Estaba
en el Parque Rivadavia, tirado en el pasto, leyendo una novela bastante extraña del
mexicano Mario Bellatin. Hacía un largo rato que tenía ganas de tomar un
café, pero como está prohibido el ingreso de vendedores ambulantes en el predio, sólo iba a conseguir tomar un cortado si -por fuera del vallado que rodea todo
el parque- pasaba uno de esos hombres que empujan un carrito lleno de termos a los que
la gente común llama cafeteros. No había otra opción, ni loco iba a salir a la calle. Después de un tiempo en el que el deseo ya me impedía continuar con la lectura del libro, vi que se acercaba un sujeto como el que acabo de describir, así que fui hasta la reja y cuando me disponía a llamarlo, me detuve en seco, víctima de cavilaciones absurdas. No sé por qué me pareció que cualquier manera de expresarme sería ridícula, inapropiada, como si mis palabras -de golpe- hubieran perdido el fausto; así que primero le chisté, luego silbé, también intenté atraer su atención con un afeminado hey, hasta que finalmente -como vi que se alejaba- le grité como un poseso: CAFETERO. Denominación que dio un excelente resultado, ya que el
tipo se dio vuelta en el acto y vino hacia mí. Esto me confirmó que es mucho mejor
pertenecer al grupo que la gente pretendidamente extraordinaria llama común. Me acerqué a la reja y él me saludó con un entusiasmo exagerado, producto de
la alegría efímera que le proporcionaba mi compra. Un cortado con bastante leche, le pedí; ah, un café con leche, me corrigió; bué, como se llame, capitulé. Estábamos separados por la reja, yo agarrado a dos barrotes y con la cabeza metida en el hueco. Como vio que yo estaba vestido con pantalones de fútbol y zapatillas, el hombre debió pensar que… Bueno, no sé qué, pero me preguntó: ¿practicando? Sí, le respondí, practicando
para cuando esté preso. El tipo se quedó mirándome con una sonrisa forzada y sin alcanzarme el vaso de plástico. Por las rejas, mire, tuve que aclararle, haciendo añicos el chiste. Recién entonces me entregó el café... con leche.
Estimados amigos:
ResponderEliminarMuchas gracias por las visitas y los comentarios para ‘La Magnífica Batuta del Director’.
Por pertenecer a un mundo diferente, es posible que él nunca vaya a leer este relato, pero querría dedicárselo a ‘Córdoba’, mi cafetero del parque, pues fue él quien me lo inspiró. Este texto, como todos los que aparecen en este blog, es absolutamente ficticio, aunque cada vez me cueste más hacerlo entender. No se trata de una protesta, sino un agradecimiento, en definitiva, es lo que cualquier escritor querría: que le creyeran demasiado.
No, Carlos, no cambié de idea, tu relato fue el motor de éste, está en la misma línea del Efecto Mariposa, que no sabemos qué nuevas tormentas traerá.
Un abrazo y buen fin de semana.
Humberto.
uuuf (el primero despues de ti!!)
ResponderEliminarjajaja pues creo que no fue buena idea decirle asi al cafetero jejejeje
Interesante, pero cuando el cuerpo pide lo mejor es satisfacerlo!
Un argentino de ley lo habría llamado con un contundente 'Che', y solucionaba todo.
EliminarUn abrazo, Gary, no te felicito por ser el primero porque me voy a sentir que estoy plagiando a Toro Salvaje, aunque las de él son todas damas.
Un fuerte abrazo y gracias.
El relato me encanta. No entiendo la vestimenta del cafetero. Abrazo.
ResponderEliminarEs que está un poco... no sé cómo decirlo: tocameunvals.
EliminarUn beso, Liliana.
El cafetero, y nosotros, ignora que igual ya estás en una prisión...
ResponderEliminarAbrz. Diba.
Mira, Sarca, no conforme con estar preso en su departamentito de 3 x 3, el tipo va y se mete en la jaula del parque, se ve que le gusta el juego de las muñecas rusas.
EliminarEs la puja, no la paja, ¡ojo!
Abrazos.
:)
ResponderEliminarBueno, a mi la imagen que me proyectas, me encanta :), lo siento, no paro de reír, maravilloso texto.
Sabes Humberto, me hiciste recordar un episodio de hace tanto tiempo, algo olvidado lo tenía, gracias
Eres excelente, besos y apapachos Humerto
Buen fin de semana
Es muy difícil escapar del destino de ser uno mismo.
EliminarYo intenté escribir algo diferente la semana pasada, pero (seamos sinceros) no gustó, así que aquí me tienes de nuevo con las pullas, los camelos y el chiste machacón, que es lo que más fácil me sale y a todos deja contentos.
No te lo digo a ti en particular, querida Ame, me salió decírtelo a ti que ya te tengo confianza.
Agradezco tus risas y apapachos.
Eres un mago con las palabras, puedes decir lo que quieras y como quieras que te sale maravilloso.
ResponderEliminarMe has hecho reir, muchas gracias.
Un beso de finde.
Ah ya extraño que subas algo nuevo!!
Eh, un poco de calma que recién acabo de subirlo, mis neuronas no aguantan este trajín. Je.
EliminarMuchas gracias a ti, Sabrina.
es cierto, hay personas que por estar absortas en sus propios pensamientos o por ser algo despistadas, no captan el sentido de una pequeña broma o de un chiste y lo toman de manera literal hasta que reaccionan cuando va uno y se los explica.
ResponderEliminarun abrazo.
Esta sería una continuación más pedestre de los Universos Paralelos. Yo creo que el lector y el cafetero pertenecen a mundos tan diferentes que los chistes se pierden, no llega el mensaje, pues sus glosarios son muy acotados, aclaro, el de ambos. Nadie sabe todo.
EliminarUn abrazo y muchas gracias, Draco.
Cada semana disfruto de tus relatos, son un vicio sano y dejan una gran enseñanza.
ResponderEliminarMUCHAS GRACIAS.
Esta madrugada quería decirtelo.
Reus
Me alegra escuchar eso, pues para mí es un vicio escribirlos.
EliminarMuchas gracias, Reus.
Me gusta como escribes y las imágenes que proyectas en tus textos... leyéndote va uno pasando mentalmente las instantáneas que proyectan tus letras en la mente del lector...
ResponderEliminarAh, a mí sí me gustó el relato anterior... y bastante...
Yo hace poco que llegué pero me alegro mucho de haber llegado a este espacio de buena escritura, buen talento y buen talante...
