Llegaba hacia el fin de la tarde y se sentaba, invariablemente, en el mismo pedazo de plástico pringoso que el dueño del barzucho insistía en llamar silla. A partir de ese instante, el lugar enmudecía, pero por debajo del silencio los dependientes iniciaban una carrera ajetreada: el cantinero cortaba salame y queso en lonjas muy gruesas -exigencia del Fiero-, mientras que la mesera le servía una medida generosa de ginebra en un vaso grande. Los clientes que estuvieran allí permanecían callados, hasta que el Fiero terminaba su tercer vaso, cuando arrojaba los restos de comida al gato y se iba sin decir media palabra. Siempre era así, entraba mudo y salía callado, su mercadería era el silencio. Por su fama de sicario cruel, el Fiero era muy temido en los barrios periféricos de Asunción. Su sobrenombre -que todos conocían, pero que nadie se animaba a pronunciar delante de él- se lo había ganado después de que lo atacara un perro rabioso, al cual el Fiero le devolvió el favor mordiéndolo hasta matarlo.
Estimados amigos:
ResponderEliminarMuchas gracias por los comentarios para “El Mártir”.
Les deseo un muy buen fin de semana… y lo que siga.
Un abrazo.
Humberto.
Muy característico de estos predios latinoamericanos...
ResponderEliminarPero nada, así vamos.
Un saludo.
Ah, el primer comentario...
ResponderEliminarEso es difícil en tu blog.
Deja tomar una taza de café por eso.
Un saludo.
¡Bueno!
ResponderEliminarLa cuestion es y ahora preguntar ¿Quien es la fiera...?
Quizas el hombre sea mas fiera que la fiera...
Saludos de J.M. Ojeda.
Hay enemigos muy poco convenientes. Saludos.
ResponderEliminarTodo un personaje que no necesita hablar para imponer su fiereza. Le bastan sus hazañas y sus vasos de ginebra. Existen muchos tipos así.
ResponderEliminarUn abrazo, Humberto.
Todo un personaje este Fiero al que no importa de sacar su lado más tierno y dar de comer a un gato.Lo del perro fue en defensa propia y quizás lo de sicario sean habladurías,ya conoces a la gente Humberto,hacen de un grano una montaña jeje.Un abrazo feroz.
ResponderEliminarBien parece verdad el viejo proverbio de "cría fama y échate a dormir", aplicable al "Fiero".
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Qué alegría verte por acá, Carlos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué asco y qué susto debía de dar el Fiero.
ResponderEliminarCon razón se quedaban tan callados.
Miedo dan esos fieros. Tristes tiempos dibujan. Tremendo final nos dejas.
ResponderEliminarSaludos
Algún Fiero he conocido por ahí. Pero a mí no me dan miedo, sino lástima.
ResponderEliminarExisten estos personajes y obviamente son de temer.
ResponderEliminarBesos Humberto
El Fiero, carne de noticia, tal como enseñan en todas las escuelas de periodismo del mundo.
ResponderEliminarBuen micro, Sr. Dib.
Un saludo,
Cuantos "Fieros" andarán sueltos por la vida, con su mordida mortal a flor de instinto...
ResponderEliminarTu relato me transportó al Buenos Aires de antaño, en algún suburbio, en algún zaguán o cantina del arrabal porteño...
con la mirada penetrante, lerdo pero firme el paso, lo que queda de la colilla un cigarro a medio fumar en los labios y un silencio absoluto al verlo llegar...
Parecía respeto, pero era una mezcla de recelo y terror y miradas complices buscando amparo...
Es lo que despertaba en la gente la llegada del "Malevo"...
Hoy, los tiempos han cambiado, pero los "Fieros" y "malevos" no pasan de moda, siempre estarán vigentes...
Felicitaciones! un placer leerte!
Un abrazo.
Humberto, escalofriante...
ResponderEliminarNo me gustaría para nada coincidir con el.
Buen relato, sorpresivo :)
Besos y feliz día
Tal vez el Fiero no fuera tan fiero como lo pintaban, todos tenemos un lado débil y el suyo era el gato, no en vano le daba de comer. Digo yo, no sé, quizás yo quiero imaginarlo así ;)
ResponderEliminarUn abrazo
Crei que se trataba de una idea mia, pero veo que varios vimos que cuando le daba de comer al gato el fiero mostraba su almita bondadosa.
ResponderEliminarUno de esos relatos imaginativos e impecables, Humber!
Besos.
Sabri!!
"Entraba mudo y salía callado", ¡qué buena frase!
ResponderEliminarVaya, Humberto, has creado un personaje con mucha vida. No hace falta contar más para imaginarlo perfectamente.
ResponderEliminarUn abrazo
Anita, dos cosas se me cruzan frente a tu comentario.
ResponderEliminar1. Un personaje con mucha vida... y mucha muerte.
2. Me alegra de que no seas una de esas personas que creen que el personaje soy yo ;)
Un beso
Mi recordó mis épocas de "cantinera": Los hay, los hay... hay clientes que hacen bailar al cocinero.
