Diste vuelta el rostro, teatralmente, y te subiste al Estrella del Norte, mientras yo me quedé
allí, clavado en el andén 3 de la estación Retiro. En el bolso apenas llevabas algo de ropa, unas
fotos viejas y aquel libro de Tabucchi que tanto querías. Ya dentro del vagón, te arrojaste
sobre el asiento, decidida a no mirar por la ventanilla, sin embargo me
presentiste corriendo detrás del tren cuando éste se puso en movimiento. Las
lágrimas -tus lágrimas- muy pronto censuraron el final.
Pero no, ni vos estuviste en un tren ni yo vi cómo partías desde la plataforma: Nos separamos sin saludarnos, porque entonces me aborrecías y a mí ya no me importabas y aquella fue una tarde gris e intrascendente en un barrio que ni siquiera se veía romántico.
Pero no, ni vos estuviste en un tren ni yo vi cómo partías desde la plataforma: Nos separamos sin saludarnos, porque entonces me aborrecías y a mí ya no me importabas y aquella fue una tarde gris e intrascendente en un barrio que ni siquiera se veía romántico.
Queridos amigos:
ResponderEliminarMuchas gracias por las visitas para “Marco Benetti”.
Este texto está dedicado a alguien, por supuesto.
Visité a muchos amigos, pero no llego a todos, les pido disculpas.
Feliz semana.
Humberto.
Humberto... es dolorosa la despedida.... habiendo una razòn,o un acuerdo se sufre menos que si uno de los dos se va sin dejar huellas.
ResponderEliminar¡¡¡ Muy triste !!!
un beso
Buenos, a veces no es dolorosa y se busca una justificación para que lo parezca.
EliminarMuy triste, es verdad. Gracias.
Como dice mi mamá, "me bajas de las nubes a garrotazos".
ResponderEliminar¡Y mira que no es mi objetivo!
EliminarUn beso.
oooh dios eso mio sentia hace unas horas!!
ResponderEliminarque breve historia y cuanta sustancia!!
Uf, qué feo si estás pasando por un momento tan triste. Espero que no. Un abrazo.
Eliminarotra a quien eliminar del twitter y del facebook, sin olvidar de cambiar el estado a complicado. saludos.
ResponderEliminarJaja, nunca estuvo en el facebook, se autoexcluyó. Pero todo esto es puro cuento (creo)
EliminarUn abrazo.
Chan chán... Ja! El tiempo y los sentimientos suelen jugar malas pasadas. A veces convierten un sapo en príncipe -o princesa- según el grado de soledad o melancolía con que se mire hacia atrás. ¡Excelente historia, me encantó la visión! Un abrazo, Humberto, siempre es un placer leerte!!!
ResponderEliminarEs verdad, el tiempo me ha hecho príncipe más de una vez. Yo aún no encontré una manera de mirar hacia atrás sin melancolía.
EliminarMuchas gracias y un beso.
Hello from Dallas, Texas! Thank you for commenting on my blog. I wish I could read your posts as you wrote them in Spanish, but I have to read the translation. Your stories are vivid and intense and poetic. Great work!
ResponderEliminarI wish you could too!
EliminarThank you.
Certera resurección labrada por las palabras, de una muerte posiblemente anunciada.
ResponderEliminarSaludos.
¿O certera muerte de una resurrección anunciada?
EliminarNo sabría cuál versión elegir.
Un saludo, Jorge.
Este texto contiene más filosofía que esos libros que andan por ahí en las estanterías.
ResponderEliminarTiene capas. Te felicito.
Me alegro que te hayas dado cuenta de que está escrito en capas. Lo demás se agradece. Un abrazo.
EliminarHay partidas que es mejor olvidar, al menos así pienso.
ResponderEliminarSaludos
David
A veces se hace difícil para muchos. Ya no me incluyo, por suerte.
EliminarUn abrazo.
Como me gustane estos textos nihilistas, son los que mejor te sientan, pero ya no los escribes tan a menudo.
ResponderEliminarUn tango sin solución.
Un besote.
Sabri!!
Es muy cierto, antes solía escribir más "simple", ahora estoy demasiado afectado, ¿me estaré volviendo bueno... o crédulo o...? En fin.
EliminarBesos.
Por un momento creí "ver gente muerta" Naaaaaaaaa. Es broma. Me asustaste. Venías tan, tan, tan... bueno vos me entendés (no quiero herir sensibilidades) y luego el zarpazo del final. Está bueno zarandear los preconceptos que generamos con los escritores que nos gustan. De todas formas, acabo de recuperar el aliento. Sabés que apoyo los cambios, pero el desafío es complicado de transitar. Jajajaa!!! Me lié mucho con el comment? Estoy segura que me entendés perfectamente.
