Volvía de la ciudad a pie, como todas las noches de martes, viernes y sábados. No eran más de tres kilómetros, el primero lo hacía por una calle de asfalto que atravesaba el pueblo en toda su extensión, desde el río hasta la estación Iyo-Saijō, y los dos restantes por un camino de tierra que corría -en cierta forma- caprichoso, uniendo las casas de los que habíamos elegido vivir en la montaña. Algunas veces recorría el trayecto en bicicleta, pero la bicicleta siempre me ensuciaba los pantalones con grasa o con barro, o hacía que transpirara demasiado y no me viera tan aseado como mi trabajo lo exigía: yo era uno de los tres meseros del único restaurante decente de Shikoku.
Ese viernes estaba bastante cansado, habíamos
servido la cena anual del personal de la empresa Hayashi, unas treinta personas, y yo no había parado ni un segundo de llevar bebidas o de
remplazar platos sucios por limpios, así que volvía a casa con la mente
en blanco, tratando de no pensar en nada, menos en ese tipo de asuntos raros,
aunque ahora todo me parezca raro y confuso. Cuando algún escéptico me pregunta si esa noche había bebido alcohol o
si conseguía ver bien por dónde caminaba, siempre le digo lo mismo, no bebo ni
una gota de sake cuando trabajo, y llevo una pequeña linterna en el bolsillo, pero es innecesaria, los que
vivimos en las afueras sabemos que no hace falta, que la noche se parece mucho
a un día despejado.
Levanté la vista porque, justo encima de mi cabeza,
oí un sonido grave y vibrante que me hizo temblar todo el cuerpo, incluso la
tierra que pisaba, como si dios hubiera pronunciado una erre descomunal. En principio,
pensé que se trataba de un trueno, pero no, aquello era un zumbido tan
inquietante e irreal que casi no puedo explicar. Me agaché
instintivamente y lo que vi pasar por el cielo no fue exactamente un avión, sino
el esqueleto de un avión, una maqueta de aeromodelismo gigante hecha de un
metal negro y opaco. Agucé la vista y me pareció que no había nada dentro,
podía ver el cielo salpicado con algunas estrellas a través de aquel armazón
pelado. Era todo muy extraño, no encontraba una explicación y la
necesitaba con urgencia, lo primero que me vino a la cabeza fue que se trataba
de un experimento del gobierno, de un nuevo prototipo no tripulado que había perdido el control. Lo
cierto es que el armatoste siguió en picado unos doscientos o trescientos metros
más y se estrelló al costado del camino. Cuando golpeó contra la tierra no hizo
ningún ruido, pero se incendió de inmediato, y así de rápido también se extinguió
el fuego. Yo sabía que alguna vez iba a presenciar un accidente, un terremoto u otra catástrofe, en
realidad, era algo que había deseado ocultamente, pero en ese momento me
resultó ominoso, como sucede con cualquier deseo prohibido o macabro que -por desgracia- se
hace realidad. Estaba clavado en el lugar, sin animarme a dar un paso en ninguna dirección. Cuando apenas quedaban unas escasas columnas de humo tenue, vi que de
los restos chamuscados salía un hombre, avanzaba hacia mí trastabillando,
errático, con los brazos estirados, de manera implorante y, a la vez, amenazadora.
A medida que se aproximaba, me di cuenta de que sus rasgos me resultaban familiares, demasiado familiares, tuve tanto miedo que cerré los ojos con fuerza y comencé a tararear la Canción de las rosas, al rato, cuando los abrí, todo estaba como si nada hubiese pasado.
Diario personal del Teniente Yukio Seki, 24 de octubre de 1944, 23.15 hs. Finalmente llegó, esta es la noche previa al primer ataque. Como no puedo dormir me entretengo pasando las páginas del manual To-Go de manera automática, sin concentrarme demasiado
en lo que dice, pero no importa, ya conozco todas las
instrucciones de memoria: Elimina cualquier pensamiento sobre la vida y la
muerte. Sigue recto por la pista.