ResponderEliminarEl Fiero es un personaje que me deja intrigada... Detrás de su silencio habrá una fiereza consolidada? o fue solo la anécdota pasada, que le brinda la fama brava?
Muy bueno Humb!
Un beso grande =)
Desenlace rápido, sorprenderte y ajustado a la norma del buen hacer.
ResponderEliminarEs curioso esto de los finales; procuro leer con detenimiento cada línea, para llegar al final letra a letra, pensando a la vez que habrá sorpresa, y lo bueno es que siempre me quedo corta ...
¡Genial humberto!
Un abrazo.
Muchas gracias, Aloe, viniendo de una persona talentosa como tú, las palabras se potencian. Sería un halago al cubo.
ResponderEliminarUn beso.
Yo no le creería nada, tanta rudeza.
ResponderEliminarPura facha, je.
Gracias por tu visita!
Un gran saludo.
Miedo da con solo leerlo...Pobre perro.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Un personaje muy curioso El Fiero. Abrazos
ResponderEliminarMuy violento, el Fiero...lastima que se ganára de esta manera, el poder del silencio ajeno.
ResponderEliminarRecibe mi saludo.
Hay un refrán español que dice "no es tan fiero el león como lo pintan". Claro que, en este caso, al Fiero se le puede aplicar este otro: "Cría fama y échate a dormir".
ResponderEliminarBuen micro, Humberto.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Uff, casi he podido obervar su fiereza en la cara.
ResponderEliminarLo has descrito de manera muy concreta y con mucha riqueza.
Jeje bonita tu foto de perfil, jeje.
ResponderEliminarBueno el Fiero era más animal que el perro que le mordió!!!
Buen fin de semana para tí también, un beso.Amelia.
Fiero, mas feroz feroz foi Zizinho. Durante o dia temido pelos bares na Rocinha. Todos ficaram em silêncio quando ele entrou, e caipirinha cashasha bebeu por algumas horas e as mulheres por causa dele desfaleceram.
ResponderEliminarMas à noite, Zizinho foi "Marilyn" e Marilyn causou sensação entre os clientes da boate Crystal Lounge, em Copacabana ...
Estes homens eram ferozes. Eles sabiam que ambos os lados da lua ...
beijos ferozes
So nicely seen and captured Humberto!
ResponderEliminarHave a wonderful week ahead.
Excelente relato corto Humberto. Un abrazo
ResponderEliminar¡Qué repelús da ese personaje!
ResponderEliminarBesos.
eeeeeewwwww! Biting rabid dogs! I'd buy him a drink :D XXX
ResponderEliminarSeguro que en casa.....la mujer lo tiene zumbando. Un abrazo!
ResponderEliminarMuy visual la escena, se ve a la perfección el lugar y los personajes. Y un sorprendente final, no sé, estaba esperando un sicario a sueldo, un matón y no el apodo le viene por la forma que se hizo con el perro.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
Besitos
Personaje siniestro este Fiero, pero quien era la bestia él o el perro?.
ResponderEliminarQue miedo, seguro yo tb me quedaba calaldita en una esquina hasta que se fuera...
ResponderEliminartremendo relato, qué bien.
ResponderEliminarMata al perro y da de comer al gato. Esperemos que el gato no le de un arañazo, tal y como suelen hacer cuando no hay comida o tardan en dársela. Porque además del fiero, le llamarán el "Matagatos", o "El Fiero Matagatos".
ResponderEliminarSiempre digo que el poder es debilidad disfrazada.
ResponderEliminarBuen finde para tí también Humberto, besos.
Agradable el leerte.
ResponderEliminarUn saludo.
Eso son venganzas y lo demás cuento, ojo por ojo jajaj, se debió de quedar mudo en aquel momento.
ResponderEliminarBesitos y sonrisas fieras :-)
Dib:
ResponderEliminarSe nota que el fiero tenía mucha rabia acumulada...
Saludos sin rabia.
Muy buen relato, amante de gatos? digo porque le daba la comida
ResponderEliminarSaludos
Hola Humberto! En cada pago seguro que hay un Fiero como el de tu relato. Nunca se llega a saber bien cuál es la verdadera historia, cuánto de cierto en todas sus "fierezas", cuánto inventado. El tema es que con el tiempo se convierten en leyenda y ya no importa mucho todo eso. Bueno, no sé si no importa, uno prefiere creérselo, por si acaso.
ResponderEliminarExcelente relato. Me encantó!!
Un beso.
Es extraño, Humberto, todos conocen al malo, al terrible, al desalmado y hasta lo respetan. Pero ¿quién conoce al que hace el bien, al hombre bueno e intachable y que trabaja en favor de lo demás?, ¿Quién le brinda un lugar en su mesa y se siente orgulloso de tenerlo por amigo?
ResponderEliminarEl hombre gusta de las tragedias, de las maldades, de lo oscuro, esa es su naturaleza.
