Bajo una lluvia copiosa y desde muy cerca, ambos -mi padre y yo- acompañábamos el ataúd por el camino embarrado. Cuatro campesinos de la hacienda lo cargaban con gran dificultad, cuatro de esos miserables a los que mi abuelo había explotado durante toda su vida, mientras que otro centenar de infelices seguía el cortejo fúnebre desde sus casuchas, escondiendo los rostros detrás de las cortinas astrosas, haciéndose la señal de la cruz, temerosos de que el fantasma del viejo rompiera la tapa del féretro y saliese para martirizarlos, para molerlos a palos, como lo había hecho durante tantos años. Al volver a la casa principal, mi padre se sentó en el sillón vacante, el mismo que, en vida, mi abuelo jamás habría permitido que otro ocupase, mucho menos si se trataba de su propio hijo. Tal vez por eso se quedó allí un largo rato, quitándose el lodo de las botas con la boquilla de una pipa, mientras parecía rumiar alguna idea funesta. Yo lo observaba desde lejos, parado al lado de la puerta, expectante de su decisión. Basta, carajo, gritó enfurecido y dio un golpe sobre el escritorio con la fusta, luego hizo que sí con la cabeza, como si por fin se hubiera decidido a aceptar el hado perverso que siempre flotó en aquel cuarto. Desde ese momento, fue él quien pasó a hostilizar a los campesinos, incluso fue más cruel que mi abuelo, si es que se puede llegar a semejante límite de brutalidad, y ellos obedecieron mansamente, como de costumbre. Así ocurrió. Hoy es mi padre el que está siendo sepultado y también son cuatro los que llevan su cajón, yo lo acompaño bajo los rayos del sol de la tarde, pero me arden mucho más los cientos de ojos interrogadores que se clavan en mi nuca. Todos estos miserables esperan que yo, el tercero de la dinastía, asuma la conducta habitual, pero no, ya tengo un bidón de gasolina en el maldito cuarto. Esta noche voy a encender mi propio destino: apagando el de ellos. El fuego -entonces- borrará mi culpa, y después el agua lavará nuestros pecados.
17 de enero de 2014
Herencia
Bajo una lluvia copiosa y desde muy cerca, ambos -mi padre y yo- acompañábamos el ataúd por el camino embarrado. Cuatro campesinos de la hacienda lo cargaban con gran dificultad, cuatro de esos miserables a los que mi abuelo había explotado durante toda su vida, mientras que otro centenar de infelices seguía el cortejo fúnebre desde sus casuchas, escondiendo los rostros detrás de las cortinas astrosas, haciéndose la señal de la cruz, temerosos de que el fantasma del viejo rompiera la tapa del féretro y saliese para martirizarlos, para molerlos a palos, como lo había hecho durante tantos años. Al volver a la casa principal, mi padre se sentó en el sillón vacante, el mismo que, en vida, mi abuelo jamás habría permitido que otro ocupase, mucho menos si se trataba de su propio hijo. Tal vez por eso se quedó allí un largo rato, quitándose el lodo de las botas con la boquilla de una pipa, mientras parecía rumiar alguna idea funesta. Yo lo observaba desde lejos, parado al lado de la puerta, expectante de su decisión. Basta, carajo, gritó enfurecido y dio un golpe sobre el escritorio con la fusta, luego hizo que sí con la cabeza, como si por fin se hubiera decidido a aceptar el hado perverso que siempre flotó en aquel cuarto. Desde ese momento, fue él quien pasó a hostilizar a los campesinos, incluso fue más cruel que mi abuelo, si es que se puede llegar a semejante límite de brutalidad, y ellos obedecieron mansamente, como de costumbre. Así ocurrió. Hoy es mi padre el que está siendo sepultado y también son cuatro los que llevan su cajón, yo lo acompaño bajo los rayos del sol de la tarde, pero me arden mucho más los cientos de ojos interrogadores que se clavan en mi nuca. Todos estos miserables esperan que yo, el tercero de la dinastía, asuma la conducta habitual, pero no, ya tengo un bidón de gasolina en el maldito cuarto. Esta noche voy a encender mi propio destino: apagando el de ellos. El fuego -entonces- borrará mi culpa, y después el agua lavará nuestros pecados.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Estimados amigos:
ResponderEliminarMuchas gracias por las visitas y comentarios para “Ius variandi”.
El relato de hoy es un ‘texto rescatado’, ya que (aunque bastante diferente) estuvo en un espacio que solía compartir con otros dos colegas.
Y festejemos el ocaso de los blogs, que alguna vez fueron tan vívidos (en los dos sentidos de esta palabra). Posiblemente vaya espaciando las entradas, hasta que un día… en fin. Es la ley del siglo XXI (¿de la vida?): nada dura demasiado.
Un fuerte abrazo.
Humberto
Humberto, ha sido un placer leerte y aprender tanto de tus relatos.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias, Maripaz, realmente agradezco tus palabras.
EliminarTodos aprendimos de todos.
Un beso grande.
Una herencia con doble filo,y sin empuñadura
ResponderEliminarexcelente como siempre,un abrazo
Hay herencias que es mejor rechazar, Horacio.
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Amén, destinos atados repitiéndose en el tiempo
ResponderEliminarcuantos anduvieron con la fusta heredada y cuantos más siguen persistiendo en ello en estos tiempos modernos donde la esclavitud sigue agazapada , disfrazada de indigentes trabajos por un puñado de dinero o por una visa permanente
triste relato Humberto, triste y vivido
besitos
Cuando creemos que todo cambió, vemos que nuestra querida Latinoamérica sigue padeciendo los mismos males. Por lo que sea, generalmente por poder.
EliminarUn beso muy grande, Elisa, muchas gracias.
todo pasa. y todo o casi todo con el tiempo, empeora. hasta la conducta.
ResponderEliminarClaro que, por heredar, el manejo de fustas no iba a ser menos.
y quién dijo que la raza mejoraba?????
[y sí, Humberto: todo pasa y todo se pasa. pero queda el poso del buen hacer. los blogs también están sujetos a fecha de caducidad. aunque renacen de sus cenizas, y entonces se comen de nuevo el mundo]
un abrazo grande .Besos
La raza se perfecciona, pero en el sentido que ya traía de antes. Si era malo ahora será pésimo, y así.
EliminarClaro que sí, querida Pilar, queda el buen hacer, y quedan muchos amigos también.
Gracias por estar siempre,
Muchos besos.
Y el pobre creía que su destino merecía una mayúscula...
ResponderEliminarAbrazo, Humberto,
Una mayúscula muy lamentable, Rob.
EliminarUn fuerte abrazo, amigo.
El agua que purifica, el fuego consumidor... Tantas veces las lágrimas bautizan al hombre, purificándolo, sin embargo el propio infierno interior lo consume sin hallar regeneración. Mas es posible renacer de las cenizas, es posible deshacer viejos preceptos (autoimpuestos) para evitar que se repita la historia.
ResponderEliminarIntenso, estimado Humberto. Excelente, como siempre.
Gracias.
Muchas gracias por tu reflexión, Laura. Evitar la repetición suele ser más difícil de lo que parece, tanto en lo personal como en lo social, lamentablemente.
EliminarTe mando un beso grande, estamos siempre en contacto.
Es el segundo mensaje que te dejo, no se que pasa!
ResponderEliminarTe decía que tus palabras me suenan a despedida y que lo pensases porque tu blog es único, a muchos nos gusta lo que escribes, eres genial.
