Sus amigos asomaban la cabeza desde el borde, tirados sobre las lajas, pero ninguno hacía nada. Se intuía el cuerpo de Darío allí abajo, recortado contra el fondo azul de la piscina: una silueta distorsionada y trémula debido al (nada literario) fenómeno de la refracción. La muchachita que él adoraba tampoco atinaba a hacer demasiado, sólo se apretaba la boca con ambas manos, como si quisiera amurallar el grito en el interior de la garganta. Era esa la jovencita a la que Darío nunca le había declarado su amor, por la que había subido al trampolín, por la que había soportado un miedo que le perforara el alma antes de saltar… por la que quedaría cuadripléjico a los 16 años.
Estimados amigos:
ResponderEliminarMuchas gracias por los comentarios para “El escritor realizado”.
Les deseo a todos una buena semana.
Un gran cariño.
Humberto.
¡sobrecogedor retrato de la realidad!
ResponderEliminarFelicidades por tu breve relato lleno de tensión a pesar de que ya se supone el final, pero logras que se siga leyendo en un intento inconsciente de cambiar el desgraciado final ...
Un abrazo
Refractado, quebrado. Y con el alma perforada por el miedo. Y ella sin saberlo. Lunes y llueve. ¿Que más nos espera? Abrazo Humberto y gracias por tus delicadezas.
ResponderEliminarHumberto, ¡Qué duro! Es un relato sobrecogedor que describe lo que se está dispuesto a hacer por amor, a veces sale mal.
ResponderEliminarUn saludo.
Cuantos adolescentes no piensan las cosas antes de realizarlas, y por desgracia trae consecuencias como la de tu relato.
ResponderEliminarEspero que estas cosas dejen de ocurrir.
Un beso.
Observar si la piscina tiene agua o la cantidad es suficiente y necesaria, es pedir un imposible , aun adolescente de 16 años. Un abrazo , amigo .
ResponderEliminarTu relato me ha entristecido. Quizá deje la enseñanza de que el amor no debe ser ciego... Un abrazo
ResponderEliminarPor amor se muere, o como tu protagonista, casi...Lo que se hace por amor no se hace por ninguna otra cosa.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Fuerte... que momento...Pobre Dario...
ResponderEliminarLos resultados del amor inútil son, a veces, irreversibles.
Un abrazo Humb!
Fuerte! Qué será peor, mi querido Humberto, quedar cuadrapléjico del cuerpo o del corazón?
ResponderEliminarAbrazo,
Ana Rosa
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ResponderEliminar...........|..."Muy Buen..post*....*........|||"|""___
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Pero muy triste.
Cariños.
Hermoso relato amigo Humberto!!!! me alegra mucho leerte aunque si fue uno muy triste...
ResponderEliminarUh, terrible. Me quedé espantado.
ResponderEliminarAbrazo.
Humber:
ResponderEliminarQue historia fuerte la de este lunes! pero no por eso me impide reflexionar sobre los actos inconscientes que hacemos... por amor?? Cuanto deseo de acaparar la atención contenía este desatinado salto !! y cuanto arrepentimiento conllevará el resto de su vida.... La actitud impávida de los que le rodeaban denota la falta de interés en el otro que se percibe en la sociedad actual.. La actitud desolada de quien motivó el salto, puede ser vista como un sentimiento correspondido pero que ya no vale de nada... Me maravillan tus textos Humber, y una vez mas te reitero mi profunda admiracion! un gran cariño. VANUCHY OLABE
Terrible Humberto...
ResponderEliminarSeria maravilloso el detalle valiente del lanzamiento de trampolin solo por amor...
El problema es cuando no medimos los riesgos.. y por amor se hacen demasiadas estupideces...
Pobre muchacho... que horror!
Un fuerte abrazo.
¡Qué fuerte! Muy bueno, como siempre.
ResponderEliminarUn abrazo.