En fin... que de nuevo un placer visitar esta casa y leer lo que escribiste...
Un abrazo.
Muchas gracias por las palabras, amigo, no es que esté quejándome, sólo me baso en... estadísticas, digamos.
EliminarPero ahora estamos con este texto. Voy a transcribir lo que dijo un compatriota mío, Rubem Fonseca:
"... el papel del escritor es hacer que el lector vea lo que él, el escritor, vio. Y lo que el escritor ve no debe ser, por fuerza, la realidad convencional. No se trata de enseñar a ver lo que puede ser visto, sino a ver lo que no se ve. No puedes adoptar la semiótica de los médicos o los policías, que valiéndose de las señales a su alcance necesitan descubrir una verdad".
Tus palabras me llevaron a esa reflexión, así que imagínate cómo estoy de orgulloso.
Un fuerte abrazo y muchas gracias.
Nunca escuché hablar de Fonseca, mañana mismo voy a buscar algo suyo, es un genio.
EliminarMe gustan las historias simples que pueden suceder y que deben haber sucedido innumerables veces, aunque , por lo que dijiste en el primer comentario, no la has protagonizado. Aunque sin ánimo de ofender y con todo el respeto que te has sabido ganar, no sólo por tu excelencia literaria sino, fundamentalmente por tu don de gente, me permito dudar que no haya sido cierta y te explico por qué. Yo creo, y siempre desde el mayor respeto, que tu aspecto personal, tus facciones indefinidas, tu expresión desafiante, tu mirada profunda y algo extraviada, tu vestimenta "tumbera" y ese no sé qué tan común entre los marginales, han configurado, junto a las rejas, una imagen excesivamente realista. No en vano el hombre no atinó a cobrar por su producto...
ResponderEliminarjajajaja Un gran abrazo, estimadísimo Humberto
Rescatate, chabón, que so rati, so? Ahora va a vení la yuta y me va a engomar, gato!
Eliminarjajaja EXCELENTE!!!!!!
EliminarMe la dejaste picando, James.
EliminarMuchas gracias por este feedback.
Como lo eres también tu, mi querido Humberto.
ResponderEliminarYo veo a través de tus ojos y me encanta lo que veo. Muchas veces no entiendo todo lo que veo pero es igual que en la vida "real" que no entiendo el 100% de lo que pasa.
No soy argentina y me has hecho sentir el acento de las palabras, es fascinante como lo es la historia.
Muchas gracias por estas joyas de cada semana.
Besazos.
Me pone muy feliz lo que dices, Lula, porque este relato intenta representar un contexto bien porteño, lugar donde vivo. Y aunque no sea de aquí, el acento se te contagia.
EliminarPor cierto, yo comprendo apenas un 30% de la vida real, así que...
Un beso enorme.
Que bien escribes, a mi también me pasa que a veces siento que haré el ridiculo de cualquier forma.
ResponderEliminarme rei bastante. buena historia, Saludos! :)
Son momentos raros en los que todo parece mal dicho...
EliminarMuchas gracias, un beso.
Muy muy bueno!!
ResponderEliminarFelicitaciones!
Gracias, Lalo.
Eliminar¡Yo pensaba que te lo iba a tirar a la cara!
ResponderEliminar(Al fin y al cabo lo que se vende es café: nadie dice que además hayan de darte un vasito, ¿cierto?) :D
Podría ser una broma de su mundo que nadie habría entendido, igual.
Saludos.
Ésa es la idea, lo que es una broma en un mundo semántico en particular, no lo es en otro.
EliminarMuchas gracias, X.
Un abrazo.
Tomarse un buen café, como nos gusta, donde y cuando nos apetece es algo tan agradable que nos hace comportarnos como compradores de una obra de arte.
ResponderEliminarPor cierto, el "Córdoba" de la foto viste ¡arreglado pero informal! no me extraña que pensara que con un pantalón de futbol hay que -practicar-
Abrazote
Está medio majareta, pero es un GRAN cafetero, je.
EliminarUn café, un café, mi reino por un café...
Un abrazo.
A veces se producen esas situaciones un poco surrealistas, y por ello un poco locas y divertidas. Me han dado ganas de tomar un café, bueno, un cortado, me lo voy a preparar ahora mismo. Buen relato, me alegra verte de nuevo.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias, Celesta. Que disfrutes del café, yo no voy a tomar uno ahora porque no podría dormir... Bueno, ¿quién quiere dormir un viernes por la noche, no?
EliminarUn beso.
Que prolífico que estas Humberto, tienes razón este es muy diferente al anterior, tiene el encanto de la simplicidad y las costumbres tan arraigadas en nuestro entorno.
ResponderEliminarMe encantan las historias escritas en lenguaje cotidiano.
Un gran abrazo amigo.
Luis
Es loco como uno siente que fue hace mucho que subió algo, mientras que del otro lado no da el tiempo para visitar a tantos.
EliminarOjalá no pare esta racha, ya que tengo que escribir otras cosas también.
Un abrazo, Luis.
si todo el tiempo pensè en una prisión. Qué cosa tan extraña de pensar son rejas en un parque...
ResponderEliminarHubo una protesta de los vecinos por eso, pero, la verdad, sin las rejas el parque era tierra de nadie,como dicen... aún con rejas es medio peligroso.
EliminarUn abrazo, Garriga.
No sé si fue por tu última entrada o qué, pero comencé seria y atentamente a leerte y cuando llegue al chiste no pude dejar de reír y decir en voz alta: que hombre este... (en realidad dije otra cosa) y continúe riéndome.
ResponderEliminarMi querido, tienes ese don tan particular de sorprender al lector, mis felicitaciones.
Por otro lado me hiciste recordar el parque y cuanto tiempo hace que no voy por allí…nostalgias, que dicen.
Cariños…
¿No me habrás insultado, no?
EliminarHay un amigo argentino que cada tanto deja un comentario, diciéndome: Sos un H d P. En el buen sentido, claro, pero me lo dice.
Nunca hay que dejar de disfrutar del verde, como dicen, aunque esté vallado.
Muchas gracias, Oriana, te debo una visita... como a tantos.
Un beso enorme.
jajajjajajaj!!!! qué risa!!! ¿practicar para cuando estés preso??? genial!!!
ResponderEliminarPues el lector tuvo su chispa, lástima que se la apagaron de inmediato.
EliminarUn beso, Quiltra.