Creo que el tercero no pudo evitar ser el más cruel de todos, aunque el final es muy ambiguo.. me parece!!
Un besazo.
No sé qué puede estar pasando, eres la segunda que me lo dices... lo de que no quedan los comentarios, digo.
EliminarNo puedo decir mucho más en relación con los blogs, querida Sabrina, pero sí puedo agradecerte por tus palabras y por tu presencia en este espacio.
Es verdad, puede ser ambiguo.
Un beso grande.
Muy buen relato amigo, una historia de otrora pero que no pierde actualidad. Se disfraza, pero sigue siendo la misma.
ResponderEliminarExcelente amigo. Un abrazo.
Bueno, de otrora hasta cierto punto, no quiero hablar de otros países que no sean el mío, pero en el Brasil de hoy esas cosas todavía pasan.
EliminarUn fuerte abrazo, Luis, muchas gracias.
Nos involucra en la raíz de la tragedia y sostiene el eco perpetuo de saber que da más quien quiere que quien tiene.
ResponderEliminarLanzaste a la mirada pública un cadaver esperado por la sobrecarga de culpas de sus antepasados. Alguien que pasa por alto su oportunidad de redimirse y romper las ancestrales cadenas. Imposibilitado de querer a los demás al no quererse a sí mismo.
Contrasta con áquella pieza festiva que creaste donde impera el hedonismo dentro de una longevidad a lo Mick Jagger.
Yo creo que es muy difícil poder olvidar ciertos mandatos que no sólo son familiares, sino sociales. Cada uno tiene la posibilidad de hacerlo, claro está, pero para eso tiene que haber logrado estar en paz consigo mismo... y quererse, como bien dices.
EliminarMe gustó tu comentario, Carlos, lo que agregué puedes obviarlo.
Muchas gracias y un fuerte abrazo, amigo.
No ahorras palabras para mostrarnos la bestialidad de ciertos seres humanos.
ResponderEliminarMuy bueno, Dib, y no se desaliente con el siglo que atravesamos.
Saludos
Ricardo
Me parece que me faltaron palabras, Ricardo.
EliminarSiempre lo digo: soy hijo del siglo XX, hago lo que puedo.
Un abrazo y muchas gracias.
No creo en el destino. Creo en el libre albedrio de los usuarios, algo estorbado por los prestatarios. Es cierto que algunos están abandonando sus blogs o pasandolos a privados. Pero no es mi caso.
ResponderEliminarHay quienes tienen la vocación de emperador romano y no como Marco Aurelio.
Alejandro Dolina plantea que para ser malvado un hombre tiene que tener poder.
Me alegra saber que no es tu caso, que no sos otra víctima de la superficialidad de lo actual, que, por cierto, no considero que se trate de destino. Y me alegra en serio.
EliminarTal vez este personaje también tuviera un lira, pero no podría asegurarlo.
Yo conozco a un tipo muy malo y que no tiene nada de poder, pero no quiero imaginar lo que podría hacer con poder.
Hace años que no voy a ver a Dolina, pero escucho los podcasts al otro día.
Un fuerte abrazo y muchas gracias, Demiurgo.
Qué buena ilustración sobre la vida del pongo...triste vida...excelente relato!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Lyda, lo de "pongo" fue muy claro.
EliminarUn abrazo y muchas gracias.
Lo empecé a leer y recordé parte de la historia. Lo genial es que si bien siento la misma indignación (el protagonista y su cría son nefastos) me encanta ver las innumerables formas de contar una historia. Eso es lo que me apasiona de la escritura. Es como trabajar con pinceles y colores... Y tu mano, Negro querido ;-) Abrazo de tu amiga, hija del siglo XX (como vos) que vuelve a huir del blogworld y sigue escribiendo en silencio. Aún experimento un repelús que no puedo controlar... Bah, no sé si quiero! :-D Kisses from de Far West, milord!!!
ResponderEliminarMe encanta que notes el cambio, porque fue casi total. Me causa mucho placer contar una historia de otra forma, en varios casos más que escribirla por primera vez.
EliminarYo estoy muy tranquilo alejado de este universo, hay personas a las que quiero mucho, como a vos, que puedo encontrarlas donde me plazca.
Muitos beijos, minha BeeBee.
Mi querido, hoy me ha sorprendido… no por el relato (que ya lo había leído y creo que en su momento deje mi comentario/opinión) sino por eso de “celebremos el ocaso de los blogs”. Particularmente creo que ya ha tomado una decisión, consciente o inconsciente, pero ya lo ha hecho. La pregunta sería por qué? Justamente usted, que es el más visitado… Si bien hay blogs que se cierran o “privatizan” hay otros que recién comienzan, todo se renueva como en la vida. Por ej: los celulares, tenemos desde la “nave espacial” hasta una simple “toronja” pero lo básico: llamadas, mensajes, contactos están en ambos, solo que somos nosotros quien elegimos cual tener… a usted se lo ha elegido (y como) entonces insisto en la pregunta original, por qué? La respuesta solo la tiene usted y obviamente no nos quedara otra que respetarla.
ResponderEliminarMis cariños….
P.D: me alegras que estés bien, ya que te mande hace unos días un mail, porque no publicabas y no lo contestaste, había empezado a preocuparme…
Antes de decir otra cosa, quiero avisarte que NO recibí ningún mail, jamás dejaría de responderte. A veces tardo, pero a vos te aprecio, es diferente.
Eliminar1. No sé si está tomada la decisión de cerrarlo, tal vez sí la de hacerlo privado, pero sería adelantarme demasiado. No me conocés, pero yo funciono al revés, si este blog no hubiera sido "elegido", posiblemente ni me preocuparía en modificarlo o darlo de baja, lo que me parece más valioso es retirarse estando arriba, con todos los honores. Y no te imaginás cuánto agradezco esa elección que la gente ha hecho, hay veces que me gustaría abrazar a cada uno de los que vinieron con asiduidad a este espacio y decirles lo feliz que me han hecho sentir con su apoyo, lo bueno es que con unos cuantos pude hacerlo y con otros más voy a hacerlo en breve.
2. Me cuesta escribir para un libro y para el blog a la vez, justo en este momento que estoy sumergido en una novela, casi no puedo pensar en otra cosa.
3. Nunca pude superar mi imposibilidad de retribuir las visitas como yo querría, eso me duele, pero también jode que haya gente que venga si voy... en fin, el tema de siempre. Lo nuevo es descubrir que también sucede con personas que consideraba por fuera de esta ley de la reciprocidad.
4. Por último, me sorprende que hayas leído este texto en "Tres de un par perfecto", no lo recordaba, después voy a buscar tu comentario.
Un beso grande, Oriana, pero grande en serio.
Lo del mail no fue recriminatorio, solo me preocupe, vos sabes cómo somos las mujeres jaja.
EliminarEntiendo tu postura, debe ser difícil cuando se está abocado en un tema no se puede pensar en otra cosa. Salvando las diferencias, yo que me sume a la propuesta de otro blog, me cuesta cuando me sacan de mi “sufrimiento” y al final se termina enredando con la palabra que me han dado.
Por otro lado yo creo que deberías quitarte la culpa por las visitas, todos en este “mundo virtual” sabemos el tiempo que nos llevan las visitas y los que realmente queremos leerte volvemos igual.
En cuanto a la reciprocidad es igual que el mundo “real”, lo que en mi caso solo me sirve para “seleccionar” salvo en casos como el tuyo y par más.