Humberto:
ResponderEliminarbuen relato de ficciòn¡
nos dejas entretejiendo ideas, eres un laberinto de emociones, llegas al lìmite en el lector.
besos
Uf. Fuerte relato. Por eso las cosas hay que atreverse a decirlas.
ResponderEliminarAbrazo
(San TLF)
ResponderEliminarAmigo, la verdad, esta vez me has emocionado....
Inesperado y escalofriante final. ¡Qué calidad!¡Magistral! Un saludo cordial.
ResponderEliminarEl trampolín, la moto, el coche (sin edad aún, o con ella), o el muro del que saltó mi hijo la semana pasada y sí: deben existir los ángeles porque solamente se lesionó las piernas...
ResponderEliminarQuerer llamar la atención de la manera equivocada no tiene más nombres: es un error; pero no lo aprenden por más que se les avise, se les diga, se les repita una y mil veces o incluso lo vean con sus propios ojos. Tienen que darse de bruces ellos mismos. Perdón: tenemos, porque ¿quién no ha hecho alguna vez alguna barrabasada parecida a alguna de las que he citado solamente por llamar la atención?.
Y ¿qué es peor: morir o quedarse tetrapléjico? ¿Cuántos "amigos" quedan después del salto del trampolín? ¿Para qué, al final, todo eso?
Cuántas cosas nos dejas en la cabeza, Humberto, con estas historias. Y, sobre todo, con qué sencillez nos dices tanto en tan poco (sí ya sé que te lo digo siempre, pero ¿qué quieres, si es verdad?).
Recibe un fuerte abrazo, querido amigo.
Biquiños...
Carmen.
Auuchh!!..de pronto el amor nos hace actuar por impulso, que triste que el impulso de este chico tuviese tan terribles consecuencias.
ResponderEliminarBuen inicio de semana.
Besos.
Un dramático pincelazo de la vida real; lamentable por el protagonista y su familia, pero es un círculo vicioso de la temeridad y el lucimiento sin triunfo ni gloria.
ResponderEliminarSaludos
Hola amigo Humberto, un gran relato fuerte, triste como los que acostumbras a escribir eres muy bueno escribiendo dramas amigo,escribes muy bien, un gran placer leerte me alegro mucho poder comentarte desde mi correo me es más fácil.
ResponderEliminarUn gran abrazo que tengas una linda semana.
Ufff, me quedo sin palabras.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Hasta pronto.
Tragedia, humor, ironía, todos los estilos que uno quiera tiene en este bello blog.
ResponderEliminarGracias por compartir tu talento. Besos
Caro.
Ah que historia tan triste, si se hubiese atrevido a hablar seguro no hubiera tenido que saltar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Auchhhhh!!! Qué dolorrrrrrr... Puedo decir algo? Noto una pincelada de humor negrísimo en el texto. Es así o yo estoy más sádica que nunca? Es que me sacan de quicio (en cualquier edad) los pseudos sacrificios amorosos!
ResponderEliminarOh my dear H... nunca me voy indiferente de tu blog! Escritor adictivo y movilizante.
Kisses for you my darling!
Ay Humerto que triste!!!!
ResponderEliminarun abrazo
Una estocada al corazón, al cerebro, a la razón -o a la sinrazón- ¡Magnífico relato! Aunque crudo... como la realidad misma. Un Beso grande !!!
ResponderEliminarSaludos Humberto,
ResponderEliminarUn abrazo.
:O
ResponderEliminarque fuerte
me gusto, siempre me gustan tus textos
n__n
cuidate mucho
byE
te invito a leer lo que escribi
*O*
Triste e surpreendente.
ResponderEliminarUm grande bj querido amigo
A veces deberíamos más, pensar con el corazón y sentir con la mente, creo que se reducirían considerablemente este tipo de idioteces humanas.
ResponderEliminarCorazón, !órgano estúpido!
Abrazos Humberto.
Terrible!Buenísimo, como graficás ese segundo que cambió la vida de todos, para siempre.Un abrazo!