Pues yo tengo un problema así con los nombres, que a veces no digo lo que pienso lo bastante rapido y no digo bien los nombres o las cosas, no las se pronunciar bien. Estaba en una premier de cine en Madrid y con el actor Arnold Schwarzenegger "Nosotros en español le llamamos "chuacheneger" por que no sabemos la gente comun como yo pronunciar su nombre. un saludo jejeje.
ResponderEliminarTodos somos 'comunes', Javier, ese término lo usa el personaje como un guiño, pero lo cierto es que es muy difícil acertar con los nombres extranjeros. En países como Holanda, República Checa o Suecia yo he hecho el ridículo más de una vez.
EliminarUn fuerte abrazo y muchas gracias.
Para los que vivimos lejos esta escena tiene el plus del color local, desde el vocabulario hasta los personajes. Cuando viví en Buenos Aires adopté enseguida esta maravillosa costumbre de utilizar el césped público, pero no conocí a ningún cafetero. Este personaje no tiene desperdicio. Hermosa descripción del instante, Humberto.
ResponderEliminarAbrazos
No sabía que habías vivido aquí, Susana.
EliminarEntonces habrás podido captar la esencia porteña del relato. Siempre ubico mis personajes en diferentes ciudades, menos Buenos Aires, así que esta vez me decidí por la ciudad y un personaje típico.
Muchas gracias y un abrazo.
tomando un café con leche (no cortado) con la cabeza metida en la reja, y contando chistes mediocres... Debiste salir a la calle.
ResponderEliminarUn abrazo, buen texto, como siempre.
Para salvar el ridículo al menos, el sujeto ya venía con dudas de cómo hablar, así que terminó de estropearla.
EliminarUn abrazo, Amando.
El encanto de lo común...al menos le entiende a uno ¿no?.
ResponderEliminarSiempre es una suerte Humberto que tus historias de tan reales parezcan vividas por ti, aunque ficciones.
Un abrazo.
Muchas gracias, Entre nosotros, antes me enojaba, luego me di cuenta de que es un elogio que me crean tanto.
EliminarUn beso.
Humberto:
ResponderEliminarLos vendedores ambulantes de Buenos Aires tiene ese no sé qué, ¿viste?
Por lo general, son personas comunicativas, que cuando llegan a los lugares fijos de ventas, lo hacen con una chanza a flor de labios, o un chiste grosero. Obvio, junto con el cafecito deben venderles esparcimiento (del modesto, se sabe), con la casi oculta intención de que sus clientes vean de buen agrado su llegada y adquieran algo. Si se tratara de una cafetera, siempre flotaría en el ambiente la posibilidad -imposible- de un levante, por parte de los clientes-galanes.
Seguramente, en su próxima parada del recorrido, el cafetero del parque habrá hecho mención al chiste que le contaron. Y, es seguro que con referencia expresa al personaje que se lo contó. No es cuestión de esperar elogios, pues...
Un gran abrazo.
Claro que no Arturo, hasta puede contarse la otra escena en la que el cafetero le centa a sus colegas o a su familia del 'pelotudo' que le hizo una broma en el parque.
EliminarCafeteras vi pocas, sólo unas Electrolux negras muy modernas... Uh.
Un abrazo y gracias.
¿No se te quedó la garganta seca, de tanto gritar al vendedor? Y cuando te tomaste el café ¿No se te quedó más seca, aún? Imagino, que tras esa experiencia, irías a beber agua.
ResponderEliminarYo creo que no tomaría el café... de bronca nomás.
EliminarUn abrazo, Antonio.
La foto del personaje muestra alguna rareza, pero no tiene mayor importancia.Me llama la atención el concepto de no salirse del grupo de gente llamada común, y me quedo con ese aprendizaje.
ResponderEliminarSaludos
Anna J R
Es un personaje MUY particular, si alguna vez escuchas el tango 'Balada para un loco', te va a dar más información que yo que no soy nativo, pues lo define bastante bien.
EliminarComunes... todos somos muy comunes, principalmente los que no se creen así.
Un abrazo, Anna.
Las rejas, como los muros, son una parcelación un confinamiento para entrar y para salir. Muy buen relato, Humberto.
ResponderEliminarUn abrazo
El problema es que en Buenos Aires si no vallas un parque, en pocos días se convierte en un refugio... es todo un tema complejo.
EliminarMuchas gracias.
Ni fausto, ni fustes ni leches de Cafetero.
ResponderEliminarLo que fulmina es la inminenbcia de una cárcel-modelo.
¡Aquí, en la grande-libre-infinita Spain, la quisieran para sí! (la trena, digamos). Pero no, no, no: Con 'corrupción a media noche' y no con ingenuos cafeteros hemos topado.
¡Salud!
Besos
En mi último viaje me pareció ver que había unas rejas que rodeaban a las personas, eran cada vez más visibles, eso es peligroso.
EliminarUn beso, Pilar.
ResponderEliminarLa carcel del Dueso esta situada en un paisaje extraordinario...y tambien dan cafe
A mí me parece que está bastante alejada de todo, pero el paisaje es muy bonito, no puedo negarlo. Lo del café define si voy o no.
EliminarUn abrazo.
Los cafeteros callejeros no están para interpretar sutiles ironías.
ResponderEliminarCuando te preguntó: ¿practicando?, le hubieras contestado: "Sí, estoy esperando a Riquelme", y quizá, si era de Boca, además de compartir el chiste, te hubiera dado el café gratis... ;-)
abrazo
¿Y qué si era de River?
EliminarMe arrojaba el café en la cara.
Hoy me has sorprendido con tu comentario, debo reconocerlo.
Un beso, Lucrecia.
Y es que "Córdoba" camina en otra honda...por ello se quedó perplejo...porque la respuesta inicial del protagonista es genial. Así es en ocasiones que los chistes pierden su chispa y frescura al no ser "pillados" a la primera.
ResponderEliminar¡Estupendo!!!
Abrazos
A mí me pasa con algunos relatos, jeje. Pero me hago cargo de que, muchas veces, le busco la 7° pata al gato y dejo afuera a medio mundo.
EliminarEn fin...
Un fuerte abrazo y muchas gracias.
¡Muy bueno, Sr. Dib!
ResponderEliminarPor esta parte del mundo echamos de menos a los cafeteros, los heladeros, los diarieros (¿todavía existen por el Río de la Plata?) y demás vendedores ambulantes. Es lo que yo llamo las carencias del primer mundo.
Un abrazo,
Cafeteros hay muchísimos, heladeros muy pocos y diarieros casi no hay. Se extrañan los gritos que se escuchaban en la calle, en Brasil el del heladero era característico, lo recuerdo con mucha nostalgia... ¿me estaré poniendo viejo?