ResponderEliminarAbrazo apretado, Mr.Dib! Keep on moving!
Muy buena lectura, Bee, pero creo que si yo hubiera seguido tan... tan... tan... entonces habría logrado no sé si subvertir la subversión, pero sí subvertirme a mí mismo. Algún día lo voy a hacer.
EliminarI will, my BeeBee.
¡Eres Neuropsicólogo! ¿Qué se siente?
ResponderEliminarSe siente como tener una pelusilla en el ombligo, pero diferente.
EliminarPequeño homenaje a Tabucchi ya que estamos que se fue hace poquito... Ya me puse tanguera y debo serlo bastante, a pesar de renegar de ello, porque me gusta el compás de tu escrito y sus gestos/palabras que acompañan, como las tardes grises de los barrios de mi Buenos Aires querido... Pero más me gusta lo que mutaste hacia el final, porque me deja más feliz, basta de amores llorones como el tango y viva la intrascendencia que mate a la melancolía. ¡Bravo! Me había gustado tu Tangorías I y mucho también el II!
ResponderEliminarEso, basta de amores llorones, ¡qué embromar!
EliminarUn beso enorme.
Al mal trago darle apuro, así dicen por ahí... No basta con dar vuelta la cara, también hay que dar vuelta el corazón. No es nada sencillo.
ResponderEliminarUn abrazo
Dar ese trago final puede parecer difícil, si no se lo compara con dar vuelta el corazón, así de cierto.
EliminarUn abrazo.
No siempre se puede elegir el final de nuestra historia, en la vida real es más difícil...
ResponderEliminar¿Sabes qué creo? Que la creatividad puede ser llevada a la vida real, y como somos los "artistas" de nuestra vida, deberíamos poder elegir el final de las historias. Yo creo que ella eligió ése a propósito, para después tanguear la vida. Son estilos. Un beso.
EliminarEs notorio como la memoria distorsiona los hechos del pasado en función a los estados de ánimo del presente.
ResponderEliminarEl texto es inteligente y está bien concebido. Termina con ese sacudón de cabeza, que lo vuelve a la realidad. Por lo menos así lo percibí yo.
Como no conozco la obra de Tabucchi, no capto los guiños que pudiera esconder el texto, aunque supongo que algo de tango habrá en ella.
Por todo ello puedo decir que te felicito, pues con poco se dice mucho.
En este caso a mí no me queda claro si fue la memoria la que distorsionó el pasado. Pero sí el presente juega un papel muy importante.
EliminarClaro que hay un guiño con Tabucchi, pero es entre ellos dos.
Te agradezco tu opinión.
Un abrazo.
Gran utilización del recurso : Siempre sí, siempre no. Se utiliza mucho en cine.
ResponderEliminar¡Se utiliza mucho en la vida, Carlos!
EliminarUn abrazo.
Hola Humberto!!
ResponderEliminarToda despedida es triste,a pesar de que la esperes y la quieras,me parecía mejor que corriera el protagonista detrás del tren,para decirle su último adiós,me emocionaba más que ella lo sintiera,que llorara su partida...en fin,la vida!,no siempre es lo que queremos,ni siquiera es lo que parece,eso es más triste todavía.
Un abrazo,por decir lo que quieres a tu manera,ves?,como eres fiel a ti mismo!!
Otro abrazo,jaja!!
Pero si la hubiera corrido para decirle el último adiós, habría pasado algo más y todo se habría vuelto un cuento sin fin. Mejor el segundo final, je.
EliminarGracias Estrella.
Pues sí. Eso que dicen de que toda ruptura es un drama tienen mucho de cliché. Tu primer parte prece como la separación con duda; la segunda, muy real, cuando te separas sin ninguna duda, como dices liberándote de la sensación desagradable que te supone tan magnífica compañía, ¡vamos, un alivio!
ResponderEliminarEstán muy bien estas especie de viñetas escritas :D
Muchas gracias por descubrir de qué se trata este blog: de viñetas. Muchas veces me quejo del apelativo "microrrelato", yo no estoy tan seguro que haga eso. Me gustó que indicaras lo de los "clichés" del amor y sus dramas.
EliminarUn beso.
Pero el tiempo ayuda a imaginar otros finales: es la necesidad de la poesía.
ResponderEliminarEs la necesidad de la poesía, qué cierto María Jesús, se ve que todos en algún punto somos poetas. En mi caso soy muy malo, por eso prefiero el segundo final.
EliminarUn cariño.
Es una partida, como debe ser, cuando algo se ha terminado por las dos partes. Un adios que deja libre y tranquilo a los protagonistas de esta historia.
ResponderEliminarun abrazo
paco
Gracias por tu comentario, Paco.
EliminarUn abrazo.