En cuanto al comentario, no fue en el otro blog, sino aquí en tu casa. Lo publicaste en Enero del 2013 pero esa vez lo titulaste “Dinastía” si mal no recuerdo.
Un beso amigo….
¡Es verdad, Oriana, lo había subido aquí en la fecha que decís! ¿Ves cómo anda mi cabeza? No hay vueltas, ya ni sé qué escribí, apenas recuerdo (porque los marqué) los que entraron en "La comodidad...".
EliminarTodo un halago ser uno de los exceptuados.
Ahora siento más fuertemente que cuando te escribí la primera respuesta que hay que quitar los comentarios, en verdad me parece que tiene que leer el que quiera hacerlo, sin esperar nada más.
Me encanta que te preocupes... la verdad ;)
Más besos.
Humberto .... que terrible decisión para librarte de responsabilidades y cargar con la culpa de ellos.
ResponderEliminar¡¡ atrapante relato que mueve el piso !!
un beso
Cada uno hace lo que puede con sus conflictos, el gran problema es cuando está involucrada la vida de muchos más.
EliminarMuchas gracias, querida Doris, un beso grande.
Humbert, te leo de la misma manera que se bebe agua fresca de fuente ! Gracias.
ResponderEliminarSeguro que hay herencias dificiles de soportarlas.La maledicion te sigue .Tomastes lo que pensabas buena decision pero en vez de peones martyrisas a tus lectores. ( :))) )
Besos de castigada feliz .
No es mi intención martirizarlos, pero sí es un honor llevar al lector a que sienta un poco, apenas un poco, de lo que sucede en la historia.
EliminarAgua fresca para el calor del hemisferio norte, ma chérie.
Besos grandes.
En remordimiento va a dejarles sin futuro, ahora que tiene en sus manos compensarles lo pasado. Una cobarde decisión.
ResponderEliminarEn lo supuestamente valiente se percibe lo más cobarde, estoy de acuerdo contigo, Marcos.
EliminarUn fuerte abrazo.
El relato es estremecedor y muy real.
ResponderEliminarParece que el sol de tu blog quiere pasar el horizonte ... pero mañana será otro día !!
Besetes.
Tal vez no sea el blog, sino yo.
EliminarMe cuesta muchísimo llevar adelante una actividad literaria más "real", digamos (cuentos, una novela), con la del blog. Y no quiero subir cualquier cosa, siempre me preocupé porque hubiera relatos dignos, relatos que a mí me hubiera gustado leer en un libro. Veremos, Trimbolera.
Es cierto, muy real, al menos en esta América Latina acostumbrada a las dinastías infames.
Un beso grande.
Y me pregunto ¿por que la elección de este relato?.
ResponderEliminarTu narrativa e imaginación en su línea, el final el esperado viniendo de tu discernimiento y mordacidad en temas de esta índole.
Me vuelves a dejar reflexionando...¿habrá un final que no sea destrucción, detrás del poder?.
Humberto aún siendo a cuenta gotas, hasta que comprar tus libros no haga necesaria la espera de tus publicaciones: ¡no quemes el bidón de gasolina¡, aunque sea en vano , necesito dejarte mi petición o deseo.
Un gran abrazo con toda mi admiracíón,
tRamos
Puedo darte mi opinión, pero no puedo decir que sea la correcta: el poder siempre destruye, mejor dicho, el abuso de poder, ya que algunas personas saben controlarlo sin llevarlo a extremos tiránicos. Y la línea parece tener una lógica interna, comienza con la destrucción de los valores, luego de las personas y termina con la autodestrucción.
EliminarY no sospeches nada raro, jamás quemaría lo que tanto costó construir, en todo caso le daría otro vuelo. No lo dudes, en un libro me siento mucho más realizado, no te imaginas la cantidad de historias que por su extensión no entran aquí. En la actualidad, las mejores, en mi opinión.
Tu deseo aquí SIEMPRE es tenido muy en cuenta, estás entre las más queridas.
Muchos besos, tRamos.
Aún en sus ataúdes destilaban miedo, pues la herencia olía a lo mismo. Como la rueda de un molino, que gira y gira y pulveriza todo a su paso. Más la antorcha que prende la llama de la purificación no está tanto en la mano de los herederos, sino en los que se esconden aterrados detrás de las cortinas.
ResponderEliminarEspero de corazón que no borres tu huella literaria de este universo extraño y diáfano bloguero, y aunque sea de manera más esporádica, nos sigas regalando la oportunidad de sentirnos maravillados por la excelente literatura que realizas.
Abrazos.
Es lo que a mí más me llamó la atención mientras lo escribía: el miedo de los campesinos por el primer muerto, porque no me parece que sea un miedo a lo desconocido o a lo sobrenatural, sino el miedo de los que saben qué va a pasar.
EliminarComo lo dije antes, me cuesta mucho compensar mi actividad de escritor de relatos largos y la de escritor de blog, veremos cómo lo soluciono y cómo responden ustedes, Jorge.
Muchas gracias por tu interés sincero.
Un gran abrazo.
Excelente relato amigo!! y aunque sea ficción, seguro que no supera muchas historias de la realidad.
ResponderEliminarSaludos!
Después de leer algunos libros de historia de mi país, puedo decir que me quedé corto, fui suave.
EliminarUn abrazo, Fernando.
Me da pena que el protagonista estuviera tan seguro de que la historia iba a repetirse. Aunque le honra haberle puesto fin antes de que empezara. Un besote!!!
ResponderEliminarAntes de que se relanzara el ciclo... Pero ¡qué fin tenía que elegir!
EliminarUn beso, grande, Alter.
Muchas gracias.
Muy interesante el texto,las historias que se repiten, los mandatos "tácitos" que heredamos.
ResponderEliminarEs una pena que "desaparezcas". Un saludo
Todos desaparecemos, al menos un poco...
EliminarMandatos que siempre traen desgracias, Lunaroja.
Muchas gracias por tu comentario.
Un abrazo.
Busca su propio destino, de una forma brutal, eso sí.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Un placer.
Brutal, demencial...
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Un abrazo y muchas gracias.
Un placer Humberto leerte, es un gusto recorrer tus letras, muchas gracias por compartirlas, que tengas un feliz día
ResponderEliminarMuchas gracias, Elida.
EliminarCompartirlos me hace feliz, no lo dudes.
Un buen día para ti también.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLo sutil y accesorio cobra mucho valor: el título y tu comentario sobre la fugacidad de los actos humanos integrado en ese "NADA DURA DEMASIADO" me hace dudar
Eliminar¿Quién va a heredar los restos quemados del blog?
¿Los campesinos liberados, a tropel, irrumpirán violentos en el blog quemado?
En tu comentario presupongo que piensas que la muerte del blog se parecerá más a una agonía dilatada, a una pérdida gradual de inercia; que a un incendio
El término "Espaciar entradas" me recuerda a un embudo, o mejor a un queso de Gruyere
Creo que la muerte del blog es la protagonista de la entrada de hoy, pero no como algo real sino como un personaje
si "Nada dura demasiado", la decisión de cerrar el blog durará para siempre, mientras el blog sea eterno la decisión de cerrarlo , también lo será.
¿Qué será de nosotros los comentaristas?
¿Nos espaciaremos al igual que las entradas?
¿Nos dispersaremos?
Perdón por el tostón, pero estaba aburrido y leerte me ha llenado un vacío
Un abrazo
Mi.
Son muchas preguntas, MI, y bastante complejas.
EliminarCreo que siempre hay alguien que toma los restos de algo que se ha destruido para construir algo nuevo y mejor, eso es maravilloso.