EliminarUn abrazo, Pedro.
Un thriller con humor y una lección de humildad. Cafetero a tus pocillos. Solíamos tener uno que nos visitaba diariamente a la empresa, a la mañana y a la tarde. Lo mató "la maquinita". Igual, dicen los que lo conocían que para ese momento ya contaba con tres deptos y dos taxis que regenteaba. Hay gente con títulos ostentosos que sólo paga rentas de sus autos de lujo cuando los paran los de ARBA en las vacaciones. Curiosidades de la vida. Abrazo!
ResponderEliminarPor eso yo voy en micro o en avión, para no delatar todo el dinero que gano como escritor, Ato.
EliminarMe gustó lo de thriller, porque tiene todo ese aire, un thriller urbano con resolución muy porteña.
Un abrazo.
Me vino un deja vú de Dreamer, de Supertramp...Abrazo!
EliminarIf I could see something, you can see anything you want boy...
Eliminarmmm...yo me hubiera ido de esas rejas...para evitar ser ;noticia..."ambulante Cafetero muerto delante de unas rejas"....
ResponderEliminarjajajaja
un abrazo
No creo, el tipo era un lector pacífico que se creía algo más, es decir, nada peligroso.
EliminarUn fuerte abrazo, Mery.
A mí no me sale hacerle bromas a un desconocido. Por lo mismo, me desconcierta si me las hacen. Quizás por eso las celebro más.
ResponderEliminarUn beso desde esta orilla!
El tipo ya venía con dudas e indecisiones, algo le iba a salir mal. Un chiste no entendido es una verdadera frustración.
EliminarNo sabía que eras de este lado del charco.
Un beso y muchas gracias.
No, no, jajaja, con "desde esta orilla" me refiero a la mía.
EliminarUn beso.
Ah... lo que sucede es que el demostrativo 'esta' acaba siendo un vocativo en el que se incluye cualquiera, como sucede con 'aquella', del que nadie se hace cargo.
EliminarUn beso desde esta orilla, la mía digo ;)
El demostrativo siempre está en relación con la cercanía/lejanía respecto del emisor.
EliminarGracias por sentirme cercana.
Bss
Es que así te considero, no hace mucho que vienes, sin embargo siempre estás, lo cual es un honor para mí. Sólo que yo no puedo corresponderte como lo mereces, son muchos amigos, a veces me angustia no dar el mismo afecto que recibo. En fin...
EliminarMás besos.
Hola Humberto:
ResponderEliminarDices que este relato es común; todos somos comunes la diferencia se percibe cuando uno se sale de sus comunes.
Me gusta la primera persona en las narraciones, aunque, tal vez, eso no deje involucrarse demasiado al lector. En este relato, encuentro de suma importancia el dato que nos bridas sobre el autor que leía el personaje, ya que del entorno, excepto la reja que marca la distinción entre los comunes, no hay descripción, interesa el estado emocional,al que seguramente, la lectura del libro ha llevado al protagonista.
No deseo dejar un comentario extenso, pero da para bastante. El sentimiento de ser por instantes, o estar, por momentos fuera de uno mismo y que todo lo que te rodea te es ajeno, es un tema que suscita un gran debate.
Nada más decirte que no es un relato menor. Es como esas películas en VO. que te hacen pensar y estar muy atento. Luego llega el gran momento de la caña y las explicaciones, todo el mundo entiende ,pero no coincide. Espero haber acertado algo, pero amigo … esta es mi versión.
Un abrazo Moon :-)
Pd: El título es muy sugerente, "La puja"hay que pujar siempre independientemente del lado de la reja en el que se encuentre uno. Y me ha encantado eso de: ·"como si mis palabras -de golpe- hubieran perdido el fausto"
Querida Moon, humildemente, este relato está lleno de mensajes y simbolismos, yo tampoco lo considero 'menor', no dentro de lo que yo escribo, al menos. Es más, me parece uno de los que más me convencen a mí.
EliminarHabla del 'clima' mental del lector, de las cárceles urbanas, de los pretendido diferentes, del momento en el que las palabras parecen perder su sentido, de los universos semánticos diferentes... uf.
Tú has sabido captar muy bien todo esto, porque además de ser una excelente poeta, eres una increíble lectora.
Un beso enorme.
El cafetero lleva puesto un elemento que es parte de una ceremonia religiosa matutina y diaria.
ResponderEliminarSe realizan el rezo , con las tiras de cuero bien puestas rodeando su brazo. Luego se guardan con
mucho cuidado, hasta el día siguiente. Nadie las lleva puestas...
Será un recuerdo de su padre ? Un loco recuerdo o un homenaje. El cafetero lleva mil historias
entre sus termos. Un misterio mas.
Muy bien, Liliana, es un rito extraño de muchos vendedores, yo me enteré hace poco y quería retratarlo de alguna manera. Por eso admiro a los pintores o dibujantes, creo que las imágenes son mucho más fuertes.
EliminarUn beso, querida amiga.
Me había preguntado a mi misma que serian las tiras de cuero que él lleva puestas y Lili lo explica muy bien. Solo no lo sé de que religión se trata.
Eliminarje je
ResponderEliminarUn 'je je' que había quedado atrapado en las redes del spam. Pero aquí estás, David.
EliminarGracias.
Cómo le habrá encantado tu dedicatoria a tu "cafetero" Un abrazo Humberto
ResponderEliminarNo creo que vaya a leerlo, pero me encantaría... es que no tiene internet, pero la próxima vez que lo vea, seguramente hoy mismo, le voy a dar un papelito con la dirección de este blog.
EliminarUn fuerte abrazo.
¿Algo común? Sólo la descripción de los dos personajes... Ese cafetero que parece sale de un sueño.
ResponderEliminar¡Interesante!
Bueno, que sea 'interesante' ya es un punto a favor, vamos a tratar de superarnos ;)
EliminarUn abrazo.
Me llevé una sorpresa muy grata cuando conocí el Parque, bah, en realidad lo fui a conocer para sorprender a un amigo.
ResponderEliminarLleno de estampillas, monedas, revistas y todo tipo de artículos extraños (como así también de personajes) es un lugar muy particular de la Capital.
En cuanto a los llamados, los "Chist", "Ey", y los gritos como que no tienen dueño, son impersonales. El Cafetero es como un teledirigido, solamente se va a sentir aludido quien uno quiere.