ResponderEliminarLamentablemente no es tan ficticio como puede llegar a sonar
ResponderEliminarFuuuu.....
ResponderEliminarBesos mil.
Lo más común suele ser quedar emocionalmente preso; en ocasiones, tal como nos presentas, también deshechos físicamente al tratar de impresionar a la chica: son los riesgos del amor.
ResponderEliminarSe arruga toda la piel por éstas imágenes.
ResponderEliminarEn México llegué a conocer un chico así, por un clavado en lo bajito de la fosa quedó en silla de ruedas de por vida.
Lo último que supe es que su amargura lo llevó a consumirse en excesos de droga y alcanzó una muerte joven.
Debían de mostrarles a los chicos películas de los riesgos que corren cuando quieren hacerle al cirquero de pura bravura y sin preparación.
Ya vez que tristezas se llegan a dar.
Ay qué terrible! Se me encongió el corazón...
ResponderEliminarSaludos, feliz semana!
Bea
Lo que más me maravilla de tus relatos es que en todos hay una relación con la realidad, pueden ser oníricos, ficticios, pero al final nos encontramos que eso que dices puede haber sucedido de verdad
ResponderEliminarUn crack. Stefi
Real en tu ficción, Humberto. Muy bueno. Un abrazo querido amigo. Te leo. . .
ResponderEliminarHola Humberto...un drama muy bien contado que impacta...pura esencia literaria...te felicito con mi abrazo sincero.
ResponderEliminarHola Humberto
ResponderEliminarReal, pero demasiado triste...
Lamentablemente esa demostración de amor hubiera sido correspondida con otro final... algun dia los jovenes deberian entender que el amor es otra cosa y seguro no pasaria esto.
Fuerte, triste y absurdo.
Muy buen relato, moviliza emociones.
Saludos
Mr.Dib:
ResponderEliminarCuando puedas pasá por mi blog.
Te dejé respuesta a tu comment! JAJAJA!!!
Thanks my friend! xxx
P.S: Your words soothe my mind! :D
Asu que bravo. Nos dejas reflexionando. vivimos tiempos cada vez más complicados, sólo nos queda "educarnos" más para ser mejores personas y transmitir esto a nuestros hijos (las futuras generaciones).
ResponderEliminarHola Humberto!!
ResponderEliminarImpresionante relato!!,podría ser real,esas cosas pasan todos los veranos desgraciadamente.
Muy bien escrito y con ese toque dramático es aún más triste,que esa niña nunca sepa ya de su amor por ella.
Un abrazo
Feliz semana para ti también!!
El suceso imprevisto es algo que no puedes manejar, pero los sentimientos tampoco, y deduzco que este jovencito que se tiró del trampolín por el amor de una jovencita se llevó su vida...
ResponderEliminarTriste y muchas veces real, querido Humberto.
Besos querido amigo y feliz semana
Aveces hacemos tonterías por amor o para impresionar. Buen micro.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo.
Tremendo relato y muy real, por desgracia más de uno ha quedado así en un accidente al tirarse de cabeza al agua.
ResponderEliminarUn abrazo.
Dramatismo,forma parte de la vida, si al andar te lo trompiezas por el camino. Estamos expuestos ha ello cada vez que suvimos al auto, montamos en moto, nos bañamos en el mar, ho suvimos al monte.
ResponderEliminarHumberto, que tal el invierno que teneis: por aqui hace un verano fresquito, un abrazo
Yo no esperaba ese final, como siempre, buenísimo, con "punta" y con mensaje. Yo creo que tus relatos deberían ser obligatorios en los colegios, algunos por lo menos, Humberto, como los chicos leen tan poco, una cosita así, corta e impactante, les podría llegar más que veinte charlas en las que se ponen a pensar en las musarañas.
ResponderEliminarY tantas veces es verdad que se hacen burradas que no tienen remedio sólo por chulear delante de quien te gusta...
Besitos, Humberto.