Respira tres veces y di mentalmente Yah,
Kyu, Joh. Sé alegre de corazón y alma.
Acelera al máximo hacia el objetivo. Los dioses y los espíritus de tus camaradas
muertos estarán contemplándote. Grita
Hissatsu y lánzate, luego serás un dios... Pero no quiero ser un dios, ni estar en el Santuario Yasukuni, solo desearía volver a mi ciudad natal, a mi montaña con sus caminos serpenteantes, a los cerezos floridos, a los
brazos de la mujer que espera un hijo mío; pero no, alguien me condenó a subirme a un caza Zero y a que, desde mañana, me estrelle una y mil veces, cada noche, a la hora en que los fantasmas se visten de premonición y salen a buscarle algún sentido a lo que ya nunca lo tendrá.
Estimados amigos:
ResponderEliminarMuchas gracias por las visitas y comentarios para “Tengo tanto frío”.
Después de más de dos meses, me decido a subir un nuevo texto. Es una versión reducida del original, pues de otra manera no sería adecuada para el formato blog. En realidad, ninguno de los nuevos cuentos sirve para el blog.
Por pedido de muchos amigos leales en su amistad, mantengo este espacio en una época en la que hay tal exceso de información que apabulla. Creo que así está más o menos bien, un relato cada tanto.
Shinpū es la palabra correcta para lo que mal se denomina Kamikaze. Esta historia tiene algunos elementos reales y muchos de ficción. Yukio Seki fue el primer piloto japonés que se arrojó contra un objetivo enemigo en una misión de Ataque Especial. Él no lo deseaba, como tantos otros voluntarios, no por cobardía, sino porque consideraba que su gran experiencia como piloto sería más útil para muchos ataques y no solo para uno: el último.
Un fuerte abrazo.
Humberto.
Aún los lamentos de fantasmas conmueven al llegar a nuestros oídos. Expresan su sentir y podemos apreciarlo.
ResponderEliminarYo los oigo, pero ya no me asustan tanto, comprendí el sentido de este mundo.
EliminarUn fuerte abrazo, Carlos, muchas gracias.
Así es la vida amigo Humberto.
ResponderEliminarLa mayor parte de las veces, se nos cortan las alas de la libertad, y nos obliga el mundo y sus circunstancias a lanzarnos en picado, sin preguntarnos tan siquiera nuestra opinión al respecto.
En este caso la lógica de su pensamiento era mucho mejor, su experiencia podría haber prestado mucho mejor y amplio servicio vivo que muerto.
Muy interesante relato.
Estoy de vuelta, por cuanto tiempo no lo sé.
Gracias por tu visita, comentario y guardarme en tu recuerdo durante mi ausencia.
Un abrazo.
Ambar
Nunca voy a olvidarme de ti, Ambar, tenlo por seguro.
EliminarUn beso grande y muchas gracias.
No logro imaginar lo que debe ser saber que te enfrentarás a la muerte cara a cara, y no ganarás esa batalla... no sé si es justo definirlo "coraje" pero es que no se me ocurre otra cosa...
ResponderEliminarExtrañaba tus cuentos, ya me he leído "Ecos de la nada" y algunas historias hasta repetidas veces... Si no es mucha molestia Humberto, me dices si hay ya versiones e-book de tus libros anteriores o dónde puedo conseguirlos en Buenos Aires, ya que tengo planificado un viaje allí y me gustaría traerme algún buen recuerdo...
Besos y hasta pronto.
Cuando andes por acá, avisame, yo mismo voy a regalarte el material en papel.
EliminarUn beso grande, muchas gracias por tus palabras.
Hola Humberto , un relato que me deja con cierto sabor amargo , pero muchas veces las premoniciones y los deseos se cumplen , y luego llegan los lamentos como es por ejemplo en este caso , por un momento quise pensa que no fuese el protagonista de tan fatal desenlace , en fin que como siempre consigues sorprender al lector en este caso a mi si me has sorprendido , jajajajaja
ResponderEliminarTe deseo una feliz tarde de primavera y me alegro mucho de volver a pasar por estos lares , besos de Flor.