Y explicar un chiste no tiene perdón. Prefiero no hacerlos a explicarlos.
Abrazos!!!
Es el parque que tengo más cerca de casa, imaginate mi felicidad, allí está la feria de libros más concurrida.
EliminarSucede que muchas veces uno no sabe bien cómo llamar a un vendedor, cuando en verdad el tipo no se hace esos planteamientos, es lo que es.
Un fuerte abrazo, Etienne.
Una mixtura de realidades, mi querido Humberto. Excelente relato en el que dibujas, desde lo cotidiano, la faceta de ciertos personajes de nuestra sociedad. En cuanto al lector futbolero, si ya había logrado su objetivo. . .¿Para qué la arruina con el chiste? ja, ja. . . Un abrazo.
ResponderEliminarA veces la gente quiere quedar graciosa sin necesidad, creo que le pasó eso. Lo peor es que el cafetero no pudo responder porque no lo entendió. En fin...
EliminarMuchas gracias y un fuerte abrazo.
Yo soy tan exigente con el café que creo que me hubiese pasado de él ya que dudo que el que viene de estos termos sea muy bueno, tu historias llena de fantasía, de las tuyas.
ResponderEliminarUn abrazo
Y... la verdad que no es el mejor café, tampoco es muy higiénico, pero sucede con muchas comidas que hay lugares que parecen más sabrosas, por ejemplo, una hamburguesa en un estadio de fútboles impagable.
EliminarUn abrazo y gracias.
Ja! Muy bueno, Humberto. A mí me pasa que, en general, no sé cómo dirigirme a las personas que sirven en un bar o restaurante, sobre todo si son mujeres. ¿"Moza"? Me suena ridículo, una forma anticuada y castiza- o campera- de "jovencita". ¿"Camarera"? Menos que menos, parece que hablo con subtítulos de película yanqui. ¿"Chica"? ...mmmno. Al final, termino haciendo un gesto con la mano para llamar su atención. En cambio, si se trata de un varón adulto, me sale más fácil decir "Mozo".
ResponderEliminarA veces la complicamos al cohete pero, ciertamente, hablar no es tarea sencilla... :)
Cariños
A mí me pasa exactamente con los mozos, yo termino diciéndole a todo el mundo 'señor', en definitiva nunca quedas mal.
EliminarDespués está la variante de los ruidos, los chistidos y todos esos sonidos vocativos que no quedan muy bien.
Es verdad, hablar no es tan fácil, en la TV lo constatas a diario.
Un fuerte abrazo.
Pero Humberto, pudiste sacar la cabeza de la reja ¿no?. Anda que si el cafetero te saca una placa de policía (de chiste, claro) y te detiene... te hubieses que dado helado. Me ha encantado amigo. Un fuerte abrazo y feliz fin de semana.
ResponderEliminarTe juro que la primera idea que se me cruzó por la cabeza cuando lo escribía fue ésa, hacer que no pudiera sacar la cabeza de entre los barrotes y que el cafetero no lo ayudase.
EliminarUn fuerte abrazo.
Sencillamente estupendo
ResponderEliminarMuchas gracias, Nanno.
EliminarUn abrazo.
Estimado Humberto, humildemente y antes de comentar este relato, hago una reverencia ante usted. El mago de la las letras… Gracias porque el efecto mariposa siga provocando tormentas mentales y salgan relatos como este, lleno de mensajes y simbolismos. Muy a tu estilo le das un toque a la mente del lector, (y aquí con categoría digo a la mía) para que uno vaya por donde quiera. Se imagine a un preso tras los barrotes de sus ideas y costumbres. La imagen del cafetero es ideal. Un tipo común, con toques universales. Genial.
ResponderEliminarNo dudes ni tantito que este nuevo aleteo con aroma de café, haya salpicado mis neuronas las mariposas sigan provocando tormentas en esta ala del continente.
Un abrazo y buen fin de semana.
Carlos
Es la idea, que el sujeto más común sea quien produce las vacilaciones más extrañas en el preso de su... supuesto saber, digamos.
EliminarMe alegra que hayas detectado todos los guiños de este relato (hay muchos), pues cuando uno lo escribe siempre piensa: ¿lo entenderán? A veces cometemos el mismo error del lector del parque.
Que sigan los aleteos, entonces, me parece que ése sería una buen taller de escritura, en el que cada uno se retroalimenta en los demás colegas.
Un fuerte abrazo.
Gostei! Eu já há muito aprendi que temos de utilizar diferentes disfarces e saber utilizá-los em função de quem está à nossa frente. Só assim se consegue comunicar de igual para igual.
ResponderEliminarAh! adoro café com leite.
Beijinhos Humberto.
Agora sim, você não podia faltar, sinto tanta alegria que vou soltar meu cabelo, olha a foto e confira!
EliminarBeijinhos.
rsrsrsrsrsrrssrs é verdade soltou mesmo. Vou ampliar para ver melhor.É de quando a foto?? rsrsrsrsrs
EliminarHoje, faz duas horas...
EliminarJá vi! Fica-lhe bem. ;)
EliminarValeu, minha Florzinha!
EliminarAh! já voltou a beber outra vez.
EliminarUn café inolvidable.
ResponderEliminarDescrito con la maestría de todos tus relatos.
¡¡Magnífico!!.
Un abrazo y buen fin de semana.
Muchas gracias, Amalia, tienes el don de ponerme contento.
EliminarUn abrazo.
Qué malos son los chistes en cuanto hay que explicarlos.
ResponderEliminarBuen relato, Humberto.
Buen fin de semana también para ti.
Un abrazo.
Te hacen sentir como un idiota...
EliminarMuchas gracias, Macondo.
Bien,quizas el cafetero:no estva para bromas,ho simplemente,cada uno vive en su mundo,que para unos es muy grande:y para otros muy pequeño.
ResponderEliminarCuantas personas habra:alargando el brazo por las rejas:reclamando;pan,dignidad,amor.Feliz San Valentin,para los que estamos siempre enamorados:de alguna cosa,ho de algun espiritu.Un abrazo Humberto
Així són les coses, estimat Julio...
EliminarSin embargo, aunque las personas podamos vivir en pequeños o grandes mundos, siempre podemos encontrarnos en algún punto. El afecto es uno, no necesita de mayores misterios, se siente o no.
Una abraçada per a tots els enamorats, llavors.
Qué final!!!! Jajaja! me encantas... porque actualmente, eres el único personaje de novela, que escribe en la realidad, y te leen muchos no de ficción... nunca he sabido como es que logras hacerte visible, leíble fuera de la ficción donde es que existes...
