La escena era angustiosa: un
bucle siniestro del que no podía salir.
Estaba acostado en mi habitación, mientras que en el patio -a sólo una puerta entreabierta de donde me
encontraba- velaban el cuerpo de una niña. No entiendo por qué los vecinos de la
pensión habían decidido levantar la capilla ardiente allí, aunque fuésemos todos muy humildes, la decisión me pareció macabra, yo no pensaba participar. Estaba acostado porque quería descansar un poco antes de ir a trabajar, pero quién puede conciliar el sueño cuando los gritos lacerantes de los dolientes se cuelan a través de flores y crespones. Sin embargo, me entredormí, entonces me pareció ver que la
niña levantaba el torso y que giraba la cabeza hacia mí desde el ataúd… NO,
dije en voz alta, y regresé a la realidad. Todo seguía igual, la única diferencia era que las velas estaban algo consumidas y que mi sueño era mucho más fuerte que el miedo a entregarme a él. No pude evitarlo, me dormí otra vez. La niña ya se
había bajado del cajón y ahora estaba entrando en mi habitación… NO,
grité, y la vigilia nuevamente me rescató del espanto, pero fue por muy
poco tiempo, ya que el sueño enseguida volvió a engullirme. Ahora ella estaba a unos pocos centímetros, alcanzaba
a sentir el olor desagradable que venía de sus ropas, un olor a... NO, aullé, aunque esta vez no hubo milagros, la niña estaba parada a mi lado y pretendía agarrarme, entonces traté de empujarla, pero su
cuerpo era inconsistente y por más que quisiera rechazarlo, mis manos lo atravesaban.
Ella intentaba abrazarme y yo -horrorizado- sólo quería despertar.
Los vecinos se retorcían las manos y se mordían los labios: era desgarrador ver a la pobre niña queriendo darle un último beso a su padre.
Estimados amigos:
ResponderEliminarMuchas gracias por las visitas y comentarios para ‘Pintor en la esquina’.
Un fuerte abrazo.
Humberto.
el último adiós siempre se da de todas maneras; en cualquier momento y de la forma menos esperada.
ResponderEliminarun abrazo.
Es lo que yo creo, aunque no quede claro quién lo da.
EliminarUn abrazo, amigo Draco.
Humberto, esto es muy fuerte, ese final golpea muy duro.
ResponderEliminarTe dejo un fuerte abrazo amigo y gracias por brindarte.
Muchas gracias, Moli, fue un placer conocerte en persona.
EliminarUn fuerte abrazo.
Que pesadelo!!!! Também já me aconteceu acordar de um pesadelo, voltar a dormir e seguir tendo o mesmo pesadelo.
ResponderEliminarBeijinhos HUmberto.
Flor
Foi um pesadelo? Acho que não, aqui há morte mesmo!
EliminarBeijinhos, minha querida Flor.
Há, a morte da menina, mas o narrador está a sonhar, é ele que está a ter um pesadelo e penso que ele não sabia que era pai da menina.
EliminarEu não acredito em espiritismo e aqui o que eu penso é que seria o espirito da menina que visita o pai.
Será que eu estou a escrever otro texto?? jajajaja. Se sim você terá que me pagar direitos de autor jajajjajaja.
Claro, ele não sabia que era o pai dela, só quando percebe o cheiro que vem das roupas dela se aproxima um tantinho de uma realidade que perdera.
EliminarPodes escrever um novo texto, ninguém vai cobrar direitos, rsrsrs.
Bjs
Me ha gustado mucho este relato brumoso y onírico que, aunque tiene reminiscencias de Poe, por algún motivo me recuerda "Continuidad de los parques" de Cortázar (debe de ser por el bucle espacio-temporal que desemboca en otro bucle que podríamos llamar realidad/ficción y, en este caso concreto, sueño/vigilia).
ResponderEliminarPor cierto, la ilustración-gif, muy bien conseguida también... ¡Inquietante!
¡Faltó que dijeras que tiene un aire de Maupassant con unos toques de Lovecraft y habríamos hecho el plagio completo!
EliminarEn fin, la próxima vez lo lograré ;)
Abrazos.
jajajaj a mi me hizo acordar a otro cuento tuyo, te acuerdas de mudos?
EliminarAhora que lo pienso, a mí me recordó la Pesadilla I de Freddy Krueger, lo digo en serio, ¡eh!
EliminarSiempre sorprendiendo con los finales en tus textos,Humberto..genial éste, muy creativo y lleno de imagenes oníricas,sensibles, y que espero sólo sean creaciones...
ResponderEliminarAbrazos grandes (desde Verbal!)...
;)
Es que no son creaciones, Maritza, es de cuando estuve muerto por unas semanas. Me quedaron varias imágenes que, poco a poco, las iré transformando en relatos.
EliminarUn abrazo grande desde donde quieras, tú que tienes opciones.
;)
Eliminarpor uno de los besos de mi padre... yo haría eso y mucho más con tus sueños, :) Besos asturianos desde el sur
ResponderEliminarMe parece que tu comentario es bastante serio... Digo, para un relato tan juguetón.