I much prefer clean breaks...long drawn out dramas, full of blame and reprisal do no good to anyone :) XXX
ResponderEliminarClean breaks are safer, generally cheesy dramas lead us to suffering...
EliminarKisses.
Las dos caras de la vida, fantasía y realidad, aparecen muy limpias aquí pero suelen mezclarse en el recuerdo... Debe ser un dispositivo de la naturaleza, que es sabia, para nuestra supervivencia, ¿no?
ResponderEliminarAbrazos tangueros.
Me imagino que así debe ser, ponerle un poco de azúcar a tanta bilis.
EliminarUn abrazo.
Ambos relatos pueden ser posibles, porque tienen dos diferentes puntos de vista tan subjetivos el uno como el otro. Sólo el capricho del omniscente escritor es el que decide con cuál quedarse. Muy buen juego con tu relato, amigo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Carlos. Traes por primera vez en estos comentarios el tema de la subjetividad. Fundamental.
EliminarCuando recordamos un hecho de nuestras vidas, siempre tendemos a endulzarlo. No creo que sea malo. Mentiras piadosas, que yo le llamo. Un abrazo.
ResponderEliminarLo grave es cuando vivimos llenos de mentiras piadosas, pues nuestra vida entera se convierte en eso: Una mentira piadosa.
EliminarUn abrazo.
:) Vaya...
ResponderEliminar¿Sabes qué? Esos finales son mejores. Porque sí, porque los del tren ya están muy vistos. Y, al fin y al cabo, más vale despedirse en un sitio feo que no merezca recordar, que hacerlo en un lugar tan hermoso que se termine aborreciendo.
La belleza no se merece nuestro hastío.
Me ha encantado.
María
¡Qué linda ideas! Proteger la belleza, nuestro patrimonio de belleza.
EliminarUn beso.
Explicar con Palabras de este mundo
ResponderEliminarque partió un barco de mí
llevándome
A Pizarnik
Fernando:
EliminarJamás leí a Pizarnik, pero te aseguro que me dejas con la espina clavada. Ya buscaré algo de ella.
Un abrazo.
Caro Humberto,
ResponderEliminarPrimeiramente, muito grato por sua visita em meu blog e por suas palavras de elogio. Realmente a música é um problema! tenho muitos leitores que gostam, e outros, como você que não apreciam e dizem atrapalhar. O que eu fazia era deixar a opção do leitor clicar no pause caso se sentisse incomodado. Mas vou inverter, e deixarei a opção play para quem desejar ouvir música enquanto navega. Estou te seguindo também, saudações! e parabéns pelo blog.
Valeu, Valter!
EliminarAcontece que teus textos são muito bons, é necessário lê-los envolvido na música do silêncio. Mas como vc diz, é questão de gostos.
Um abraço
Es más, se llevó un libro de Bucay y otro de Sueiro.
ResponderEliminarBueno... no quería decirlo así, pero ni lo del libro de Tabucchi era cierto. Agregale uno de Paulo Coelho y hacemos triplete.
EliminarUn abrazo.
Brillante, pero ahora quedará siempre esta otra despedida, más bella, para poder refugiarte-y refugiarnos- en ella cuando la realidad sea tan fea.
ResponderEliminarTe dejé un comentario de agradecimiento eterno en el excelente "El Guardián de identidades".
Fuerte abrazo
Lo leí, mi querido Clochard, y te agradezco mucho que hayas leído "El Guardián..." Eres demasiado bondadoso.
EliminarUn gran abrazo.
Por favor, encima de la situación espantosa que es una separación agregarle un altercado más como correr detrás de un tren con los peligros que esto conlleva (y ni hablar del estado físico de quien esté debajo)...
ResponderEliminarCreo -hablando más seriamente- que el problema es cuando las personas hacen las cosas esperando otras cosas (Esperando lo que supuestamente "tiene que suceder")... es decir, naturalmente esto ocurre siempre pero cuanto más indirecta es la relación de los hechos más complicadas se vuelven las cosas.
Por ejemplo, las personas que se van esperando que alguien detenga su camino... no sé, creo que habría que dejar de ver tantas comedias románticas de Hollywood y decir lo que uno siente, tratando de evitar el ballet de estímulos y respuestas que van volviendo una monotonía el sentir humano.
Bueno, me pegué un viaje más o menos, jaja.
Me encantó la entrada. Un abrazo.
Un lindo viaje, Juan. Pero seamos sinceros, si querés vender muchos libros, mejor seguir con los finales felices. ¿Te acordás de lo que te dije acerca de ser vanguardista?
EliminarMe encantó esa imagen de la persona yéndose esperando que el otro la detenga, jeje. ¿Cuántas repeticiones, no?