La forma de desaparición no está clara, pero un simple blog no va a cambiar este principio vital. Un día puede estar y otro no estar, o caer en el embudo y largar textos más concentrados.
La decisión también responde a la ley del "nada dura demasiado", esto es, tampoco puedo afirmar que mantenga la misma idea en dos meses, pues si hay algo que cambia a cada momento, son mis ideas.
Los comentaristas encontrarán otro espacio, seguramente mejor, pues son muy capaces.
Lástima que tu comentario sea producto del aburrimiento... uf ;)
Un abrazo, MI, muchas gracias.
Humberto, una herencia demoledora, que fustiga a los siervos mientras empobrece a los amos. Me ha recordado el inicio de la Hojarasca de García Márquez y, como en ella, se nota esos dos bandos tan diferenciados, ese odio.
ResponderEliminar¡Buen trabajo!
Abrazos.
No sé si García Márquez exactamente, pero también me recordó los clásicos latinoamericanos. Es que aquí el odio tiene siglos, no podemos escapar.
EliminarMuchas gracias por tu comentario, amigo.
Interesante relato, sobre todo si uno lee después la salutación inicial. Calculo que el bidón lo tenés hace rato, aunque en tu caso no creo que medie ninguna culpa. "Regrets, I´ve had a few, but then again, to few to mention" Abrazo!
ResponderEliminarNo sé si lo pensé así, pero evidentemente algo de eso que llaman "inconsciente" se debe haber escapado, Ato.
EliminarLa culpa es ficticia, tal vez creer que a alguien pueda importarle.
I did it my way... pero tirando más a los Sex Pistols.
Un abrazo.
Un buen relato!, afortunadamente que estos tiempos pasaron ya pocos personajes existen como el abuelo, pero siguen existiendo disfrazados distintamente.
ResponderEliminarUn abrazo.
En algunos países están disfrazados, en otros ni siquiera se toman ese trabajo.
EliminarUn abrazo grande, Mari-Pi-R.
Así que este friki amo va a renunciar al protagonismo, y se lo va a ceder a la gasolina y al fuego. Pero eso no evitará que los jornaleros-esclavos se alegren de su pérdida. Además ¿Luego, qué? La libertad los mandará al paro. No hay que olvidar las siniestras pero justas palabras que daban la bienvenida a todo el que entraba en el campo de concentración de Auscwittz, que decía algo parecido a: "El trabajo es el camino hacia la libertad". Por lo tanto, hace bien en recurrir a la hoguera. Que solo quede carbonilla de su cuerpo. El inconveniente es que el fuego hace "cosquillitas", pero ¿Qué se le va a hacer? Que se rocíe bien con gasolina, no vaya a ser que muera por la asfixia del humo. De lo contrario, pondrán su cadáver como espantapájaros, y colgarán fotos de su ultrajado cuerpo en el fasebook, y eso está mal. Aunque sea friki, y muerto, el amo es el amo. Faltaría más.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Humberto.
Lo de usarlo como espantapájaros no está nada mal, Antonio, me has dejado pensando, en este sentido es una pena que los castigos hayan cambiado.
EliminarUn fuerte abrazo, querido amigo.
no me rxtraña la decision con semejante herencia !!!
ResponderEliminargenial ambientado !!!! me ha encantado leerlo!!!
Me alegra mucho que te haya gustado, Sara.
EliminarUn beso grande.
Siempre tenemos el fuego... Un abrazo.
ResponderEliminarA cuántos a salvado el fuego.
EliminarUn abrazo, Darío.
No me voy a repetir y repetir como siempre halagando tus palabras, pues ya sabes que adoro leerte.
ResponderEliminarTus finales abiertos me encantan dejan al lector el libre albedrío de hacer su propio final, y como ya te comenté en alguna ocasion el modificarlo más de una vez cuando se relee, al igual que tu has modificado tu escrito..
Tus letras tienen vida.. eso lo bueno de pasar y de disfrutarlas.
Tu -el protagonista - tiene varias opciones ahí dejas el final abierto: yo quemaría el salón, esa butaca ese látigo delante de todos los que han sufrido y sin cobardía afrontar el destino que ellos me quisieran dar: justa sería entonces la herencia
Claro que es un personaje... y en la ficción nada es utopía ni quimera ..
Un beso enorme ...
pd/ paso de hablar de el ocaso del los blogs, el mio siempre está al borde del mismo ..
Qué linda eres, María, siempre le insuflas un aire nuevo hasta a las palabras añejas, eso también es magia.
EliminarYo no me arriesgaría a decir qué quemó el personaje, pero temo lo peor.
Un beso muy grande, mi querida.
un alivio circunstancial para los campesinos, ¿pero vendrá otro, mandamás?
ResponderEliminaresta pregunta se quema con el fuego o se disuelve en el agua
saludos
¿Y ahora qué puedo agregar?
EliminarTodo dicho, Omar, un fuerte abrazo.
Tu relato me ha recordado la película “Novecento” de Bertolucci, no sé si la habrás visto, tiene un ambiente así un poco como el que describes. Un poderoso, amo de todo el que trabajaba para él ¿algún día terminaremos con esa herencia? Como siempre un gusto leerte.
ResponderEliminarUn besazo
Creo que leí el libro, si es que se llama igual, el autor es Alessandro Baricco, pero me imagino que no, pues se trata de un pianista en un barco.
EliminarYo pensé en todos mis viajes por ciudades pequeñas de América Latina.
Podemos terminar, pero para eso es necesario un gran cambio. Confío más en los pequeños cambios personales, que, en definitiva, redundan en cambios sociales.
Un beso muy grande, Mª Rosa.
No, Humberto, no tiene nada que ver el libro con la película, sé que si la vieras te iba a gustar, es una gran película, seguro que en Youtube la podrías encontrar, si es que te interesara verla.
EliminarVoy a buscarla, después te digo qué me pareció.
EliminarGracias por la recomendación.
Más besos.
¡Hola! un placer de nuevo leer un relato tuyo ¡es buenísimo! :)
ResponderEliminar¡Saludos!
Gracias por tus sinceras palabras.
EliminarUn abrazo.
Los dos se fueron al carajo, y mucho que esos campesinos a los que habían maltratado tanto, no tiraron primero al abuelo, y luego al padre a una acequia del camino para que se los comieran los bichos. Sí cabrón fue uno peor lo fue él otro, y aunque el hijo quisiese enmendar la plan, siempre seguirán habiendo malnacidos en los clanes familiares para torturar y avasallar a esos pobres campesinos.
ResponderEliminarUn abrazo Humberto.
Como le dije a otro amigo, no puedo agregar nada más, está todo dicho.
EliminarGracias por tu opinión, Rafa.
Un fuerte abrazo.
Puede que todavía haya arrepentimiento y el sillón se adueñe de su destino. Quizás vuelva su cara más amarga a los campesinos y sean ellos los que enciendan esa gasolina. Quizás...
ResponderEliminarSaludos
Es así, estimado Nel, quizás.
EliminarUn fuerte abrazo.
Me hiciste sentir un (deja vú). Se fue Fidel, vino su hermano y qué pasará cuando se vaya Raúl... Ojalá y venga alguien como el protagonista y prenda fuego a tanta mierda.
ResponderEliminarmuy bueno
Un abrazo
Carlos
A veces me olvido que para la gente de ciertos países esto es mucho más real (y más cruel) de lo que pueda representar en un relato.
