Fue una mañana de marzo de 1976 cuando Carlos sintió por primera vez la necesidad irrefrenable de contar historias. Tenía 15 años. Al comienzo se dijo que no, que no podía vencerlo esa obsesión, así que hizo todo cuanto pudo para ignorar las voces que le hablaban cada vez más alto en su mente. Era imposible no prestarles atención de tanto escándalo que hacían. Para detener esta compulsión, anduvo un tiempo tapándose la boca con ambas manos, pero en seguida decidió ceder y contar algunas historias a sus amigos, lo que fue peor, pues las otras comenzaron a gritarle reclamando un derecho que -efectivamente- también les correspondía: ser dichas. Fue peor el remedio que la enfermedad, como dicen las vecinas. Así que Carlos contó más y más historias hasta que acabó por darse cuenta de que todo ese soliloquio mental jamás desparecería. A esta altura, ya había perdido a todos sus amigos, pues apenas tomaba la palabra, no paraba de hablar hasta que el último desgraciado se hubiera ido de su lado. Un postrero colega le aconsejó que dejara de hacer aquello, que no había ningún placer en relatar hechos. Su respuesta fue clara: No es que me dé placer contar historias, pero no contarlas es peor, pues temo que ellos vengan a quitármelas por la fuerza.
Cuando los enfermeros le llevan los medicamentos a su habitación, siempre se van con un par de historias nuevas. Carlos las descarga rapidito, como si no quisiera que lo violentaran. Para los enfermeros, Carlos no existe, lo llaman el loco del '76.
*El 24 de marzo de 1976 caía otro gobierno constitucional en la República Argentina.
Estimados amigos:
ResponderEliminarMuchas gracias por los comentarios para “Cul-de-sac”.
Como a Carlos, no me satisface contar estas historias, pero no contarlas me hace peor. Perdón.
Quiero invitarlos a que se den una vuelta por “Tres de un par perfecto”, donde con mis queridos colegas Sucede y El hombre de Alabama estamos tratando de crear un espacio diferente.
Un abrazo y buen fin de semana.
Humberto.
Muy interesante, somos varios los Carlos,
ResponderEliminarUn Abrazo Humberto.
Esquizofrénico contador de historias. Si señor.
ResponderEliminarSalud, Humberto
Humberto...nosotros somos un poco los locos del 76, contamos historias...
ResponderEliminarMuy buena esta, por cierto, un abrazo uruguayo para vos
Y según que historias te atrevas a explicar te bautizan con el Carlos a la fuerza.
ResponderEliminarCuánto miedo escondido en este microrrelato. Triste realidad, perdió a todos, hasta que con su nombre él mismo se alejó de sí.
ResponderEliminarhttp://enfugayremolino.blogspot.com
A veces, hay cosas que son mas nocivas adentro que afuera... a veces esas cosas, estando afuera se hacen nocivas para los demás, mientras salvan nuestras tripas de ásperas somatizaciones...
ResponderEliminarSon elecciones. Matar o morir.
Quizás estar internado, para Carlos es más gratificante que morderse los labios.
Perder nuestro nombre es perder nuestra identidad, pero a veces es ganar una nueva, mas acorde a nosotros mismos... la identidad verdadera... Depende.. todo depende.
Algunas muertes suman, algunas muertes restan..
Me gustó que hayas contado esta historia a pesar de todo, si esa era tu voluntad!
Besos!!!!
De H.D. a H.D. je!
PD: Me has hecho reflexionar demasiado Dib! Me voy a estudiar...
caballero,la primera impresión,es,el recuerdo,de mis años del 76...k lejos estaba,que tan boluda,fuí...!pero militaba,pretendiendo un país mejor!
ResponderEliminarsiglos despues,leyendo este tema me has llevado de la mano,hasta mi historia tan lejana! felicitaciones!!!
gracias
lidia-la escriba
No viví esa época, tengo 32 años, pero se lo mucho que han padecido mis compatriotas en aquellos días negros. Gracias por este homenaje, más viniendo de un brasileño.