Un gran abrazo.
romper una y otra vez
ResponderEliminarme faltó la amargura de un bandoneón nocturno por esas calles
y es que el tango sin ese sabor en la boca no es tango
chan -chan!!
buena semana , besos
Creo que te sale mejor que a mí...
EliminarUn beso.
Es imposible que todas las despedidas sean románticas, haberlas las hay, pero no son la mayoría precisamente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una despedida romántica es el introito a una nueva tentativa, me parece. Y la historia se relanza, pero siempre fracasa.
EliminarUn abrazo.
La antítesis de una despedida como las de el cine. Seguro que la estación además no estaba envuelta en vapor. Bravo. Borgo.
ResponderEliminarNo había vapor, Borgo, tienes razón, porque no era una locomotora tan vieja... aunque en Buenos Aires los trenes sean muy viejos.
EliminarUn abrazo.
Siempre es de esperar tener un buen viaje, aunque sea una marcha forzada.
ResponderEliminarDespués las cosas se van acomodando para que sea un buen viaje.
EliminarMuchas gracias.
Humberto, cuando hasta en las despedidas se busca el romanticismo y este no llega, seguramente te das cuenta que esa persona que compartía contigo el amor no se merece ni un segundo más a tu lado.
ResponderEliminarMe gustó ese reflejo del espejo de una realidad y un sueño.
Un abrazo fuerte.
Es un tema complejo, creo que se trata de momentos. Puede que en otro tiempo si se merecieran, pero lo cierto que sobre el final ya no se podían ver. Igual es puro cuento.
EliminarUn gran abrazo.
A veces los sentimientos pueden jugarnos una mala pasada y hacernos sentir cosas que nunca ocurrieron, pero nos hubiera gustado que sí.
ResponderEliminarMi estimado Humberto, gracias por pasar por mi blog y por supuesto siempre será bienvenido tu retorno.
Un abrazo.
REM
Ay, me dan ganas de decir muchas cosas... pero alguien seguro que me mataría. Me refiero a lo que el tiempo nos hace creer.
EliminarUn abrazo.
Muy buena Tangoría, será que el tiempo distorsiona las despedidas para alojarse en el anden de los recuerdos menos penosos.
ResponderEliminarUn abrazo Humberto.
Hay muchos mecanismos de defensa del alma (si me permitís este concepto tan poco definido) para no sufrir, el problema es que -a veces- son peores que la enfermedad.
EliminarUn abrazo.
Paradigmático, ¿no?
ResponderEliminar¿Cuál de los dos finales? Sí, sí, ya sé: los dos.
EliminarQue lastima que las cosas bellas terminen, pero fue bonito mientras duro y lo bello siempre subsiste en el recuerdo.
ResponderEliminarUn beso.
No podía esperar otro comentario de ti, ves siempre lo mejor, eso debe ser bueno, no tengo el gusto de experimentarlo.
EliminarUn beso.
No siempre expresamos lo que sentimos.... tu sentiste esa despedida de esta forma que narras, sin embargo la realidad no era la misma....
ResponderEliminarPor eso adoro la imaginación... porque muchas veces lo real es demasiado aburrido y poco sentimental...
un abrazo enorme... siento mi ausencia,
pero siempre vuelvo!
Yo cada vez encuentro más divertido lo real, ¿será que lo imaginativo está en claro descenso?
EliminarNo te preocupes, yo tampoco puedo visitar ni a un décimo de mis amigos.
Besos.
con el adiós tatuado en nuestra piel,
ResponderEliminar¡que le vachacher!
saludos
Me quedé mirándome los brazos, tengo varios adioses tatuados, pero tampoco tantos. ¡evacé!
EliminarUn saludo.
El imaginario popular sobre lo que es el amor, pesa más que los sentimientos reales. Cuando se busca el sufrir porque no se siente, se encuentra la verdadera estupidez humana. La verdad que has suavizado, esa verdad que yo veo, demuestra que eres un mago de las palabras. A mi me pierde mi exceso de simbolismo. Cuando te leo cosas tan contundentes y prácticas, me dejas como cuando se tiene sed y te dan un vaso de agua.
ResponderEliminarGenial, un beso.
Cuando se tiene sed, nada la calma mejor que el agua. Me encantó tu comentario, como si hubieras leído mi mente.
EliminarSiempre agradecido.
Grande como siempre. Esta visión real e imaginada de la despedida... Y qué juego dan las despedidas en el tren. Luego en la vida real siempre son más escuetas, menos emotivas. Y es que nos cuesta siempre transmitir lo que queremos.
ResponderEliminarBesotes!!!
Yo soy de decir las cosas más simplemente... al menos lo aprendí en los últimos años. No va más... ¡cero!
EliminarBesotes.
el tránsito entre lo que deseamos románticamente y lo que sucede en realidad!!!