Mi cariño de siempre: Doña Ku
Ya se sabe que el perro es el mejor amigo del hombre. Un poco débil este Fiero que devuelve favores (jeje). Me has entretenido, Humberto, aunque tal y como están las cosas, en esto de la ficción, puede que ahora se te echen los perros encima.
ResponderEliminarEste señor es de los míos, no en cuanto a fiero, desde luego, je. Sino que adora más a los gatos que a los perros. Mientras a uno le da de comer, el segundo casi se convierte en su propia comida.
ResponderEliminarBuen micro, Hum.
Cariños.
"Su mercadería era el silencio"; tuve la sensación que esa imagen sostenía la silla, el lugar, los dependientes, la vajilla, los fiambres, la ginebra, el gato,,, Incluso esa frase por tan cierta y jamás pronunciada le inoculó la rabia al fiero; esa rabia que nunca puteó Pasteur (con la que mató al perro),
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y un lindo (sublime) fin de semana y lo que sigue,
Pd: Y como soy insistente diría que la frase también sostiene el cielo despejado hirviente de Asunción.
Hola amigo que triste personaje pero hay muchos así lamentablemente.
ResponderEliminarAbrazo grande que tengas un feliz domingo, querido amigo.
Corto y conciso; las palabras justas.
ResponderEliminarEn cuanto al contenido, imagino que lo del perro fue a causa de haberle pegado la rabia ¿no?
Espero que hayas disfrutado de tus vacaciones.¡Buen fin de semana!
¡Biquiños!
Carmen
:O
ResponderEliminarPobre perro, pero tal vez se lo había ganado por atacarlo
Saludos, me gustó tu relato
n___n
Que estés bien, cuídate
byE
Jesús como para no pisar semejante bar. La próxima vez que en lugar de un perro le echen un tigre de bengala.
ResponderEliminarSaluditos.
Yo conocí al Fiero, Fui yo quien lo mordió.
ResponderEliminarAbrz.
Que miedo con el Fiero ese.
ResponderEliminarBesos.
¿Sabes que estoy comenzando a tenerle miedo a ese Fiero? No debería haberlo creado ;)
ResponderEliminarUn beso.
Estimadísimo escritor:
ResponderEliminar...Vengo del blog de mi amigo poeta Toro Salvaje -Xavier-: me ganaste por dos segundos en los comentarios en donde decía algo por ahí tal vez risible.
Bueno, bueno: Y de paso me encuentro con este bello relato de "El Fiero de Asunción". Muy buena y fluida tu narración con cierre espectacular, como me gustan los finales: un solo guantazo en la quijada y cae uno a la dura lona sin dientes y con los ojos en blanco, con convulsiones finales, para más dramatismo y emoción! Así se hace torero!!!!!!!!!!!!
Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank Ruffino.
P.D. Al Fiero solo le podría el veneno. De todos modos se lo comería casi todo y con esa dosis bastaría: pobre gato y pobre Fiero que no le da al felino una probadita inicial, por aquello de las moscas...
No osen meterse con El Fiero...
ResponderEliminarMe encantó Humberto, mientras leía me imaginaba la escena, lo disfruté hasta el final aunque haya sido fiero.
Besossss.
...claro y también otra dosis de tu pluma acabaría con El Fiero. Podrías hacer un grupo de relatos en donde el Fiero sea el protagonista, al final, de un "plumazo" acabas con él (tal vez que una buena y bella mujer le ablanda el corazón...). Digo, si te parece la idea de este anticristiano...
ResponderEliminarQue tal Fiero, espero no toparme con él.
ResponderEliminarApaaa ! que ni se me acerque !
ResponderEliminarjejee
Bss :)
Pues para mí, "el Fiero" no era un ser aterrador; quizás su peculiar personalidad era temida y respetada por el mítico halo que lo cubría. Un enigmático silencio invita a querer descubrir lo que hay detrás y atrae más que una verborragia extrema. De hecho, tenía fieles parroquianos... ¡Me encantó el relato! Un beso grande, Humber!!!
ResponderEliminarVerdaderamente, da para analizar a personaje.Presenta varias aristas...Me gustó. Un abrazo. haydée
ResponderEliminarMuy buen relato, me ha gustado el personaje. Me he quedado con ganas de saber más de él.
ResponderEliminarUn abrazo,
Humberto, cuidado con el Fiero que es peligroso y no duda...
ResponderEliminarMuy bien ambientado este relato, te transporta a esas calles de Asunción, en el que se aprecia esa diferencia de clases.
Me gustó.
Un fuerte abrazo.
un animal salvaje en la jungla de los ranchitos; almenos si habia salame y queso para picar...
ResponderEliminarun saludo
Blas
Muy bien elegido el apodo. El adjetivo fiero es perfecto para el personaje. (Relativo a las fieras, duro, agreste e intratable, horroroso terrible, se decía de los animales no domesticados). Intratable con su silencio que contagia al resto, fiera que ataca a una fiera menor. Ahora: hay una clara preferencia de gato sobre perro... El personaje, ¿no?. Ja, ja! Me encantó, está perfecto, la descripción de lo que pasa en el bar es excelente y el Fiero se nos hace un viejo conocido. Beso.
