarte por mi blog
Ay madre, que me han dolido todos y cada uno de los golpes de piedra que dio el niño a este "cerdito de loza" pobre mendigo, es que los crios muchas veces hay que tratarlos con delicadeza y contarles las cosas con deliberada calma y explicación, si no pasa lo que pasa
ResponderEliminarEste historia (creo yo que con moraleja) me ha recordado mucho a un cuento infantil de un amigo, que por cierto te recomiendo sin o lo conoces, a ver que te paso el enlace
http://dkmarcos.blogspot.com/2010/09/la-prueba-del-toro.html
Un beso de fin de fin de semana y que lo pases muy bien querido, nos vemos ;)
Me encanta, Humberto, tus prosas cortas, dicen tanto... Un abrazo. Mi cariño
ResponderEliminarMuchas gracias Humberto por pasar por tu otra casa. Espero poder visitarte y leer algo mas, lo que ley esta genial, buena descripción de lo que los adultos podemos hacer en la educación de los hijos, una pena, pero es la verdad misma del dia a dia. Ese adulto fue niña en su dia, y seguro le harian algo similar, pero no ha tenido lo suficiente como para poder cambiar, lo que es aun mas pena.
ResponderEliminarGracias por compartir, que tengas un buen y feliz dia a dia.
Un abrazo
Todo lo externo es frágil en esta vida por eso la importancia de fortalecer nuestro interior.
ResponderEliminarUn abrazo amigo Humberto
"Ains! esto de educar es un trabajo duro", pensaría la madre.
ResponderEliminarMuy bueno amigo para reflexionar sobre los padres y la educación de valores...
Un beso
Vim retribuir sua visita. Muito especial seu blog.
ResponderEliminarNamastê!!
Me dan miedo los mendigos, sé que podria ser uno de ellos y me asuta, la verdad.
ResponderEliminarPero mucho mas miedo dan las personas que han dejado de ver la dignidad que merece cualquier ser humano.
un abrazo Humberto,y gracias por tus visitas, son muy de agradecer.
ResponderEliminarMe gusta porque pone en liza, la tremenda inocencia de un niño y al mismo tiempo su sentido utilitarista. Aunque bueno, es un poco fuerte. Para algún que otro alcalde de ciudad sería una bendición tener unos cuantos niños de estes para que le limpiase la ciudad de cerditos. Un saludo.
ResponderEliminar¡Vaya historia!
ResponderEliminarMe he quedado pensando en varias cosas y espero resolverlas mientras intento dormir.
Saludos Humberto.
Podría comentar muchas cosas. pero lo que mas grafica lo que quiero poner es un "UFFFF".
ResponderEliminarAbrazo grande amigo Dib!
ResponderEliminarPaso a disfrutar de estos bellos textos que enamoran el alma y adornan el corazón.
Llenando el día de sentimientos para quien tiene la oportunidad de leerlos y deleitarse con sus letras, que han sido dibujadas en armonía con la mente y el espíritu.
Un abrazo de sueños aquellos que a veces nos sorprenden en el camino...
María del Carmen
Negro, negro. Me he quedado sin aliento.
ResponderEliminarUn abrazo
Que cruel amigo! esto nos servira para ser más cautos. Le trasmitio un mal a ese niño. Es un estupendo relato, con gran enseñanza. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarUn abrazo.) y feliz semana.
Cuánto estrago pueden causar en la mente de un niño, las palabras de los mayores. Qué importante es cuidar el lenguaje partiendo de la base que estamos educando. Un abrazo
ResponderEliminarAyyy, Humberto...qué personajes confusos, extraños de sí mismos y alejados de la realidad, describes en tus narraciones...De ponerse "los pelos de punta"..Neuropsicólogo...espero que no te encuentres jamás las duras realidades que cuentas en tu propia realidad.
ResponderEliminarUn abrazo
Firma: Como siempre, la impactada pat.de arquetipos y quimeras...la que te pone mala fama, pero siempre vuelve como atraida por un imán maldito.
Besos,
La verdad es que quede impresionado y me veo obligado a comentarte.
ResponderEliminarrefleja una realidad y me identifico mucho. He sido, en muchas ocasiones e ideales, victima de la cabeza de mis padres.
Muchas gracias por compartir este relato.
Abrazo
JAJAJAJAJJAJAJJA. ¡Qué bueno! Yo nunca tuve un cerdito de esos, yo tuve las típicas huchas de lata, que llenaba tan solo de céntimos (no llegaba nisiquiera a incluír las monedas de 1 y 2 euros), total que el año pasado me dió por abrirla y ¡Madre mía! que dolor de cabeza me produjo cuando mi madre me mandó ir con todos esos céntimos a cambiarlos por billetes. Ni te imaginas la vergüenza, me había convertido en la niña mendiga en lugar de serlo el cerdito.
ResponderEliminarCarpe diem!
Olá Humberto, grata pela visita em meu blog!
ResponderEliminarSeu blog é ótimo , gostei muito!
Voltare mais vezes. Abraços
un relato con moraleja como los de la escuela de antaño
ResponderEliminarbuena semana, desde Chile un abrazo
Que tal Humberto, pues tu realto tiene toques cómicos, pero no deja de ser una cruda forma de recordarnos la estupidez humana.
ResponderEliminarUn beso
Que tal Humberto, pues tu realto tiene toques cómicos, pero no deja de ser una cruda forma de recordarnos la estupidez humana.
ResponderEliminarUn beso
Muy profundas las reflexiones que
ResponderEliminarnos sumerges en tus interesantes post.
es un placer pasar por tu casa.
feliz semana.
un abrazo.
Uf, el final me ha dejado estupefacta!
ResponderEliminarFíjate qué alcance y repercusión tienen las palabras de los adultos en los niños...
Muy bien narrado, muy bueno el desenlace, y la reflexión a la que nos llevas!
Un abrazo!
;)
Estoy de acuerdo con la mayoría: es un cruel reflejo de nuestra sociedad y, lo peor, es que nosotros lo fomentamos y de algún modo, lo alentamos, infundiendo este odio y rechazo a lo que no es como nosotros.
ResponderEliminarPero debo confesarte, que me agradó este post, sobre todo por la realidad, sin miramientos y consideraciones, hallando rapidamente los culpables: educamos y formamos personas, que más tarde reproducirán lo que aprendieron...
un abrazo y gracias (siempre) por tus amables visitas.
Humor negro del bueno!!!
ResponderEliminarLo que está claro es que la culpa es de la madre... mira que llamar cerdo al mendigo!!! jaja
Muy bueno Humberto!!
hola Humberto,
ResponderEliminarnino travieso y mal educado?
un abrazo^^
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Ya vendré de nuevo, ok?
RR^^
Jo..., Humberto, son buenísimos tus relatos, he llegado a éste y es impactante. Ojalá algún día `pueda escribir algo así en tan poco espacio. Besos.
ResponderEliminarCría cuervos...¿Cuánto tiempo esperará a cobrar la herencia de sus viejos me pregunto yo?
ResponderEliminary días más tarde, su madre le preguntó... ¿qué quieres ser de mayor, nene? yo, banquero como papá!!
ResponderEliminarje ,je... Bss...
Humberto, me has seducido (ojo, en el buen sentido de la palabra) con tus relatos. Fantástico, este "EL niño y el cerdito".
ResponderEliminarRoy
Genial historia. Pobre mendigo.
ResponderEliminarPd: Humberto he escrito un cuento en el blog.
Saludos.