Ahora que he leido tu comentario , haciendo referencia al relato de hoy , este no sera uno de tanto piloto Kamikaces en la primera guerra mundial , o fue en la del desembarco de Normandía , o Nagasaki ¿Puede ser? De todas formas es muy ameno , ya que yo sinceramente me he quedado con ganas de más. Besos de Flor.
EliminarEn realidad, se trata de la segunda guerra mundial, pero qué más da, el texto tiene (o intenta tener) un sentido metafórico.
EliminarUn beso grande, muchas gracias por tu visita.
Es un relato impresionante, lo describes de una manera tan cercana,que sentimos el impacto emocional que durante todo el relato nos transmite el narrador. Excelente!
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, mi estimada Lunaroja.
EliminarUn fuerte abrazo.
Se te añoraba, gracias por el esfuerzo de condensación
ResponderEliminarQué lindo es leer que me añorabas, muchas gracias, Pilar.
EliminarUn beso.
A veces la realidad pesa tanto, nos comprime de tal forma que lanzarnos al vacío en contra de nuestros deseos y principios que es la única forma de escapar, aunque el final sea vagar eternamente.
ResponderEliminarUn placer retomar la lectura de tus textos en blog, aunque disfrute mucho de tu libro, sentir el papel en las manos al leerte es todo un gozo.
Un abrazo, comparto encantada, con permiso.
Reme.
Me gusta que también amplíes el relato a una versión menos literal.
EliminarMuchas gracias por tu amistad, Reme.
Un beso.
!Qué puedo decir!!!Como siempre, un relato estupendo.Cariños Martha
ResponderEliminarMuchas gracias, querida Martha.
EliminarTe prometo que en estos días paso a visitarte.
Un abrazo grande.
me encantará que pases por mi bloc porque tu opinión me interesa,,Un beso Martha
EliminarComo siempre, genial.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias por tus palabras.
EliminarUn fuerte abrazo.
No todos los días suelo visitar FB.y si lo hago es después de medianoche.Con respecto al relato la realidad me es conocida,la gran guerra,la segunda la de indochina etc.en cuanto a la ficción eres un genio en crear esas historias.sabes Humberto que aprecio esta amistad y disfruto mucho de ella Un abrazo y sigue deleitandonos con lo que sabes hacer ...buena literatura.
ResponderEliminarMe hace muy feliz que consideres lo nuestro una amistad.
EliminarMuchas gracias por tus palabras, Juan Carlos.
Un abrazo.
WOW
ResponderEliminarfantastico relato Humberto, vaya que si la realidad supera la fantasia pero que bien lo describes tu, con maestria, con elegancia e inteligencia. Me gusto .. Gracias por compartir
Gracias a ti por tu comentario, Gloria.
EliminarUn fuerte abrazo.
Genial como siempre. Toda mi admiración, Humberto.
ResponderEliminarMuchas gracias, Alfredo.
EliminarUn abrazo muy grande.
Genial como siempre. Toda mi admiración, Humberto.
ResponderEliminarExcelso! aunaste una historia real con la ficción de manera magistral, nos tuviste en vilo todo el relato para ese final que supera la fantasía...
ResponderEliminarSolo tu puedes hacerlo.
Un gran abrazo amigo.
Luis, qué alegría es volver a estar en contacto artístico con vos.
EliminarMuchas gracias por tus palabras y por tu amistad.
Un abrazo grande.
Los deseos prohibidos, esos que en un 95% de las veces terminan por ser esos momentos donde exclamamos "¿por qué tuve que ver eso hoy?" y a su vez nos dejan curados de espanto o de ser impresionables a la mínima.
ResponderEliminarGran relato, Humberto.
Un abrazo,
Jorge
Me gusta que hayas visto la veta de los deseos prohibidos y de sus vicisitudes.
EliminarMuchas gracias por tu opinión, Jorge.
Un abrazo.