ResponderEliminarla realidad cruda fría y tan común
Y cuántas cosas queda en ese transitar, mejor no pensarlo.
EliminarUn cariño.
En eso queda la falsa ilusión cuando la empaña la irrealidad.
ResponderEliminarY es pan corriente que nos acaece a todos.
Somos mutantes, aun a seis por ocho, binario.
Para estar alerta.
Un abrazo, Humberto
Me gustó tu señalamiento en relación con el ritmo, magnífico.
EliminarUn abrazo.
Las despedidas siempre dejan un sentimiento de pèrdida.
ResponderEliminarEs mejor que sean ràpidas.
Un abrazo.
Rápidas y sin teatros, ¿no?
EliminarUn abrazo.
Y cuando menos te lo esperas, ¡¡¡zas!!! va Humberto y nos deja tres mil golpes en un segundo; luego lees la segunda parte y te dices "tenía que acabar así". (Como la vida misma).
ResponderEliminarUn abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Me vas a generar mala fama, Mos, jeje. Un día de estos subo uno de amor.
EliminarUn abrazo.
El giro que das al final es mas realista, es lo que suele ocurrir. El otro es un poco penoso.
ResponderEliminarSaluditos.
Patético, diría...
EliminarUn saludo, Zorrete
Todo pintaba de telenovela y de pronto la más apática de las despedidas. Y pensar que así son muchas.
ResponderEliminarMuy bueno como siempre
Estas invitado a
"Puertos de esperanza"
http://nidaeldore.blogspot.com
Un gran abrazo
Muchas gracias, Daniel, ya pasaré por allí.
EliminarEl primero, es el final de una pelicula: el segundo es el principio de la historia;HO al reves cada uno que lo apsrva como quiera Salud
ResponderEliminarLa tuya es la voz de la sabiduría, me gustó eso del fin de la película y el inicio de la historia.
EliminarUn gran abrazo.
Todo empezó, ciertamente, de forma tal vez romántica, y acabó como acaba la vida; de forma tajante. Me gusta Tabucchi.
ResponderEliminarUn abrazo.
A ella también le gustaba Tabucchi, dicen que el libro era de él en realidad.
EliminarUn abrazo.
Dos finales y dos posibles despedidas. No sabría decirte cual de las dos menos dolorosa.
ResponderEliminarUn abrazo
Bueno, las dos son dolorosas, aunque la primera sea más teatral.
EliminarUn abrazo.
Es un giro muy interesante el que has dado, expresa -valga la redundancia intencional- una expresión de deseos y da pie a una serie de consecuencias muy interesantes. Podría dar lugar a un relato muy extenso a partir de esas dudas que sembrás en el lector acerca de por qué desea una despedida romántica y es un momento cualquiera, si hay planos de tiempo/espacio que se rompen, en fin, vectores que se disparan. Abrazo.
ResponderEliminarMe gustaría saber qué paso en el medio para que se dieran dos finales tan opuestos, pero tendría que escribirlo para enterarme.
EliminarUn abrazo.
A veces el viaje de la vida, sólo tiene un billete, el de ida sin regreso, y además, para qué forzar algo que ya no tiene sentido?
ResponderEliminarBesos Hum.
La gente fuerza su vida por alguna razón, tal vez para creer que va hacia adelante.
EliminarUn beso.
Suelo leer los comentarios de los demás antes de escribir el mío, ¡pero van más de cien! Así que si no soy original, qué importa :)
ResponderEliminarExcelente micro, como es habitual por este blog. Un final de película yanqui, que se trastoca en uno más real y ordinario.
Un gusto leerte. Siempre.
¡Saludos, Humberto!
Muchas gracias por tu comentario, Sergio, y no te preocupes por lo de la originalidad, que muchas veces ni yo que soy el anfitrión la consigo.
EliminarUn abrazo.
Dib:
ResponderEliminarLa llegada siempre es la misma pero hay tantas formas de partir...
Salu2 bienllegados.
Uf, yo escribí dos entre las infinitas posibilidades.
EliminarUn abrazo.
Lo que no fue no será, dice la canción.
ResponderEliminarAunque muchos se esfuercen para que quede un hilo de falsa ilusión colgado.
EliminarUn beso.
What a great shot Humberto!
ResponderEliminarWonderful light.
Thanks, Lisa....
EliminarJoder... ya me parecía demasiado romántico para la vida real, eso escena sólo la he visto en películas...
ResponderEliminarBesos mentales.
Bueno, a mí me tocó vivirla hace mucho tiempo, pero ya ni recuerdo bien, tal vez sólo haya sido una tarde intrascendente.
EliminarBesos de los que quieras.
Excelente H. A veces muchos continúan su vida creyendo que la despedida en el andén fue cierta. Otros saben que no fue así pero no lo admiten. Solo pueden rearmarse los que manejan la realidad y pueden reirse de ella. Abrazo.
