21 de diciembre de 2008

Aquí y allá


Aquí, allá, más allá y mucho más allá. En todos los lugares el mismo y en todos diferente. No hay mucho para decir cuando un hombre ya apretó los dientes para que no se le escape el grito que llena ausencias y agrieta las paredes de su cuarto sombrío, que siempre fue sombrío. Un mismo cuarto y un cuarto diferente. Él siempre la va a amar.
“Siempre te voy a amar”, así ella le dejó escrito sobre un papel rosa con marcador indeleble cuando se fue. Al menos el marcador era indeleble. Una mentira. Una misma mentira y una mentira diferente, porque dice lo mismo que tantas otras, pero no fue cualquier mano la que la escribió, fue la de ella. Él siempre supo que podía ser la misma, pero rogó que fuese apenas diferente. Es verdad, van a decir que hizo de todo y un poco más que todo para que se fuera, para que lo borrase de sus ojos azules, sin embargo, él creyó que sería el habitante eterno en ese mar suyo -suyo de él y suyo de ella-, un habitante al cual se le perdonaría todo y mucho más que todo, porque era como el plancton, como el pez, como las algas, como el coral; siempre estaría allí, nadando libre en el azul de sus ojos. Ahora -anfibio forzado- se ahoga con un aire que no necesita, en un mundo que no le interesa, porque un mundo en el que ella y él no estén juntos no tiene sentido. El mundo puede ser imperfecto, pero no imposible.
Y en el momento en el que el amor -una vez más- era elidido por las palabras, él le advirtió: “Mi amor, te voy a buscar en cada rincón de este universo, en cada flor que se abra, en cada pájaro que nazca a principios de diciembre, en cada gota que la lluvia deje huérfana en mi ventana, en cada gato que tope mi pierna, en cada libro que lea, en cada traición a las horas decentes, en cada vaso de alcohol. Voy a imaginar a nuestro hijo en cada morochito de ojos de cielo. Cada palabra que escriba va a ser para vos, porque voy a escribir hermosamente, voy a escribir con pasión, voy a escribir con cada célula de mi cuerpo, porque mi amor sí es eterno, porque mi amor siempre será consecuente."
Lo cual, por supuesto, podría ser también una mentira.

5 comentarios:

  1. No hay día que pase que no piense en vos y cada pensamiento, cada recuerdo va unido a un dolor inmenso que va creciendo (contrario a lo que se suele decir respecto del tiempo, eso de que ayuda a curar heridas) un poco más a cada instante. Dolor por haberte perdido... dolor por saber que estás vivo en este mundo y que no te puedo buscar, dolor por sentir la ausencia de tu compañía, pero también dolor por no sentir la ausencia de tus besos (esos ya estaban ausentes). Dolor por lo que me diste y ya no tengo, dolor por lo que nunca me diste, dolor por la forma en que se van perdiendo en mi mente detalles de la vida con vos. Dolor por ese mundo que creí que estábamos desmontando, pero que hoy veo que está intacto en mi interior. Y quiero vivir con ese dolor y con vos (un "vos" que no podría definir del todo, un "vos" que es pasado, saudade, pero también un "vos" que es mentira, que crece sólo en mi corazón, que no podría sobrevivir afuera), me niego rotundamente a dejarlos ir, quiero que me acompañen en cada momento de mi vida, como testigos mudos del único amor que tuve.

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  3. Humberto; vos borraste el comentario que seguia al del anónimo o alguien gerencia el blog?

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  5. Sí, Agus, yo borré el comentario porque era algo ofensivo para con el anónimo. Como también otro que seguía al tuyo y que me pareció agresivo. No tengo idea si alguien más puede gerenciar el blog, ¡espero que no!
    Un beso.
    Humberto.

    ResponderEliminar

Cualquier comentario será bienvenido, hasta puedes insultar gratuitamente, ¿o encima quieres que te pague?