¡Magnífico relato, Humberto!
ResponderEliminarLo he vivido con enorme expectación hasta el final.
¡Gracias!
Gracias a ti, Maripaz.
EliminarUn beso grande, nos vemos por FB.
Es un sinsentido el entrenamiento del kamikaze. Flor de un día.
ResponderEliminarUn abrazo Humberto
Exactamente eso, mi querida Malque.
EliminarUn beso grande, gracias por la visita.
No sé que tan largo será el original, pero así quedó perfecto. Es una hostoria bastante estremecedora, y se palpan todas las sensaciones. Me encantó ese de la erre pronunciada por Dios.
ResponderEliminarUn relato cada dos meses está muy bien para mantener vivo al blog. Lectores tenés seguro.
Saludos.
Es muy largo, Raúl, pero es cierto que así parece completo.
EliminarClaro que sí, la gente a veces demora ese tiempo en pasar a echar un vistazo.
Un abrazo y muchas gracias.
Me gusta esa dualidad narrativa que practicas, la cual evita de otras explicaciones.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias por tu opinión, mi estimado Francisco.
EliminarUn fuerte abrazo.
Por fin has vuelto... y con saké. Bansaï amigo !
ResponderEliminarQué lindo es saber que hay gente que me recibe tan bien.
EliminarNo te imaginas, Manouche, cuánto me gusta que seamos menos que hace varios años, pero que los que están sean tan cariñosos.
Banzai, mi querida.
Ahora que se me ha pasado el susto, al ver venir el avión en picado y me he sacudido la tierra de encima, tengo que decirte que ha valido la pena la tardanza en leer algo tuyo.
ResponderEliminarUn abrazo buen amigo.
Muchas gracias, querido Alfred, eres un buen amigo.
EliminarUn fuerte abrazo.
Es imposible ponerte en su lugar, con nuestra mentalidad, y que lamentablemente vuelve a repetirse con los que se inmolan por cereencias religiosas.
ResponderEliminarLa ficción es una buena justificación para tratar de acercarnos a esa situación tan límite, solo así logramos entenderla un poco.
EliminarUn fuerte abrazo, Marcos, muchas gracias.
Me ha gustado el relato. Da miedo y pena al mismo tiempo. Un besote!!!
ResponderEliminarA mí también me sucedió lo mismo, por eso lo deje madurar tanto, necesitaba saber adónde podía llevarme esta historia.
EliminarUn beso grande.
muy bueno el relato, por fin te vuelvo a visitar....
ResponderEliminarMuchas gracias, Karin, a mí también me pone muy contento que vengas.
EliminarUn beso.
El reencuentro deseado se cumple, ambos, aún siguiendo sus caminos ya no sintieron de igual modo, una única vez, es suficiente para adentrarte en la conexión; como siempre el resto depende de tu actitud.
ResponderEliminarEstimado amigo y escritor, tu espíritu libre, llega a lugares de vivencias muy satisfactorias para mi.
No he perdido en ningún momento la idea de verte de nuevo aquí (de momento).
FANTÁSTICA NARRACIÓN Y GUIÓN¡¡¡¡
Un abrazo,
tRamos
Ya lo hemos hablado allá, en Madrid, este espacio no puede seguir como antes, o aparecen cosas realmente diferentes a las que había algunos años atrás o desaparece. Todo depende de mis habilidades, si es que las tengo.
EliminarUn beso grande, mi querida.
Hola Humberto, termino de leer este relato, como siempre me da en que pensar.
ResponderEliminarEl personaje que se ve salir del avión, puede ser el alma del piloto que se estrelló? Puede ser un piloto suicida?
Puede ser la imaginación del protagonista, que le hizo ver esta escena?.Bueno la intriga me gusta.
Un beso desde Valencia, Montserrat
Exactamente las mismas preguntas me hago yo, y también tengo mis respuestas, pero no sé si sean las correctas.
EliminarUn beso grande y muchas gracias por venir, Montserrat.