EliminarUn fuerte abrazo, Carlos.
Que herencia más dura!
ResponderEliminarHay herencias que deben ser rechazadas, Loreto.
EliminarUna abraçada.
FULL, FULLLL. TREMENDO RELATO!!!!! SI SEÑOR!!!
ResponderEliminarUN ABRAZO
Muchas gracias, ReltiH.
EliminarUn fuerte abrazo, amigo.
En España dicen: ¡Lo bordaste!. En Venezuela dicen: ¡Te botaste!
ResponderEliminarTremendo relato!! Para mí es de los mejores que te he leído
Fácil imaginé las chozas de los campesinos y sus miserias y su inexplicable lealtad, tan dejada de existencia propia
Besossss ESCRITOR
Me gusta mucho la expresión que usan en España, muchas gracias por usarla en este texto, también la de Venezuela, claro está.
EliminarUn beso grande, mi querida amiga.
Maldita herencia y mansa pasividad que la mantiene. Metàfora del colonialismo de los pueblos. Final de ruptura total.
ResponderEliminarExcelente como siempre Humberto,
te deseo las mejores cosas,
Un abrazo
Gracias por tus deseos, Chusa, y me alegra mucho que te haya gustado.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hay herencias, que hay que rechazar, si se es consecuente. A lo mejor los campesinos también pensaron lo mismo, no aceptar la herencia y hacer lo propio con el amo.
ResponderEliminarAunque la puede ser universal, la forma de contarlo me recordó no sé por qué, a a los escritores de allá, (latinoamericanos) en fin, maravilloso.
Besos
Soy brasileño, ergo, latinoamericano, hay herencias de las cuales no puedo (y no quiero) escapar, por eso te hizo pensar en esos escritores, a los de "acá". Todo un cumplido.
EliminarUn beso grande, Pamisola.
* historia (perdón)
ResponderEliminarMe parecía que faltaba una palabra ;)
EliminarEl fuego purificador... puede acabar con una saga maldita, como el Flit con las cucarachas. Un final -como se decía en mis tiempos- a "lo bonzo".
ResponderEliminarAbrazos.
Borgo.
Mira que las cucarachas se han hecho resistentes al Flit, tal vez suceda lo mismo con ciertas dinastías de América del Sur.
EliminarUn abrazo, Borgo.
Fuego purificador, borrador de rencores, esperanza de nueva vida.
ResponderEliminarBeso Humberto
Así y todo, yo le tengo mucho miedo al fuego.
EliminarUn beso, linda.
a veces se tiene que hacer un gran sacrificio (mejor cuando es otro el sacrificado) para ser un sobreviviente de nuestra propia vida.
ResponderEliminarun abrazo.
Muy buena reflexión, Draco, muchas gracias.
EliminarUn fuerte abrazo.
Recuerdo este relato, cuando te descubrí intenté leerlos todos, seguro que me dejé alguno, igual demasiados, me gusta pensar que sí, y que según que días con más tiempo pueda seguir zambulléndome en el pasado de este espacio y descubrir genialidades a las que el requerimiento de actualidad los blogs trata de un modo ingrato. Me parece un bonito detalle ir rescatando aquellos más antiguos y traerlos a este presente de tendencia efímera que los condenó a un injusto "olvido"
ResponderEliminarMe encanta la idea de romper con costumbres que se sustentan en tradición por un lado y miedo al bueno por conocer por otro. Bien por el hijo y nieto que va a cambiar las cosas para terror de campesinos con un seguro síndrome de Estocolmo y deshonra de caciques.
Un gran beso
Con este relato pasó algo muy raro, lo había subido a un blog compartido en el año 2011, pero no recordaba que luego lo había traído hasta este blog en 2013, y si bien esta versión está muy corregida, me quedó la sensación de que estoy muy perdido con mis propios textos, ya ni sé cuáles subí al blog o no.
EliminarTe agradezco tu amabilidad de soslayar este... error y darle una vuelta para ver la parte positiva. Eso sí que es ser una buena amiga.
Un beso muy grande, Nurocas.
Tengo experimentado que cuando empiezo a cogerle el gusto a algo es porque está a punto de pasarse de moda. Salvo los pantalones acampanados, que no llegaron a gustarme nunca. Por lo que dices, con los blogs va a volver a ocurrirme lo mismo. Pero yo voy a seguir. Supongo que algún día les pillaré la gracia al facebook y al twitter y los condenaré para siempre.
ResponderEliminarEsta vez comento el comentario, en vez del relato. Y eso que me ha gustado mucho.
Un abrazo, Humberto.
Cuando empezó esto de los blogs, no éramos tantos amigos los que nos visitábamos, pero había otro tipo de comunicación y de lealtad, ahora aparecen blogs de la nada, sin embargo la comunicación es mucho más pobre e interesada, lamentablemente. Si puedes lidiar con esas cosas, sigue adelante, en lo que a mí respecta, te sigo y te visito no sólo por amistad, sino porque me gusta lo que haces.
EliminarUn fuerte abrazo, Chema.
Me parece curioso cómo y por qué permitimos las injusticias de un poder que fue instaurado a través del uso de la fuerza. Me parece curioso cómo y por qué aceptamos democráticamente que decidan otros el marco de leyes que nos permiten votar una vez cada tantos años. El sistema es curioso y muy susceptible de cambios profundos.
ResponderEliminar¡Un abrazote, Humberto! ^_^
Yo tengo tantos "por qué" y tan pocos "porque" que podría hacer un blog con ellos. Creo que somos bastante pasivos e idiotas, no hay otra respuesta. Me encantaría mentirte, pero en esto no uso ficción.
EliminarUn fuerte abrazo, Jorge. Muchas gracias,
me impresionó este relato. Me quedé sin palabras. Tal vez ese era tu propósito. Si es así lo lograste.
ResponderEliminarun saludo
En muchas ocasiones el silencio es el mejor halago.
EliminarMuchas gracias, Karin.
Un abrazo.
Buena suerte la de esos campesinos...
ResponderEliminarUn abrazo.
Tan buena que me duele la muela..
EliminarUn abrazo y gracias por el comentario.
¡Admiro tu cortesía de contestarle a todos,!! ¡Realmente sos un caballero!!!!! Un beso Martha
ResponderEliminarMartha, es lo mínimo que puedo hacer por la gente que se toma un tiempo para leer y, encima, dejar un comentario. Más aún en los días que corren.
EliminarUn beso grande.
Esto también va a pasar.
ResponderEliminarUn beso.
Yo creo que todo es factible de que suceda, salgo a la calle con temor de que un meteorito caiga sobre mi cabeza, así que imaginate.
EliminarUn beso.
Hola Humberto , un relato que de verdad siencera me a gustado mucho , ya que por una vez en la vida , el tercero de la dinastia iba a hacer justicia , a unque fuese a un precio algo alto , me a gustado mucho .
ResponderEliminarTe deseo una feliz tarde , besos de Flor.
Me alegra mucho que te haya gustado, Flor.
EliminarMuchas gracias por tu opinión,
Un beso.
Excelente relato!
ResponderEliminarLograste lo que todo escritor desea: impresionar!
Saludos y un abrazo càlido desde esta calurosa Roma.
Yo también me impresioné cuando tuve la idea de escribirlo, luego tuve que abocarme a la tarea de escribirlo y perdí esa impresión. Pero me agrada saber que esa sensación se transmite.
EliminarUn beso grande, Genessis.