Enhorabuena por tu relato!
ResponderEliminarEn que momento la vida nos cambia...
Triste pero como siempre me ha encantado.
Bicos.
duros momentos de gracias y desgracias reales, ocurridas a mucha gente.
ResponderEliminarsentimientos y sensaciones de hombres en carne y hueso
un saludo.
Blas
Muy bonito escrito y realmente triste, describes muy bien lo que se esta dispuesto hacer por amor,.Un beso
ResponderEliminarMe pregunto porqué tus finales son siempre tan trágicos. La vida no siempre tiene final con redoble de tambor y doble salto mortal.
ResponderEliminar¡Qué horror Humberto! Qué pena. Este es muy triste.
ResponderEliminarHumberto ¿por qué no te animas a escribir una novela de 1200 páginas? No sé si la tienes ya pero, sin duda, sería un reto...claro que a lo mejor pierde la gracia.
ResponderEliminarUff, triste historia pero real, se hacen muchas locuras para impresionar al ser amado.
ResponderEliminarBesos
Es cierto el paralelismo con la realidad. Alguna vez todos nos hemos expuesto a un elevado riesgo por alguien que ni siquiera había reparado en nosotros. Eso no resta valor ni dolor, el resultado siempre es el que impera.
ResponderEliminarBuen relato, como todos.
Un abrazo.
Aloe.
Por eso de crío yo estaba más por las consolas.
ResponderEliminarLa irresponsabilidad, la osadía,la juventud ... y sobre todo el amor, hace que se hagan cosas sin medir el riesgo.
ResponderEliminarUn saludo
desgarradas e impresionantes letras nos regalas hoy sublime poeta,un besin de esta amiga admiradora que te desea con cariño feliz semana.
ResponderEliminarMuy duro, Humberto. Y muy real. Pero no es solo la historia, es cómo la narras. Muy bien lograda.
ResponderEliminarEstupendo. Un saludo.
Los amores de juventud son de esta forma,por lo menos a mi me pasaba igual, en estos años adolescentes cuando uno no es lider del grupo se intenta hacer proesas para hacerse notar a los ojos de la persona que cuando uno la mira se sienten en el estòmago mariposas volar. un abrazo
ResponderEliminarPaco
(NOA, TLF)
ResponderEliminarEste relato, simple, llega al alma por su acercania con la realidad, es impactante y esto demuestra que a veces para lograr un alto impacto en el lector, no se necesitan muchas palabras.
Excelente!
Hola Humberto:
ResponderEliminarY encima ella ignoraba su amor,. ¡Madre mía que fuerte!.
Nadie tiene porque hacer imprudencias por muy enamorado que esté.
Un abrazo, Montserrat
Makarena.
ResponderEliminar¡¡¡hayyyy!!!! es muy emotivo, la tragedia con su cara más cruel...me encantó!
Aprovecho tu comentario, Makarena, para decir que es ésta una de esas tragedias que sólo la literatura saca a la luz, pues en la vida real, esos hechos quedan encerrados bajo tres llaves en el corazón de los que lo padecieron.
ResponderEliminarPor otra parte, aseguro que no existe en mí una intención de dejar una enseñanza o moraleja, pues no soy modelo de nada, sin embargo, el comentario de Jana me hizo pensar que podría usarse la literatura contemporánea en los colegios como medio de transmisión de experiencias. Cosa que aquí donde vivo, no sucede.
Un abrazo enorme y gracias por el tiempo que dedican a este espacio.
HD
..Tremendo.relato...
ResponderEliminarTu cómo siempre incursionas bien por estos ambitos!!!
Buena Semana
besos...
Qué triste Humberto!!! (como a mí me gusta)
ResponderEliminarHay que hablar, expresar los sentimientos. Nunca se sabe qué puede ocurrir si no lo hacemos.
Un beso o 2 #
Este amor tiene un precio muy alto...
ResponderEliminarHolis Humberto ,me perdí unos posts , pero llegué nuevamente.