ResponderEliminarp.d. M. B. toda una celebridad, catalogado de los mejores de este tiempo!
Besitos de anís!
Tu manera de ver la vida, de verme a mí más para el lado de los 'ficticios' que los reales es más verdadera que la verdad, Sara.
EliminarEs un honor ser considerado de esa manera, y yo te agradezco por esta hermosa metáfora.
Conocí a M.B. hace poco, me parece un escritor diferente. Ya su situación al nacer es llamativa, creo que lo impulsó.
Un beso enorme, Sara.
Quién sabe... Puede que algún lejano día, esta lectura llegue a los ojos del cafetero...
ResponderEliminarBesos mentales.
Me encantaría, te lo aseguro.
EliminarUn beso del que quieras.
Me tomo un café a tu salud por lo bien que lo has contado.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues muchas gracias, Antorelo.
EliminarUn fuerte abrazo.
No nos podemos destacar de la media porque o no nos entienden, o nos miran como bichos raros. Vaya un trabajo para tomarse un café y además de termo. No me ni el delas máquinas.
ResponderEliminarUn abrazo
Has visto, un trabajo que podría haber resuelto sin tantas cavilaciones.
EliminarMuchas gracias por la visita, Katy.
Dib:
ResponderEliminarCon tanta tontería del lengua políticamente correcto no vamos a poder hablar por miedo a herir a alguien.
Salu2.
Es que yo creo que siempre estamos hiriendo a alguien, aún sin proponerlo, porque somos todos tan diferentes que un término mal dicho, una expresión fuera de lugar, ya nos enemista con alguien. Un mundo difícil.
EliminarUn abrazo, Diego.
Me cae muy bien "Córdova", porque el es lo que es, y además no entiende el doble sentido. Un saludo para el de mi parte y un abrazo para ti.
ResponderEliminarCuando lo vea, te prometo que voy a trasmitirle cada mensaje que aquí le hayan dejado. Generar vínculos (a veces) es bueno.
EliminarUn fuerte abrazo.
debo confesar que nunca le he comprado un cafe a Córdoba, solo porque a veces llevo el mate o nada. o me tomo un cafè en el cafecito de enfrente. (no, no en el starbucks!)
ResponderEliminarescuche, asi que compartimos el parque? mire ustè!
escuche, siempre paso por acà, pero a veces, solo a veces, me inhibe comentarle.
un abrazo
Dice mi personaje que nunca la vio, pero que va a estar más atento, tal vez hasta le convide un mate, si usted fuera tan amable... es un tipo medio pretencioso, pero buena persona.
EliminarUn abrazo y gracias.
Cuántas rejas vamos poniendo todos, y nos miramos desde atrás de barrotes; y me pregunto ¿quién estaba detrás de los barrotes, el que compraba el café o el cafetero, el encerrado en el parque o el otro, prisionero de la calle?
ResponderEliminar¿Y las palabras, a veces, no son también rejas que nos separan?
Ufff, qué de preguntas me suscitó tu texto... jajaja!!!
Gracias Humberto.
Gracias a vos, Mirella.
EliminarNo creas que a mí no, el relato es un intento de explicación que me doy a mí mismo (no a otros) de esas preguntas que planteas. Ni más, ni menos.
Un beso.
Creo que lo mejor aunque digan que es trivial,es la sencillez del dialogo la que el pueblo de a pie conoce al momento,el ser una persona demasiado sofisticado trae a veces hasta algunas confusiones en el oyente.
ResponderEliminarAquí en los madriles de Madrid por desgracia no existen esas simpáticas y nobles figuras de vender el café por la calle,en tiempos se vendía helado,pero tambien se acabaron.
Saludos
Es cierto, José, hay palabras de uso cotidiano que no necesitan de mayores ceremonias, no sé por qué muchas veces (me hago cargo) nos embrollamos de gusto.
EliminarEs una pena que no haya más vendedores ambulantes en Madrid, es verdad, cuando estuve hace un mes, no vi ninguno, pero vi decenas de personas vendiendo billetes de loterías... a los gritos.
Un fuerte abrazo.
Si es una profesión desde tiempos remotos el quehacer de las loteras,como se les llama,si vistes a las loteras me supongo que también habrás visto la gran cantidad de mimos,algunos con una verdadera creatividad.
EliminarSaludos.
Iba a decírtelo, me llamó la atención la cantidad de 'hombres sin cabeza', 'estatuas vivientes' y otros artistas callejeros.
EliminarLo cierto es que les compran mucho a las loteras, aquí nadie compraría un billete, pero si se juega mucho al quini, raspadita y todos esos juegos de 'sea millonario de inmediato'.
Más abrazos, te debo una visita... como a tantos.
!Claro Humberto! lo mejor es ser llano y hablar con sencillez. Es la manera para que todos nos entiendan.
ResponderEliminarmenudo chiste le dijiste! jaja! no me extraña que se lo pensara si darte o no el café con leche.
Gracias por tus letras.
Con ternura.
Sor.Cecilia
Muchas gracias por el comentario, querida Sor. Cecilia.
EliminarYo tengo un lenguaje 'término medio', es decir, ni demasiado ampuloso ni demasiado básico, pero suelo modificarlo de acuerdo a la persona con la que hable, no es cuestión de que a uno no lo entiendan.
Un fuerte abrazo.
Esas rejas nacieron de tu mente, para alejar al cafetero ambulante de tu condición de libre.
ResponderEliminarAlgo en ti sabía que él y tú eráis el mismo, enmascarados en dos cuerpos diferentes, por puro azar.
Si me permites la osadía.
Un abrazo.
Claro que te permito, pues las interpretaciones deberían ser siempre personales... y osadas.
EliminarHay sí una cosa muy cierta: no sólo las rejas nacieron en mi mente, sino cada palabra de esta historia ficticia, pero bastante simbólica, como bien lo detallas.
Un fuerte abrazo y muchas gracias.
Cotidianidades de la gente común con sus asuntos inaplazables.
ResponderEliminarUn extraordinario placer leerte. Te seguiré si me lo permites. Gracias.
Salud
Por supuesto que te lo permito, es un honor para mí.
EliminarNo hay asunto más urgente que el de una cotidianidad de los sujetos 'de a pie'. Ni la guerra en X puede ser más acuciante.
Un abrazo y gracias.