ResponderEliminarUn beso gigante. Stefi
Siempre hay mas ha fuera que ha dentro.
ResponderEliminarSi de locos se refiere, los que cuentan historias, pueden ser todo lo locos que quieran:pero los que van con el sable en la mano, poniendo ha la gente entre la espada y la paret, conquistando boluntades: no habrian suficientes manicomios. Un abrazo
En Brasil pasó lo mismo, Stefanía, sólo que en el '74.
ResponderEliminarHD
Excelente historia, perfecta narracion!! muchas gracias por compartirla ...muy buen blog.
ResponderEliminarElida
Excelente relato Humberto...que de locos y de cuerdos...que de historias y de cuentos bien logrado...!!!
ResponderEliminarLourdes..!!!
aquí estamos, los carlos que, por alguna razón que no sabemos, estamos vivos para contar historias.
ResponderEliminarabrazo*
Pobre Carlos típico de los que sufren de esquizofrenia, si nadie los escucha es peor, las voces los persiguen y sufren mucho, gracias a dios hoy en día hay muy buenos tratamientos para las personas que sufren esa enfermedad mental, como tantas otras, un gran escrito amigo muy sugerente.
ResponderEliminarUn gran abrazo que estés muy bien.
Así se dan las cosas entre quienes consideran una locura contar relatos, quizás para compensar la carencia de ellos para hacerlo.
ResponderEliminarAsí es la gente, desprecian lo que no comprenden.
Contar historias.. plasmar lo que sentimos, es permitirle al lector un mágico fluir a la imaginación. Nunca nos prives amigo de tu inagotable don.
ResponderEliminarCariños Humberto.
parece que entonces necesitamos menos dosis y si seguir aporreando el teclado querido humberto
ResponderEliminarpara no enloquecer!
*abrazo* ^^
Este mundo necesita más locos.
ResponderEliminarAbrazo!
Hola Humberto.
ResponderEliminarNo necesitas dar las gracias por pasarnos por tu blog; es todo un placer poder leerte..., y, como en este caso, recordar.
Recordar que cuando lo del "Bar Azul", en el '62 yo no estaba (no había nacido aún), pero sí puedo contar historias de entonces. Recordar que en '76 tampoco no estaba, porque ya estaba lejos de ahí; y también puedo contar historias, incluso historias de aquí, del '73, '74, '75 y posteriores...
No cuento como Carlos, no tengo el don de la palaba hablada. Pero como él las historias van saliendo aunque una no quiera, antes en papel, ahora en una pantalla de ordenador. Carlos, aunque le digan el del `76, seguirá siendo Carlos. Yo, aunque no sea nadie, sigo siendo Carmen.
Esta noche, si todo sale como espero, una nueva historia saldrá en mi blog. Cuando la leas, aunque yo no diga nada, sabrás a quién estará dedicada.
Biquiños...
MUCHOS TENEMOS ESA NECESIDAD DE CONTAR HISTORIAS. EL PROBLEM ES CUANDO NO ES COMPULSIVO.
ResponderEliminarUN SALUDO
MARIAN
Hey!! Ese Carlos simplemente debe escribir y escribir, debe haber mucha gente a la que le interese tener miles y miles de historias recopiladas y al el le va a beneficiar mucho!! Espera, es un cuanto no xD? Saludos, buena historia.
ResponderEliminarEste relato me da tristeza, serà porque tenemos una amiga muy cercana con este problema....el relato es fuerte, sobre todo cuando descubre que hasta el nombre lo borra.....un abrazo.
ResponderEliminarpaco
Que preparen un cuarto, que no tardaré.
ResponderEliminarSaludos desde el aire
Me identifico mucho con Carlos, muchas ideas rondan por mi mente en forma de versos, solo que en vez de contarlos mejor los escribo, muy buen relato amigo es todo un gusto leerte.
ResponderEliminarLos enfermeros esos no saben lo que se pierden!
ResponderEliminarbesitos
¿Porque se consideran mas locos los que hablan que los que callan?...
ResponderEliminar¿Tal vez pasan mas desapercibidos?..