Magnífico!!!! Inquietante y...preocupante destino infinito el ver una y otra vez tu muerte. Un abrazo, Humberto
ResponderEliminarHay destinos más crueles que una simple muerte.
EliminarUn fuerte abrazo, Pedro.
Humberto llevaba tiempo pensando que pasaba con tu blog,creí por un momento que te habías marchado de este mundillo blogueril sin despedirte pero hoy recibo este cuento con alegría ya que sigues ofreciéndonos todo tu buen hacer a la hora de escribir.
ResponderEliminarUna historia interesante la que nos narras, digna de un guión cinematográfico. Esa premonición es espeluznante.
Un saludo
Puri
No, mi querida Puri, no me iría sin saludar a tanta gente maravillosa. Reconozco que el blog ya no me da tantas satisfacciones, pero no porque esté en franca decadencia, sino porque estoy escribiendo textos más extensos. De hecho prefiero que sea así, menos gente, pero la mejor.
EliminarUn beso grande.
Un relato conmovedor como solo tù sabes contarlo. El absurdo del sacrificio inùtil de ser un kamikaze. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarUn beso grande, mi querida amiga de todos los días.
EliminarMuchas gracias.
Olá meu querido Humberto!! É o que faz o cansaço, o que faz passarmos os dias com a matraca das noticias aos ouvidos: Guerras e mais guerras, suicidios, homens bomba, homicidios, mortes e mais mortes no Mediterrâneo, aviões que desaparecem como arte de mágica... Muitas vezes antes de chegarmos à cama já nem damos por nós a dormir e a sonhar de pé. E o pior é que quando acordamos de manhã, vem-nos à ideia o sonho que tivemos e já nem sabemos qual é o sonho e qual é a realidade. Muitos povos estão a viver num constante pesadelo e já deixaram de ter sonhos há muito tempo. URGENTE -Sonhos lindos precisam-se!!!!
ResponderEliminarUm beijão Humber, feliz de o ver aqui. Gosto muito de você. Saudades.
Adorei seu comentario, minha querida, você tem razão, o pesadelo é o constante.
EliminarEu também gosto muito de você, faz parte da minha vida.
Beijão.
<3
EliminarMe alegro un montón de ver que ya estás con nosotros.
ResponderEliminarTu relato me ha hecho pensar cuántas cosas he vivido, algunas ciertamente fuera de control, cuando la naturaleza se revela. Me ha mantenido enganchada a ver cómo terminaba y me ha gustado su final.
Gracias Humberto
Muchas gracias por tus palabras, querida Cecilia.
EliminarNo dudo que con tus experiencias podrías escribir decenas de libros interesantes.
Un fuerte abrazo.
Ha merecido la pena la espera, un relato conmovedor, sólo te digo que me gustaría leerlo enterito ¿algún día nos lo darás a leer completo?
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Claro que sí, mi querida María Rosa, el original estará en algún libro.
EliminarUn beso grande.
Ufff. Me puso los pelos de punta. La atmósfera que creas me envolvió totalmente, y eso que lo he leído a plena luz del día.
ResponderEliminarSalud.
Muchas gracias por tu comentario, Miguel Ángel.
EliminarTe mando un fuerte abrazo.
Estimado Humberto, creo que tus relatos son cada vez mas complejos, mas profesionales, no es por casualidad que tu blog tiene tantos seguidores y tantos años de éxito.
ResponderEliminarLa historia es magnífica, construida en dos momentos y con clima y enigma.
Un abrazo afectuoso!
Muchas gracias por tus palabras, Ricardo. Yo también creo que hay un avance en los textos, es más, me parece que muchos de los que estuvieron en este blog no deberían haber estado. Pero no me arrepiento de nada, son momentos de la vida.
EliminarUn abrazo grande.
FULLL!! COMO SIEMPRE, BROTHER.
ResponderEliminarABRAZOS
Muchas gracias, amigo ReltiH.
EliminarUn abrazo.
Definitivamente eres un gran arquitecto de historias.
ResponderEliminarHe disfrutado este relato.