ResponderEliminarDe una cosa no hay dudas, yo soy de los que se ríen... se burlan... a veces me extralimito.
EliminarUn abrazo, querido Dany.
Cuando te toca la despedida nunca es alegre y mucho más si es una despedida para siempre. El tren se lleva las vivencias y nada más quedan los recuerdos.
ResponderEliminarY qué se hace con los recuerdos, bueno, depende de cada uno.
EliminarUn abrazo.
Genial! Me gustaría mucho ser tu musa, solo que todavía no existo, así que podrías ir planeando crearme.
ResponderEliminarUn beso y mi admiración mi amigo escritor.
Bueno, vamos a ver qué Sara pueda crear, tal vez logre la Musa perfecta.
EliminarMuchas gracias y un beso.
Hola Humberto mis disculpas por mi ausencia pero como te explique estoy cuidando mi nietito casi 11 horas diarias y mi salud me esta jugando una mala pasada... y bhue es lo que hay .
ResponderEliminarEn cuanto a tu relato me ha impactado uno no puede elegir los finales y la vida sigue de todas maneras...
Cariños. y gracias por tu apoyo incondicional.
No hay problema, María, aquí vienes cuando quieras o cunado puedas, el afecto no cambia.
EliminarUn beso.
A esto si que se le puede llamar "darle la vuelta a la tortilla".
ResponderEliminarEntiendo ese afán de magnificar y romanticizar todo, perfectamente.
Y claro, si vivimos magnificando los dolores...
EliminarUn abrazo.
¡Qué triste! hay tantas formas de despedirse... a veces es mejor ni hacerlo, para esperar el nuevo encuentro sin lágrimas o sin malas palabras de reproche.
ResponderEliminarEsta pareja que describes probablemente muera por dentro en volverse a ver, quemando sus almas en busca del roce de sus manos.
1 beso eterno.
Creo conocer a esa pareja y te aseguro que no se mueren por volver a verse ;)
EliminarUn beso.
¿Eres tú? :0
EliminarNo, no soy yo, ni es mi historia, pero creo conocer muy bien a esa pareja.
EliminarPor cierto, te propuse hablar por skype y no me respondiste. Con varios de los amigos de aquí ya lo hago, y me parece magnífico.
El adios con indiferencia, es otra cosa.
ResponderEliminarBien escrito HD
Es preferible, creo...
EliminarBesos.
Tanta paz lleves como descanso dejes. Se suele decir.
ResponderEliminarUn dicho para tener en cuanta, si bien que en cuestiones amorosas no hay reglas ni dichos apropiados.
EliminarUn abrazo.
Uy Humb... hace mucho que no te visito y me alegra llegar en este momento... Me sorprendió leer algo así
ResponderEliminarSabe que el texto entró hasta mi pecho... quizás, por esto que siento sobre la muerte del amor... El amor se muere un día y ya, todo es de un apático color monocorde.
Me fascino el relato.
Un abrazo fuerrrrrte
Pero, Cori, el amor renace, y se hace más intenso si sabemos aprender de los errores. Esa apatía se acaba, al menos que uno la busque a propósito, pero ése es otro tema.
EliminarUn besote.
=) tenes razón Humb, si si.
EliminarEl "buen amor" esta por ahí, para todos.
"la miga" de un buen micro, dejando aparte que esté bien escrito, está en la sorpresa final, y lo tu has conseguido.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mercedes.
Muchas gracias, Mercedes, aunque te confieso, nunca me encuentro cómodo dentro del título de "microrrelatista". En general, escribo lo que me nace, ni sé si cumple con las reglas de un micro.
EliminarSea como fuere, muchas gracias por tu comentario.
Malditas... las despedidas sin palabras... pero hay tantas buff!!
ResponderEliminarIntenso
Besos abisales
Eso es cierto, hay muchas despedidas en una vida. Pero ¿qué se puede hacer al respecto, vivir con quien no es? Mejor despedirse.
EliminarUn beso.
Muy bueno, Humberto. He visto el tren, sentido las lágrimas, y creído en las cosas que se acaban, como casi siempre que no vuelan los platos, en silencio.
ResponderEliminarUn saludo.
Pero no ;)
EliminarUn abrazo, José Luis.