ResponderEliminarCorazones Rotos !! cuántos a esas tiernas edades, con los años vamos entendiendo que a la pileta no hay que tirarse ,ni con agua,por amor.
Saludinguis
Cris//mujeresdesincuentay
Uff, me quedé sin aliento.
ResponderEliminarTremendo relato.
Un beso
Lo miraba, es tan cortito, pero es tan perfectito, desde el nada literario fenómeno de la refracción, la excelente descripción de la escena y el disparo a los sentimientos. Y es la historia que tal vez todos conocemos pero no nos imaginamos contarla así. Son historias grises sin remedio, la tuya es arte.
ResponderEliminarMadre mía, qué escrito tan trágico, Humberto. Quedarse tetrapléjico por tirarse a la piscina. Eso demuestra que hay que tener cuidado, que muchos se lanzan de cabeza sin pensar, y luego no hay solución. Un beso =)
ResponderEliminarper ringraziarti...e seguirti con piacere! tornerò presto per commentare i tuoi pensieri...
ResponderEliminardolce sera a te...
¡Ohmaigad! Rosa no es, tierno tampoco... ¿qué es? jajaja... Dib en todo su esplendor.
ResponderEliminarUn abrazo
A veces, Humberto, el amor fou, a tan tiernas edades, es un trampolín hasta la muerte. Muy bueno
ResponderEliminarSaludos blogueros
Te debía la visitas de muchas entradas... Al igual que te comenta Gloria. R se intuya la fatalidad desde el primer momento y sin embargo, se apura la lectura ansiosamente.
ResponderEliminarUn besazo "ilusionado" de seguir viniendo a disfrutar con tus palabras...
A.
Es que vamos de un extremo a otro. O pecamos por defecto o por exceso. ¿No podía haberse acercado a ella tal como era? Ah, no! Eso, de tan sencillo, era difícil. Mejor un salto del ángel! Le da pánico pero va a quedar como un héroe...de esos que nadie quiere. Traduzco, los que se arruinan la vida con las heroicidades.
ResponderEliminarCada relación es un salto al vacío del que no siempre salimos ilesos, lástima que cuando uno es joven el impetu y el corazon nublan la razón.
ResponderEliminarCrudo, pero real y sobre todo muy bien llevado.
Abrazo.
P.D: Ahora si, estoy en el blog correcto, permiso.
Jo!! Qué horror! Y pensar que cada verano se producen muchísimos accidentes de este tipo....
ResponderEliminarUn abrazo,
Es impresionante la de tonterías que el ser humano es capaz de hacer por amor. Pero lo importante es asumir las consecuencias. Muy duro tu micro, pero genial como siempre. Un bessito
ResponderEliminartu relato corrobora que el amor es ciego produciendo graves heridas en el corazon, pero la herida del relato es peor al ser para toda la vida.
ResponderEliminarHola Horacio,relato fuerte, crudo pero que me atrapó.
ResponderEliminarBesos
Lamentable final de algo que jamás empezó, la oportunidad de haber podido vivir.
ResponderEliminarLas estupideces de los niños y no tan niños pueden desembocar en tragedia. A veces no somos conscientes del peligro.
ResponderEliminarUn abrazo.
He conocido muchos casos de jóvenes que deciden tomar estas decisiones drásticas por amor...coincido contigo sobre que " podría usarse la literatura contemporánea en los colegios como medio de transmisión de experiencias". Uno de esos jóvenes era mi alumno. Fue muy triste...
ResponderEliminarAcciones como éstas quiebran a familias enteras.
Felicitaciones por tu obra.
durisimo....
ResponderEliminarun besito
Caramba, qué fuerte, afortunadamente la tragedia no fue mayo, y conservó su vida.
ResponderEliminarSaludos
Un texto que estremece, me gustó el final de tu relato, hasta donde las personas tienen límites para mostrar o llegar a tener algo... y hasta dónde son capaces de llegar o traspasar la línea
ResponderEliminarbesos
Muy dramático, pero al mismo tiempo muy real.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo. Siempre nos sorprendes con tus textos.