Me alegro mucho, Alonso.
EliminarUn fuerte abrazo.
en un combate naval desastroso japón perdió su flota aérea por cientos y sólo le quedaron algunas decenas de aviones que fueron utilizados como unos verdaderos misiles contra los portaaviones estadounidenses.
ResponderEliminaryukio seki no pudo esquivar su destino. no podía quedar mal ante hirohito, el emperador que era todo un dios viviente para sus súbditos, tampoco ante sí mismo, pues su honor personal estaba en juego, y ante su familia que se sentirían deshonrados si se echaba hacia atrás.
pero a pesar de todo dudó porque al fin y al cabo era simplemente un ser humano con todas las ganas de vivir.
un abrazo
Excepto unos pocos, todos deseamos vivir, pese a todo y a costa de todo.
EliminarMuchas gracias por las palabras, Draco.
Un abrazo.
qué bien escribes, Humberto. hacía tiempo q no me pasaba por aquí, no sé si leer tu libro me hizo olvidar q tienes blog o qué, pero en fin, ya está arreglado...un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias por la visita y por tus palabras, Alex.
EliminarUn abrazo grande.
Inquietante y triste. Muy bueno, Dib.
ResponderEliminarSalu2 nipones.
Un abrazo, Diego.
EliminarMuchas gracias.
Es interesante que el autor de un relato tenga preguntas sobre lo que sucede, tanto como los lectores. Me suele pasar. Y que los lectores interpreten algo que a mí se me pasa, sobre lo que escribo.
ResponderEliminar¿Es posible que haya sido condenado por no haber estado de acuerdo con lo que le tocó? Y que esa condena sea experimentar esa muerte una y otra vez.
O tal vez se haya convertido en una aparición, para anunciar un futuro nefasto. Un presagio que no será entendido a tiempo.
Saludos.
Es que yo no tengo demasiadas respuestas, Demiurgo.
EliminarTus posibilidades me convencen, el problema es que no me decido por ninguna.
Un fuerte abrazo y muchas gracias.
Extraordinario relato como siempre. Es una pena que sea tan corto.
ResponderEliminarLos blogs están en picado, como el avión, imagínate si subiera textos largos.
EliminarA mí también me da pena subir la versión corta.
Un abrazo, Odiealex.
Esas vanas promesas de convertirse en Dioses mediante algún sacrificio cuando hay tantas cosas mejores que aprovechar, sean cerezos en flor o lo que a uno le guste. Abrazo, amigo.
ResponderEliminarNi Dios es dios.
EliminarUn abrazo grande, Dany.
Es un emocionante relato . Me alegra mucho disfrutar de tus escritos de nuevo.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un beso.
Tarde, pero seguro.
EliminarMuchas gracias, mi querida Amalia.
Los deseos y la realidad a veces van en paralelo pero nunca llegan a cruzarse, salvo en tus relatos. Como siempre pareció genial.
ResponderEliminarUn abrazo
Un fuerte abrazo, José.
EliminarMuchas gracias por tu comentario.
Algo así como el holandés errante de los cielos...me ha gustado esa vuelta de tuerca, creando una leyenda. Gran cuento Humberto!
ResponderEliminarSalud
Salud, Óscar.
EliminarUn abrazo fuerte.