EliminarUn beso, Bruxina.
hoy me he puesto seria... será el sur... :)
EliminarBesin Sr Dib
No sé cómo sea el su en España, acá nos pone de muy buen humor, es hermoso.
EliminarBesos.
La verdad que no es la mejor hora para leer este cuento, mejor dejo la luz prendida.
ResponderEliminarFiu que fuerte Humber.
Besos.
Con la luz prendida ya todo se soluciona, Sabrina.
EliminarUn beso y gracias.
Realmente muy fuerte. Siempre ese ultimo adios es ademas de doloroso, un momento que deja huellas en las personas y me imagino que mas fuerte aún cuando se trata de un hijo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo desde este bucle en el que me has dejado.
Carlos
Es uno de esos temas tabú, Carlos, pero por más que los esquivemos, están... y me encanta tratarlos.
EliminarUn fuerte abrazo.
No pude despedirme de mi padre, ese beso suspendido y el abrazo vacío marcaron por mucho tiempo mi vida, cada noche lloraba por lo rápida de su partida (tres días en coma inducido), deseaba creer en un más allá que aliviara mi dolor, después de meses durmiendo poco, una noche entre sueños lo sentí, vino y me abrazó, lloré y lo besé tanto como pude, ahora me siento tranquila.
ResponderEliminarMe gusta tu tema Humberto, me haces recordar :), lo único es la imagen, me dio cosita cuando la vi :)
Besos Humberto
Frente a tu comentario, sólo puedo callarme, Ame.
EliminarOjalá hayas disfrutado de ese momento.
Un beso enorme.
PD: La imagen tiene un secretito, tal vez alguien lo descubra.
Ya volveré luego para enterarme del secretillo, yo paso de volver a ver la imagen :)
EliminarBesos y buen descanso Humberto
Pero el secreto está en la imagen... ;)
EliminarBuen descanso, Ame.
Muy bueno! como siempre genial este relato, vaya final sorpresivo.
ResponderEliminarPesadilla o no? me atrapo esta escena de pelicula...
Un fuerte abrazo.)
Muchas gracias, Carlos Alberto, yo creo que es...
EliminarAbrazos.
Yo en cambio tuve la suerte de mirarlo a papá en sus últimos respiros, se fuá con tanta paz, pero tanta que recuerdo hasta el número exacto de sus suspiros, fui afortunda de estar con él...
ResponderEliminarTe lei muchos micros Humberto pero este para mi, por lejos el mejor (sé que no soy objetiva quizás pero la verdad no me importa) EL mejor micro de estos tiempos :)
Saludos subjetivos y tucumanos.
Sinceramente, creo que es una apreciación muy subjetiva, Marcela, por la 'experiencia' que tengo en este blog, éste es de los relatos que no gustan mucho, hay temas que... incomodan, digamos.
EliminarSea como fuere, agradezco tu subjetividad.
Un beso enorme hacia Tucumán.
Extraordinario, Humberto. No es que intento ahorrar palabras, solamente estoy impresionado, en su sentido más amplio, y no se me ocurre algo que transmita más fielmente mi sensación y mi admiración.
ResponderEliminarUn gran abrazo
Muchas gracias, James, valoro muchos tus palabras, sean muchas o pocas, lo importante es lo que se siente.
EliminarUn fuerte abrazo.
Uyy, muy macabro pero real, espero que las despedidas sean mucho más dulces cuando lleguen.
ResponderEliminarSaludos, Edwin
La verdad, ¿no? Para tragicismos y otras penurias ya tenemos las novelas.
EliminarQue sean con dulzura.
Un abrazo, Edwin.
Hacía mucho tiempo que no peregrinaba por tu morada, querido Hum, y fuí justo a hacerlo para leer este relato tuyo que me ha envuelto por completo.
ResponderEliminarSabes, cada cosa que escribes me sorprende por el equilibrio con el que se compone perfectamente sin dejar nada al azar y que parezca que cayó de tus manos como por descuido.
Es una historia inquietante, sí, desde luego, pero hay AMOR, un amor grandioso comparable sólo a la franca e inquebrantable muerte que llega y perfuma tus letras con flores y crespones; detalles hermosos que suavizan el panorama.
Tuve la sensación agónica que describes, recordando las noches en las que por culpa de una mala pesadilla, al despertar de golpe hacía lo imposible por no regresar al sueño; en este caso la pena contagia la realidad, mucho más, y de ella dificilmente puede el padre escapar.
Ha sido como siempre un placer leerte, podría decirte muchas otras cosas más sobre esta obra, pero me vence el sueño. Quizá deba esperar a que me pueda brindar algo de creatividad tras el alba; criando malvas o regándolas, pero que allí me encuentre yo ;).
Cuídate, estimable escritor amigo.
Veo que has detectado muchos elementos en este relato, elementos que coloqué a propósito, por el simple placer de estar en complicidad conmigo mismo. Por eso, cuando alguien más los señala, el placer se duplica.
EliminarTe aseguro que nada cae por descuido, al contrario, cada vez se me hace más difícil encontrar caminos diferentes para no repetirme.