Un relato muy intenso .
ResponderEliminarUna historia muy dramática.
Bello escrito amigo.
Cariños.
Humberto, consigues perfilar la inconsciencia, el alarde juvenil, el deseo de conquista, la culpabilidad, el miedo,la congoja, la impavidez, la impotencia, la desolación,... ¡todo eso y más en este breve relato!
ResponderEliminarEres un maestro, amigo y te felicito,... bueno, más bien eres un mago, así te veo.
Un abrazo infinito.
Impresionante relato en pocas palabras. Mientras leía podía ver cada uno de sus rostros de impotencia, tensión, nerviosismo.
ResponderEliminarLograste de nuevo que mi corazón palpite a más no poder.
Neneeee ¿me querés matar? ¬¬
Me encanta leerte.
ResponderEliminarUn saludo.
Estimado Humberto: Me llamo Raúl Franchi y soy de Mendoza. Llegué a tu blog gracias a la recomendación de una amiga. Creo que tus escritos superaron mis expectativas, no creí que en el mundo de los blogs había tan buenos escritores. Voy a pasar seguido, pero no tengo blog.
ResponderEliminarUn abrazo fraternal. Raúl.
Hola, Humberto:
ResponderEliminarQué terrible tragedia, en plena juventud.
Un abrazo.
Impresionante relato, me gusta cómo escribes. Seguiré por aquí.
ResponderEliminarSaludos.
Triste historia y dramática. La de una vida rota sin apenas haber empezado a vivir, sin haber amado. Por su amor no declarado triste final.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un magnífico relato que logra conmover e impactar con un final sorprendente. ¡Aplausos y felicitaciones!
ResponderEliminarBreve relato que encierra un intenso texto...
ResponderEliminarGracias por visitarme y por tu comentario.
Ten por seguro que volveré!
Un saludo
Relato de cruda realidad. Demostrar lo que en palabras no se atrevió.Duro.
ResponderEliminarCariños.
Por amor hacemos cualquier locura, aun a costa de nuestra propia vida, saludos amigo, desde Guatemala SL
ResponderEliminarVaya terrible fin para un amor tan puro que haría cualquier cosa por su amada.
ResponderEliminarCreo que se puede querer sin que la vida esté en juego, la persona querida seguro que lo entenderá.
Uff vamos a dejar a esta crueldad una enorme sonrisa suavizada .
Besitos :))
me imagino que como mi colega habras leido el libro los renglones torcidos de dios? ps me recordo a una escena de este libro! espectacular! no escribo muy seguido, pq mi lema es escribir solo cuando realmente me nace y he tenido un poco enredado los sentimientos y entrremezcladas las ideas ando con 65 pacientes ya te imaginaras, un beso!
ResponderEliminarEl precio del amor? demasiado alto, demasiado infierno para algo tan breve...
ResponderEliminarSaludos :)
Duro, a esa edad los hechos tienen mas valor que las palabras. Quizás después sigue siendo así, y eso vuelve a ser igual de duro.
ResponderEliminarSaludos!
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ResponderEliminarSerá por eso que dicen que el amor es ciego... pues, si las hormonas de Darío, no hubiesen nublado la escasa cordura de su juventud, tal vez, no hubiera subido al trampolín, para pavonearse mostrando su virilidad. Todos cometemos errores, pero Darío no tendrá la oportunidad de aprender de este. Buen breve, amigo Humberto. Un placer leerte, como siempre.
ResponderEliminarUn abrazo.
Presento mis respetos, Humberto.
ResponderEliminarEl hombre, cada hombre, empezando por uno mismo, suele ser el pricipal obstáculo con el que nos encontramos en el camino de la felicidad...
Un fuerte abrazo.
Querido amigo Humberto!