O quiza los que callan estan cuerdos y los que hablamos estamos locos?...
Dios mio, que locura!!!
Abrazos, compañero.
(Por cierto, vi que me habias mandado mensaje por el Skype. No me di cuenta hasta hoy. Segun parece lo tengo siempre conectado y no lo sabia. Soy un desastre....o un loco?)
¿y que sería la vida sin los locos del 76?
ResponderEliminarpersonalmente prefiero a los locos que cuentan historias que a los que utilizan su "locura" para hacer daño a los demás.
besicos
cris
Yo sólo tenía 10 años cuando cayó el gobierno de facto. Sin embargo no puedo olvidar el día que ví en el consultorio del doctor de mi abuela una fotocopia con dos rostros acompañados x sus respectivos documentos de identidad. Eran la hija y el yerno del doctor. El "Carlos" de tu genial relato, por lo menos puede seguir contando. Las personas de las que te hablo, no volvieron más. Quizás hablan desde su "obligado" silencio.
ResponderEliminarExcelente texto, H! Tu virtud está en contar lo que te apetezca con un talento estupendo!
Big big kiss, my friend!
Yo no sé por qué, pero mientras leía no dejaba de "ver" que amordazaban a Carlos y le empezaban a salir palabras (en Courier New, por supuesto) por las orejas.
ResponderEliminarIronías, Humberto, allí empezó una dictadura y aquí una democracia empezó a andar. Y a veces me parece que también es de locos.
ResponderEliminar¿Cómo puede alguien parir historias sin vivirlas? Eso es un don!!! Bss
ResponderEliminarYo quiero que tu seas el 77 y sigas contando historias si hace falta me hago enfermera para escucharte
ResponderEliminarYa he vuelooooo
Besotes
Pasa que somos muchos los que sufrimos de incontinencia verbal... Que nos depara, no?
ResponderEliminarVoy a seguir tu recomendacion y pasar por "Tres de un par perfecto"
Saludos Humberto
Todas las personas tiene derecho a existir, aunque estén locos o cuerdos, da igual.
ResponderEliminarCon tu relato haces que esos Carlos no pasen por la vida de puntillas.
Besitos y sonrisas existentes:)
Que decir. Vivi justo en la edad de saber y entender lo que pasaba. Si muchos hubieramos contado algunas historias.....en vez de callar.
ResponderEliminarAbrazo grande.
Dos historias en una -como todas tus historias- Para las cándidas almitas, es sólo un contador de historias compulsivo; para los que vivimos el 76, es una historia escalofriante. Bravoooo, Humberto!!!! Un beso grande...
ResponderEliminar¡Bendito loco el del 76! quien no lo esté un poco, que tire la primera piedra.
ResponderEliminarBesos
Y sí, qué decir. Para muchos es un antes y un después de esa maldita fecha en la que se perdió toda inocencia. Y de cara al horror, cuando "los locos" dejaron de ser locos y "las locas" también, algunos empezamos a entender tantas cosas, comentarios en silencio, amenazas, miedo, infartos, esas cosas. La identidad no hay que perderla nunca, no hay identidad nueva, "ellos" dejaron sin identidad a muchos chicos, la que tienen no les pertenece. Sin identidad, sin cuerpos, sin rostros. Como dice Dany, si se hubiesen contado las historias en lugar de callar y amparar.
ResponderEliminarHay muchos Carlos, y hay mucho malnacido que nunca pagó sus culpas.
Triste, Humberto, muy triste, pero muy bueno.
Bastante ágil este cuento, mantiene la atención del lector.
ResponderEliminarSaludos cordiales,
Un fuerte abrazo.
Tal vez en otro momoento, en otro lugar, Carlos no hubiera sido un loco. Claro que tal vez las historias no hubieran estado en él.
ResponderEliminarAbrazo, Humberto.
Solo palabras: genial, abrumador, deslumbrante.
ResponderEliminarEnfermos o no, caidas o no, esa necesidad de contar historia nos tiene aqui, al Carlos que vive en cada uno de nosotros.