Parece que esa costumbre de poner rejas a los parques está más extendida de lo que pensé, pues en mi país pasa igual, y en algunos hasta te cobran por entrar. Realmente quedamos presos dentro de ellos.
ResponderEliminarY a quien no se le antoja un cafecito de cuando en cuando y no importa si sea cortado o con leche y para eso no hay reja que se interponga. Ja me metí tanto en el relato que ya me dieron ganas de un café, pero cortado, no con leche.
Aunque venga de cuando en cuando, me encanta leerte.
Un abrazo Humberto y buena semana.
Tú vienes cuando puedes, cómo no comprenderte si a mí se me ha vuelto imposible recorrer 3450 blogs, yo soy el primero en levantar la bandera de 'ven cuando puedas, ven cuando quieras'.
EliminarEn esta ciudad (Buenos Aires) las rejas se hacen necesarias, ya que sin ellas los parque estarían destruidos y se habrían convertido en vivienda de gente marginal... NO hablo de pobres.
En fin...
Un beso y muchas gracias.
Excelente.
ResponderEliminarMarinetti censuró los macarrones convencido de que conducen al escepticismo. Se equivocaba: es el escepticismo el que conduce a los macarrones...
Muchas gracias.
EliminarPor cierto, ¿a dónde conducen los penne rigate? No querría que...
Un abrazo.
Pues a mi el chiste me parece buenísimo.
ResponderEliminarAl personaje también, al cafetero parece que no...
EliminarUn beso, Lynn.
No me extraña, querido Humberto, que los lectores se crean que es real este cuento. Es una historia sencilla, con lenguaje común y muy muy cercana. Por eso es fácil dudar si es realidad o ficción.
ResponderEliminarEs lo que tienes tú y tu talento. Marcho a por un café has ta la cocina.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Muchas gracias, Mos, tú eres muy amable, ahí está el mayor secreto.
EliminarUn fuerte abrazo.
Me estoy empezando a enganchar (al café ya estoy muy enganchado). Digo a tus relatos.
ResponderEliminarAbrazos desde Madrid
Me alegra muchísimo, es una gran alegría.
EliminarTe mando un fuerte abrazo.
Claro, conciso y escueto, es la única manera de hacerse entender.
ResponderEliminarBesos Hum.
Muchas gracias, Ion, la mejor forma es la sencillez, creo...
EliminarUn beso enorme.
Gracias por el buen sabor de boca, más que por el café por la sonrisa que provocaron tus palabras
ResponderEliminarMuchas gracias, Pilar, me alegra leer eso, pues sé qué importante es que un texto nos deje ese sabor...
EliminarUn abrazo.
Convenciste al cafetero de que podías ser un futuro enjaulado. A veces alcanzamos logros a nuestro pesar.
ResponderEliminarUn abrazo Humberto.
¿Y el cafetero de qué convenció al personaje', pues son dos caras de la misma moneda.
EliminarUn abrazo, Jaal.
Otra cosa triste del mundo actual. Cada vez nos alejamos mas de la complejidad. Si no nos lo dan medio masticado, no lo comemos.
ResponderEliminar¿Se puede hacer algo con los colores del blog? Despues de leer quedo viendo infinidad de lineas horizontales...
No sé si te lo dije a vos, pero si no lo repito, yo trato de adecuarme al nivel del lenguaje de mi interlocutor, pero no tanto como para parecer afectado o un semianalfabeto. Es decir, tengo mi patrimonio expresivo, pero le doy unos retoques, por las dudas... aunque parezca que soy un trucho.
Eliminar¿Sugerencias de los colores?
Abrazos.
Buen chiste, algo negro dirían por aquí pero, a todo hay que encontrarle lo cómico, tal vez el cafetero tuvo un un muy mal recuerdo de los barrotes por eso no encontró agradable el chiste.
ResponderEliminarMuy buen relato Humberto! me quede pensando en la cara que habría puesto el cafetero jajaja
feliz semana
No lo había pensado, cuando vea a mi cafetero le voy a preguntar si tiene un pasado... Jeje.
EliminarUn abrazo y muchas gracias.
Un buen relato como siempre nos tienes acostumbrados, pero el cafetero creo que no llego a enterarse de nada quedó bien con el cliente.
ResponderEliminarUn abrazo
Y... la situación quedó tensa, digamos.
EliminarMuchas gracias, José Manuel.
Un abrazo.
Hola amigo, como estás? Estoy tratando de volver.
ResponderEliminarMe tengo que poner al día y empiezo de adelante para atrás.
Mas allá de lo que se diga es un relato que explicita las diferencias a la hora de la comunicación entre las personas en una urbe cualquiera.....en este caso BA. Se debería hacer un tratado sobre "Conversaciones en el ascensor."
Basta ver como intenta llamarlo....jajaja.
Che...te noto algo enojado...
Hola, Dany, se te extraña, ante todo, pero se entiende tu situación, claro que sí...
EliminarEs un texto que habla de eso, de las diferencias y de los mensajes que no llegan, aún los mensajes que nos enviamos a nosotros mismos, esos que hacen ruido cuando queremos exteriorizarlos.
Yo aporto datos para ese tratado, sin dudas.
Estoy raro... a veces molesto, a veces desilusionado, es un tema que viene de arrastre, un tema largo. Pero tenés razón, de afuera se nota como si estuviera enojado.
Un fuerte abrazo y un besito para Rami.
Ah........abrazo!!!!
ResponderEliminarSerán dados... ;)
EliminarMe quedo con el poso de ese café, que sin duda es la comunicación, sean cuales sean los caminos y las formas lingüísticas, como la tuya, que es una verdadera maravilla que nos arrastra a la reflexión de tantas cosas de ésta nuestra vida a veces tan difícil...
ResponderEliminarPaso a saludarte y a disfrutarte amigo...
Bsazo! ;-)
Muchas gracias, Ginebra, siempre dejas un 'café' con excelente sabor cuando pasas.
EliminarUn beso enorme.
Hola Humberto gracias por visitar mi blog, yo también me quedo por aquí. Un ABRAZO
ResponderEliminarBienvenida, un beso.
EliminarGracias.
Buena entrada Humberto como que te dieron por la torre por creerte mas que ese pobre hombre, como siempre es un placer el visitarte, saludos estelares desde mi querida Guatemala
ResponderEliminarMuchas gracias, STARLIGHT, a ti te debo tantas visitas que ya ni podría contarlas.
EliminarY siempre estás para dejar una palabra amable.
Se agradece de corazón.
Un abrazo.