Qué horror HUMBERTO ¡¡tú no tiene corazón!! jajajaja
ResponderEliminarEmpiezas con un final a la antigua usanza tipo Ana Karénina... que ya que lo había empezado podías haber seguido la tensión dramática del momento, haciendo que ella en un acto reflejo mirara por la ventanilla del tren y al ver a su amado corriendo, tropezando y cayendo de bruces en el andén... jajajaja... comenzando una perreta a lo bebé mal criado, pataleando y pegando con los puños en el suelo de desesperación... ella no pudiendo soportan tanto dolor jajaja se subiera al asiento y encaramándose a la ventanilla jajajaja saltara la vació ante la mirada horrorizada de sus compañeros de vagón ... quedando enganchada por el pantalón en un saliente .... cerrando en negro la escena con ella y él pataleando uno en el suelo y la otra suspendida en le aire :-)
¡¡ No me digas tú que no es más intenso, dramático y sobre todo divertido.... y tú vas y... ¡¡zaaasss!! los despides con la frialdad y el tono displicente de dos gélidos pingüinos.... aaaaaaaaaayyyyyy ¡¡donde nos quedó el romanticismo xD!! :-)
Es bromaaaaaaaaaaa HUMBERTO, por favor discúlpame, estoy muy gamberra hoy ....debe ser el catarrazo tan tremendo que tengo, que me hace patinar las neuronas jajajaja
Muaaaaaaaksss gigante, mi querido escritor
Vaya coincidencia, yo también estoy con catarro desde hace 4 días, así que aquí se te perdona todo.
EliminarLuego veo qué hago con tu versión, pues me pareció muy interesante ;)
Un beso enorme.
Hola Humberto, siempre leo tus relatos tienes tantos lectores que se acaban muchas veces las palabras para dejar un comentario.
ResponderEliminarNo se porqué, pero siempre hay un dejo de melancolía en las despedidas en la estación de trenes.
Un abrazo.
Reconozco que a mí me pasa algo parecido al responder aquí, así que tu comentario me sirvió para decir algo diferente.
EliminarUn abrazo y muchas gracias por la visita.
Así de entradita nomás me hiciste vibrar el corazón... El "Estrella del Norte" fue mi tren de toda la vida, teniendo como tengo toda mi familia en Salta y Tucumán era el transporte obligado en épocas en que el avión era prohibitivo para los flacos bolsillos de una estudiante que no quería quedarse sin ver a la familia...
ResponderEliminarBuen relato, hay veces en que darle poesía a los grises recuerdos los hacen más llevaderos y digeribles... Hay adioses que merecen ser reescritos, y hay otros que no...
Besos
Ivo
Parece que a mí me interesó reescribir este final, algo debe haber en juego.
EliminarUn beso.
Yo sí tuve una ruptura en un andén y sí hubieron lágrimas, aunque solo fueron mías.
ResponderEliminarEn tu caso, la primera parte del texto fue muy real, entonces.
EliminarEspero que las lágrimas ya se hayan secado.
Besos.
Hola Humberto, buenas noches, muy bien narrado tu relato, a mi particularmente no me gustan las despedidas pero tu relato me ha encatado, mis felicitaciones amigo,
ResponderEliminarabrazo.
Lola.
Muchas gracias, Lola, es un placer leer un comentario tan amable.
Eliminarque re bien que escribis, Dib!
ResponderEliminaresas/os alguienes nunca dejan que el tren parta, has visto.
en fin que...
tócala de nuevo, Sam!
Sabés que sos bondadosa conmigo, te lo agradezco, en serio.
EliminarUn beso.
Bueno con el paso del tiempo nuestra mente tiende a idealizarlo todo, así que mejor el regusto que nos fabricamos que el de la cruda realidad
ResponderEliminarComo siempre un placer
Besos
Ves, a mí me gusta el sabor de la verdad, al menos en cuestiones amorosas.
EliminarUn beso enorme.
Pues si Humberto, no todas las despedidas deben ser como de película. UN abrazo.
ResponderEliminarLa pregunta es: ¿existe en verdad las de las películas?
EliminarNo sé.
Gracias.
Lo que a uno le hubiera gustdo que ocurriera.. y lo que ocurrió..
ResponderEliminarEl sueño y la realidad.. y ese no se sabe que que impide que la realidad fuera el sueño..
Me encantó Humberto como casi siempre
:)
Me encantó tu "casi siempre", es el momento cumbre del comentario ;)
EliminarMuchas gracias.
El apoyó sus brazos en la ventanilla del tren y su cabeza cayó sobre ellos teatralmente. Una despedida mas, una mirada eterna.
ResponderEliminarNo soporté mas. Me dí vuelta y el tren partió detrás de mi.
Había comenzado a abrirse entre nosotros el enorme abismo de la separación. Y para completar el mal momento, me di cuanta que se había llevado mi libro: "Los Borgia", de Mario Puzo.
Felizmente eu acordei a tempo...
beijos
No hay nada que hacer, fuiste hecha para las letras... y para el portugués, jeje,
EliminarBeijos, minha querida!
Desencuentros,... también forman parte de la vida humana. Saludos.
ResponderEliminarSon la esencia de la vida humana, diría.