ResponderEliminarUna pintura del personaje muy concisa y elocuente a un tiempo. Deja abierta la incógnita sobre su verdadera identidad; ¿es sólo una leyenda o es capaz de ser tan fiero como lo pintan? Interesante.
ResponderEliminarCuando los hombres actuamos sin control, "sueltos de manos", podemos ser más fieras que estas.
ResponderEliminarUn abrazo
Hay bastantes fieros por ahi, al final terminan encontrándose y el resultado no es nada bueno.
ResponderEliminar¡Qué bueno Humberto!... ¿quién era más fiera???.
ResponderEliminarEnhorabuena porque me gustó mucho.
Besos.
Ufff,menos mal que tenía un lugar para amigarse al silencio e imponerlo por ende...
ResponderEliminarNo creo que ningún otro animal se atreviese con éste...
Besos.
Me lleva a dos maneras de pensar en el Fiero de Asunción: o como una Fiera o como un personaje tierno que sólo busca protegerse del modo en que lo aprendió.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un cariño.
Eleonora.
Lo que en un animal es corriente a un humano se le censura...
ResponderEliminarBesos, Humberto!
Pues a mí este Fiero me parece más alguien muy solitario... quizá mucho más solo que Fiero, y el detalle con el gatito me parece muy tierno. No siempre es tan fiero el león como lo pintan. Pobre.
ResponderEliminarMil besos, Humberto, eres genial siempre.
Cualquiera se mete con este señor!!!
ResponderEliminarLos animales no dejan de ser animales.. las personas dejan de ser racionales para ser fieras irracionales el mundo está lleno de éstas!!La pena es que se les llame personas con nombre..
Mil besos querido Humberto y perdona por no acercarme tanto como quisiera, aún continúo triste de alma y espíritu pero mejorando poco a poco
ResponderEliminarMe detengo ante tu puerta una y una vez más y te digo: feliz domingo para ti y para todos los que te rodean acercándote la ilusión de vida…
La que nunca te olvida y te lleva en el interior del sentimiento…
Tu amiga María del Carmen
Qué costumbrismo tan salvaje. Me ha gustado este especialmente.
ResponderEliminar°º✿
ResponderEliminarº° ✿ ✿⊱╮
Que criatura má!... matar um cachorro a dentadas!...
Bom domingo, amigo!
Beijinhos do Brasil.
°º✿
º° ✿ ✿⊱╮
Hola, querido Humberto. Por razones de tiempo me había perdido tus últimas entradas. Acabo de leer, seguidas pero con un intervalo de un cigarro, El Mártir, Segundo Tiempo Y el Fiero de asunción.
ResponderEliminarEl Mártir atrapa al lector por su dureza y por todo lo que intrínsecamente contiene, una belleza desgarradora.
Segundo Tiempo es simplemente genial, con ese final impagable que huye-como el protagonista-de toda nostalgia.
Este Fiero que nos ocupa es una proeza descriptiva de unos personajes, época y lugar que da pie a crear famas no se sabe si ciertas.
En resumen, cuándo te llamo maestro es por estas cosas. Tres magníficas joyas.
Un fuerte Abrazo.
caramba con el fiero.
ResponderEliminarMuy bien escrito, como siempre HD
saludos
Aquí en España desde que el Cid Campeador tuviera a bien dejarnos, no hemos vuelto a ver fiereza ninguno, más bien bocazas, pero fieras no.
ResponderEliminarUn besote.
Y abierta el arca, la humanidad se diluye. Perfilando el agua que a las nubes sube. El fiero es un escrito que mantiene el suspenso e interés desde la primera línea. Como todo lo que compartes, bien pensado y construido. Besos.
ResponderEliminarEl ejemplo del refrán "Perro que no ladra, muerde"
ResponderEliminarBuena historía.
Un abrazo.
Aveces es muy bueno arrimarse al enemigo...eso dicen, a mi particularmente no me gusta, aunque reconozco que es de sabios, y también de muy picaros, por llamarlos de alguna forma....Gracias por tu visita, que tengas una excelente semana.
ResponderEliminarLa realidad supera a la ficción.
ResponderEliminarAsusta con su mala fama y su silenciosa presencia...
ResponderEliminarBicos.
Quizá sin el asunto feo del perro nunca se hubiera echo sicario.
ResponderEliminarTe envío un zarparzo simpático
Cada uno se cuece en su propio caldero la fama y la imagen, y si para ello hay que masacrar un can, pues se hace, aunque no vuelvas a levantar un dedo, lo importante es que se sepa.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho
Pulgares arriba!
Un bes
Menudo personaje...sin palabras!!
ResponderEliminarUn beso con cariño!!
Me hizo correr un frío por la espalda ese fiero, al principio creí que se tartaba de alguien muy feo pero era fiero de bravo jeje.
ResponderEliminarMuy bueno Humber, un gran creador de historias y personajes.
Un besote.