Bueno, no quiero englosar el comentario, muchas gracias por tus palabras tan alentadoras.
Un beso enorme.
Humberto, amigo, esto me recuerda a aquél cuento de Poe en el que el narrador escucha cómo los tornillos del ataud se van soltando uno a uno mientras él se pregunta, o al menos yo me preguntaría: ¿cómo un muerto, y dentro del cajón, puede soltar los clavos desde afuera en una habitación vacía?
ResponderEliminarY los niños, que de tiernos, dan más miedo.
¡Un abrazo!
F:
Poe fue un maestro del terror y tú te hacías preguntas interesantes. De todas formas, estas historias nunca tienen una respuesta, no al menos hasta que crucemos esa frontera y sepamos la Verdad.
EliminarUn fuerte abrazo.
Pobre hombre, pero también pobre niña. Los dos sufren.
ResponderEliminarEs así, David, es lo que a mí se me ocurrió desde un principio, los dos sufren a su manera y desde su lugar.
EliminarUn abrazo y muchas gracias.
Fucking story!!! Entre esa imagen con el rulo hecho con el símbolo del Infinito y esos bichos que ratifican el circuito de comienzo y finitud -como una noria letal- más ese sentimiento tan único de NEGACIÓN que sólo se experimenta con absoluta crudeza frente a la muerte, me dejaste desarmada.
ResponderEliminar"Por qué? NO, no puede ser" Esa es la sensación. "NO"
Madre mía, H!!! Great work again! ;)
Kisses milord! See you soon!
Hay dos palabras elididas en este texto, una es 'negación', la otra 'angustia', pero un buen lector muy pronto las descubre detrás de sus murallas.
EliminarAppreciate, my BeeBee.
See you soon but I mean it!
Me recuerda el momento en que falleció mi padre, a la inversa claro, que me sumió en una profunda depresión. La primera muerte a la que tuve que hacer frente en mi vida y que resultó ser la de la persona más querida para mi. Aún hoy me dá miedo pensar en él porque mi llanto no tendría fin. Por otra parte para mí, dormir es sinónimo de morir, hasta el punto en que considero que si duermo, no vivo. Y no vivo si no duermo: "la pescadilla que se muerde la cola" (otro bucle).
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, sr.Dib.
Es que así vivimos, Marien, de bucle en bucle, hasta que lo más inesperado nos saca de la noria.
EliminarEspero no haberte traído recuerdos malos, lo mío es ficción, pura ficción.
Un fuerte abrazo y muchas gracias por comentar.
Que terrorifico, hay sueños asi de angustiantes, buen relato Humberto, como todos los tuyos, un abrazito cariñoso,
ResponderEliminarHay vidas así de angustiantes, pero mejor dejemos eso de lado.
EliminarMuchas gracias por tu ternura, Carmen.
Cuento con espíritu gótico. Tensionante. Creo que algunos no querrán, a partir de la lectura de este cuento, dormirse en un velorio. ESe final, inesperado. UN abrazo y grato leer tus relatos. Carlos
ResponderEliminarEs cierto, Carlos, gótico, no es común que escriba este estilo, pero una situación real me lo inspiró.
EliminarUn abrazo y muchas gracias.
¡Lo que me ha gustado este relato! Me va mucho lo de sufrir de angustia, ¿qué le voy a hacer? He sentido pena por el padre, pero creo que me ha dado más lástima la niña. Él sufre una situación trágica, pero en un entorno conocido.Sin embargo ella, a parte de la tragedia que le ha tocado vivir (irónico lo de vivir en su situación)tiene que sufrirla en una nueva dimensión desconocida para ella. Tiene que ser terrible la impotencia que debe sentir.
ResponderEliminarGenial como siempre, un saludo!
Voy a decirte algo Mr. M, hay relatos que hasta a mí me provocan una sensación de no saber qué está sucediendo. Eso me encanta, ya que no hay nada mejor que sentir que no puedo asir lo que salió de mi propia cabeza.
EliminarLa peor angustia la siento unas horas antes de subir algo nuevo y no tener nada escrito.
En fin... Muchas gracias.
Me has llenado de preguntas. Quien era el muerto? Como darse cuenta cual es la realidad? Hay algo más después de ese momento?
ResponderEliminarMagnífico y horroroso, una mezcla que atrapa.
Un beso maestro.
En otro momento te habría dicho que es bueno estar lleno de preguntas, pero cambié mucho, ahora no sé bien qué decir.
EliminarBueno, sí: muchas gracias.
Y cuando creo que lo he leido todo en este blog, vengo y me quedo como una tonta siguiendo a las hormigas.. las miro, leo el cuento y las miro otro rato. Creo que haces magia, me hipnotizas.
ResponderEliminarMi respeto y admiración querido Humberto.
Caru
Muchas gracias, Caru. Es que antes hacía trucos y malabarismos ;)
EliminarUn beso.
Humberto..." El bucle "
ResponderEliminarEs terrible lo que has imaginado, tètrico y mucho màs
hummm chauuu
Tétrico es una palabra que no suelo usar, me gustó.
EliminarQue sueñes con... ¿los angelitos?