Saludos!
Algunos se quejan de la desaparición de los manicomios, pero en nombre de la salud mental se han encerrado a muchos sanos que acabaron contando historias. Saludos.
ResponderEliminarMuy bueno Humberto.
ResponderEliminarPienso que todos tenemos una vocecilla dentro de nosotros que nos ayuda a expresarnos,pero al pobre Carlos le asfixiaban, que pena que en el 76 no tuviera un blog donde escribir todas sus historias.
1 besazo!!!
Como! Pues debería satisfacerte jobar! El Loco del 76, soy yo el loco del 11? Puede xD
ResponderEliminarUn saludo y que el viento no se lleve tus palabras! :D
Muy bueno, amigo.
ResponderEliminarLa verdad, Carlos lo tiene que pasar mal, porque ya nadie escucha a nadie.
Un abrazo.
QUERIDO HUMBERTO:
ResponderEliminarSiempre es un placer encontrar en la bandeja de entrada tus invitaciones al blog, pero estoy en el campo y puedo conectarme sólo alguna vez.
Todos estamos un poco locos y las historias nos desbordan a veces, las nuestras y las que nos cuentan, sobre todo los políticos, jAJAJA...
Un beso y hasta una nueva conexión
Conocía a una mujer que jamás fue al cine. Es que no consigo creerme nunca lo que veo, arguye. Nunca olvido que eso es una pantalla ante la que se proyectan falsas sombras. Mujer de poca fé, le repliqué yo. Por decirle algo.
ResponderEliminarSaludos blogueros
Estupendo relato de loco escritor, a veces se siente uno así, menos mal que tenemos blogs y blocs para dar rienda suelta a las historias. Otras veces no vienen y también es malo.
ResponderEliminarAbrazos
Humberto, gracias por visitar mi Web y me alegro que te guste. Puedo decir lo mismo de ti blog, lo he puesto en favoritos para visualizarlo y leer que ya he visto cosas muy buenas.
ResponderEliminarUn saludo compañero
Me sorprende como tus lectores se quedan con la parte del obsesionado de las historias y se les escapa el mensaje principal. Bueno, para mí es el principal, el terror a la dictadura. Creo que es porque tenés muchos lectores no argentinos.
ResponderEliminarHermoso y triste texto.
Sabri..
HUMBERTO,
ResponderEliminarMe resulta un placer haber descubierto esta casa tuya tan llena de preciosas y bien puestas letras derramadas. Descubrimiento que me viene de tu propia mano al habermo tú descubierto a mí. Disculpas por redundar tanto en el verbo "descubrir".
A partir de hoy siempre que publiques estaré actualizada, porque tus nuevas etras se reflejarán en mi escritorio de Blogger.
Si ahora mismo no tuviera que marchar de viaje (me voy al sur de Francia, a Aix), te aseguro que me leía tu blog de arriba a abajo, poco a poco y con moderación, para ir degustándolo mejor, pero que sepas que tras el fin de semana me pienso poner a la tarea de deleitarme con tus posts y con el diseño tan original de esta tu acogedora casa virtual.
La mía, ALMA ABIERTA, está abierta para cuando gustes, siempre serás bienvenido en el SILENCIO de las palabras, y su calor y su textura y mis registros, varios. Y si, además me honras con "Seguirme", para estar tú también actualizado, entonces mi dicha sera doble.
Moito obrigado de unha garota en la Vieja Europa,
Ámber
P. D.: ¡Qué feliz recomendación la de tu amiga, con mi blog!
Mi abuelo era un contador de historias magnífico, Humberto y estoy segura de que a él sí le encantaba contar, una tras otra, todas las historias que le venían a la mente. Como a sus nietas nos gustaba escucharle no llego la cosa a convertirse en patológica (ja, ja!!). Besos y mi despedida hasta septiembre.
ResponderEliminarMe hubiera gustado conocer a Carlos, quizás podría absorber por osmosis algo de su ser impetuoso y su locura...la locura que no respeta al miedo, esa es la que quiero yo.