ResponderEliminarObrigada por visitar e seguir nosso humilde espaço. É uma honra tê-lo por lá. Volte sempre que desejar e não esqueça de deixar seus comentários, tenho certeza que você tem muito a dizer.
Beijos
Kátia
Maldito sea el amor que nos hace enfrentar el nuestros miedos de esa manera y poner en riesgo nuestras vidas. Un buen relato, muy bueno. De los que más me ha gustado que te haya leído.
ResponderEliminarUn abrazo, Humberto. Gracias por compartirlo.
Andri
...y todo por el amor que nació hacia esa chica!
ResponderEliminarFelicitaciones Humberto Dib por este excelente microrelato.
Me hubiera gustado un final mejor pero...así es la vida!
Un abrazo.
Ramón
Triste historia de un destino y azar aciagos.
ResponderEliminarSiempre quedo impresionada con tus relatos, Humberto.
Un abrazo
Hola Umberto, primero de nada gracias por sentirte a gusto en mi particular rincón, y formar parte de él. Por cierto, ¿Quién es el amigo en común?.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu espacio, y te felicito por el éxito de tu blog.
Saludos
Locuras de amor adolescente. Una imagen demasiado habitual.
ResponderEliminarUn saludo.
Sobrecogedor, con un final que te deja KO. Me gusta =)
ResponderEliminarMe quedo también por tu casa, Humberto!
Besotes
Durísimo, y bien contado.
ResponderEliminarUna historia que me produce escalofríos, muy bien contada amigo Humberto. Voy a seguir leyendo las otras.
ResponderEliminarExcelente blog de lujo.
Facundo
Terrible!!!
ResponderEliminarNadie imagina lo que seriamos capaces de hacer por amor.
Aunque las piscinas sean sinoniomo de diversion y ocio, mi mente las describe como algo peor, incluso misteriosas y temibles.
Un abrazo, compañero.
Ricard
Ay el amor, romperdor, literalmente...
ResponderEliminarBesos
Espero que sea ficción... aunque la realidad, a veces supera a la propia fábula y al cuento. En todo caso, hacemos muchas cosas que no sabemos ni controlamos, no solo para demostrar a los demás que tal vez podríamos superar ciertas dificultades, que poseemos determinadas habilidades ocultas que los otros (ellos) desconocen, sino que intentamos revelarnos cosas que teníamos pendientes, que en algún momento llegamos a pensar hacerlas pero no encontrabamos el momento y el lugar de afrontarlas...
ResponderEliminarestoy pensando en cómo me inicié en esto de unir palabras e intentar conformar un texto: tal como el chico de la piscina jajajaj.
a veces tengo la sensación de estar paralizada, como tu protagonista...
un abrazo amigo
me ha gustado mucho.
Ciao , hi Humberto! Here I am. Thank you fo your visit and congratulations. I have been in Argentina last February/March ...SO WONDERFUL.
ResponderEliminarSandra
Muy fuerte. Pobre Dario. Algunas veces hacemos cosas que nos pueden salir muy mal, por amor.
ResponderEliminarUn saludo.
Dios... no me esperaba semejante final... =/=/ jo, voy a leer otro a ver si me alegra un poco!
ResponderEliminarTerrible historia,
ResponderEliminarMe gustaría decirte que me ha encantado o he disfrutado con ella, pero me ha sobrecogido, otro sentimiento más que provoca la buena lectura, por eso.
Felicidades
Terrible historia,
ResponderEliminarMe gustaría decirte que me ha encantado o he disfrutado con ella, pero me ha sobrecogido, otro sentimiento más que provoca la buena lectura, por eso.
Felicidades
saludos
Sobrecogedor. Creo que es la ausencia de artificios la que vuelve más contundente la realidad que retratas. Me gusta mucho, consigues que el lenguaje casi desaparezca como el agua de la piscina.
ResponderEliminarAbrazos.
Un final un tanto trágico y chocante pero muy buen relato...
ResponderEliminar