Como es de costumbre magistral amigo. Cuanto se aprende con tus relatos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias por tus palabras, Rafa, se agradecen de corazón.
EliminarUn fuerte abrazo.
Humberto: Aunque nunca dejo de leerte, a veces me da flojera comentar,sobretodo cuando veo que ya hay chorrocientos comentarios.
ResponderEliminarPero, al ver que hablas de mi bebida preferida (he jurado que el día que el doctor me prohiba el café, definitivamente lo voy a mandar a...)
Es curioso ver que en cada país se acostumbra tomar café de forma diferente. Cuando fui a España, me ofrecieron una tacita pequeña con café bien cargado, que por cierto nunca pude tomar, en lugar de la taza gigante que acostumbro beber.
Si quieres reírte, te diré, que cuando viene alguno de mis parientes de Alemania, le pido que traiga café.¿Cómo es posible, dirás tú, que viviendo en un país, donde se supone existen grandes plantaciones de café, pidas que te exporten dicho producto de Alemania?
Pues sí, resulta que el mejor café lo exportan al primer mundo y nos dejan lo que sobra.
Cariñosamente: Doña Ku
En principio, no debes preocuparte por no dejar comentarios, yo sé que tú eres una de esas personas que siempre viene a leer los textos.
EliminarPues te creo, de hecho la mejor carne (que dicen que es la argentina) no se comercia precisamente en Argentina, sino que va a exportación. Pasa con mucho productos en diferentes países.
Un beso enorme, querida amiga.
FULLL, SIEMPRE UNA REBACANERIA LEER TUS EXCELENTES RELATOS.
ResponderEliminarUN ABRAZO
Muchas gracias, ReltiH, te mando un fuerte abrazo.
EliminarMe encantó la frase que pusiste en uno de tus comentarios: mis neuronas no aguantan este trajín ... Claro, el trajín interno te hizo exteriorizar y te salió muy bien.
ResponderEliminarExcelente ímaginación.
Saludos cálidos.
Es que estoy escribiendo muchas cosas a la vez, pero no todo para el blog, te confieso que escribir más de un texto por semana para este espacio supondría un gran esfuerzo.
EliminarMuchas gracias y un abrazo.
No se te va a ocurrir decirle 'basureros' a los recolectores de basura del camión, porque te hacen la cruz y la terminás pasando peor de lo que pensas.
ResponderEliminarDigo, por las dudas...
Explicar los chistes nunca tiene gracia.
Saludos
J.
Jamás, ¿o querés que me fajen?
EliminarSeñor recolector de residuos ;)
Un abrazo.
Lo tenías muy impresionado desde que le diste el titulo que le diste; y luego un chiste o broma explicado que es lo mismo que un mal café o un café que no sea colombiano ;-)
ResponderEliminarUn abrazo
¿Cómo llamralo si no? Es un tema bastante complejo el de las denominaciones, con decirte que tengo colegas que se ofenden si les dices 'escritores', pues se consideran 'escribidores'.
EliminarEn fin... Muchas gracias y un abrazo.
Hola Humberto!!!
ResponderEliminarA veces lo más sencillo lo hacemos complicado, a cada cosa su nombre, no nos compliquemos más de lo estrictamente necesario.
Un abrazo!!
Exactamente como tu comentario, querida Estrella. Has dado el mejor ejemplo.
EliminarUn fuerte abrazo.
Me gustan mucho estos finales que no tienen pretenciones perniciosas; sólo quieren hacer parte de una buena crónica de lo que pasa a nuestro alrededor, nuestas anécdotas, nuestro lenguaje y personajes.
ResponderEliminarCreo que muchos de los que aquí entran saben que a mí me gustan mucho más estos finales que los que tienen un giro sorpresivo final. Me parece más cercano a la vida real... Bueno, es que me gusta el realismo.
EliminarUn fuerte abrazo y muchas gracias.
Hay gente que no sabe pillar el humor a la primera y claro eso le quita toda la gracia
ResponderEliminarUn placer y un beso
El humor a veces es muy sutil, entonces muchos chistes pasan sin pena ni gloria, eso sí, es mejor no explicarlos.
EliminarUn beso, querida amiga.
Jejeje.. Cuando estaba leyendo que el protagonista asomó la cabeza por las rejas, yo misma me imaginé un final: que se quedaba atrapado y no podía sacar la cabeza de entre los barrotes.
ResponderEliminarQué mala soy!.
Eso es lo que le pasó al hijo de un amigo nuestro: dando un paseo con nuestros respectivos niños, el suyo introdujo la cabeza entre dos barrotes y no podíamos sacarle porque las orejas se le quedaron enganchadas.
La situación fue terrible hasta que conseguimos liberarle pero luego no podíamos parar de reir rememorándola.
Un relato estupendo.
Un abrazo.
¿Y tú crees que yo no pensé en ese final? Pero me pareció que no era 'especial', que podía descubrirse, además de no provocar el efecto esperado de lenguaje, pues, al final de cuentas, el café era la estrella del relato.
EliminarBueno, confieso que a los 3 años (creo) se me quedó atrapada la cabeza entre dos barrotes de una escalera, una vergüenza total, menos mal que era muy pequeño y eso me... libera.
Un beso enorme y gracias por la anécdota
"Untarse" de pueblo o ser pueblo es el principio para descifrar los códigos de la universidad popular; no descifrar esos códigos nos hace sentir ridículos o estúpidos y peor aún terminamos por creer que no somos pueblo y que nuestro lenguaje es de otra élite y, por muy florido que éste sea, nos creará, al final de cuentas, un problema de comunicación. Un café con leche y la vida sigue su curso!
ResponderEliminarExcelente amigo mío!!!
Ahora hay tantos nombres para el café que hay que ser un especialista del lenguaje para nombrarlos, yo algunos sé, otros ni idea:
EliminarCapuccino
Macchiato
Caramel
Moka
Espresso
Lágrima
Cortado
Con leche
Ristretto y la lista sigue.
Gracias por captar el guiño social del texto.
Un abrazo.
Un relato maravilloso lleno de semillitas que uno tiene que recoger para disfrutarlo a pleno. Me encantó.
ResponderEliminarLeía la lista de cafes, veo que eres un especialista, ja.
Un beso, Hum.
Sé porque veo la lista en las cafeterías, no porque los haya probado, la verdad es que me gusta el cappuccino, pero en invierno, ahora aquí hace 30 grados, sólo tomo un cortadito de vez en cuando, si no té, eral grey, mi preferido.
EliminarMuchas gracias, Luciana.