ResponderEliminarSaludos.
Estupendo como todos tus relatos, eres muy grande y te admiro mucho. Desconozco el hecho al que te refieres, pero voy de inmediato a documentarme.
ResponderEliminarUn beso.
Muy buena tu historia y también tu blog, que tuve el placer de leer al menos las últimas entradas. Me deleitaré en el archivo y te agrego.
ResponderEliminarSaludos
Esa honorable e irrefrenable tarea de contar historias es -sin dudas-lo que le ha dado el sentido a la vida de Carlos, lo que sucede es que los que están "del otro lado del loquero" lo sienten como peligroso. Puede que lo sea para ellos.
ResponderEliminarUn abrazo.
De tontos y locos todos tenemos un poco....
ResponderEliminarBuen Fin de semana!!!!!!!!!!!!!!!!!.
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Excelente historia con gran alegoría, gracias por tu visita, yo también te sigo.
ResponderEliminarExcelente relato.
ResponderEliminarPues amarga la verdad,
Quiero echarla de la boca;
Y si al alma su hiel toca,
Esconderla es necedad.
Sépase, pues libertad
Ha engendrado en mi pereza
La Pobreza. (Quevedo)
Saludos.
¿Que hacemos pues los escritores? ¿No contamos lo que nuestra mente nos dice? Acabo de darme cuenta con tu historia, que acabaré siendo para alguien solo la persona que habita en un número de habitación.
ResponderEliminarUn beso.
Muchas gracias por compartir tu magnifico microrelato! Esta lleno de miedo y tambien tristesa.
ResponderEliminarMuchas gracias por visitar Out of the Blue.
Saludos desde EE.UU. Un beso!
Angyy
Thank you for your visit and kind comment!
ResponderEliminarIt is how I found you here, and I am so glad I did.
What a wonderful blog you have.
Ese Carlos debería abrir un blog jeje
ResponderEliminarUn abrazo.
fuerte.
ResponderEliminarOye, muy bonita historia, aunque algo triste...
ResponderEliminar¿Puedo preguntarte cómo es que te has hecho seguidor de nuestro blog, siendo sobre la serie de one piece? parece que tus gustos y tu filosofía son bastante más elevados, es un honor =)
Y una pregunta que em come la curiosidad, ¿De dónde sacó su apodo tu amigo "el hombre de alabama"?
¡Gracias por todo!
Humberto,jamás hubiese existido mi comentario,si no hubieras escrito este texto!loca del 76
ResponderEliminarlidia-la escriba
Y seguramente dentro de su esquizofrenia, de vez en cuando diga más de una verdad... pero nadie le hará caso, total, está loco.
ResponderEliminarPero lo que ellos no saben es que ese loco, tiene nombre y sentimientos.
Un beso
Humberto no pares de contar historias no veo tu final como el de Carlos.
ResponderEliminarMis mejores deseos. Como siempre un maravilloso relato.
Todo un placer leerte.
Un beso.
Cuanto la vocación de la escritura te llama, no puedes eludirla, al igual que al resto de vocaciones que podamos tener. Vaya, vaya... acabó loco el pobre hombre. Hay que admitir que la gente es mala, muy mala, porque puede que les cansara, pero no hacía ningún daño a nadie.
ResponderEliminarUn abrazo, Humberto. Feliz fin de semana :)
Intenso. En la Argentina todavía hay gente que sigue contando, con cada nieto recuperado por Abuelas de Plaza de Mayo y el pasado nos sigue pisando los talones, para hacerse presente.
ResponderEliminarAbrazo
Son muy buenos tus escrityos aunque he leidos pocos, ya me seguire pasando.
ResponderEliminarbesos y cuidate!
Hola Humberto, hace un tiempo no paso por tu espacio.
ResponderEliminarHay muchos locos del 76, por desgracia. O mejor dicho, los locos que cuentan historias porque callarlas en mucho pero mucho peor!!!
Sabiendo muy bien de que se trata, te felicito doblemente.
Admiro como escribes y como rematas las narrraciones. Me encanta.