Stefi
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSr Dib, este relato corto se despliega como una flor frente a mis ojos!!! Tuve la sensación de que queria decirle a alguien yo se lo que hago y lo hago cuando quiero.
ResponderEliminarEs.. excelente el relato creo que se dará cuenta que todos estamos de acuerdo.
Le dejo un cordial y medido abrazo!
AC
A veces no es tanto el desarrollo de un cuento sino el final del mismo. Me gustan "tus finales" :)
ResponderEliminar.
.
.
y tus principios :)
un abrazo
Muchas gracias, Mariluz... a mi me gusta el jamón del medio ;)
ResponderEliminarUn beso enorme.
Pues a mi me da la sensación de que con el miedo que inspira el Fiero a los demás, ese hombre se tiene que sentir más solo que la una.
ResponderEliminarBss.
http://melancora.blogspot.com
Pufffffff como para coincidir con él y quitarle su bebida vamos!!!!!Besitossss
ResponderEliminarJo, amigo Humbertísimo: cómo tiene adeptos y detractores El Fiero! Como todo en la vida, así es y así será!
ResponderEliminarAbrazos y feliz domingo,
Justo Poe
Muy buen relato, este del fiero y el del Mártir. Muy fiero este fiero y más si el perro era uno de los grandes. Si fuera un caniche ya diría otra cosa.
ResponderEliminarUn besote
Me ha gustado mucho la frase "entraba mudo y salia callado". Claro que cualquiera le decìa algo, si le mordiò al perro, a una persona ni que decir tiene.
ResponderEliminarun fuerte abrazo
paco
Más que relato es una descripción de nitidez absoluta de la atmósfera y los personajes que ahí se mueven.
ResponderEliminarAlgunos que dicen que saben, Carlos, comentan que soy "realista". Y yo pensé que querían significar que había estado del lado de los españoles en las batallas por la independencia de Argentina.
ResponderEliminarUn abrazo.
Fiero não é tão mal assim... deu de comer ao gato... ;)
ResponderEliminarVou tirar uns dias de folga e pretendo estar bem perto da natureza.
Volto em seguida para ler-te como sempre faço, mesmo que não deixe comentários...
Felicidades.
Um beijo carinhoso.
Original tema, expectación creciente en su desarrollo, y final hiperbólico y cómico (esdrújulo, según anoto, jajaja). Ese final cómico, que en principio me cayó más extraño, lo entiendo como un recurso magistral de cambiar el ritmo en un relato tan corto, pasando de la tensión a la relajación en algo tan breve. ¡Estupendo, maestro! (y ya sabes que no me gustan las alabanzas sin sentido). Un abrazo
ResponderEliminarLuis, voy a elegirte como mi crítico oficial, con alabanzas o sin ellas, pues detectas cosas que yo ni pienso, te lo aseguro. Es decir... escribo.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Nunca se sabe con quién te vas a encontrar - fue por lana y salió trasquilado - jajaja.
ResponderEliminarGenial mínimo!
Gracias querido Humberto por acordarte de mi.
Besitos y feliz semana!
la culpa la tuvo el perro por no reconocer a un congénere más peligroso que él; pero es comprensible que debido a la furia causada por la rabia, se haya cegado y no pudiera reprimirse de intentar moderlo. saludos.
ResponderEliminarCurioso relato... e interesante sabor de boca me ha dejado
ResponderEliminarun abrazo
La fiereza no necesita de palabras, además también es sorda.
ResponderEliminarUn abrazo Humberto.
Hola Humberto!!
ResponderEliminarDescribes muy bien el ambiente que impera,el miedo ante todo,de un personaje misterioso,que le debe su fama a un perro,menudo bruto!él y no el perro,jaja!
Me gustó!
Un abrazo y feliz semana!!
Como siempre tu gran imaginación. Un placer.
ResponderEliminarSaludos, Nahuel.
I have been sale Shoes with 7 years. Shoes in our shop are best and cheapest. welcome to my store. [url=http://www.2012suprashoes.com/]Supra Footwear[/url]
ResponderEliminarLos más fieros son los más silenciosos...
ResponderEliminarMuy bien pensado sobrenombre... Fue toda una lección para el animal. Gran personaje, en casi todos los pueblos hay uno parecido. Muy bueno, amigo.
ResponderEliminarTipo rabioso ese Fiero, ops, perdón, no hay que nombrarlo, verdad?
ResponderEliminarUn beso.
Qué triste ha de ser el ser temidos por todos.
ResponderEliminarNo hay más solitario que el Fiero.
Saludos
Me gusta que en pocas palabras lograste que el personaje se presentara en nuestra mente perfectamente delineado, hasta con rostro te diría, porque todos conocimos a algún Fiero...
ResponderEliminarMe hizo reir la idea de que en la cada debe ser un cachorrito y estaba tomando coraje, porque cuando vuelva, tiene que baldear toda la casa...
Beso
Un tipo con el que no hay que cruzarse en la vida.
ResponderEliminarBuen micro.
Abrazos mansos.