Dib:
ResponderEliminar¿Existe el determinismo? ¿Será capaz el último eslabón de una familia de caciques de escapar de esa conducta? ¡Ojalá sea así!
Salu2 determna2.
Este año también he hecho un homenaje a mis amigos blogueros. Si quieres verlo, pásate cuando gustes.
Me haces muchas preguntas, querido Diego, me encantaría poder responderte y luego salir de gira por el mundo, como El Gurú de las Letras ;)
EliminarTe prometo que voy a pasar.
Un fuerte abrazo.
(si repito comentario, perdona, lo escribí y no me salía como enviado)
ResponderEliminarExcelente relato, como siempre... Aquí no se refleja (por suerte) "De tal palo, tal astilla..."
Besos enormes desde la calurosa Sevilla.
Varios me han dicho que no pueden dejar su comentario, es muy raro, muchas gracias por intentarlo, Silvia.
EliminarY un beso enorme por ser tan bondadosa conmigo.
¡Eso amigo mío es quemar un testamento!
ResponderEliminarvolver a tus letras es siempre un placer
Besitos
Va a quemarlo, claro... pero qué precio.
EliminarMuchas gracias por tus palabras, amiga.
Un beso grande.
Creo que ya conoces un poco el discurrir de mi pensamientos no siempre llego a los mismos razonamientos, tus letras impecables .... en MODO VIVENCIAL : Salvando las distancias me toca de cerca .Dos ,tal vez más generaciones de Patrones , cuyas características describes y una tercera generación que quisieron lavar las culpas ancestrales decidieron mejorar la vida de los campesinos que les han servido ,( incluyendo su descendencia) mejoras en las condiciones de vida, trato digno, escuelas para los hijos, dotación. mejorar "el rancho" en su doble acepción, por resultado :asombro de los campesinos pensando que los nueva generación era blandengue, que no tenia autoridad y por resultado la descalificación . Si hay generaciones de patrones que se creen amos hay esclavos que no dejan de serlos porque desaparezcan. Es como los Elefantes de bebes los amarran a una estaca después que lo sueltan en libertad siguen sintiéndose atados a la estaca que ya no los inmoviliza. En MODO EXISTENCIAL: tú texto me trae a colación , una entrada que escribí una vez creo que se llama la carta al hijo que nunca tendré, decidí salvar a mi descendencia de la pregunta existencial de donde vengo ?a donde voy, ? (mi teclado es ingles) no tengo hijos no los voy a tener , salvó mi responsabilidad del yugo de esas dos interrogantes que nacen de la incertidumbre y paren los dolores más grandes de la existencia, se que entenderas a que me refiero .EN MODO LOCO: (porque no puede ser de otra manera) en mi país el discurso esta dirigido a alentar la pobreza, la marginalidad, ha exaltar los valores de la falta de dignidad, donde un Ministro se atrevió a decir a la gente marginada que los mantenían en esa situación para que no llegarán nunca a ser escuálidos (para referirse a la clase media ) hay mil modos de dominación más modernos pero tal vez más perversos . Por último solo unas palabras respecto a los blog y su ocaso.... tienes seguidores es posible que más que ninguno, entiendo que escribir una novela requiere de tiempo y dá más gratificación , pero también entiendo que la cercanía que tienes aqui no la tendrás de la misma manera,en este sitio coincidimos personas de diferentes nacionalidades que si no fuera por este medio nunca nos hubiéramos "conocido". Es cierto que hace algunos años digamos que la temática de los blog eran , mas profundos y que el tema de la tributación es digno de un post ( pero a mi en lo personal no me preocupa) . No se si te habrás dado cuenta que es el ocaso de los blog de arte , porque los blog de modas , temáticos, tecnológicos estan en boga ... piénsalo Abrazos
ResponderEliminar¿Y ahora qué puedo decirte? Bueno, que me encanta el discurrir de tus pensamientos, que me parece maravilloso que un texto te haya llevado por caminos que se parecen mucho a los míos cuando me surge una idea digna de ser escrita, que pocas personas se tomar el tiempo y el trabajo de expresarse así y que muchas gracias por todo eso.
EliminarY estoy totalmente de acuerdo, son los blogs de arte los que están en decadencia, pero ¿cómo haces para decirle que no es arte a quien cree que lo es? En mi caso, visito blog de todo tipo y los respeto todos, menos aquellos que dicen ser de una cosa y son de otra, entonces desaparezco.
Hay tanto para hablar al respecto.
Un fuerte abrazo y muchas gracias por este comentario de lujo. Me has dado un aire de ánimo.
Creo recordar que llegué aquí justo por ese blog a tres; espero que ese espaciamiento se alargue un poco para poder disfrutar unos cuantos textos más, un placer haberte descubierto en cualquier caso.
ResponderEliminarCuídate mucho, un abrazo.
Muchas gracias por el aliento, pero quiero aclarar que a mí me encanta escribir, el tema es cuando ves que hacerlo aquí ya no causa el mismo interés que antes, creo que es bueno replantearse objetivos, o al menos abocarse a los más "disfrutables".
EliminarMe cuido, te lo prometo, muchas gracias y un fuerte abrazo.
Como todos los que publicas. Me gustó este relato. Para que el undo avance hay que
ResponderEliminarcambiar. El personaje de este escrito así lo pensó. Me pregunto si llevaria su deseo hasta el final.
Un abrazo.
Yo creo que sí, Josefa, lo llevó hasta el final.
EliminarUn abrazo y muchas gracias.
La herencia y el destino no lo es todo. Siempre se puede decir algo. Lo que no puede todo el mundo es decirlo tan hermoso como tú.
ResponderEliminarSalud.
Uh... gracias, Miguel Ángel, no sé bien qué decirte, tengo momentos de timidez, no te creas.
EliminarUn fuerte abrazo, amigo.
Me gusto mucho Humberto! Gracias, un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Mery.
EliminarUn beso grande.
Qué buena historia de purificación, fuego y agua, le falta la libación con vino sin aguar... Solamente se hereda lo que uno quiere y hacer que funcione la voluntad de cambio es una tarea muy dura.
ResponderEliminarUn abrazo y tu cafelito.
Gracias por tu opinión y por tu cafelito, dos regalos que me hacen sentir muy bien.
EliminarUn abrazo grande.
Me ha llenado tu relato, Humberto, gracias por hacerme participe. Saluditos de Carmen.
ResponderEliminarGracias a ti, Carmen.
EliminarMe alegra que te haya llenado, un fuerte abrazo.
Sin duda alguna un relato que sobrecoge, me encanta la forma en que está escrito,
ResponderEliminarte sitúa indefectiblemente en la escena,y no se por que me viene a la mente una congregación de campesinos vestidos de blanco y sombrero de paja, en fin mi enhorabuena Humberto, me ha gustado mucho.
Muchas gracias por el comentario, José, si tu imaginación te llevó para esos lados quiere decir que el objetivo se ha cumplido.
EliminarUn fuerte abrazo.
Você me perdoa né???
ResponderEliminarPerdoar por quê?
EliminarPorque não me dei conta que você tinha publicado, estou doentinha. Levantei-me agora e já vou ler...
EliminarPara mim foi a forma cobarde como ele resolveu a sua vida e a vida dos "miseráveis". Será que ele veio para a Europa, para Africa, para o Medio Oriente, Oriente?? Todos os dias se ouve falar nas noticias que continua a escravatura de brancos, negros, amarelos e que também eles não se rebelam porque não vêm saída para uma vida melhor. A sua única esperança está na vinda de um novo Deus para salvar o Mundo.