TE invito a que pases por mi humilde Caja, cuando vos gustes.
Un abrazo y buen fin de semana para vos también!!
Interesante, sí señor. Algo que sale de dentro, de lo más profundo del ser humano. al menos es lo que me ha parecido.
ResponderEliminarMe dejó perpleja tu historia, creo que todos llevamos un poco de "Carlos", dentro...
ResponderEliminarBesitos en el alma y que tengas un bello fin de semana
Scarlet2807
Sí, Sabrina, seguro que es porque no son argentinos. Ojalá lean los comentarios también. En varios países de América se dio "vida" a la palabra más siniestra que exista: "desaparecidos". Muchos Carlos quedan tal vez víctimas de las torturas. Muchos abuelos buscan todavía a sus nietos a los que se les sustrajo uno de los derechos más importantes: la identidad. 35 años más tarde se sigue buscando justicia... "El loco del 76" no es un número de la quiniela precisamente. Me gusta que hayas contado esta historia que nace de la nuestra, me la imagino descolgándose de algún rincón de la en aquel entonces sombría Buenos Aires.
ResponderEliminarY como estoy bajón, me voy a tu blog compartido, a ver si me alegro...
Todos tenemos algo que contar pero no siempre las palabras logran tomar una forma tan visible y desaparecen en silencio. Excelente relato.
ResponderEliminarGracias por dejar tu huella que me ha permitido conocerte, tienes un espacio muy interesante y creativo. Es un placer quedarse en él.
El terror manifiesto en la conciencia torturada. Mejor contar las historias, quizás sirvan para que esos fantasmas no regresen a asolar la nación.
ResponderEliminarGrato conocerte.
Pues es interesante conocer cosas que con el tiempo y la distancia me quedan lejos...
ResponderEliminarEse Carlitos ahhh!!! Si que se las trae. Pero bueno, tal vez al pobrecito le hace bien desahogarse un poco. Saludos querido Humberto, Muy interesante relato. Que tengas un lindo dia!!
ResponderEliminarQuien no tiene un poco de locura..
ResponderEliminarPara vivir en este mundo que nos Ha tocado..Me ha gustado mucho,lo Que has contado, es un poco de Cada día..Un fuerte beso y gracias Por venir a mi mundo..Brujilla
Esquizofrenia.
ResponderEliminar(por eso no cuento mis historias...sino la de los demas...sera lo mismo????? jajajaja)
un abrazo
Hola Humberto! Gracias por el placer de tu visita! No es que esté desaparecido ¿vale? sé que estoy tardando mucho en comentar o postear, pero estoy de trabajo hasta arriba...(que también es bueno) Me ha gustado mucho la entrada, como siempre me ha encantado leerte y confiar mi tiempo a la buena literatura. Un abrazo!
ResponderEliminarPor supuesto que las historias deben ser contadas y sobre todo escuchadas (o leídas), sino ¿para qué están?
ResponderEliminarBss.
http://melancora.blogspot.com
Que buena historia la de Carlos,,,
ResponderEliminarquién no querría ser carlos ?
yo también siento la necesidad irrefrenable de contar historias.
Me encanta tu blog! te linkeo,
oye que amiga es la que tenemos en común? estoy intrigado...
saludo muy grande
Jordi
Yo también me sujeto los dedos a menudo por no pasarme con el teclado. Yo sería la loca del 74 :)
ResponderEliminarEnlazado, por supuesto!
Eso no puede contenerse, Humberto... la imaginación, la capacidad del hombre para contar historias, transmitirlas... y que con palabras se mantenga el recuerdo.
ResponderEliminarUn saludo.
Magnificas historia entre realidad y fantasia de un blog
ResponderEliminarSaludos
muy buen estilo para decir mucho en pocas palabras. saludos!
ResponderEliminarPobre Carlos, hay muchos Carlos que recién ahora se animan a contar historias;muchos que debieron sellar sus bocas y aguantar o vivir con la culpa de no haber aguantado la tortura.