EliminarGracia y un abrazo.
Una despedida sin romanticismo, ¡vaya Humberto! si que es un final inesperado. Comenzaste con algo tan clásico como un andén, trenes y luego...
ResponderEliminarTe felicito, lograste sorprenderme.
Un abrazo Humberto.
Sabes, Taty, cada vez me pesa más el tema de sorprender, tal vez esté llevando demasiado mis textos para ese lado, cuando en realidad, el relato debería tener otro/s centro/s de atracción... Estoy hablando conmigo mismo, no importa.
EliminarMuchas gracias.
Cómo me gusta ese efecto sorpresa que logras, Humberto..Ese deshacerse, ese esfumarse de las imágenes que lanzan al abismo el sentido casi preformado, casi estereotipado que en algún momento nos había plantado en un lugar seguro. Relatos revoltosos, con puntos suspensivos, eco y movimiento. Me encantó.
ResponderEliminarUn abrazo
Imagínate lo que soy en la vida "real", uf...
EliminarMuchas gracias y un beso.
El estrella del norte... ya es imposible correr detras de el, basta caminar a paso lento. Debi sospechar que no habia tren. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy bien, S A L, a alguien (de Argentina, sin dudas) no podía escapársele lo del Estrella del Norte.
EliminarUn abrazo.
pasé a ver si tenías algo nuevo...pero parece que siguen en el andén cual penélope
ResponderEliminarbesos
Nada nuevo bajo el sol, mi querida Elisa.
EliminarEs triste cuando todo termina así, después de haber compartido y de haber sentido.
ResponderEliminarBesos y susurros cálidos
Eso sí es triste, pero nadie se hace demasiado problema.
EliminarUn beso.
Humberto. Quizá la mayoría de despedidas son así cuando se trata del amor: directas, cortantes, frías, sólo para extrañar al pasar el tiempo. Pero queremos suponerlas de lenta y dulce agonía, de esperanza con alas rotas. Muy lindo. Siempre me ha gustado, no sé por qué, la palabra "Retiro" cuando se denomina una calle, un lugar, una avenida. Vaya, Argentina.
ResponderEliminarRetiro, como el parque en Madrid.
EliminarMi voto va para las despedidas ríspidas.
Un abrazo.
No importa que el tren se ponga en marcha, siempre habrá una estación donde deberá detenerse!
ResponderEliminar¿Cómo podía faltar la Maquinista en esta entrada?
EliminarGracias por la visita.
Seguro que le cerraste la puerta y listo, nada de correr tras el tren o el colectivo...
ResponderEliminarSiempre digo que es preferible aborrecer porque por lo menos esa persona te genera sentimientos; peor es llegar a la indolencia...
Abrazos!!
Digamos que el personaje ni siquiera le cerró la puerta, se la cerró ella sola.
EliminarUn abrazo.
Así es Humbertísimo, algunas veces las relaciones capitulan antes de dar un paso.
ResponderEliminarAbrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,
Frank Ruffino
Muchas gracias por tus visitas y afecto, Frank.
EliminarQué bueno, jajaja.
ResponderEliminarQué triste.
¡Gracias por pasar por allá y gracias por tu elogio!
ResponderEliminar¿No creés en el hombre?
Es un animalito que anda en dos patas y con ropa. ¡Nuestra ciudad está llena!
¿Nunca te cruzaste uno?
Te mando un abrazo.
Sí, creo conocerlo, pero así como lo describís, exteriormente.
EliminarUn abrazo.
Nunca tuve una despedida romántica, siempre termine a las chingadas, jeji.
ResponderEliminarUna muestra de realidad.
Besos Humberto.
Stefi
Yo tuve una despedida romántica, pero volví al otro día, porque el amor aún estaba. De las otras tuve varias.
EliminarUn beso.
¡alguna vez dejaremos de creer en las películas de holywood!
ResponderEliminaraunque en muchos libros que recuerdo tambien se muestran esos finales ideales, si tanto sufrían no se separa y listo, no?
Perdón por venir tan tarde.
LULA
Nunca es tarde, dice el dicho, Lula.
EliminarGracias por tu comentario.
Un blog padre Humberto!
ResponderEliminarEs la primera vez que me llego pero me tendrá seguido por aqui, los relatos son todos muy buenos.
Un fuerte abrazo desde México.
Rafael.
Muchas gracias, Rafael. Bienvenido.
EliminarHola Humberto,
ResponderEliminarUn placer descubrir tu blog.
Por supuesto eres bienvenido a El sitio de Claudine.
Mil gracias por tu comentario.
Un saludo!
Muchas gracias por la visita, Elena.
EliminarUn abrazo.
Hermoso relato. Me quedo por aquí con tu permiso. un saludo.
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