EliminarVá lá, tire da sua cabeça essa ideia de deixar o blog. Pensa que depois vai viver alegre e feliz? Claro que não, vai sentir a falta de todos estes apapachos dos seus seguidores, amigos e muito amigos, nos quais me incluo ;)
Beijinhos Humber e feliz fim de semana e Força Brasil!!!!!
Flor
Não tinha visto esse seu comentário, minha querida!
EliminarSerá que virá um novo Deus?
Muitos beijos e me desculpe.
Não tem que se desculpar. Outro Deus?...Não creio. Ia ter muito trabalho. Andam muitos diabos à solta. Isto já lá não vai com falinhas mansas.
EliminarDigo-lhe hoje outra vez, Vamos Brasil!!!
Beijocas.
Que desgosto!!!!
Eliminar¡Hola Humberto!(mi tercer intento,así que éste es el 'resto' o la 'resaca del original,jaja)
ResponderEliminar¡Estos relatos son como 'un golpe seco' a nuestra consciencia! Nos enfrenta a una realidad imposible de convertir en 'cenizas'.Hay 'amos' y 'esclavos' en todas las épocas y en todos los ámbitos ...incluidos nosotros en algún grado.Algunos lo son por elección y otros por víctimas de alguna forma y medida de 'poder'.Uno puede no sentirse en una u otra posición,pero aunque se eliminen hechos,formas,el tiempo reforme,etc,es como una maleza cuyas raíces han profundizado y han plagado la 'mente social',la pueden quemar,pero esas raíces vuelven en otras formas.Incluso al leer comentarios anteriores percibo un dejo de afección ...¿que no?Tu eres el profesional,jeje
Y en cuanto a la recepción de lo que uno escribe,nunca se sabe el alcance.Ya te lo dije,no te puedes quejar en cuanto a seguidores/as,somos incondicionales,te seguimos más que a nuestra propia sombra,no nos puedes 'dejar' (un abrazo)
Aquello que propuso Hegel de la dialéctica del Amo y el Esclavo me hizo pensar mucho, me disparó ideas diversas y muy opuestas, tal vez de eso se trate la filosofía, pero dentro de las tantas ideas que me generó, no pude escapar de la más básica, de la que se ve en nuestra querida América Latina.
EliminarY, como te dije en otro ámbito, nunca me quejaría de la cantidad (menos de la calidad) de seguidores, este blog siempre ha tenido más de lo que cualquiera podría esperar. Soy el más agradecido por ello.
Un fuerte abrazo, mi querida amiga.
Lo primero en quemar, supongo que sería el sillón. Ese trono símbolo del poder omnímodo.
ResponderEliminarSalu2.
El sillón es el primero, sin dudas, Alfredo.
EliminarUn fuerte abrazo.
Para empezar, haces un estudio del comportamiento humano servil que en realidad ocurre a diario en má de medio mundo y me temo que esto va a más... Para seguir hilvanas un relato con aparente facilidad en pocas palabras, y no es fácil, lo sé de buena tinta. Para terminar.
ResponderEliminarNo te he olvidado viejo y joven amigo. ¿Cómo iba a hacerlo? Sigo tus publicaciones y si a veces me tretraso en su lectura, como ahora, siempre habrá tiempo, tiempo... (¿esa es mi obsesión o la de todos?) para volver a leer.
Estoy recopilando y arreglando relatos. Pienso, todavía no sé cuándo ni con qué editorial, sacar una autoedicción en la que, como es natural, oraganizaré una presentación.
Desde luego me va a llevar tiempo. No sé cuánto. Pero me voy dando cuenta de que teniendo unos ochocientos relatos, calculo (en realidad ni yo sé los que tengo que en realidad valgan), es un arduo trabajo.
Tendrás noticias...
Un fuerte abrazo!
Qué bien lo que me dices, José, ojalá que lo presentes cuando yo esté en España, así puedo ir.
EliminarSí, es un trabajo demoledor el de elegir, pulir, corregir semejante cantidad de relatos, pero como tú eres muy capaz, la tarea va a ser excelentemente resuelta, amigo.
Te mando otro abrazo enorme y gracias por la noticia.
Encender el propio destino me parece muy poético.
ResponderEliminarBesos.
Feliz semana, un abrazo¡
Muchas gracias, Amapola.
EliminarUna feliz semana para ti también.
Por un momento he pensado que el tercero en la dinastía iba a cambiar las cosas, pero desgraciadamente la violencia se aprende, él la aprendió muy bien, es lo que deduzco de ese final abierto.
ResponderEliminarMe ha dejado a cuadros este relato, te lo agradezco.
Un abrazo.
Creo que lo que tú interpretas en el final es muy parecido a lo que yo pensé, pero como es abierto, no puedo dar más pistas ;)
EliminarSoy yo quien te agradece, Sete.
Un beso grande.
El peso de la conciencia puede llegar a pesar demasiado y más cuando se ve la injusticia en los predecesores y uno no quiere asumirla porque no se es así. tal vez lo mejor sería intentar cambiar las cosas, pero hay quienes lo zanjan más radicalmente. Una realidad muy bien reflejada, bueno, lo cierto es que siempre tus relatos reflejan aquello que deseas transmitir.
ResponderEliminarBesos!
Hay dictadores y dictadores más crueles, casi animales. A veces parece increíble que se llegue a semejantes muestras de horror.
EliminarMuchas gracias por tu comentario, un beso grande.
Siempre hay alguien que finalmente rompe el círculo del mal, del odio. Siempre hay una oveja negra que no se parece a los demás aunque aunque leve ¡marcada en la piel el mismo escudo. Afortunadamente hay valientes que intentan empezar de nuevo y aunque el destino o siempre permite empezar de nuevo, la historia se encarga de no olvidar.
ResponderEliminarRompedor, descarnado, esperanzador, diferente....
Ya medio he vuelto, pero la vida de momento me tiene otros frentes abiertos prioritarios.
Bss y feliz semana
Me dejas pensando si yo también no seré una oveja... y de qué color.
EliminarLa vida es así, querida Katy, hay muchos frentes que sostener, yo agradezco que estés aquí siempre.
Un beso enorme.
EL fuego siempre lo soluciona todo, cualquiera lo sabe.
ResponderEliminarSaludos
J.
Con el miedo que le tengo...
EliminarUn abrazo, José.
Hola Humberto.
ResponderEliminarEn ocasiones se precisa de un pequeño incendio para apagar un prolongado fuego. Un gran relato donde prima la capacidad del ser humano para decidir porque esto sí, cuando hubiera podido optar por lo más fácil... y heredar.
Un saludo, un abrazo.
Hola, Moon, muchas gracias por tu comentario, hay de todo tipo de fuegos, creo que aquí vemos una amplia gama de ellos, pero no me gusta ninguno.
EliminarUn fuerte abrazo.
Tus relatos, siempre logran poner en marcha las emociones. un regalo entrar en tu mundo de ficción.
ResponderEliminarmusu handi, handi bat, beti.
Eres una persona hermosa, María Socorro.
EliminarMusu handi bat.
Muy sabia la decisión del nieto de no seguir martirizando a los campesinos, pero... ¿de verdad era necesaria una medida tan drástica como el suicidio? Aunque, aún así, me ha encantado el relato, como siempre :) Espero seguir leyéndote más a menudo, ya que por fin, después de acabar el curso, he vuelto a blogger!
ResponderEliminarUn abrazo y pásate cuando quieras :3
Me alegro mucho de que te haya gustado el relato y de que hayas vuelto a blogger, Utopía.