Menudo sujeto...jooo, matar el perro rabioso a mordizcos...buffff
ResponderEliminarSaludines
Una pintura de los lugares sin ley
ResponderEliminarqué imaginación la tuya!
ResponderEliminarsaludos
Por ahí hay demasiadas fieras sueltas... y eso, que odio las jaulas por definición. Humberto, muy honrada de que hayas visitado y elogiado mi blog. De verdad, no lo merezco. Me alegro de haberte encontrado, amigo desde ahora mismo. Besitos.
ResponderEliminarTerrible, el fiero...no tenía paz ese muchachito...
ResponderEliminarEsa crueldad, extendida hasta los animales, se media con su silencio. Un retrato escalofriante.
ResponderEliminarcomo ya creo que te he dicho antes
ResponderEliminares, me gustan tus relatos por lo inesperado del final. cuidate de los fieros¡¡¡¡ saludos desde el pueblo.
Este hombre era fiero en todo sentido!
ResponderEliminarMe gustan tus finales sorprendentes, te dejo un beso y te deseo una semana genial!
Se fue callado, pero igual me dejó medio tensa. Me gustaría mucho leer el relato del día en que irremediablemente las lonjas de salame y queso estén cortadas bien, pero bien finitas! ;)
ResponderEliminarMuy buen efecto.
Un abrazo
Tu huella me ha traído hasta tu casa. Te sigo.
ResponderEliminarUn abrazo
¡WOW! Me dio miedo, y me alegro de no estar por ahi en su camino :)
ResponderEliminarMatar con los dientes, imagino, otorga cierto Status. Si no, no me lo explico. Era morir y permitir el futuro, ya que de cualquier modo iba a llegar.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un saludo.
Es un texto musicable, de duro sabor literario latinoamericano y con una ironía que muerde con la misma fuerza que el perro y que El Fiero de Asunción.
ResponderEliminarHumberto es pluma ágil de mágico realismo y vigor que sacude cuerpos, almas, conciencias y aun complejos.
Con lo que narra cuenta mucho menos que con lo que oculta bajo las diversas capas de sus líneas.
Sigamos usando la pala, pues, para ver más y más de lo que hay debajo.
Imposible es llegar al fondo del abismo de la mente del autor. Pero intentarlo hace más fascinante cualquier visita al espacio de este exótico neuropsicólogo de privilegiados talento y carisma.
¡Salud!
Todo un personaje, ese Fiero. La dieta de Salame y ginebra seguro que te vuelve de armas tomar, ya me vendría bien a mi. Un cuento breve que te deja con un cosquilleo en el estómago, eso es bueno. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarUna dieta de salame y ginebra no es saludable, pero parece que te hace temible. Veremos.
ResponderEliminarUn abrazo.
que buena descripción, me gustó mucho Humberto, y me hiciste acordar de una amiga que también le devolvió la mordida a su perra jaja tremendo!
ResponderEliminargracias y buena semana!!
vaya post!!! interesantes,sobre todo estos últimos,que me han gustado!
ResponderEliminarun abrazo,espero hayas comprendido,quien,cómo, soy...a través de mi email!
nada diferente a los demás,pues solo mi historia es diferente!
un abrazo,beso
lidia-la escriba/ autora
Que puedo decirte que no te haya dicho?
ResponderEliminarEl escrito es muy vívido, descripto como ya nos tenés acostumbrados. Un personaje que pide más, seria bueno que lo continuaras.
Más besos
Caro
El fiero se ganó la fama mordiendo a un perro rabioso y ahora él es el rabioso.
ResponderEliminarLos clientes no dicen ni pio porque tinen miedo que los muerda a ellos, prefieren esperar que muera de rabia solito.
Un gran texto, Hum.
Un beso amistoso.
Lu
Lidia:
ResponderEliminarTe aseguro que trato de entenderte, pero se me hace difícil. Después te respondo por mail.
Un cariño.
¡¡Vaya conjunto de imágenes de esas que te llenan de asco has coleccionado en esta entrada!!
ResponderEliminarDesde la descripción de la silla al final del mordisco, algo así como cuando en las pelis de terror te quedas colapsado sabiendo que algo terrible va a ocurrir...sí o sí... uno se prepara mentalmente, pero da igual... al final sale el grito horrorizado.
Siempre genial, HUMBERTO.
Un beso grande para ti
Me imagino su cara con un par de colmillos metidos entre sus mejillas, y una mueca eterna de furia y dolor.
ResponderEliminarBuen personaje.
Gracias por haberte paseado por mis humildisimas letras. Despues de ver como escribes de bien...entiendo que las letras sean tu terapia. Yo lo intento, aunque viendo mi pobre resultado al final terminaré de psicologo, ajaja... es broma.
ResponderEliminarUn placer tu vista y sobretodo el visitarte. Si me lo permites te seguiré de cerca, tranquilo, no soy peligrosa o al menos no mucho, ajaja.
Saludos desde un faro en mitad del mar.
Mar (...la vendedora de humo)
Realmente era un fiero peligroso el personaje, y si perro que ladra no muerde, aquel perro que calla es más que cruel...