ResponderEliminarCariños Humberto, siempre es bueno rescatar a los Carlos aunque más no sea con un relato.
Las historias de tristes acontecimientos hay que contarlas, narrarlas, hablarlas, sacarlas de nuestro interior para que denuncien el exterior.
ResponderEliminarEso es lo que he sentido al leer tu magnífico relato, Humberto.
Un abrazo.
También hemos quedado algunas "Carlas" que los medicamentos los tomamos solas pero tampoco existimos
ResponderEliminarEl día que deje de ser una loca estaré muerta *
ResponderEliminarUn beso o 2 #
Estuve en el par de tres! Humberto, te dije alguna vez que sos lo mejor que hay para leer en internet? Juro que no es demagogia. Tqm!!
ResponderEliminarYo he nacido en una de esas historias . Un 22 de Marzo del `76
ResponderEliminarBesos
Me gustó tu historia mucho, que conozco a un amigo de la universidad que se parece al loco del 76 auqnue sería loco del 90...
ResponderEliminarme encantó, besos
a veces tenemos que dar salida a nuestras historias guardadas en el desván pues si no nuestro ser no podría soportar tantas voces pugnando por salir, como siempre nos impactas con tus profundas letras insigne escritor y poeta, un besin de esta amiga admiradora que te desea feliz domingo.
ResponderEliminarHumberto, supongo que ese golpe de Estado fue muy duro para Argentina, no lo conozco en profundidad, pero sé que, como en todo golpe militar, hubo serias violaciones de derechos humanos. Eso es lo que se cita normalmente en la asepsia de los libros de historia o de otra índole, pero lo que vive la población y cómo se truncan sus vidas es realmente triste y estremecedor y no suele reflejarse. Menos mal que tenemos a la creación literaria para contar y recrear historias humanas.
ResponderEliminarAlgo traumático le debió pasar a Carlos en el 76, tal vez vio demasiado...
Un abrazo enorme.
Busqué la violencia en Argentina con el golpe de Estado de 24 de marzo de 1976 y sorprendentemente, a día de hoy todavía hay personas que lo justifican. Me ha recordado al golpe de Estado de los militares en 1936, algo incomprensible.
ResponderEliminarme gustó esta lectura, como siempre comprometida con los demás y muy justa.
un abrazo fuerte.
:)
Me ha gustado, pero es quizás un poco triste.. ¿es de verdad una locura la necesidad de contar historias?
ResponderEliminarEspero que no... es solo algo.. diferente, algo especial.
Gracias por pasarte por mi blog, un beso.
A eso de contar hay quien lo llama ciencia histórica.
ResponderEliminarSaludos.
Lo mejor de este mundo de blogs es que hay muchos locos contando historias y muchos otros, locos también, a los que les gusta comentarlas.
ResponderEliminarUn beso.
No dejes ninguna historia sin contar.
ResponderEliminarPor favor!
Tus historias son todas increíbles y eso te hace especial.
Un abrazo.
tenemos que encontrarnos
ResponderEliminarcada uno somos el contiguo de otro
en las junturas quedará la historia
de una buena esperanza remendada
.....yo tambièn, me quedo.......
saludos.
Tengo por costumbre leer cada comentario detenidamente, pero luego, antes de subir una nueva entrada, los leo nuevamente a todos. No es la primera vez que me sorprendo por la inmensa -y seguramente inmerecida- muestra de afecto de los amigos que pasan por este espacio.
ResponderEliminarQuiero agradecer cada palabra aquí expresada.
Un gran cariño.
Humberto.
Cambia letras por dibujos y ahí estoy yo...
ResponderEliminarUn abrazo enorme!
Qué bueno Humberto!
ResponderEliminarEse loco quizá no exista en este mundo, pero sí en muchas cabezas, en muchos corazones... Historias así siguen sucediendo con asiduidad en este mundo incoherente.
Abrazos!!!
Por todos los Carlos del mundo, del pasado del presente y por desgracia del futuro. Gracias por recordarlos y darles este momento.
ResponderEliminarTriste relato pero de seguro de los labios de carlos surgen sabias historias y duras verdades.