Besos, Doris.
Humberto...aquì estoy otra vez, tienes algo que ver con Alfred Hitchcock ? me has hecho recordarlo...
ResponderEliminarun beso y sigue tu soñando cosas feas o con esas odiosas hormigas
Soy el bisnieto segundo, yo soy Dibcock ;)
EliminarImpacta ese final tremendo, en que el que se estaba forjando como asesino en la mente del lector (al menos, la mía) resulta ser testigo de la desesperación mayor, el desamparo de la niña. Esa videncia, que nos descubres en un final-mazazo, desde luego no deja indiferente a nadie. No está mal, una sacudida de vez en cuando... pero no te acostumbres, ¡nos gust más tu lado amable!
ResponderEliminarBesos
¿No dicen que todos tenemos nuestros muertos en el closet? Ahí está el mío, je.
EliminarUn beso y muchas gracias, Susana.
Ya llevabas un comienzo con atmósfera de pesadilla.
ResponderEliminarY como tal se sigue hasta el amargo final y mantiene su sensación onírica. Lectura más propia para masoquistas, o para lectores insaciables que somos capaces de leer el directorio telefónico de Cracovia de no haber algo más a la mano.
Ya algunos par me 'confesaron' que no terminaron de leerlo, pero son las reglas del juego, ¿no, Carlos?
EliminarNo se puede escribir siempre para quedar bien.
Tengo aquí un directorio de Cracovia de 1987, si te interesa te lo mando por Fedex.
Un abrazo, amigo.
Ahhh, todavía tengo el vello de punta. Magnífico! Aunque las escenas de "El sexto sentido" o "Los otros" están bien impresas en mi cabeza, no intuí el final. Me ha encantado!!
ResponderEliminarMientras no te quede esta imagen en la cabeza, yo me siento tranquilo.
EliminarUn abrazo, Francesca.
Humberto ¡absolutamente sobrecogedor todo el relato y el final IMPACTANTE! Me ha encantado Un abrazo y buena semana
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado, Winnie0, un beso y feliz semana para ti también.
EliminarEine tiefsinnige Geschichte mit anderem Ausgang, als ich zuerst dachte.
ResponderEliminarDanke
LG Jaris
Wie schön, eine Umarmung und Danke!
EliminarEn verdad lo sería.
ResponderEliminarPobre niña.
Saludos
Es lo que yo traté de decir: pobre niña.
EliminarUn abrazo, Trini.
Con un sueño así salgo corriendo y no vuelvo a la cama aunque el beso fuera de mi hija. Eso se llama pesadilla. Espero no tener ninguna así con ningún muerto. Menos al que la leído despierta.
ResponderEliminarHas resuelto el final muy bien.
Un abrazo genio:-)
Hermosas palabras como las que siempre me dejas, Katy.
EliminarUn beso.
La vida y la muerte, los sueños y la realidad...Gran texto Humberto, gran texto...
ResponderEliminarUn abrazo
Todo tiene una continuidad y uno al final se pierde.
EliminarUn abrazo y gracias.
Los sueños nos hacen pasar malos momentos, es prodigioso, como este relato, nos deja despierto hasta llegar al final y comprender la historia.
ResponderEliminarun abrazo
paco
PD.Cuando vienes para España?
Malos sueños o algo peor, Paco.
EliminarLlego el día 20 de diciembre.
Un abrazo, amigo.
Impactante como siempre, no acabas de sorprenderme,cada relato tuyo es una aventura que espero con ilusión cada semana.
ResponderEliminarUn saludo.
LUZ
Me pone muy feliz escuchar estas palabras, Luz.
EliminarMuchas gracias.
Impactante como siempre, no acabas de sorprenderme,cada relato tuyo es una aventura que espero con ilusión cada semana.
ResponderEliminarUn saludo.
LUZ
Uf, Humberto, vaya bucle nos dejas... ni para eso su padre la reconoce... tremendo.
ResponderEliminarUn abrazo ya cerquita
Un bucle para peinárselo ;)
EliminarUn abrazo, Anita... ya cerquita.
El miedo que me has hecho pasar... y ese final.
ResponderEliminarMira, mira, que me he quedado con el corazón en un puño y eso no está nada bien, aunque el micro sea bueno, que lo es.
Y bueno, Luisa, el miedo es otra de las tantas sensaciones que experimentamos. Claro, tampoco es para sentirlo todos los días.
EliminarUn abrazo.
Las pesadillas son así, nos meten en túneles inverosímiles.
ResponderEliminarAtrapante y angustiante como toda pesadilla, la escena del primer NO te lleva a la siguiente, intuyes que va in crescendo... hasta la sorpresa del final.
La imagen del infinito con la hormigas?....sigo pensando, habrá una, pero yo tengo muchas y quizás no sea ninguna.
Abrazo fuerte de martes querido Humberto.
Los túneles inverosímiles de la vida y de la muerte, Genessis.
Eliminar¿Tienes hormigas?, bueno, hay muchos productos que las eliminan fácilmente.
Un abrazo y gracias.