ResponderEliminarAbrazos alados, Humberto!
es un corto. lo vi.
ResponderEliminarbesos, humberto*
Acá en el barrio hay un que le dicen el "sodomizado", tenía un Gran Danés juguetón. No se sabe si le devolvió la gentileza...
ResponderEliminarEres un grande Dib!!
ResponderEliminarSacas de la galera personajes maravillosos y creibles.
Enhorabuena amigo!!
Lucas
Llegué!!!
ResponderEliminarDespués de sortear 3.000.000 de comentarios (Je) ahí va el mío:
Está tan bien logrado, que dan ganas de romperle el alma a palos!
Patán, brutalmente pintoresco y absolutamente despreciable.
Mi perra Greta y yo, lo vamos a esperar en la esquina del barzucho y no vamos a tener piedad!!!
Excelente, Mr.Dib!!!
He vuelto, my friend!
Big kiss, milord! :D
Verte acá ya parecía un sueño inalcanzable, mi querida BeeBee.
ResponderEliminarWelcome back!
Impecable. Con una atmósfera asfixiante en donde todo parece a punto de estallar.
ResponderEliminarAbrazo desde el sur
No sé por qué, pero últimamente, los temas de los sicarios crueles y despiadados tocan mis fibras más sensibles (para bien, claro está). Y más si se acompañan de descripciones tan vívidas como la que tú has hecho.
ResponderEliminarMe alegra retomar la lectura de tu blog de nuevo,
Pobre perro.
ResponderEliminar:(
Tantos y tantos relatos y no he visto ninguno parecido. Es increíble la capacidad creativa que tiene.
ResponderEliminarTras leer el texto y viendo la foto, se puede imaginar al Fiero sentado en la silla. Lo único malo de los micros-relatos de calidad es que nos quedamos con ganas de saber cómo continuaría la historia.
Mi cordial saludo.
Cualquier día se comerá a la mesera y al cantinero.
ResponderEliminarQue vigilen...
Creo que la vida hay que tomarsela así... O será la vida la que te devore.
ResponderEliminarTodo lo demás es transitar. O no.
Saludos.
Con tres vasos grandes de ginebra a las siete de la tarde, no me extraña que hablase poco y mordiese mucho.
ResponderEliminarUn beso
Muy buen relato. Bien escrito y construido.
ResponderEliminarUn saludo
LUz
Por Dios, Humberto, éste si es una auténtica fiera, no me extraña que no se moviera una mosca en el "barzucho" (me encanta esta palabra)hasta que tu personaje se largara. ¿Es inventado o auténtico?
ResponderEliminarTodo un honor verte en mi blog, gracias.
Un beso
Wauuu mejor no darle motivos para hacer atroz barbaridad...
ResponderEliminarHermoso relato.
Un saludo
Estoy convencida de que el Fiero sólo quería al gato, sabía que entre gatos y perros no hacían buenas migas y en un arranque de rabia un día.... ¡Vaya colmillos que tenía!
ResponderEliminarTe dejo un fuerte abrazo.
Kasioles
Quizás el fiero sacó a relucir su rabia solo en esa situación: ante un perro rabioso. Y luego aprovechó para guarecerse toda su vida bajo aquella fama. Siempre es una buena protección.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Humberto.
Son todos muy bravos hasta que aparece una bravura peor… con unos labios sensuales que no le dirigen la palabra.
ResponderEliminarD.
Quién mata a un perro mordiscos puede mantenerse en silencio muchas horas...muchas.
ResponderEliminarBesos
¿Cual es mas animal?en un momento de furia todos podemos sacar nuestro aninal,a mi me has hecho pensar,saludos
ResponderEliminarEl lobo del hombre es el hombre!!
ResponderEliminarSaluds.
Jenn
esto pasa en asunción?? me parece que lo vi en la pcia de buenos aires a ese fiero
ResponderEliminarMe gustó la descipcion de personaje y escenario, muy bueno!
Un beso. Lula
como dice el refrán cría buena fama y échate a dormir que como la cojas mala no te dejan vivir .
ResponderEliminarMiles de besinos de esta amiga admiradora.
Hola HUMBERTO, no son gratos estos tipejos, pero al final, me acostumbre a verlos como seres humanos sin acabar.
ResponderEliminarCon ternura
Sor.Cecilia
Llevabas razón en la coincidencia perruna en las entradas, solo que el tuyo es más fiero y cruel; el mío duerme plácidamente no prestando demasiada atención al cartel que le han colgado.
ResponderEliminarAbrazos, Humberto.
Fiero asunto el que te traes entre manos, fíjate que no nos contagie la hidrofobia!
ResponderEliminarSaludines
Como sacado de la vida real, por aquí también tenemos nuestro Fiero.
ResponderEliminarSaludos Humberto.