Como los yihadistas de ahora pero con los ojos rasgados y en 1944 ¿ te das cuenta cómo la historia se repite una y otra vez y nadie parece darse cuenta o sí y no hace nada por evitarlo? a mi me desespera saber que esta sociedad, esta cultura en la que como hormiguitas vivimos desaparecerá como sucedió en le pasado con el imperio Romano, o los Mayas o todos los pueblos que tuvieron su momento álgido y su decadencia y FIN. Por eso a veces me relajo y me digo mira, total a esto le quedan dos "teledirios" así que mejor disfrutar que el viaje es cortito ;)
ResponderEliminarMadre mía a donde me fui... jaja soy como la humanidad... incorregible jaja me ha alegrado muchísimo volver a leert HUMBERTO .. menos mal que tu no te vas, la bloggosfera se está muriendo como todo lo demás, pero me gusta este mundo .. algunos como tú, sois instituciones en él y me rechifla saber que pase lo que pase algunas cosas no cambiarán ... mil gracias por seguir aquí´, sobre todo a ti que tienes cien mil seguidores y millones de fans en este mundo y el del más allá ;)
Fantástico como siempre mi querido escritor! mil gracias por tu generosidad
Además ¿sabes tb por qué te lo agradezco doblemente? porque sé que tú debes ser un artista de lo de los 140 caracteres de Twitter, ahí yo no puedo sobrevivir ... no va conmigo, ya ves ... necesito cien mil palabras para decir Hola ! ;)
Que tus fantasmas sean buenos contigo, y que a este le permitan descansar en paz ;)
Mil besos HUMBERTO! q no dejes de volver nunca a volar sobre estos celos!
Voy a tratar de no abandonar este espacio, mi querida María, porque es parte de mí.
EliminarUn beso grande y gracias por ser siempre tan atenta con los textos y amable conmigo.
Hola, Humberto, qué tal? Me alegra mucho ver actividad por aquí y este relato tiene un toque fantástico que, como puedes figurarte, me encanta. Además es muy exótico comparado a lo que nos tienes habituados. La estructura una doble lectura de los mismos hechos, provoca sentimientos muy distintos. Una doble perspectiva muy bien llevada y evidentemente uno se pregunta por el valor de la vida y del recuerdo y, ya yendo un poco más lejos, por el valor de la vida a los ojos de la historia o por la pregunta, tan extraña y a la vez pertinente, de qué demonios significa ser un ser humano o de su hay significado acaso. Y si no hay significado... eso significará algo?
ResponderEliminarUn abrazo, Humberto! ^_^
Una actividad cada vez más escasa...
EliminarSea como fuere, me alegra mucho que te haya gustado, Jorge.
Muchas gracias por tu atenta lectura.
Un abrazo grande.
Me ha gustado conocer la historia del primer kamikaze y a partir de ahí la relación con tu relato que tiene un final sorprendente.
ResponderEliminarUn abrazo
Al cabo de mucho tiempo por estos lares, un relato fantástico como siempre lleno de magia e inacabado para poder colocar las piezas cuando se asienten las palabras... Un abrazo
ResponderEliminarDejar la vida en pos de un sueño común que uno no alcanzará a ver es una idea absurda. Los kamikazes, de la SGM o de ahora, esos, no sí si yihadistas o simplemente locos, son gente cuyo cerebro ha de haber tenido una vueltas de campana gigantescas para alejarse del primer instinto, el de supervivencia.
ResponderEliminarBuen texto, con la mágica mirada en dos frentes. Un beso, soy Albada2, que este cacharro no me acepta...qué sé yo el qué ;-)
Amigo, es una alegría comprobar que este blog sigue gozando de buena salud. Siempre merece la pena venir aquí, un placer.
ResponderEliminarAbrazos.
Hola Humberto:
ResponderEliminarSolo paso a decirte que por mi delicada salud me veo obligada a descansar quiera o no, una larga temporada. Nos vemos en octubre si estoy mejor.
Te dejo un beso de ternura hasta entonces.
Sor. Cecilia
¡Hola Humberto! Me ha encantado tu relato. Me ha hecho soñar un rato.
ResponderEliminar¡Saludos y cuídate!
Magistral relato, Humberto.
ResponderEliminarYo veo dos planos, uno real y otro figurado,éste último va más allá de los deseos y los anhelos, pero ambos son del pasado y desiderativos. Porque me parece que las dos historias enlazadas se corresponden con la misma persona como protagonista, en sus particulares experiencias de un antes y un después que se unen después de la muerte física. Repetir y repetir experiencias en la mente y volver a vivir la normalidad del día a día parece ser el deseo más reiterativo de un espectro que nunca quiso marcharse. No así.