Tristes despedidas sin son reales, aunque si son pesadillas están a la par. Abrazos
ResponderEliminarYo la sentí muy real, por eso la escribí. Muy triste en verdad.
EliminarMuchas gracias, Ligia.
Como siempre me ha sorprendido el final en este bucle, donde la ficción y la realidad se mezclan para convertirse en pesadilla.
ResponderEliminarUn brazo.
Muchas gracias, José Manuel, hasta yo me perdí en este relato onírico.
EliminarUn fuerte abrazo.
Lo sabía. Desde que comencé a leer el relato, sabía que me sorprenderías con un final inesperado y no me has decepcionado, sino todo lo contrario. Siempre te leo, esperando esa sorpresa final, ese giro inesperado y fantasioso con que atraes al lector en tus escritos. Como siempre, un placer leerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ese 'famoso' giro sorpresivo final que fue tan criticado en este blog. Pero que tanto atrae, ¿no?
EliminarMuchas gracias por estar siempre, Carlos.
"Fly like a butterfly, sting like a bee" diría M.Alí Me quedo acá en la lona hasta la cuenta de 10. Abrazo!
ResponderEliminar¿Decía así? Es que no soy gran conocedor de box, pero cuando veo una buena pelea en la tele, termino enganchándome.
EliminarUn abrazo, Ato.
PD: ¿Sabías que me cambié mi mail? humbertodib@hotmail.com
Ese gesto dichos y tan negado, de abrazar o besar. Para los niños, la gloria. Para nosotros, nada. Un abrazo.
ResponderEliminarSomo reticentes a las muestras de afecto, ¿qué loco eso no?
EliminarUn abrazo.
el propio olor
ResponderEliminarMe alegra que hayas rescatado ese elemento... el olor. Para mí es clave.
EliminarAbrazos.
¿Ya son las ocho, hora de levantarse? ¿O aún me ronda el contumaz sueño enloquecedor?
ResponderEliminar¡Buah, qué alivio, si en fin padre e hija se han fundido en un abrazo!
De no ser así, te aseguro que me vuelvo otra vez al sueño, por si se ponen las cosas en su sitio.
Y el bucle con las fórmicas, ¡que cese ya!
(En el tablón de anuncios aparece un santo padre... distinto al del relato. Y una santa hija de cabello ensortijado. Y no es sueño, ea!)
Besos abrazos, Hum, el relator que nunca delata.
No, no, creo que sí se fundieron en un abrazo. Un abrazo que viene de mundos diferentes, pero que aún así lleva los atavíos del amor.
EliminarUn beso enorme, Pilar.
Me ha encantado esa animación Escheriana y el relato, por supuesto, un bucle de lo más pesadillesco. Espero que no me afecte esta noche a pesar de su desenlace más o menos feliz. Abrazos. Borgo.
ResponderEliminarFeliz hasta donde se puede, Borgo.
EliminarUn fuerte abrazo, luego voy por allá.
Una espiral de sueño que llanea, sorprendentemente, en su parte final.
ResponderEliminarUn Gran Relato, como siempre.
Un abrazo.
Muchas gracias, Pedro.
EliminarTe mando un abrazo.
Moebius... do you remember? (La palabra "bucle" no me gusta...),
ResponderEliminarLa imposibilidad del personaje de distinguir entre sueño y realidad, adentro y afuera, todo vuelve y recomienza en un ritmo macabro y sin salida. La imposibilidad es el rechazo a aceptar la verdad, y en lo onírico lo terrorífico despierta y saca de esa cinta (bucle!) de manera casi cruel. Pareciera que ambos sufren, padre e hija, sean o no los huéspedes de ese ataúd, a menos que lo que llamamos realidad sea una pesadilla más que nos siga transportando en esa cinta eternamente.
Cuando me "enfrento" a tus textos (face to face) y me hago finalmente amiga, es siempre, además de placer, un gran desafío.
Eso se traduce: leer algo que toca las emociones inteligentemente escrito.
O 'Möbius', para ser más exactos. Pero ya la usé, creo.
EliminarSos una gran lectora, Anamá, sé que tratás de sacarle el jugo a los textos, pues siempre están llenos de sorpresitas... y lo lográs.
Me dejás pensando con eso de 'hacerse amiga/o' de un relato. Creo que me pasa, también me pasa con autores, pongo por ejemplo a Houellebecq, que en una primera leída no podía tragarlo y luego hasta me pareció bueno.
Un fuerte abrazo y gracias por estar.
Humbarto, esto parece una pesadilla,sin embargo aún así, consigues sacarme una sonrisa.
ResponderEliminarBello relato.
La sonrisa nunca debe faltar, hasta en el último momento.
EliminarMuchas gracias.
Pobre niña..., es la típica ficción, extraordinariamnete contada.
ResponderEliminarY angustiante.
Muy buen relato.
Y mis sonrisas.
Pobres ambos, sus angustias llegaron a mi mente y necesité escribir la historia.
EliminarY tus sonrisas.
Non è la prima volta che entro a visitare il tuo blog. Lo trovo semplicemente geniale! sei diretto e semplice e le tue immagini pazzesche. E' molto difficile per me seguire tutto anche xchè a volte devo andare a tradurre alcune parole.