EliminarUn abrazo, ya voy a pasar.
Hola Humberto!!!!
ResponderEliminarLa maldad tiene que cortarse o incendiarse con ese fuego purificador para que la cordura y sensatez aparezcan por fin.
Excelente relato, me recuerda que nada es eterno, ni siquiera la injusticia lo es, por suerte.
Ya ando por aquí de nuevo.
Un abrazo!!!!
Es una alegría verte de nuevo por aquí, querida Estrella, lo digo muy en serio.
EliminarGracias por tu opinión.
Un beso enorme.
Este relato, Humberto, me recuerda, no sé por qué, las Memorias póstumas de Blas Cubas. Claro, con algo de Márquez, Rulfo, Tomás Carrasquillas y Álvaro Cepeda Samudio.
ResponderEliminarEn todo caso, que recuerde, no había leído una historia tuya con algo de pesar y olvido.
Me parece genial que sean los campesinos quienes sostengan la herencia gran terrateniente. Bueno, creo que son ellos los culpables de ese destino, y es atinado que sea el hijo quien inicie la revolución contra tal tradición.
Abrazos Humberto.
Es un relato con mucho de todos, es verdad, porque apunta a nuestros sufrimientos latinoamericanos.
EliminarUn fuerte abrazo, Eskimal.
Estimado Humberto: cuando nos llega el momento de lo que nos llega el momento, pues nos llega. Si otras cosas requieren más tu atención o tu tiempo que el mundo de los blogs, pues hay que hacer lo que hay que hacer. Pero seré otra que diga que le gustaría que siguieras por aquí.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, Silvia, te lo digo de corazón.
EliminarUn fuerte abrazo.
Excelente! Antes de llegar al final, luego del hostigamiento de tu padre (y antes de que este falleciera) pensé decirte: Espero no sea una herencia!
ResponderEliminarY ya ves, tú has decido que no sea así, pero chicooo (como decimos los cubanos) ¿No pudiste buscar una manera más drástica? Por ahí enmendar el comportamiento de la familia, digamos que “limpiar el apellido en una tercera generación con mejores actos”. Es que morir achicharrado debe ser muy feo, morir en sí ya lo es.
Igual, no hubiese sido lo mismo, digo el final.
Muy bueno lo suyo. ;)
Besos Humberto
Hay vidas drásticas que requieren de soluciones drásticas, son herencias que no se soportan... digo.
EliminarEs feo morir, muy cierto, morir quemado debe ser un horror.
Un beso grande, Vivian.
Hola Humberto, gracias por pasarte por mi espacio. Un excelente relato que por desgracia todavía son muy habituales. Dicen que no ahí mayor dolor, que el que no hacemos a nosotros mismo.
ResponderEliminarTe dejo un abrazo.
Nada que agradecer, Cristina, lo hice con gusto.
EliminarUn abrazo grande.
Mi querido Hum... recuerdo haber leído este relato, me gustó y mucho además, no recuerdo y si en su día dejé comentario pero si lo recuerdo es porque me llegó.
ResponderEliminarEs una buena lección aprender de errores ajenos que nos atañen directamente y lo más difícil, tomar decisiones drásticas en pos de un cambio radical de vida o de conciencia.
Veo y comprendo cada parte de tu vida (o al menos hasta donde creo llegar a conocer) es lógico seguir el sendero de tu felicidad ahí donde precisamente está. La vida son etapas, y como tal, ésta tiene su momento, tanto de forma como de fin.
Con la mejor de las intenciones y la mayor humildad te digo que tal vez el misterio sólo esté en aceptar lo que es y donde se llega, lo que ocurre y lo que se vive. Te he visto y descubierto con mis ojos Hum, y bien puedo decir que estás vivo, que tienes un maravilloso mundo interior y que sea cual sea la forma en que vaya discurriendo todo esto, formas ya parte de nuestras vidas por hoy (con cada relato) y por siempre (aunque te ausentes). Debes sentir el dictado de tu corazón (que marcha fuerte y decidido) y hoy puedo decir con mucho orgullo y seguridad que todo va a ir bien porque eres grande mi querido amigo. Te quiero mucho y poco más puedo decir, bueno sí, ¡¡¡¡UN ABRAZO INMENSO!!!!
Creo que mi mayor defecto-virtud es que no puedo hacer lo mismo por mucho tiempo, necesito de nuevos desafíos, de nuevos horizontes, pero jamás me olvido de los espacios y de las personas que me han brindado tanto cariño. No creo que elimine el blog, pero sí estará descansando un tiempo.
EliminarTe mando un beso muy grande y te agradezco tus palabras de cariño.
Romper el destino funesto de la caja china repetitiva. UN abrazo. Carlos
ResponderEliminarHay dos formas de ver el final, pero ambas son rompedoras, sin dudas.
EliminarUn fuerte abrazo, Carlos.
Prometido y creo que cumplido. Escribí un relato, en que una parte desarrollo una idea que incluiste en una entrada tuya. Me encargaste que la desarrollara yo. Opino que he cumplido. O que me aproximé bastante.
ResponderEliminarhttp://eldemiurgodehurlingham.blogspot.com.ar/2014/07/este-jueves-un-relato-reinas-de-grito_11.html
Ya lo leí y te aseguro que no fue fácil hacer la conexión, lo cual habla muy bien de vos, pues todo lo que hiciste es producto de tu imaginación.
EliminarUn abrazo, Demiurgo.
Confío en que primero los sacara de las casuchas...aunque si quería reguir la estirpe lo suyo es que lo quemara todo y a todos.
ResponderEliminarBesazo
Yo no confiaría tanto...
EliminarUn besazo, Dolega.
Uno no siempre esta donde quiere,
ResponderEliminarno tiene tiempo para todo,
no puede físicamente teletransportarse...
pero el equipo de acompáñame siempre se acuerda de ti, ahora llega el verano y queremos darte un premio, ¿lo aceptas? ven a recogerlo.
Puedes borrar el comentario pero el enlace no es por spam, es para que lo encuentres jejeje, salen muchos post diarios y se perderá entre ellos, lo importante es que vengas, te esperamos.
http://podemos-juntos.blogspot.com.es/2014/07/premio-veraniego.html
Qué alegría que ese equipo se acuerde de mí, lo agradezco mucho y lo valoro.
EliminarNo me molesta el enlace, al contrario, este es un espacio abierto a decir o dejar lo que les apetezca.
Un fuerte abrazo.
Hace muchisimo no pasaba a leerte, me atrapaste con tu relato hasta el final...
ResponderEliminardicen que fuego mata todo y que el agua, lo lava...
Es verdad, Karu, mucho tiempo.
EliminarEs una alegría verte por aquí.
Un beso grande y gracias por el comentario.
Que sería de nosotros sin el fuego purificador...
ResponderEliminarSaludos.
Muy cierto, Toro.
EliminarUn fuerte abrazo.
Un relato impresionante. Siempre me agrada leerte.
ResponderEliminarTe mando un beso y te deseo un verano pleno de felicidad
Muchas gracias, Amalia, ya volveré a subir cosas nuevas y a retomar las vistas.
EliminarDesde el frío del Sur, un beso enorme.
interesante modo de ver las letras
ResponderEliminarMe alegro que te parezca interesante.
EliminarUn fuerte abrazo y gracias por la visita.
Me ha hecho pensar mucho....somos dueños de nuestro destino!
ResponderEliminarUn abrazo,
Yeli