ResponderEliminarUn saludo
Todos somos un poco Carlos.
ResponderEliminarEs tan fácil cruzar el umbral de lo "cuerdo".
Me gustó tu relato querido Humberto, eres un mago, felicidades!!
por cierto el relato de Tres de un par perfecto" es tuyo no?? debiste dejar escapar a Laura ...
un besazooooooooo!! Amelia.
Sería un milagro que toda la violencia de la guerra tuviera el mismo efecto en todos los humanos. Este mundo, desde luego, sería mucho mejor.
ResponderEliminarGenial, como siempre.
Un abrazo.
Sí, señor, así fue y así se cuenta.
ResponderEliminarFelicidades amigo y gracias por compartirlo.
Un besazo.
Fuerte y realista. Muy bien contada. Un abrazo.
ResponderEliminarHola coleguita!!!
ResponderEliminarMuchisimas gracias por pasarte por mi blog ¡¡y quedarte!!
El tuyo me parece fascinante ¡¡asi que me quedo!!
Un besote
Gracias por tus palabras y me des la oportunidad de conocerte.
ResponderEliminarEs mejor echar fuera esos soliloquios que dejarlos dentro rebotando en la bóveda de hueso, aun a riesgo, cierto, de que te tomen por loco.
ResponderEliminarUn saludo para ti y todos los colifatos.
Dame un loco "sin nombre" con "voces interiores" y nunca un cuerdo "con nombre" y vaciada su mente.
ResponderEliminarBuen relato.
Un abrazo
Mercedes
En mi cabeza habitan en un nido un montón de pájaros que continuamente susurran y yo trato de entender que querrán decirme. Es cuando me pongo delante del ordenador y dejo que mis dedos se muevan y al final encuentro un poema o un pequeño relato. Mis pajaros siempre están hablando ....
ResponderEliminarUn abrazo
Rosg.
¡¡Interesantísimo!!
ResponderEliminarel loco del 76 tiene muchos seguidores de ese tiempo, que aun deambula el país...
ResponderEliminarHumberto esos son recuerdos del infierno, muy bueno para aquellos que supimos de su existencia, saludos amigo
para mi Carlos es un delator de amigos que consecuentemente van desapareciendo, es el segundo peor en esta historia.
ResponderEliminarGracias Humberto por esta palabras. En nombre de las ausencias otra vez gracias.
ResponderEliminarMagistral, Humberto, no lo digo como cumplido (bien lo sé, cuando te leo). Parece como que las historias tuvieran vida propia e independiente; como si fuesen acumuladas por los tristes hechos acaecidos en aquel tiempo. ¿Un malogrado golpe en la cabeza, tal vez?. Me respondo con un recuerdo de un tío mío que recibió una paliza tremenda ya terminada la guerra española, en esa represión posterior, y luego nunca anduvo bien de la cabeza; pero yo tengo un recuerdo de afecto de niño, porque mis padres le trajeron a casa unos días y jugaba conmigo.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo
Me gustó mucho...porque yo siento que las palabras me ahogan...y recurro a esto...escribir
ResponderEliminarPobre LOCO DEL 76...
Gracias por pasar por mi blog. Me alegra que te haya gustado lo que yo escribo, considerando que viene de una persona con gran talento como vos.
ResponderEliminarMe fascinó este texto, muy buen blog y obvio, muy bien escribis!
Te sigo, nos estamos leyendo. Un beso :)
Jajaj... en realidad en este mundo cada loco con su tema. Y no es por capricho, como bien dices, sino por necesidad. Todos nacemos con nuestras tendencias bien claras, marcadas en nuestro código como necesidades intransables, para conservar nuestras vidas, para vivirlas bajo el misterioso propósito que nos fue encomendado.
ResponderEliminarTE DEJO UN SUPER ABRAZOO, HUMBERTO... (¿¿O Carlos?? :)
uhla verdad ej k gujta saber laj hhistoriaj dde estaj personaj k fue lo k enrealidad lej paso pa ke puedan kedar asi
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