ResponderEliminarMi piace
Grazie Eli
So che deve essere difficile per te, vi ringrazio molto per l'impegno.
EliminarBaci.
Me pone muy feliz que hayas detectado todos esos posibles finales, pues no hay ninguno cierto. Hay muchos guiños, palabras que te llevan para un lado y luego, zas, no era así. Antes dije que había elidido dos palabras: Negación y Angustia, pero creo que hasta a mí se me escapó 'Cobardía', pues flota a lo largo de todo el texto. Y el precio de la cobardía es el más caro.
ResponderEliminarMuchas gracias, querida Marta... y lo de se parece a tal o a cual, es una especie de necesidad de las personas de encasillar, aprendí a que no me moleste, pues te aseguro que son como herramientas mentales necesarias para entender la vida.
Un beso enorme.
Resulta curioso: nadie quiere morirse, todos esperamos el milagro de ver a un muerto resucitar... y si tal cosa ocurre... nos desgarramos de puro miedo...
ResponderEliminarSalu2 vivificantes, Dib.
Es extraño, ver resucitar a un muerto debe ser aterrador, y sin embargo un ser querido puede modificar esa sensación, que, por cierto, nunca va a ser igual que antes.
EliminarUn abrazo.
Los sueños:sueños son.Tenemos una cultura de espanto ante la muerte del cuerpo,la razon te dice que no esta:pero nosotros que savemos.
ResponderEliminarCuando un padre be ha su hija: la be con su espiritu,con su holor,con su alegria;y no tiene miedo`pues el amor no deja entrar este sentir de angustia,los sueños te hacen vivir,un saludo
Es muy difícil saberlo, Julio, creo que este muerto no podía darse cuenta de que era su hija, algo se había roto entre ambos mundos.
EliminarUn fuerte abrazo.
Magistral, Humberto, inquietante y buen relato.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, Francisco.
EliminarUn fuerte abrazo.
Humberto, tiene tu relato mucha visualidad vista desde varios planos y me parece magnifico ese detalle. Logras que seamos parte del protagonista, de la niña muerta, y finalmente nos situemos al lado de esos vecinos. Un gran golpe de efecto.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Intenté que tuviera varios planos, tu comentario me da señales de que pudieron verse de alguna forma, eso me alegra mucho.
EliminarUn abrazo, Nicolás.
Todo un tema el miedo a la muerte. NO se acepta, No se entiende.
ResponderEliminarSería más fácil si de pequeños nos enseñaran que es natural, parte de la vida. Que es un "ciclo" el que cumplimos.
Lo que pasa es que vivimos creando tanto sentimiento de pertenencia a todo, que cuando perdemos algo o a alguien creemos morir.
Pobres los dos. Por no poder dejar y por no poder aceptar.
Me gustó este relato.
(La continuidad de las hormigas??)
Saludos
Es muy difícil para algunas personas renunciar a lo físico, principalmente cuando se trata del propio cuerpo. No digo que para mí sea moco de pavo, pero con el tiempo aprendí a desprenderme más.
EliminarUn saludo y gracias.
Je viens te dire bonsoir et je regarde cette photo bien sympa
ResponderEliminarje n'arrive pas à faire marcher la traduction donc je ne sais quoi dire
mais je vais revenir
Ne vous inquiétez pas, je vous remercie de la visite et vive la France!
EliminarUn baiser.
UFFFFFFFFF, TENAZ Y GENIAL!!!
ResponderEliminarUN ABRAZO
Muchas gracias, ReltiH.
EliminarUn fuerte abrazo.
Es preferible así. Como dicen por ahí "la ley de la vida".
ResponderEliminarGran relato !
Un abrazo
Me sorprendió la nueva imagen del avatar, no te conocí.
EliminarLa ley de la vida implica (obvio) la muerte.
Gracias, Rex.
Hola Humberto.
ResponderEliminarTremendo relato. Aparentemente fue un sueño, aunque no me queda claro quien soñaba. La vida en ocasiones nos sitúa en esa vigilia de lo imposible y certero, tanto, que no distinguimos en que parte del sueño, del mal sueño, nos encontramos.
Como siempre fantástico!, por bueno. :-)
Un abrazo.
Es a libre albedrío, Moon, yo tengo una opinión, pero ¿importa lo que yo piense?
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Un beso.
Desgarrador relato Humberto,pero como siempre fabuloso.
ResponderEliminarMuchas gracias, Pakiba.
EliminarUn beso.
Hace tiempo que no te leía, el final es tan frio... tan perfecto!
ResponderEliminarBueno, muchas gracias, uno no suele relacionar frío con perfecto, pero es todo una cuestión de prejuicios, me parece.
EliminarUn abrazo.
hello, hello :)
ResponderEliminarHow are you?
Reagards from Poland :)
Aga :)
I'm pretty fine, Aga, thank you!
EliminarCheers...
Buen relato con un cierre magistral, Sr. Dib, un giro muy bien conseguido que le cambia todo el sentido al texto por el que hemos transitado hasta ese momento.