Y aun cuando no acierte en mi interpretación subjetiva, déjame decirte que me has hecho vivir la narración como si estuviese presente, de observadora. Eres realista y figurativo, metafísicamente incorrecto y políticamente a contracorriente. Me encantan las estructuras de tus escritos. Rezuman poesía y prosa al mismo tiempo, magia y hechos tangibles, objetividad y subjetividad. Sigue así, porfa.
Un beso
¡Hola, Humberto!
ResponderEliminarAntes que nada, he de decirte que es un auténtico placer regresar después de tanto tiempo a este precioso rinconcito y darme cuenta de que sigues escribiendo de maravilla. Me alegro mucho de volver, de verdad... Es un relato increíble, fascinante.
Además, como me sigues aprovecho para decirte que he cambiado la dirección de mi antiguo blog porque me he pasado a Wordpress. Si quieres, puedes pasarte por mi blog donde he publicado una entrada en la que lo explico todo... Así que estás más que invitado a pasar por mi nuevo hogar (misspoessia.wordpress.com), si te pasas será un honor tenerte entre mis visitantes porque te considero un bloggero muy especial. Pero vamos, que si no quieres no pasa nada, yo no obligo a nadie y con haber entrado hoy aquí ya estoy más que satisfecha...
Un abrazo, espero que seas muy feliz :)
Humberto, es increíble la forma cómo escribes. Nunca paras, te felicito. Salud! por tu obra.
ResponderEliminarInteresante relato, admirable creatividad y la forma de escribir.
ResponderEliminarTengo que pasar por aquí más a menudo.
Suerte, me pareces un escritor impresionante.
Saludos.
Digo lo mismo, cada vez me maravilla Humberto Dib: voy a plagiarlo y que me demande. Saludos, Humberto!
ResponderEliminarImpactante este relato como siempre me encanta
EliminarTengo que crear más tiempo para leer
Saludos,hasta pronto
Terveiset Suomesta :)
ResponderEliminarRONJA
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Ha sido un placer pasar y leer este texto, quee ha hecho asomarme a los que debieron ser los pensamientos de un kamikaze en momentos de crisis. Esa yuxtaposición con un personaje tan ajeno a su realidad -o no-le agrega un plus muy interesante. Paso además a decirte que ya esta lista y publicada la tarjeta navideña. Un abrazo
ResponderEliminarFeliz Navidad!!! y los mejores deseos para el Año 2017. Saludos
ResponderEliminarQuiero pensar que tu largo silencio es porque tuviste mucho éxito con tu libro y por eso no has vuelto al blog.
ResponderEliminarComo sea espero estés muy bien.
Te recuerdo con cariño.
Un abrazo Humberto, maestro.
Una no sabe donde acaba la realidad y empieza la fantasía y viceversa. Me deja pensando. En cualquier caso el kamikaze debería obviar las órdenes, desertar y volver a que le acojan las montañas de sus orígenes.
ResponderEliminarEspero que todo vaya bien. Se te echa de menos.
Un abrazo muy fuerte.
365 giorni di felicità...buon 2017
ResponderEliminarAy Humberto cuánto tiempo sin leerte, se te echa de menos. Feliz año!
ResponderEliminarExcelente. Feliz 2017
ResponderEliminarHola Humberto, pasé a leer alguno de tus últimos relatos y como siempre quedé impregnado con la energía que desprenden. Veo que no publicas desde hace mucho. Espero estés bien. Mi abrazo, unido a mi deseo de que continúes regalándonos la magia de tus letras.
ResponderEliminarTerveisiä Suomesta !
ResponderEliminarRONJA
Me gustan tus relatos. Todos tienen su propia personalidad y son absolutamente independientes.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Muy bueno, estimado Dib!
ResponderEliminarUn texto triste inquietante, me encanto leerlo.
ResponderEliminarAbrazo
Thanks for all your efforts that you have put in this, It's very interesting Blog...
ResponderEliminarI believe there are many who feel the same satisfaction as I read this article!
I hope you will continue to have such articles to share with everyone!
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