Juega la ironía, y la paradoja, en este relato del Fiero, hombre sin sangre y corazón, como en el caso de aquel tipo, que por su crueldad y crímenes execrables, gtodos esperabanb que muriera de manera trágica y fatal; sufriente y dolorosa, y fue a morir de un infarto, entre las piernas de su puta más querida. Un abrazo. carlos
ResponderEliminarQue guarda en sus silencios " el fiero"
ResponderEliminarquia sea solo una mascara cuidandose de no salir mas lastimado.
=) saludos me gusta visitarle y a la ves agradezco su amable visita.
Hola Humberto, gracias por llegar hasta mi.Me encanta tu blog, no se si veras este comentario ! Por favor cuantos! Es que en verdad te mereces todos y cada uno de ellos. Besos enormes de luz y paz.
ResponderEliminarTal vez, "el Fiero", no lo era tanto, hasta que le mordió el perro y le transmitió la rabia silenciosa, que ahora corre por sus venas.
ResponderEliminarIntenso y sobrecogedor relato. Un abrazo amigo.
Pobre el Fiero, sólo hizo uso de su instinto de supervivencia matando al perro antes que el perro lo matara a él. Una sola acción para un mote de por vida.
ResponderEliminarMuy bueno, Humberto, me encantan los cuentos que admiten más de una lectura.
Besos.
Gracias, por tus huellas en mi blog.
ResponderEliminarMiedo dan los fieros.
Un beso.
Ese gato es afortunado. Lo imagino negro y enorme, como ese otro gato de un café de la calle Brasil (en el cuento de Jorge Luis Borges) que se dejaba acariciar por la gente, como una divinidad desdeñosa. Yo conozco una gata menos afortunada –vive en un jardín con árboles frondosos y tupidas madreselvas, lo estoy viendo en este momento– que pare cachorros desde hace años y cada tres meses. Hay un monstruo, nunca he podido verle la cara, que mata a los cachorros en cuanto llegan al mes de vida y salen de su madriguera para conocer el mundo. Para mi desesperación, la gata, al día siguiente, vuelve a quedar preñada. No conozco al Fiero, pero me convendría conocerlo. Si acaso fuera posible, yo pagaría lo que fuera para que quemara a balazos o destrozara a mordiscos a ese monstruo que disfruta matando cachorritos.
ResponderEliminarLa realidad puede llegar a ser mucho más cruel que la fantasía, Novio de Juana, te aseguro que también querría conocer a ese monstruo, no sé si para morderlo, pero sí para agarrarlo del cuello y hacerle ver cómo se tratan los animales.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cão que late não morde. Cão que morde não late.
ResponderEliminarFiero que não fala morde. Fiero que morde não fala.
Quando o gato chora, o feroz alimenta dela...
beijos
Já tá quase brasileira, minha querida Lucrécia!
ResponderEliminarVamo'nessa!
Me gustan los valientes,pero que se metan con los animales!
ResponderEliminarCurioso relato!
Saludos!
<Y tanto que fiero...más bien mala bestia ¿no?
ResponderEliminarbesos,
Paso a conocerte y darte las gracias por tu visita, me gusta cuanto encuentro aquí, aunque con el fiero este dan ganas de salir corriendo jeje. Me gusta lo visual de tu texto en sus descripciones y no puedo negar que tengo debilidad por la gente del sur y los giros y entonación de vuestro lenguaje. Así que con tu permiso también me quedo por aquí y pasaré a verte. Un beso
ResponderEliminarEste es un personaje que podemos encontrar en muchas partes y no solo en Asunción. Saludos.
ResponderEliminarMuy bien logrado el prototipo, y su desenlace que nos revela el enigma.
ResponderEliminarDígale al novio de Juana si se refería a este párrafo sublime de Sur, y cuéntele que me hizo ir a buscarlo para constatar.
"En el hall de la estación advirtió que faltaban treinta minutos. Recordó bruscamente que en un café de la calle Brasil (a pocos metros de la casa de Yrigoyen) había un enorme gato que se dejaba acariciar por la gente, como una divinidad desdeñosa. Entró. Ahí estaba el gato, dormido. Pidió una taza de café, la endulzó lentamente, la probó (ese placer le había sido vedado en la clínica) y pensó, mientras alisaba el negro pelaje, que aquel contacto era ilusorio y que estaban como separados por un cristal, porque el hombre vive en el tiempo, en la sucesión, y el mágico animal, en la actualidad, en la eternidad del instante. "
Se lo voy a decir, Rossina, es una promesa...
ResponderEliminarBesos.
Lo mismo no era tan fiero, y su fama le precedía y él tenía que ajustar su comportamiento a su fama.
ResponderEliminar¡Qué solos se quedan los fieros!
Me gustó mucho como describes el ambiente donde paraba el fiero.
Un beso,
Bonito blog¡¡Abrazo para un pueblo hermano desde Spain ,
ResponderEliminarSabés? Revaloricé este texto. Brillante
ResponderEliminarQue bueno ese fiero, hacés lo hermoso de lo fiero.
ResponderEliminarBesines. Guada
salame y ginebra en Paraguay?
ResponderEliminarmmmm el salame lo mandarían a buscar específicamente para qu lo coma el Fiero o lo traficaría el mismo.