ResponderEliminarUn abrazo,
Muchas gracias, Pedro, lo anticipé en el título: era un bucle.
EliminarUn fuerte abrazo.
HD
La peor pesadilla de todas será creerse vivo y estar muerto. O puede que perder la memoria sea mucho peor.
ResponderEliminarUn abrazo
(no pude leer tu comentario, tienes muchísimos, ¡genio¡)
Perder ya es terrible, no importa qué...
EliminarUn abrazo.
Muy tremendista, pero muy bien narrado, como siempre.
ResponderEliminarUn abrazo
Y... un poco fuerte es, a qué negarlo.
EliminarUn abrazo, Antorelo.
Fuerte y macabro, pero ese miedo a la muerte es también el miedo a la vida y, lo que nos duele realmente es el misterio. El final, sorprendente. Como siempre, mi admiración.
ResponderEliminarEl misterio nos deja con todas las ganas, de eso no hay dudas.
EliminarUn beso, Julie.
Hola Humberto!!!!
ResponderEliminarSiempre duele la muerte de un familiar, de un ser querido, se dice: no, no, estoy no puede estar ocurriendo, a mi no,y sin embargo ocurre, pero el subconsciente a veces juega con nosotros y "vemos" más allá de la realidad, pues ver o soñar con la niña levantándose del ataúd, despertar para volver a dormirse y verla cada vez más cerca,volver a dormirse y tenerla justo al lado, olerla...olor a muerte queriendo abrazarlo, terrible sensación de angustia y terror.
El final me pone una duda,o será que lo he entendido mal, pero cómo es posible que los vecinos vieran a la niña????, era el padre el que había muerto???, no era él , el que estaba soñando??? y entonces cómo veían los vecinos su sueño????, lo siento pero no lo entiendo,en un primer momento pensé que la que había muerto era la niña, pero ahora me dejas con la duda.
Por todo esto me gusta mucho leerte, tus historias siempre tienen muchas lecturas o así me lo parece, maestro!!!!!
No encuentro nada extraño en el dibujo, solo que las hormigas salen y entran en su propio bucle y lo he mirado durante yn buen rato, pero nada, que no caigo.
Un enorme abrazo!!!
(Con la esperanza de poder dártelo en persona!)
Bueno, al quedarte mirando las hormigas como salían y entraban de su propio bucle creo que has encontrado la respuesta a lo que antes preguntabas.
EliminarEs decir, puede ser interpretado de varias formas, pues es un texto que sale y entra de su eje.
Yo tengo mi interpretación, pero no vale contártela ;)
Te dejo un beso enorme... que puede llegar a ser en persona, falta bastante poco.
que triste!!! me haces pensar en la linea entre la vida y la muerte, existira aquél momento en que no sabes si eres el vivo o el muerto????
ResponderEliminarYo creo que algo así debe pasar...
EliminarUn abrazo y muchas gracias, amiga.
¡Por favor! es realmente duro y doloroso
ResponderEliminarUn besote
Es duro... eso dicen muchos, creo que voy a terminar creyéndolo.
EliminarUn beso, amiga.
No me esperaba semejante desenlace, sorprendente y muy triste, Humberto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es verdad, es triste, Rafael.
EliminarMuchas gracias por la visita y un abrazo.
No te quejabas hace poco de los giros finales sorpresivos???
ResponderEliminarQue paso???
Es que yo soy muy inestable, Anónimo, MUY inestable...
EliminarSi quieres te paso el número de alguna de las mujeres que vivieron conmigo.
Ajá!!
EliminarUn relato que me puso los pelos de punta. Sabía que iba por el lado del miedo pero también está el horror de la niña, de la inocencia. MUY DURO, Humber!
ResponderEliminarPero me gustó, ji.
Un beso.
Stefi
Y sin embargo a mí me pareció tan juguetón ;)
EliminarUn beso, Stefi y gracias.
¡Genial Humberto! Un relato en fina textura negra. Muy logrado. Èste me ha encantado y no porque me guste precisamente el género. Un abrazo fuerte amigo.
EliminarMuchas gracias, Zini, si te gustó el relato a pesar del género, es una mayor satisfacción para mí.
EliminarUn beso.
Siempre me han caído mal esos vecinos que no tienen nada que hacer y se entretienen mirando lo que hacen los demás. ¿Por qué no se consiguen una vida?
ResponderEliminarBueno, me voy, la vecina de enfrente salió a tomar sol en cueros en su terraza. Chau.
J.
¿En cueros en la terraza? Eso no puedo perdérmelo...
EliminarUn abrazo.
Espero que el recuerdo de esa niña, no interfiera en mi sueño.
ResponderEliminarUn beso, magnífico relato (de miedo)
No creo que vaya a intervenir, tranquila ;)
EliminarUn beso y muchas gracias.
¡Qué sería de la red sin un blog donde cada entrada te hace pensar, reflexionar, pasar un rato agradable, sorprenderte, quedarte con ganas de que el relato fuera más largo...jaja. Y siempre igual, entrada tras entrada. Sus relatos siempre merecen la pena. Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras siempre tan alentadoras, porque ése es el efecto que producen siempre en mí: fuerza para seguir tratando de innovar, de probar, recrear, esas cosas.
EliminarLa red sin mi blog seguiría igual, pero es una linda ilusión creer que podría haber una mínima merma.
Un fuerte abrazo.
Me ha parecido un relato "quirúrgico", si se me permite el término. Un narrador cirujano, esa impresión me dio.
ResponderEliminarSaludos van, Dib
Es que tal vez el narrador sea cirujano, jamás me pregunté cuál podría ser su profesión. Una linda idea para evaluar.
EliminarUn beso y muchas gracias.
Hello :-)
ResponderEliminarHello... get comfortable!
Eliminar¡Qué angustia Humberto! Me ha producido horror y miedo pensar en la niña parada cerca, aggg, no podré dormir.
ResponderEliminar:(
Bueno, Malque, dile así: 'Si no te vas de mi lado te invito a pasar una semana en Argentina' y desaparece.
EliminarAbrazo.
Excelente!!! La atmósfera que creaste, y lo que le hacés sentir al lector... No sé, a pesar del tema, a mí me encantó el relato, me gusta ese miedito que te hace sentir por momentos.
ResponderEliminarY el final... Genial Humberto, un gran don el que tenés.
Un beso
Muchas gracias, Eva, sos muy amable.
EliminarUn fuerte abrazo.
Consigues una atmósfera que engancha. El dolor, la dureza...
ResponderEliminarImpresionante.
Un gran abrazo, Humberto.
María, ¡qué bueno es verte por aquí!
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Besos.
Mira que echarse a dormir en el velatorio de su hija....Bueno, vale, no soy quién para juzgar si papaíto hace bien en dormir, mientras los demás, velan. Que le de un beso de una vez, y lo deje dormir. Si no resulta, que coja un caramelo, y lo tire bien lejos, para que la niña vaya a buscarlo.
ResponderEliminarQue duermas bien, papaíto.
Es una solución bastante interesante la que propones, Antonio, ¿el caramelo tiene que ser de algún sabor en especial?
EliminarUn abrazo y gracias.
Qué buena vuelta de bucle H. Es lo que yo digo un texto circular, volver al principio y que cierre justo.
ResponderEliminarMe encantó.
Abrazo grande!
Muchas gracias, Magah, te noto seria, recatada, ¿sos vos?
EliminarBesos.
Me hizo pensar a la distancia que hay entre personas que piensar conocerse... Abrazo, Enzen
ResponderEliminarquiero decir piensan conocerse
EliminarMe parece una muy buena interpretación. Es como se suele decir, un texto, una vez publicado, ya no le pertenece más al autor y, por lo mismo, tiene tantos significados como lectores. Eso me parece magnífico.
EliminarMuchas gracias, Enzen.
Pues yo creo que el muerto es el padre pero no puede saberlo, como tampoco sabe que la niña es su hija, venga, un bucle!
ResponderEliminarDe terror, Humberto, genial
Pedro
Y... Pedro, es muy probable que sea así.
EliminarEs inquietante, eso es cierto.
Un abrazo.
Hola, Umberto. Me alegro de venir aquí otra vez. Y leer un buen texto. Cinta de Moebius. Interesante. Debo decir que en un futuro volumen de prosa que tiene que aparecen a continuación año (a la que estoy escribiendo en este momento) se llamará "cinta de Moebius). Todos los buenos pensamientos de Rumania! Con respecto a esta interacción literaria.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita y tu interesante comentario, Cristian.
EliminarUn fuerte abrazo para Rumania.
Pobre criatura, no se decidía a dejar este mundo sin ese beso. Ha sido hermoso, Humberto, también impactante.
ResponderEliminarMuchas gracias, Mere.
EliminarUn beso enorme.
Ya decía Descartes que es imposible separar la vigilia del sueño.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tan imposible que no sé si en este momento esté despierto.
EliminarAbrazos.
Tal vez le quedaba a la niña sentir el calor de ese abrazo de su padre para irse verdaderamente en paz.
ResponderEliminarLa pesadilla en realidad, es de él.
Un final que impacta.
Recibe mis saludos.
Es una pesadilla compartida, me parece, una situación también muy triste.
EliminarUn abrazo y gracias.
UUhh menos mal que la leí de día, es horroso y triste..
ResponderEliminarSiempre creativo siempre diferente,.
Un beso Humberto.
Muchas gracias, Luciana.
EliminarUn beso.
NEGRO ESTA VEZ ME IMPACTO ESTE CUENTO, NO LO ESPERABA Y ME DEJO HELADO.
ResponderEliminarTE MANDO UN ABRAZO MAESTRO, DESDE CÓRDOBA LA DOCTA.
CHRIS
Me alegro que te haya gustado, Christian.
EliminarUn fuerte abrazo para Córdoba.
Muy bueno, este me ha gustado un montón (aunque no estoy 100% seguro de lo que ha sucedido, o quizá precisamente por eso).
ResponderEliminarAbrazo.
Imprevisto final...Como en todo buen cuento
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